Un grupo de personas de Barcelona recorrió una parte importante del Camí de Cavalls en abril de 2017 durante los cinco días programados (del 8 al 12). El camino sirvió para descubrir las otras Menorcas que se pueden ver y sentir caminando.
El principal resultado fue el interior: vivencias, experiencias, emociones y sentimientos que evoca un paisaje que atrae desde el primer momento.
Otros resultados del camino fueron algunos textos y muchas muchas fotografías que queremos compartir con otras personas. Os animamos a visitar Menorca y a vivirla.
A continuación, textos y fotografías de #Menorca
TEXTOS
Un texto para cada una de las cinco etapas (enlace en el título):
Día 1: desde S'Albufera des Grau a Addaia: Espacios protegidos de todo menos del ¡oh! ¡oh!
Día 2: desde Arenal de Ses Castells a Cala Pregonda: Regeneración de los sentidos
Día 3: desde Cala Pilar a Ciutadella: Paraísos cercanos con soles y sombras
Día 4: desde el mirador de Punta de Sa Guarda a Cala Sant Tomàs: Entre irregularidades diversas y contrastes varios
Día 5 y último: de Cala Sant Tomàs a Cala En Porter: Mantenimiento integral con censuras y libertades
FOTOGRAFÍAS:
Autor: Antonio Gil: Menorca. Camí de Cavalls.
Autora: Cesca Rodríguez-Arias: MINORICA- abril '17
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Evaristo González Prieto
Pasar de lo superficial al fondo no es fácil. Tener buen fondo cuesta. Pero, tranquilos, aquí no se va a tope ni a fondo. Todo con naturalidad.
viernes, 28 de abril de 2017
lunes, 24 de abril de 2017
MENORCAS desde el Camí de Cavalls: día 5 y último
MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Desde
la Cala Sant Tomàs a la Cala En Porter. 12 de abril de 2017
Día 5 y último:
Mantenimiento integral con censuras y libertades
Último día de nuestro recorrido para
descubrir otras MENORCAS desde el Camí de Cavalls. Aún queda parte de este
atractivo y subyugante Camí pero el tiempo coarta las ganas de completarlo. Es
un buen motivo para volver.
Atrae encontrarse con personas que te sorprendan
a primera hora del día con pensamientos extrapolables a ti mismo. Ponernos en
marcha por la mañana ya es una operación interna y externa que activa muchas
piezas. Las que pretendemos mantener en forma
mientras la edad avanza. Alguien, antes de desayunar, reflexionó sobre
el tema: “Cada día intento controlar mi estado de decrepitud”.
Magias
Menorca es mágica. Los cuatro días de
estancia así lo han demostrado. Igual que ocurrió en viajes anteriores a esta
isla. Traspasar esa magia de fuera adentro es la operación que llevamos
practicando, con resultados óptimos.
Menorca puede curar. Y ayudar en momentos
difíciles. Hubo quien el 3 de mayo de 2015 publicó en Internet un testimonio
muy personal sobre el efecto de Menorca en su vida:
“Yo fui
a Menorca en un momento muy duro, había fallecido mi hija mayor... Mi marido
decidió ir allí para que me relajara y desconectar un poco, y lo consiguió, la
isla me encantó y me hubiese quedado a vivir... Tanto me relajé, que decidimos
tener a nuestra princesa Daniella... Espero volver pronto con mi marido y mi
niña”.
Urbanizaciones
Desde
Cala Sant Tomàs a Cala En Porter el recorrido es corto, de urbanización en urbanización pasando por otra urbanización:
Sant Tomàs-Son Bou-Cala En Porter. ¿Qué hay en medio? Camino agradable,
contrastes, arreglos, mantenimientos varios. Seguimos por el perfil de Menorca
con nuestro fin de recorrido muy al fondo.
La
dirección tomada nos lleva al humedal de Son Bou. Campos cultivados, recorrido
que sigue la costa pero que se adentra para volver más tarde al litoral. El
camino es agradable y te lo pone fácil cuando el agua podría dificultar el
paso. Unas piedras en forma de puente o el terreno ahora seco de al lado son
opciones. A un extremo y a otro, personal de mantenimiento liberan los lados de
hierbas. Así se salva el torrente de Sa Vall o Son Boter. El olor a plantas recién cortadas por operarios
de una empresa, con la inscripción en el vehículo “Manteniment Integral d’Espais”,
retrotrae a la infancia rural y al paseo por esos parques urbanos con esta
señal olorosa. Estamos en zonas húmedas y resplandecientes en estos días de
primavera, sin lluvia ni viento y con mucho sol.
