Milagros,
creencias y otras imágenes
Grmanos
y Grmanas
INTRODUCCIÓN
GISCLARENY:
un lujo a nuestro alcance
Antes
de revivir sui géneris la última etapa del camí de Sant Jaume,
iniciemos los prolegómenos en las faldas del Pedraforca, donde las
pilas se recargaron en un ambiente de religiosidad profunda, con
atalayas pronunciadas convertidas, una vez más, en objetivo a
conquistar: desde la que está detrás de la casa de convivencias
hasta unas más altas y otras menos pronunciadas. De nuevo se revivió
el nunca olvidado espíritu de Gisclareny en la Mare de Déu del
Roser, una iglesia del siglo XVIII ¡Qué tiempos aquellos en que la
vieja residencia de Mosén Cima abrió sus puertas y sus innumerables
rincones! La mesa redonda giratoria ayudó a socializar yantares y a
reponer fuerzas físicas antes de los trances diversos.
En
esta ocasión la nueva residencia abrió las puertas a una legión de
acólitos que se congregaron por turnos. Las entradas y salidas eran
a la carta, o sea: cada uno cuando quería y podía. 19 cofrades de
honda espiritualidad se solazaron en uno de esos rincones donde la
soledad y la altura permiten ver el juego de las nieblas, de las
brumas y de los contrastes del horizonte en cualquier estación, con
tormentas incluidas que añadían esas gotas de bienestar cuando
estás bajo un tejado, con gotas diversas y buena conversación.
La
estancia, bien equipada, provocó comparaciones con Bruguera.
Incomparable el lujo de aquí y las comodidades, ya casi obligatorias
para conjugar mejor el alma con el cuerpo en estos tiempos tan
modernos donde la mortificación es un asunto personal e
intransferible. Una cocina a la última, literas cómodas y buenas
vistas. Limpieza, orden y concierto en las estancias, con muchas
imágenes religiosas de Papas, vírgenes y otras señales
significativas. Mención especial a ese gran cura que dejó
inolvidables recuerdos en tanta gente, incluyendo una Grmana de la
que fue su confesor particular. Varios cestos de gran tamaño en la
subida a la planta primera simbolizaban las buenas recogidas de setas
en una zona tan afamada, el alto Berguedà. Calefacción, agua
caliente y menudencias varias que ayudron a hacer más agradables
esos momentos en los que se está bien.
Por
otra parte, minuciosos observadores independientes también
anotaron algunos detalles a tener en cuenta. Echaron en falta una
picadora de hielo en la cocina y cultivos de hierbas para libaciones
con toques etílicos. En las estancias más íntimas, todo en orden,
bajo muchas imágenes que vigilaban cualquier tentación carnal,
solitaria o en compañía. No obstante, una mente detallista quiso
que constara en acta un espacio donde no había ninguna vigilancia
gráfica religiosa: el susodicho sujeto lo focalizaba en los momentos
íntimos de las abluciones en las duchas (individuales, por
supuesto). Propuso poner a media altura un ojo inquisidor que
vigilara esos instantes de restregamientos, masajes lubricados con
los geles, frotamientos e insistencias que pudieran estar en la
frontera de lo libidinoso. Nada debía propiciar tentaciones
malsanas. El signo de que todo lo ve el Altísimo sería una buena
forma de mantener la mente donde debe estar y preservarla de
cualquier tentación del mundo, el demonio y la carne en esos
cuerpos tan recios e impolutos.
Milagros
Es
muy grata una estancia como esta en salidas así con gente tan
agradable. Más placentero es ver a ese personal pequeño que es
nuestro futuro y que se entienden tan bien con todos. ¡Qué niños y
niñas! La interculturalidad es la normalidad. El milagro en este
caso es que no hay milagro.
Pero
sí que lo hubo si consideramos a dos personas que dudaban hasta de
su sombra. Uno de los objetivos propuestos era hollar la cumbre del
Pedraforca por la vía de Gósol. Pronto se notaron algunas dudas y
enmascaramientos de las auténticas razones con un cierto remoloneo.
