Pasar de lo superficial al fondo no es fácil. Tener buen fondo cuesta. Pero, tranquilos, aquí no se va a tope ni a fondo. Todo con naturalidad.
domingo, 17 de mayo de 2009
Etapa 22 del GR1, entre el Pont de Muntanyana y Corçà
Amplitud de miras por estrecheces naturales
Grmanos y Grmanas
El juego de contrarios siempre ha suscitado fascinación entre propios y extraños. Pasa lo mismo con aparentes incompatibilidades que, luego, son más armónicas de lo que aparentan.
Podríamos preguntarnos si se puede dar a la vez lo estrecho con lo amplio, lo largo con lo corto, lo alto con lo bajo, la rapidez con la lentitud, el perderse con el orientarse, el vivir en pecado o en gracia de...
Lo que es indudable es que entre este personal tan andarín predomina más la amplitud de miras que la estrechez mental.Veamos.
Menos, más amplios
La descoordinación de las subcontrataciones entre empresas de conducción de viajeros hizo posible un hito histórico: desde Cornellà llegó uno de los mejores autocares usados hasta hoy, con dos ejes atrás, 65 asientos y uno de esos conductores que son profesionales de los de verdad. 29 personas allí acomodadas, tan amplias ellas, con un pasillo tan largo que le provocó a un ilustre andarín decir que servía para empezar a calentar el cuerpo, correr a lo largo con ejercicios de abdominales en la parte de atrás. Potencia en el motor, manos expertas, ida y vuelta en un tiempo récord. Sin GPS instalado, de sobra sabía que pararía al lado del único bar abierto a aquellas horas en Pont de Muntanyana, a 535 metros de altitud, un sitio donde abrevan el primer café las almas que son trasladadas a Lourdes. Pero, debido a la afamada lentitud del dueño, parece que esperaban que llegara antes un milagro que un café. Y sin GPS ya había escogido el bar en Corçà para la vuelta, o sabía que su vehículo nos recogería allí donde dijéramos, por muy estrecha que fuera la carretera. También hubo un viaje doble por la carretera de Martorell, con una precisión en las curvas y una destreza dignas de admiración. Los cuerpos se acomodaron en asientos no demasiado cómodos, distancias prudentes y cabezadas muy oportunas.
Puentes colgantes
Llegados al punto de inicio del camino, la bajada del autocar parecía contra-natura. La puerta de atrás era tan ancha que hubo Grmanos que subieron y bajaron varias veces, como si esperaran que les pusieran una alfombra roja. Un lujo de dimensiones. Y un puente hecho en tiempos guerreros que limita dos comunidades autónomas. O sea, se prestaba a ese maquiavélico juego que tantas muertes ha provocado en el mundo, y todo por un trozo de tierra de más o de menos: de aquí para atrás, Aragón; un paso más allá, Catalunya. Fronteras, líneas, rayas, franjas, límites, palmos. Puentes que luego volverían a aparecer para ser movidos a merced de paseantes, un balanceo sobre el precipicio, el vértigo aliviado por los pasamanos, el vacío controlado por la estructura metálica. Aquí, el paso sobre el Noguera Ribagorçana a modo de frontera natural. Allá, más ríos con el principio de la estrechez con el agua al fondo.
Amapolas y otros verdores
La primavera en todo su esplendor con la amapola que tiñe de rojo la monotonía del verde, muy bien alimentado por tanta lluvia. Ahí están, como si se prestaran para esa foto, para ese cuadro impresionista, símbolo también de la levedad de una existencia floral con los días muy contados. El camino sigue al río y muestra uno de esos letreros oficiales que justifican obras, presupuestos o, quizá, comisiones. “Arranjament i millora del camí entre....” decía lo que quedaba de la inscripción oficial. Casualidades de las preocupaciones lingüísticas hicieron que un grupo de Grmanos demostraran su honda preocupación por la lengua. Si la gran María Moliner les hubiera escuchado, ya tendría otra duda resuelta en su famoso diccionario. Demostraban que la palabra “metáfora” era un juego de contrarios que se prestaba a confusión: “met-a-fora”: cómo meter a fuera, se preguntaban. No les cabía en la lógica. O se mete hacia dentro o se saca hacia fuera, insistían. Y todo mientras pasaban por debajo de “millora del camí entre...” (a dintre o a fora). El verde les debía estimular a deconstruir las palabras.