Entramos
en el barranco. Suave subida. El personal, distendido, ya cerrando el viaje, enfrascado en conversaciones
amenas y relajación ante un recorrido que para nosotros se acaba aunque el camino
oficial siga.
Tramo
muy urbanizado, más humedales con tiernas y pastoriles escenas de crías de burro amantadas por sus
madres, caballos preparados para el turista, carteles con el anuncio de una
web: “Subasta de inmueble” (¿a qué se deberá?). Próxima llegada a la zona
húmeda de Son Bou, bautizada como albufera de Ses Canessies según las guías.
Aquí
las puertas son metálicas, con alarmas conectadas
a centrales de control en un ambiente lleno de espacios recién blanqueados. Las
otras, las de cada día, no entonarían con el entorno. ¿Cuántas puertas o
barreras de acebuche hemos abierto y cerrado a lo largo de estos días? Dicen
que son para controlar el ganado. Se supone que de cuatro patas.
Censuras
Son
Bou es una megaurbanización para lo que hay en Menorca, con villas en proceso
de adecentamiento y muchos vehículos dedicados a instalaciones diversas. Registros
exteriores de casas abiertos o desvencijados, cañas secas que el turista pronto
no verá. En una pared dos operarios del
ayuntamiento de Alaior borran una pintada: “Menorca Lliure”, con el dibujo de
una estelada y un símbolo feminista. Un trabajador se dirige a quien escribe y
le pide que no haga fotos y borre las que ha hecho. Evidentemente que hubo
fotos y no se borraron. Su tono no era el adecuado como para entrar en debates
sobre la libertad de expresión, cuando alguien les ha dado la orden y la
discusión no iba a llevar a ningún sitio. Un poco más allá, una mansión acoge a
un Club que anuncia estar abierto cada día. Este establecimiento debe ser más
legal que la pintada borrada. Cerca, dos policías municipales hablaban, con
otra pintada aún no borrada detrás: “Feminisme o barbarie” decía el texto. Se
supone que no la estarían custodiando ni protegiendo. Pura casualidad su
estacionamiento allí. Uno se imagina que
el mensaje también molestará a los próximos inquilinos, no así el ostentoso
club de alterne. Más reclamos publicitarios: “Tus vacaciones perfectas, nuestra
prioridad”.
En
un momento del camino, hubo un debate en torno a la publicación de fotos con
personas y los derechos de imagen. Quienes defendían no publicarla y quien
creía que era un trabajo público, con un mensaje que habría que examinar y dar
a conocer qué hay detrás de todo. Los pequeños grupos también han de tener
libertad de expresión, aunque su mensaje sea efímero y más si los borran los
ayuntamientos para no perturbar las vacacionales mentes de los visitantes ocasionales. Menos mal que las fotos permanecen. Al final, alguien dijo que a
esta edad tenía la premisa de evitar todo tipo de discusiones, en beneficio de
su salud. En fin.
Diversidad
Pronto,
un desnivel que sorprende ante la planicie de Son Bou. Tampoco nada extraño si
se trata de barrancos. Llegar a Cala Llucalarri, con contornos de peñascos y
espacio de rocas, dibujaba un entorno salvaje. Más escaleras y camino original
alternativo. Ciclistas expectantes. En días anteriores también surgió el mismo
tema: por qué no instalan timbres u otras señales acústicas para avisar de su
aproximación por detrás. Queremos a los ciclistas, con un grupo que pedalea casi
sin descanso en GRMANIA. Se te echan encima y nadie lleva señales sonoras para
avisar. Aquello de los antiguos timbres ya es de otras épocas. Hoy no se lleva.
O te apartas o te apartan. Convivencia, por favor.
Un
GRmano tocado en las flexibilidad de las ancas demostraba las cualidades de la
bicicleta, los kilómetros que se hacían y el poco cansancio de sus pies. Por todas partes hay jubilados deportistas más
activos que cuando estaban en activo. Se observa un nueva etapa vital: el
rejuvenecido jubilado que no para y bloquea todos los espacios naturales y
artificiales con tanta presencia ubicua, sobre todo en días laborables.
Abandonamos
la cala, subida y cambio de vegetación. Entorno más seco.