Quedó claro que un amplio grupo no iría, aunque el acceso hubiera
sido posible para todo el personal.
Una
persona parecía que arrugaba el entrecejo ante el madrugar tanto,
que si podría llover, que si con este estado físico ya no seré
capaz, etc. Otra persona llegó quejándose de un fuerte dolor en la
rodilla, consecuencia de tantas carreras y otras hazañas. Tampoco
confiaba en superar la cumbre. Al final, una mano suponemos divina
les condujo hasta la cima. Debió ser la Mare de Déu del Roser.
Nueva
vía
Aunque
la vía de Gósol es muy transitada, el destacamento de GRMANIA abrió
un nuevo camino en la parte final. Quizá se debió a una asignatura
pendiente: los discos duros aún recordaban tiempo atrás cuando un
apodado Coronel Tapioca pasó a los anales de las rutas apócrifas
del Pedraforca. Desde el refugio Lluis Estasen el individuo dijo
haberse enfilado al Pollegó superior por una senda desconocida y
misteriosa. Aquella hazaña causó sensación y cierta envidia. La
apuesta para igualar la epopeya del insigne asesor internacional de
tantos presidentes latinoamericanos se consumó ahora.
Hasta
la base o enforcadura que separa el Pollegó superior (2506 metros)
del inferior (2445 metros) se llegó bien. Mencionar sólo una
memorable frase de nuestro coordinador. Preveía las consecuencias de
la ruta en su cuerpo y, a esas alturas, pronunció una sentencia con
efectos inmediatos: “Se me están cocinando unas buenas agujetas”.
Al día siguiente certificó que los pronósticos se cumplieron.
Desde allí, en vez de seguir las marcas amarillas del camino
original, la expedición tomó otra dirección mientras dos personas
acababan de recuperar fuerzas von viandas variadas.
En
estas estábamos cuando el coordinador tomó la directa y se puso a
grimpar como una lagartija. Sus pies se ajustaban al terreno vertical
y ascendía con agilidad. Dijo buscar la vía directa a la cima del
Pedraforca. Por momentos la expedición observó la verticalidad
continua y la ausencia de huellas de expedicionarios anteriores. Él
gateaba sin parar, subía y bajaba como si olisqueara rastros de
traks que le condujeran arriba. Aquella ruta parecía virgen, con un
buen balcón si uno se giraba. No había señales de que fuera la del
Coronel Tapioca. Ya arriba, la orientación guió al grupo hacia el
destino final. La nueva ruta conducía en realidad hacia el Calderer
(2505 metros). La historia no escrita de la montaña recogerá la
hazaña de la nueva vía.
Garrulería
variada
La
cima del Pedraforca es mítica, política, reivindicativa y, sobre
todo, abierta a la inmensidad de lo que le quieras añadir. Poco a
poco la masa humana aumentaba. Quien se llevaba todas las miradas era
un grupo de jóvenes que articulaban un lenguaje indefinido, a duras
penas inteligible, mezcla de algoritmos diversos trufados con sonidos
guturales y ahorros de letras. Procedían de barrios de Terrassa,
sólo uno mostraba conocimientos básicos del catalán en público
pero todos paseaban una enorme bandera estelada. Fotos de rigor se
supone que para los anales de las redes sociales y testimonios para
lucimiento personal. Visto lo cual, alguien por allí reflexionaba
sobre temas diversos mientras hacía un estudio sociológico y
político de lo que estaba interiorizando a esas alturas. La libertad
a 2506 metros también ondea respetables colores.
Recogimiento
y confesiones
De
nuevo en Gisclareny, las bebidas y comidas entonaron los ánimos y la
calefacción caldeó un ambiente bucólico, en medio de una gran
tormenta y la lluvia golpeando los cristales, con los habituales
sonidos de rayos y truenos. Espirituosos, infusiones, cafés, dulces
y otras ayudas crearon un ambiente relajante y agradable. Antes, un
grupo visitó la ermita preferida por Mosén Cima, Sant Miquel de
Turbians, un lugar mágico documentado en el siglo X como iglesia
románica. En el siglo XVIII fue iglesia parroquial . Otros estaban
en Bagà. Después corrieron rumores de sorprendentes confesiones
entre iguales, un fenómeno que forma parte de los milagros del
lugar. Un sitio ya señalado para volver, gracias a las buenas
conexiones con las autoridades eclesiásticas y a las romerías a
Montserrat.
