La cacharrería tecnológica frente a las "habilidades” senderistas
Los preparativos de cualquier actividad humana en grupo son importantes y a menudo con componentes desconocidos por sus acólitos. De ahí que caigan en la ignorancia o la falta de reconocimiento porque todo ya se da por hecho, pero bajo la responsabilidad de otros. Agradecer esos esfuerzos siempre y, mejor, si provocan contagio por imitación.
Con otras presiones y esfuerzos de grupos de personas cerraremos este simulacro de crónica.
Veamos.
Detalles
Además del equipo de trabajo habitual para preparar las etapas -poca gente pero muy eficiente-, antes de empezar un recorrido, de vez en cuando se observan detalles ajenos ignorados por la mayoría. Solo una persona vio cómo el último conductor se afanaba en usar cacharrería digital (a mano/dedos: muy manual) para limpiar por dentro y a fondo todos los cristales del vehículo, uno por uno, antes de que nadie subiera. Y también repasar y acondicionar cada asiento. Después, su supuesto carácter superficial no fue del gusto general. Nunca se sabe qué opinaría él de este personal.
Detalles así ha habido muchos a lo largo de estos años. Muy recordados fueron aquellos autocares que acababan de trasladar al personal de despedidas nocturnas de solterías variadas, para luego venir a recoger a caminantes madrugadores. A decir de los conductores, las chicas no dejaban en mal lugar a ellos en esa hora en que los cuerpos están muy sometidos a presiones varias y el habitáculo aún conserva restos de todo tipo de placeres. Ellas ya solían ser el sexo fuerte también.
Detalles más cercanos: la preocupación y el no disfrute del camino por quienes se han ocupado esta temporada (sin seguir el blanco y el rojo de los GR) por generar etapas, orientar, conducir y acabarlas sobreponiéndose a las habilidades individuales y por libre para trabajar los tracks, buscar otros, descarriarse y proponer sendas, siempre con la mejor intención. Seamos claros: la cacharerría tecnológica no es infalible, y mucho menos ante mentes seniors llenas de “habilidades” troqueladas y grabadas con fuego en sus discos duros mentales. Ya no hay tiempo para borrados con un nuevo cambio de paradigma. Definitivo: nuestros colores son el blanco y el rojo de las rayas de los caminos. Salirse de ellas es una temeridad que no suele funcionar del todo.
Colores
La niebla inicial despuntaba en la zona industrial de Les Preses, inicio de la etapa. La subida en medio de la bruma y de una vegetación aún con pocas marcas del otoño puso a los satélites ya en alerta. Ascensión con desbandada general, como en los mejores tiempos. Más rutas que personas. Avances y retrocesos. Concatenación de tecnologías, tracks a la vista y falta de descubrimiento de la ruta correcta. Nuevas personas en el grupo debían afinar su centro de interpretación para poner en orden tal desorden, en medio de gentes muy adultas, experimentadas y a veces, desparramadas entre la arboleda. Mientras aparecía y se consensuaba la única ruta a seguir, hubo quienes buscaban y fotografiaban especies de setas, había quien manifestaba en público que no las veía aunque tropezara con ellas, otras conversaciones se referían a antiguas carboneras, a idiosincrasias particulares de personas y personajes ausentes, a curiosidades extraídas de una miscelánea de viajes allende los mares. Incluso se avanzó uno próximo a países que levantan pasiones, antes unas y ahora otras más. La fuerte subida calmó la locuacidad y tensó las fuerzas hasta llegar al área recreativa de Xenacs, a 850 metros de altitud. Direcciones hacia el área de juegos infantiles, al mirador de les Aulines, ermitas del Corb, les Preses y otras poblaciones, la ruta Torre de Murrià y, sin olvidar el punto de cobertura, el 112 de emergencias, con letras grandes y patrocinado por Movistar y Vodafone (textual). Allí también. Carteles con la fauna de la serra del Corb y la reafirmación de “La Garrotxa, la terra dels volcans”.
Guías
Un área recreativa con el bar abierto y comensales dispuestos a reponer fuerzas. Pocas personas visitaron la barra. Mientras, una persona y una perra se acercaron al grupo. Algo habitual en este mundo cercano, donde a simple vista se ven por las calles y por los campos más animales domesticados que niños. Pensemos en la sociología del detalle y su proyección. El cánido merodeaba al lado de algún comensal y la persona propietaria le reconducía hacia el objetivo final, la subida posterior que también haría el personal voluntario.
El grupo que afrontaba la cima de Puig Rodó (909 metros de altitud), perteneciente a la red de Miradors de La Garrotxa, entre castaños y buscadores de setas y castañas, llegó arriba no solo para dejar el habitual testimonio gráfico. Para interpretar la inmensa perspectiva de 360 grados había varias posibilidades: lectura de la variada cartelería escrita en diversos plafones y que apuntaba a distintos objetivos paisajísticos, consulta de la cacharrería tecnológica o escucha activa de la persona de Olot que demostró mucho conocimiento del entorno porque lo había pisado y subido. Una lección desinteresada con mucha nota. Fue un símbolo más de quien, de forma anónima, se para, te guía, te explica, te propone visitas a lugares y te transmite la pasión que ha vivido en esos paisajes. Más adelante, ya de bajada, volvió a acompañarnos hasta que los caminos se separaron. El anonimato deja huella.