Antes
de llegar al Barranco de cala En Porter hay unos árboles catalogados como
singulares por el Govern de Ses Illes, los pacanos de S’Hort Squella, uno de
ellos de 18 metros de altitud y 25 de diámetro de copa, originarios del sur y
sureste de EEUU y norte de México. Su fruto son unas nueces aptas para la
alimentación..
Fuerte
y última subida de nuestro recorrido. Cuevas símbolo de la actividad humana, cañizo
en el humedal y espacios para árboles frutales (sobre todo perales y nísperos),
humedal que acoge a fauna diversa. Más árboles monumentales en esta zona del
fondo del barranco En Porter: la mata de Torralbenc Nou, un árbol al pie del
camino con una placa metálica identificativa. Al parecer este tipo de árboles
es muy apreciado en la isla. La madera era
muy buena en ebanistería, de sus frutos se obtenía aceite para iluminar y su resina servía para hacer gomas y masillas.
El
final del recorrido se aproxima: Cala En Porter. Baño de dos personas mientras
el resto de moja por dentro en un bar próximo. No es uno de los más renombrados
de aquí: la Cova den Xoroi, bar en una cueva de esta cala con amplias referencias.
Dicen que se contempla uno de los mejores atardeceres de la isla, con atrevidas terrazas en la roca. Pagando, claro.
Otras
En
nuestro camino contamos lo que vimos y lo que pensamos. Nuestro código ético
responde a nuestras impresiones. Sabemos que hay otras Menorcas: la de las
abarcas, ensaimadas, sobrasadas y otras comidas; la de la pomada menorquina, tan apta también para
amenizar las fotografías de la puesta de sol desde el faro Punta Nati; más
playas transparentes; el buen vino que los ingleses potenciaron para sus tropas
en el siglo XVIII; las fiestas de Sant Joan en Ciutadella o la cantera de
Lhítica; la subida al punto más alto de la isla de 358 metros el Monte Toro; la
visita a las bodegas y a pueblos; la Menorca megalítica y las rutas
talayóticas; el camí d’en Kane;
Maó y su gran puerto natural. Todo esto y más forma parte de la extensa lista
que siempre se hace después de acabar un viaje. Se convierte en nuevos motivos
para volver a Menorca.
Utopía y camino
Antes
de acabar, el recuerdo a Eduardo Galeano:
Dos
días después de volver de Menorca, el 14 de abril, se cumplieron dos años de la
muerte del escritor uruguayo, quien nos dejó testimonios como este:
“
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el
horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Agradecimientos
A
todas las personas, paisajes, flora y fauna que se cruzaron en nuestro camino y
nos reconfortaron con su belleza y
servicios. A quienes se preocupan por mantener el Camí de Cavalls. A
quienes nos han guiado con sus fotos, traks y escritos. A la meteorología tan
favorable. Al ambiente de GRMANIA.
Y
enormes gracias a ti, lectora o lector, que has llegado hasta aquí. Y ahí, El
Camí de Cavalls.
viernes, 21 de abril de 2017
MENORCAS desde el Camí de Cavalls: día 4
MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Desde
el mirador de Punta de Sa Guarda a cala Sant Tomàs. 11 de abril de 2017
Día 4: Entre
irregularidades diversas y contrastes varios
La continuidad del Camí de Cavalls desde
Ciutadella brilló por la ausencia inicial de algunos recorridos. Salto en el
espacio para empezar el cuarto día en la zona del Mirador de Punta de Sa
Guarda. La Cala Blanca y diversos caminos llanos, unos asfaltados y otros poco
accidentados, quedaron en el olvido en una etapa larga para quienes llegaron al final en la
cala Sant Tomàs. Matorrales, abundancia
de socarrells, una planta calificada
por los carteles como endémica, que florece en primavera. Restos
pretalayóticos, urbanizaciones del cabo de Artrux, puertos artificiales muy
fotografiados y caminos sin dificultad con el perfil de la isla de Mallorca
siempre en el horizonte.
Más miradas: la cala en Bosch, cova dels
Pardals y este entorno recortado de la zona sur de la isla, con aguas
cristalinas, imágenes para el disco duro externo e interno y el placer de ver
más que ser visto.