Infiltrados
Asistir pocos no significaba que no hubiera infiltrados. Destacó un ilustre excursionista que, por primera vez, “se bautizaba” en GRMANIA. Pronto cundieron sospechas muy fundadas, al ser éste un destacado directivo de un centro excursionista hermano y amigo. Se pensó que podía ser la voz de su amo, que pasaría informes secretos sobre la forma de entenderse de este personal. Otros creyeron que todo respondía a una estrategia del jefe Grmano. Sospechaban que acudió a él para evitar pérdidas repetidas, lo trajo y lo situó siempre en las primeras posiciones, bien pertrechado con variadas tecnologías, con paso muy firme y rápido, conectado en todo momento con él. Después se supo que ambos se preferían en las guardias para evitar fuegos. Y que el más veterano le escuchaba en sus explicaciones, no sólo hablaba. La valoración final del infiltrado fue excelente, con dotes de paso ligero, muy bien entrenado, con buen humor y gran camaradería. Puede ser el principio de una gran amistad Grmana.
Estrecheces en desfiladeros
El desayuno fue un acopio de fuerzas, con intercambio de lugares destacados en la gastronomía estatal. No cabe duda que el arreglador de la psique domina también esos rincones en que la chistorra es buena, el vino es excelente o las tapas son mejor que el colesterol adjunto. Él, que sabe tanto de los rincones del alma como de los del estómago, más tarde sorprendió a quien lo escuchó con un informe estadístico preocupante. El camino siguió acercándose a la parte estrecha. La fila de andarines era muy alargada. Las ondas de los walkis solicitaban reagruparse, se pedían aclaraciones por dónde discurriría el camino, hasta que la masa turista condujo a todos por el mismo sitio. Por abajo mejor que por arriba, si todos iban por allí...Poco a poco lo esperado llegaba. El río tan abajo, la torre de vigilancia, la ermita, el camino y la primera parada para la foto. Se pisaba territorios bancarios, propiedad de una caja de ahorros. Se dedicaba a invertir en activos no inmobiliarios, al estilo de algunos bancarios estadounidenses. Había comprado todo un desfiladero que servía para atravesar el Montsec, con pendientes de hasta 500 metros. Con un camino cercano al agua construido en 1024, ahora en desuso por la construcción del de uso turístico en 1982. En total son 600 las hectáreas protegidas, con una garganta que hace aún más impresionante al desfiladero.
Piedras
Difícil agruparse para retratarse. El ritmo es tan diverso que cuesta inmortalizarse juntos. Mientras, un grupo regresó a la infancia y empezó calentar el brazo con tiros de ráfagas de piedras para saber quién era capaz de cruzar el río a cantazos. Tal deporte provocó uno de esos debates que encubren un gran poso cultural. Se empezó a profundizar en la posición del brazo, en el empuje que debe llegarle a la piedra, en los diferentes estilos de lanzamiento, en ver quién la mandaba más lejos. De ahí se pasó a tratar a fondo el lanzamiento de la jabalina: posición del cuerpo, sistemas de lanzado, efectos en los animales objetivo. Y se acabó el tema con la jabalina como deporte olímpico. O sea, en un estrecho desfiladero pronto se trazó una mínima aproximación a la historia de la humanidad a partir de una piedra. Mientras, hubo también alguna idea para evitar que un empresario se apuntara a la moda del ERE de turno para su empresa. Decía que se podría resolver si a ese sujeto se le invita a pasear por aquí y, en un paso muy elevado, se le sugiere si se atreve a ello bajo pena de accidente imprevisto.
El estrecho dejaba entrever lo ancho, el vacío, la barandilla protectora, las aguas allá abajo, el otro camino más cercano al río, la cueva en lo alto, las aves rapaces más altas y los buitres expectantes. Más fotos, cada uno al borde de su (no) miedo: encima del asiento, al lado de las rocas, cogidos del pasamanos, pegados al interior de la senda o descubriendo lo que hay abajo por el filo de la navaja.
Normalidades
Ya en continuo ascenso, los rostros humanos eran variopintos. Un paseo por tipos diversos, con estéticas acordes con la experiencia en salidas por la montaña. Cuerpos variados, pieles blanquecinas, estéticas diversas, objetivos comunes. Recorrer Mont-Rebei, que te esperen al otro lado, presumir de ser capaz de... El camino propició un encuentro multitudinario. Grupos de personas que debían venir muy puestas en Pompeu Fabra salían a la naturaleza, aunque la lengua real los delataba. Venían de excursión, de jolgorio de fin de curso en un centro de esos que “normalizan”. Una alumna del otro lado del charco se mofaba cuando decía que “las normalizaban” . Su nivel de la lengua de Verdaguer era muy aceptable, prueba de que gastarse el presupuesto así debe ser más rentable que hacerlo en embajadas, o en ayudas a lenguas americanas muy minoritarias quedicen que luchan contra el idioma de siempre.