Pasiones
En esa bifurcación, mientras se esperaba a personas que bajaban, se destapó el secreto de un viaje pasional. Quien gozó de notoriedad por cambios de fisonomía exterior en afamados carnavales isleños anunció que era inminente un nuevo viaje. El destino es un referente para algunas gentes que pretenden una mejora personal y, por qué no, otras para intentar desatar pasiones cuando vuelvan. Antes, al llegar al aeropuerto de ese país, son observadas por oteadores que intentan atraer y convencer de que con sus propuestas obtendrán sus pretensiones. Pueden ser ellos y ellas. Cuando los cambios de destinos se envuelven en pasiones tan visuales, los objetivos turísticos se refuerzan y el supuesto placer venidero lo justifica casi todo.
Sombras
La vegetación se presentaba con cierta timidez para despojarse de su recubrimiento estival y dar paso a la desnudez invernal. Sombras en otoño y aumento de paseantes por entornos marcados por construcciones muy visitadas. En la ruta, las ermitas de la sierra del Corb. Dicen que forman parte del románico más secreto aunque gente había. La ermita de Sant Miquel del Corb, supuestamente de origen románico, con importantes reformas del siglo XVIII, un lugar donde dicen que antes se casó aquí mucha gente de la comarca, por su estética y encanto especial, sobre todo en otoño; la de Sant Martí del Corb, también se supone que románica; la iglesia de Sant Pere, de origen neoclásico y reconstruida; casas de pagès como el Mas L’Antiga, vacas en los prados, fuentes, gentes en asueto y una pregunta que aparece en algunos foros sobre la zona, y que coincidió con el tema de una conversación in situ: ¿se podría acceder en silla de ruedas a esta ruta entre hayedos? ¿Cómo debería ser esa máquina autónoma? Ahí queda la inclusividad senderista que quizá también necesitemos.
Más abajo, en medio de propiedades privadas, arboledas y casas diversas, apareció el séquito del personal profesional que fotografiaba a una pareja recién casada (especificamos en este caso: externamente se vestían como hombre y mujer) en posición de exaltación amorosa y ardorosos arrumacos muy pasionales. Recibieron felicitaciones, parabienes, dichas y demás frases hechas propias de la ocasión por parte de personal sudado y no acicalado para actos sociales de este tipo.
Alertas
Ya a la sombra, de vuelta a Les Preses, repetición en la terraza del hostal-restauranteVertisol. Un espacio conocido en el que alguien de gran notoriedad sorprendió al personal. Es una persona habitual del riego y trasiego con cerveza. Casi el silencio fue obligado entre el grupo más cercano cuando pidió un agua de Vichy Catalán. Que, por cierto, el nombre es francés y el apellido aún conserva el original (no se sabe que nadie de aquí se haya manifestado para “normalizarlo”), aunque se envase en Caldes de Malavella desde la creación de la empresa en 1890, por el médico y cirujano Modest Furest. Al final, la bebida se relacionaba con las habilidades deportistas de alguien y quien la pidió siguió con su vieja fidelidad a la jarra de cerveza. Bebida que, por cierto, propició que quien se estrenaba en la jubilación, fuera a buscarla para compartirla y, al no acertar con la cacharrería tecnológica para abrir la puerta, la sorna y la mofa del personal provocara un momento hilarante.
Hay detalles de aquellos que se mencionaban al principio que pasan desapercibidos. Como el de que quien más se ha esforzado en esta y en otras etapas, y ha sufrido por los demás, encima, que aún haya servido bebidas y cafés al resto, que permanecía sentado. Otros son o serán notorios, como carnets por 60 años, celebración de los recientes 70 y el anuncio de quien sabe del tema a una persona nueva: su bautismo en GRMANIA no solo será aguantar errores, confusiones y “habilidades” de orientación muy consolidadas. Ha de pasar la prueba de la “zimbomba”. Se supone que pronto llegará.
Acabemos el trackde esta etapa de 15,7 km. por La Garrotxa con una cita de otra cacharrería tecnológica elevada a arte como es el cine, extraída de un comentario del periodista Manuel Jabois sobre la película “En los márgenes”, dirigida por Juan Diego Botto (muy recomendable para entender, mirar y profundizar en el drama humano de las personas desahuciadas, que no paran de crecer):
El protagonista de 'En los márgenes' le dice a su hijastro, a propósito de los desahucios, una verdad que se dirige al público: “Si no miras, si apartas la mirada, te importa menos y vives más tranquilo. Lo incómodo, lo valiente, es mirar".
Evaristo
30/10/2022
Evaristo, como siempre ejemplar tu visión de nuestra etapa, que lo puedas hacer muchas veces 👌👌👌
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