Inteligencias
Un diario local recogía verdades
tecnológicas que todos ratificamos cada día. La información global trataba
sobre el turismo e Internet. Primer
titular: “Las redes sociales son la mayor fuente de inteligencia turística”. ¿A
dónde irán a parar los millones de fotos que se habrán hecho de esta isla,
incluyendo las nuestras? Segundo titular dicho por un experto: “Asusta lo
predecibles que podemos llegar a ser las personas” si se sigue nuestro rastro digital.
El día anterior el grupo A+ ya aventuraba esta predicción cuando hablaba del
chip y del poder de los datos. ¡Cuánta inteligencia hay en GRMANIA! ¿Aún no has
compartido tus fotos o tus textos en la red? Si no lo haces te quedas fuera del
postureo actual. Aquí, un ejemplo.
Si vas a Menorca, aunque no seas un
influencer, déjate llevar y comparte tus producciones e impresiones. Con
alguien más que contigo mismo. Y luego verás cómo los demás deducirán dónde has
estado, cuándo, con quién, qué has visto y cuál ha sido tu enfoque personal.
Irregularidades
Es normal que aquí la costa dibuje espacios
irregulares y rocas esculpidas por el desgaste marino con formas diversas. Que
este Camí, dentro de los “Caminos Naturales” que publicitan los postes del GR223,
te acerque y te aleje del agua; puedas ver a corta, media y larga distancia
según la zona; hayas de vigilar dónde pisas, o tengas que otear el horizonte
para descubrir si hay alguien más, si vamos juntos o separados, si aquella
figura humana está desnuda o vestida. O desde dónde han accedido las personas
que se te cruzan, algunas bien planchadas, otras con las uñas de los pies con
pintura roja aún reluciente y chancletas no demasiado ergonómicas para el
lugar. La playa des Banyul, en el entorno de Son Saura, abre el paso a una zona
con más vegetación pero pronto volvemos a la belleza del mar, el cielo y a las
calas que no por repetirse pierden el encanto. Al contrario. Especies humanas,
arbóreas y paisajísticas que verifican el acierto de venir a vivir Menorca desde el Camí de Cavalls.
La operación de adecentar la imagen sigue.
Puestos de observación y vigilancia de bañistas están en proceso de
mantenimiento con brochas en continuo movimiento. Operarios que pintan, limpian
y dan esplendor, cerca de la Cala Es Talaier. Todo en marcha para la operación
vacaciones.
Sorpresas
De lejos, imagen idílica. De cerca,
sorpresa animal en el agua. Hablar de Cala Turqueta es imaginársela como es:
una de las playas vírgenes con agua transparente de las más famosas del sur de
Menorca, pinos, sombra y un nombre evocador procedente de la palabra
“turquesa”. Y con barco bien situado para completar la foto. Sin embargo, la
idealización sucumbió a la naturalidad de unos caballos que truncó la ilusión
óptica. Dos equinos estaban en el agua, cerca de bañistas que los contemplaban
y no parecían alterarse porque hicieran sus necesidades en el agua, con lo que
su transparencia quedó muy enturbiada. Personas senderistas pusieron el grito
en el cielo ante tamaño atentado de quienes montaban los caballos por su
atrevimiento. Como si no tuvieran derecho a refrescarse y demás. ¿No estábamos
en su camino? Cami de Cavalls. En el momento de buscar de nuevo el Camí, nadie se quejó de que abundaban papeles que
en su día fueron blancos y bastantes lugares con excrementos humanos.
Curiosidades y comparaciones de entornos idílicos mientras costó trabajo volver
a la marca.
Esta cala, como muchas otras, están tan
masificadas en verano que señalizan con antelación cuándo están llenas las
zonas de aparcamiento. La opción es seguir hasta otro lugar.
No busques chiringuitos en muchas calas de
Menorca. Tampoco papeleras, zonas de
picnic o lavabos públicos. Su protección es cosa tuya.
Naturalezas
Estas zonas fueron testigo de un curioso
suceso libertino protagonizado por quienes gustaron de las aguas al natural.
Cuerpos libres que retozaban sin ataduras ni impedimentos en ninguna parte.
Personas del mismo sexo ajenas a la aproximación de alguien del sexo contrario
que se detuvo y no parecía darse cuenta del estado de las compañías: mojadas,
libres y tal cual. Hubo cierta tensión del grupo bañista al ver que quien
observaba no se iba. En ambos sectores debieron quedar muchas incógnitas en el
aire. O en el agua. La congruencia sería salir pero la atmósfera visual imponía
condicionantes no demasiado liberales. Se resolvieron cuando quien estaba fuera
se percató de la situación y se fue. O se marchó con ignorancias varias porque
había que irse.