….............................................
LA
EPÍSTOLA DE LA ETAPA DEL CAMÍ DE SANT JAUME
De
Santa Maria del Corcó a Vic
Nunca
mejor dicho: dos poblaciones con muchas reminiscencias históricas.
Una por cuestiones antiguas, otra por antiguas y actuales: Santa
Maria del Corcó (L'Esquirol: un nombre de broma fácil) y Vic. Aquí
los milagros están en el camino y en la primavera que fluye por los
poros de muchas pieles y de la tierra. Y también dio señales de su
efervescencia en esas imágenes tan poéticas y románticas cuando
cualquier detalle se mira con otros ojos, cuando el amor fluye y la
pasión crece ante tanta vida que fluye. ¡Ay, el amor! Siempre anima
ver gestos, detalles, sonrisas de oreja a oreja, complicidades
detallistas y carantoñas diversas. ¡Lo que no haga el amor!
Un
buen ambiente con un limitado número de caminantes, caldeado en sus
inicios con repasos diversos a la actualidad, arreglos inmediatos de
mundos y críticas contumaces a tanto “chorizo” como abunda en
estos lares, en una etapa que se mueve entre muchas granjas
porcinas para la alimentación de la materia prima de otros
embutidos.
De
entrada, la seguridad que no pareció haber en la etapa anterior se
vio confirmada con la asistencia de nuestro guía de lujo. No
obstante, los inicios no estuvieron claros, hubo dudas no habituales
en él. Algunos justificaron la situación por estados anímicos muy
favorables a la ilusión y al porvenir de color rosa en medio de
tanto verdor primaveral. Una tierra de trigo fue pisoteada y hubo que
bajar un talud ante la vista del conductor de un todoterreno, que se
brindó a indicar señales del autentico camino. Y allí estaba. Se
dirigía hacia un destino aún lejano, en medio de muchas masías
aisladas, innumerables granjas de porcino y vacuno, los habituales
olores tan penetrantes, maquinaria agrícola muy potente y espigas en
formación. Unas tierras con espesas nieblas en invierno cuya imagen
más estereotipada la difundió el escritor Miquel Lor con la novela
“Laura a la ciutat dels Sants”, escrita en 1931 y ambientada en
Vic: un retrato pesimista de la zona, la imagen negativa del ambiente
rural centrado en el viaje iniciático de Laura hacia su desarrollo
personal.
Plazas
y fisco
La
primera parada recordó el cruce de caminos a la entrada o salida de
Roda de Ter. En este lugar, en medio de aguanieve o granizo, ya se
produjo otra recuperación de fuerzas. La diseminación por los
bancos produjo concentración ante la bota de vino y los regalos de
quienes son abuelos por segunda vez. Debía estar previsto el brindar
como postre con varias tartas de Santiago en el Camí de Sant Jaume y
moscatel. Dulces sabores para desearle lo mejor a abuelos y nietas.
Hubo
detalles con buena señalización: se vieron flechas made in GRMANIA
en el suelo para evitar pérdidas y sustanciosas conversaciones
económicas. El grupo debía saber el estado fiscal de nuestra
insignia a ojos de la inspección de Hacienda. Qué mejor que
preguntar a una persona experta, que dedicó unos minutos a instruir
al ignorante (que no defraudador). La profesional manifestó que a
GRMANIA se le consideraría un sujeto pasivo. Y sin retenciones
posibles. Estamos salvados con ese superávit que algunos quieren
convertir en bonos para contribuir a salvar una puerta de Bankia. Y
sobre sujetos pasivos, ya hay personas jubiladas y otras que tachan
los días que les quedan siempre que no alarguen la fecha de entrada
en la “edad dorada”. Aunque hay quien cree que mal le debe ir a
un país si la gente con más experiencia y formación sólo tiene
como ilusión pasar a la pasividad laboral.