El encuentro lingüístico sirvió para darle a la lengua, saludar a conocidos y estirar aún más el grupo. La continua ascensión acabó cerca del aparcamiento donde llamaba la atención un coche con esquís. Era normal que estuvieran allí. Se preparaban para encararse hacia el Aneto, el destino final de un reto.
El grupo era de Sitges y contaban a quien les interrogó que lo espectacular ocurrió el año pasado en agosto. Lo provocaron ellos. En la iglesia de Sant Sebastià, la más llamativa de la antigua Subur, apareció el mismo coche con la baca llena de esquís en uno de los días más calurosos de agosto. Se arremolinaron más curiosos al lado de los esquís que para ver disimulando tanto taparrabos o no tapa.....de las playas cercanas. Consiguieron que en la liberal Sitges para asombrar a la gente se tenía que recurrir a provocaciones como ésta. Las otras ya son la normalidad. Al final, el grupo dijo que querían que el pueblo se enterara de que iban a conseguir un reto con esquís en un glaciar de los Alpes. Luego, el mismo coche estaba en el bar de Corçà, al lado del autocar.
Parejas
Mientras se juntaba el grupo, la avanzadilla inicial fue a ver la ermita románica de La Pertusa. Y no para dar tres vueltas y conseguir casarse. Ardua tarea con los precipicios que había. Antiguamente debía ser la prueba de fuego para aguantar después con la relación. Amplias vistas de la parte final de un río que pronto se controlaría en el pantano de Canelles. Quizá fue por la tradición de la ermita, el caso es que un Grmano anunció allí que, a pesar de vivir en pareja y con hijos, en noviembre se casaría. E iría de viaje de novios a La Patagonia. Decía que ya estaba asqueado de tanto tiempo viviendo en pecado. Una situación y un viaje que alentó a una ilustre Grmana que en otros tiempos probó los placeres matrimoniales. Como ahora estaba libre de vínculos escritos, dijo que sólo se volvería a casar si alguien le ofreciera un gran viaje de bodas. Pero no dio las vueltas a la ermita. O ese otro Grmano que pronosticó larga vida al contrato matrimonial, sencillamente porque como casi no se ven no se desgastan. Lo que da de sí una ermita. Dicho lo cual, algunos otros varones se detuvieron en apreciar la amplia calidad humana de algunas mujeres que se dirigían al desfiladero. No obstante, comentar que, según sorprendentes estadísticas, hubo tres que sólo miraron a hombres. Todo se aclarará a continuación. Amplitud de miras o de miradas en un paisaje humano carente de estrecheces.
Estudios estadísticos
La comida en Corça sirvió para acabar con las existencias de una marca de cerveza, ésa que nos descubre en su publicidad que en este país los negocios empiezan en una servilleta. Y para cambiar la fisonomía del bar: todas las mesas cambiaron de posición para adaptarse a los nuevos inquilinos, muy sedientos por los esfuerzos y sudores para llegar ya a la parte ancha del recorrido. Todo el ágape transcurrió con esa normalidad habitual en una familia bien avenida hasta que se produjo una revelación que merece la pena reflejar aquí.
Una de las características de esta hermandad es respetar y alabar la profesionalidad del respetable. Y, como ya se entra en esa franja de edad en que lo que diga mi médico va a misa (o a donde sea), cuando quien lo revela es el psiquiatra del grupo, los pabellones auditivos (aun sin sonotones) prestan la máxima atención y se orientan hacia sus palabras. Pues bien, el estudio médico, avalado por las principales autoridades en la materia, dice que entre los hombres de esta franja de edad que forman parte de GRMANIA toca que haya ocho con disfunción eréctil y tres que sean gays. Por tanto, habrá que empezar o a salir del armario o a detectar pruebas para identificar a los que fallan en el levantamiento.
Este plumilla le apeló al psiquiatra a la igualdad de sexos y le solicitó que, para otra ocasión, revele qué dicen las estadísticas sobre el sector femenino en esta edad. Prometió informar sin medias tintas.
Como aquí nunca se descarta nada, ni tampoco se proclama que “de este agua no beberé”, recordemos las palabras de un clásico como Heráclito a modo de conclusión:
“Lo único permanente es el cambio”
Evaristo
Terrassa, 16 de mayo de 2009
http://afondonatural.blogspot.com
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