La cala Macarelleta fue un buen entorno
para reponer fuerzas pero sin pasarse. Otro entorno fuera del camino que bien
merece unos cuantos minutos. Igual que cala Macarella. Playas a las que venían
bastantes personas caminando por zonas boscosas con una sombra que se agradecía
a esas horas del mediodía. Cuatro miradores aportan más visiones idílicas del
horizonte cercano antes de llegar a Cala Galdana. Zona de barrancos con
contrastes vegetales, ambientes húmedos y sombríos.
Pronto se pudo contemplar el efecto del
pequeño tifón que tiró un área de pinos cerca de Cala Galdana. Las motosierras
ya habían despejado el camino. Aún se olía la resina de la madera y se
apreciaba la fuerza de la naturaleza.
Si vas a Menorca, mira y observa pero no te
metas con la libertad de los demás. También es la tuya.
Contrastes
Paisajes entre la ausencia de
urbanizaciones y Cala Galdana, un entorno que parece mirarse a algunas zonas de
su hermana de enfrente, Mallorca. Entre zonas secas y húmedas. Entre algunos
grandes hoteles en medio de construcciones no tan impactantes pero todas con
ansias económicas para civilizar esa zona tan turística de la cala.
Hasta llegar al final en la cala Sant
Tomàs, se pasa por la “Ruta de los barrancos”. Flora con muchos endemismos,
humedales, vegetación acuática e
importantes cuevas cársticas en el
Barranco de Binigaus, como la Cova des Coloms, conocida como “La Catedral”. El
grupo tuvo trabajo para encontrar la dirección correcta después de la subida a
la última zona urbanizada. Atrás quedaron espacios públicos ya abiertos y la
incipiente vida vacacional. Con la justa comida en el cuerpo, con horas de sol
acumuladas en el cogote, cansancio por las tres largas jornadas anteriores y
mochilas con botellas de agua, se afrontaron esos espacios en los que había que
vadear los humedales cercanos a los barrancos.
Unos kilómetros con cierta exigencia y con agradables árboles que
protegían zonas del camino del fuerte sol primaveral. El manto vegetal fue un
regalo a la hora de caminar. El largo recorrido entre la pared seca y las
especies arbóreas fue un auténtico placer. Inolvidable. Como para hacer más
ameno el último tramo, ver el final en lontananza y soñar con la deseada jarra de cerveza fría.
Pronto sería una realidad.
Jarra
Hubo momentos para que alguien se
“autoinsubordinara” de sí mismo (¡una hazaña memorable!), quien recordara a
quien dijo que se refugiaba en este grupo huyendo de la ortodoxia y quienes se
declaraban agnósticos, dogmáticos, escépticos, éticos y hasta frenéticos con
tanto pensamiento. Sería para tener la mente ocupada mientras se imaginaba la prometida cerveza.
Aún la vista se recrearía con más playas,
recónditas calas ocupadas por jóvenes y por solitarias personas con atuendos o sin
nada. Al otro lado, una extensión de manto verde lleno de flores amarillas.
Soles vegetales que deslumbraban la retina y completaban la visión marina. A un
lado y otro de la pared de piedra seca que franquea el camino: dos paisajes a
los que recurrir en tu imaginación cuando los peores momentos necesiten de
imágenes luminosas y positivas para levantar el ánimo o desconectar del momento presente. Huye a Menorca. Pura terapia
natural.
La llegada al final, a Sant Tomàs, se
convirtió en un camino de ida y vuelta para retroceder a la zona de recogida,
en el entorno de la rotonda de El Niu. Además, allí estaba el único bar
abierto. Mientras, los ánimos y el gaznate se reconfortaron con el líquido
dorado y espumoso. El fin bien justifica El Camí.
Lástima: sólo hubo tiempo para beber una
jarra de cerveza.
martes, 18 de abril de 2017
MENORCAS desde el Camí de Cavalls: día 3
MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Desde
Cala Pilar a Ciutadella. 10 de abril de
2017
Día 3: Paraísos cercanos con
soles y sombras
El recorrido completo desde la Cala Pilar hasta Ciutadella andando
estuvo repleto de contrastes, vegetación de todo tipo, amplitud, soles, sombras,
paisajes agrestes y espacios divididos por muros de piedra y ladrillos
encalados para ambientar las nuevas poblaciones. Un territorio diverso en la
Menorca azotada por la tramontana. Adentrarse en la inmensidad de un largo
recorrido como este te hace saltar a espacios llenos de diversidad. Paraísos de
todo tipo, esfuerzo y.. ¡adelante!