Poemas
La
monotonía del camino se vio alterada por plantas transformadoras de
áridos, un restaurante camuflado con paredes cubiertas por hiedras,
labradores y ganaderos a sus labores, alfombras de pelusa de los
chopos, algunos ciclistas y poco más. Roda de Ter es, entre otras
cosas, su puente sobre el río, fábricas textiles abandonadas, la
Mare de Déu del Sòl del Pont, la pequeña iglesia donde rezaba
Miquel Martí i Pol y los recuerdos de los versos de este inolvidable
poeta. En la puerta eclesial estaba el anciano sacristán, amigo del
poeta y de su hermano. Arengaba al caminante pontificando sobre que
hay tres cosas invisibles en que hay que creer: el oxígeno, el cielo
y Dios. ¡Palabra de sacristán! Pronto, la casa donde nació Martí
i Pol. Una Grmana que iba de punta en blanco (pantalones de ese color
) aprovechó la puerta de la casa para sus menesteres con las botas,
en un momento en que alguna cámara fotográfica perseguía la imagen
de donde nació el poeta.
Taller
de comunicación
Hubo
otro momento sin duda memorable en al etapa. Quizá debido a las
hormonas primaverales y a la pelusa de tanto árbol, unos sujetos se
lanzaron a diseccionar algo que ocurre: imaginemos un acto público,
conferencia o jornada en que hay ponentes que cobran sus buenos
emolumentos, a veces a base de cansar al público con añejas y
repetidas presentaciones. En un momento dado la organización del
acto necesita a un ponente, moderador o figurante para completar el
elenco. Según el grupo de caminantes expertos, suelen tener una
lista de becarios de diferentes sexos, buenas personas inocentonas,
gente que valen igual “para un roto como para un descosido”. Pero
la diferencia es que no cobran. Estas almas cándidas prestan sus
servicios para salvar la situación. Y aquí vino la disertación:
¿cómo hacer para que estas gentes de buena voluntad las tachen de
la lista y nunca más la organización pueda recurrir a ellas? Fue
tal el cúmulo de argumentos y tan contundentes que se evitan
reproducir aquí: certeros, directos, descarnados, al grano, atacando
a las interioridades, poniendo toda la carne en el asador. Quien se
encuentre en esta situación, que recurra a la próxima edición del
“Taller Disuasorio de Comunicación gratis”.
Razas
Con
las ideas tan claras, otra foto de rigor en lo alto de un puente
teñido del blanco de los chopos y, al fondo, Vic. Aquella “Ciutat
dels Sants” hoy es un crisol de culturas, y más en un sábado con
el popular mercado en la plaza principal. Una población variopinta
con la que se han hecho experiencias educativas pioneras pero también
donde ha calado el racismo más detestable. Beber agua en una fuente
es encontrar inscripciones contra la segregación al lado de una
Plataforma innombrable. Museos griegos, la Iglesia catedral, el
entorno cultural Abat Oliba, palacio episcopal, el concierto de
Mishima, un bar llamado La Terra que te recibía con la inscripción
“un equip, un país, una terra” y las contradicciones de tantas
pintadas que se resumían en el titular del diario gratuito “Osona”,
que repartían en la Oficina de Atenció Ciutadana: “La
manifestació contra el racisme divideix Vic”. Lo dicho.
Y
ya que estamos en tierras de Martí i Pol, qué mejor que recordar
los versos que hay en la puerta de su casa de Roda de Ter:
“Visc
en un poble petit,
en
un país petit
i,
tanmateix, vull que quedi ben clar
que
això que escric ho escric per a tothom,
i
que per a mi és com si el món sencer
girés
entorn de l'eix dels meus poemes”
(Vivo
en un pueblo pequeño, / en un país pequeño / y, también, quiero
que quede bien claro / que esto que escribo lo escribo para todos, /
y que para mí es como si el mundo entero / girara en torno al eje de
mis poemas)
Terrassa,
3 de junio de 2012
Evaristo
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