Barro
La opción inicial de visitar la Cala Pilar no fue elegida por
todos. Playa virgen en aquel momento, contraste de colores con el barro rojizo,
arena dorada que reluce en día soleado y molesta con el fuerte viento. “Un marco incomparable” que
diría el folleto turístico de una de las zonas que dicen que tiene mayor
riqueza botánica y plantas endémicas. Las vistas iniciales desde arriba
preveían el boceto del dibujo del horizonte pero había que bajar para completar
el cuadro. Quien en su juventud acudió aquí y esculpió momentáneamente su
cuerpo con barro, aconsejó comprobar su estado actual in situ. En un rincón,
una imagen de la Virgen del Pilar. Al lado, una fuente de agua dulce. No parece
que fuera fruto de un milagro. Las habituales pasarelas y escaleras de madera
conducen a la cala, con un claro contraste entre la roca rojiza de la que se
puede extraer la tierra para el barro, la arena, el perfil y el fondo. Para su
preservación ahora aconsejan que no se efectúen baños de este tipo. La
degradación es evidente, aunque los cuerpos dicen que salen ufanos. Si eres
textil y rebozas tus telas también con barro, ya tienes un buen motivo para
cambiar el vestuario. El bañador, a la basura.
No vayas a Menorca a pintar tu cuerpo con barro de cala Pilar. Tú
también formas parte de algún ecosistema.
Sombras
El camino se adentra en masas forestales de las que protegen de
tantos rayos como se reciben cuando las etapas se suceden y el sol calienta.
Rápidas visitas a calas y espacios
como el Macar de Alfaurinet pero vuelta
de nuevo a la protección arbórea. En un ambiente tan recogido y sombrío hubo
elucubraciones futuristas que se fueron repitiendo en algunos otros momentos
del Camí. La programación humana por la tecnología, ese imaginario chip que ya
nos incita a repetir comportamientos o que predice nuestros deseos gracias a
algoritmos de control. El papel de los hakers que nos desmontarían a gusto
cuando quisieran desprogramarnos. Internet ya es más que el Gran Hermano.
La ausencia del sol pronto dio paso a una de las zonas más sorprendentes,
La Vall, y playas cercanas. Campos verdes con silencios absolutos rotos por el
canto de ruiseñores y sorpresas porcinas en medio del camino. Una cerda de
paseo con sus lechones de colores marrón o mezcla de blanco y marrón. Parecía
un recurso más para el turismo urbano o una perfomance publicitaria a la que
solo le faltaba la marca de la sobrasada en el lomo del animal. Todos gozosos
ante tan tierno espectáculo, sin aparente granja a la vista.
Alguien se aisló del grupo en el que iba para refugiarse en la
soledad de sus pensamientos y alimentar recuerdos. Momentos místicos en los que
las ausencias están presentes y uno se las imagina formando parte de un paisaje
del que también gozaría, con amapolas, campos de cereales, masías aisladas y
riqueza de tonos que daban paso a la playa des Tancats, una de las más largas
de esta zona. La luz del sol que nos acompañó durante estos días y también
hasta la cala Ses Fontanelles, el paso de la vegetación boscosa a otra más
baja, con restos de construcciones de cemento para necesidades guerreras y
pesqueras. Y la habitual manzanilla, el romero, el brezo y otras que se pueden
consultar en algunas guías gratuitas como ésta.
Construcciones
Si la pared seca y recta divide terrenos y simboliza el enorme
esfuerzo de los antepasados, los aljibes como el de Corniola eran grandes
plataformas en desnivel que recogían las aguas de la lluvia en pozos hechos en
la roca. Una muestra más de la sabiduría de nuestros predecesores: sin
tecnología punta, chips ni Internet. Norias, poleas, abrevaderos para el
ganado, canalizaciones para disponer de agua dulce. De estas épocas a las
actuales y próximas en el camino, Cala Morell. Urbanizaciones bien provistas de
la indispensable agua, bien conducida, piscinas, espacios blanqueados que
llegan hasta las antenas parabólicas, amplias casas y personal dedicado al
bricolaje o a adecentar y conducir el barco para el inicio de temporada.
Palmeras y sombras para protegerse del sol que buscan. Cerca, la necrópolis de
Cala Morell, de la época talayótica (1500-3000 a.C.), con hipogeos donde el fin de otros es motivo de
curiosidad de estos. Los expertos dicen que en esta zona entran en contacto las
unidades geológicas de Migjorn y de la Tramuntana. De ahí su gran importancia,
según ellos.
S.O.S
La aridez del terreno hasta Punta Nati dio paso a un sinfín de
llamadas de alguien del grupo a alguien más lejos. La ausencia de cobertura
telefónica no facilitó la transmisión de una idea obsesiva: informar de que el
trozo era duro, mejor no afrontarlo. “Donde dije digo…”. También aparecían
supuestas culpabilidades y convencimientos no deseados de entrada. El
sufrimiento mantenido por las consecuencias de esos trances y de andar por ese
terreno tan áspero permaneció hasta el final, cuando todo se despejó con una oportuna
foto nocturna: verificó perdones varios.
El personal del grupo A+ situaba la escena con otros componentes más sombríos pero
la realidad aparente pareció más comprensible y favorable. El sol volvió a
salir. O eso dicen.
La isla del viento: presente. Pisar tanta piedra no fue fácil en
una de las zonas rocosas más estampadas
por la tramontana, con barracas circulares de diferentes alturas para proteger
a los animales (eran ses barraques o es ponts de bens o de bestiar) , algún
aljibe, vegetación entre piedras como alimento de unas ovejas que ponían su
cabeza a la sombra cuando el sol estaba en el cénit y les subían los grados de
temperatura debido a tanta lana como las cubría. Otros andábamos con escasa
protección en las zonas altas, a expensas de ser abrasadas después de tan
continuadas jornadas al sol. Inicio de rojeces muy europeas tipo crustáceo
marino cocido.
Era el paso de los arbustos
a otras plantas herbáceas. Los acantilados contorneaban la cruz del Général
Chanzy, un barco de vapor francés que se hundió aquí y que obligó a que el
gobierno de ese país construyera el faro de Punta Nati en 1913. Ahora este
espacio es uno de los mejores para la fotografía de la puesta de sol. Hacia
allí se dirigieron personas expertas en fotos para captar momentos del ocaso.
Asfalto
Frugal, espartana y rápida comida al sol, enfrente del faro de
Punta Nati, para seguir bordeando las rectas paredes de piedra seca, en medio
de una enorme extensión de flores amarillas, quizá la manzanilla de Menorca y
otras especies.. La alfombra llegaba hasta el borde del acantilado mientras,
después de una subida como para ver la belleza desde arriba, nos aproximábamos
a zonas llanas cercanas a una depuradora,
cerca de calas muy urbanizadas que eran la antesala de Ciutadella. Pero antes, en la cala des Corbetas admirábamos
el Pont d’en Gil, efecto de la convivencia de las rocas, el impacto del agua y
temporales diversos, con una cercana cueva de 300 metros de profundidad.
No hay duda: mejor la tierra, la roca y los senderos anteriores
que el caliente asfalto por la urbanización de Calespiques que dio paso a la
cala en Blanes, con plataformas rocosas medio escondidas donde los cuerpos
comenzaban su exposición al sol, con tuestes varios y algunas franjas blancas, o morenos de cuerpo entero. La parafernalia
turística para época de playa estaba refugiada dentro de las tiendas cerradas,
con un aspecto tan desértico como el de Punta Nati, a la espera de la primera
oleada de británicos. Las mesas con las sillas encima y los grifos para pintas
de Guiness pronto acabarán su largo
descanso invernal. Mientras, todo cerrado, obreros (hoy llamados “operarios”)
acondicionando el escaparate artificial del entorno para que el turista lo encuentre todo limpio,
nuevo y cómodo. Pero de momento, Ciutadella es el sitio abierto más cercano. Al
que nos dirigimos. Final de la larga etapa. Merecido descanso. Mañana, más.
Si te pones gafas de sol hasta para ver la luz que agoniza y auriculares para
aguantar los atardeceres en silencio, mejor que no vayas a Menorca. ¡Vaya
pérdida de tiempo! Tu refugio dorado está en otra parte. Busca otros soles y
mejores sombras.