MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Desde
el mirador de Punta de Sa Guarda a cala Sant Tomàs. 11 de abril de 2017
Día 4: Entre
irregularidades diversas y contrastes varios
La continuidad del Camí de Cavalls desde
Ciutadella brilló por la ausencia inicial de algunos recorridos. Salto en el
espacio para empezar el cuarto día en la zona del Mirador de Punta de Sa
Guarda. La Cala Blanca y diversos caminos llanos, unos asfaltados y otros poco
accidentados, quedaron en el olvido en una etapa larga para quienes llegaron al final en la
cala Sant Tomàs. Matorrales, abundancia
de socarrells, una planta calificada
por los carteles como endémica, que florece en primavera. Restos
pretalayóticos, urbanizaciones del cabo de Artrux, puertos artificiales muy
fotografiados y caminos sin dificultad con el perfil de la isla de Mallorca
siempre en el horizonte.
Más miradas: la cala en Bosch, cova dels
Pardals y este entorno recortado de la zona sur de la isla, con aguas
cristalinas, imágenes para el disco duro externo e interno y el placer de ver
más que ser visto.
Inteligencias
Un diario local recogía verdades
tecnológicas que todos ratificamos cada día. La información global trataba
sobre el turismo e Internet. Primer
titular: “Las redes sociales son la mayor fuente de inteligencia turística”. ¿A
dónde irán a parar los millones de fotos que se habrán hecho de esta isla,
incluyendo las nuestras? Segundo titular dicho por un experto: “Asusta lo
predecibles que podemos llegar a ser las personas” si se sigue nuestro rastro digital.
El día anterior el grupo A+ ya aventuraba esta predicción cuando hablaba del
chip y del poder de los datos. ¡Cuánta inteligencia hay en GRMANIA! ¿Aún no has
compartido tus fotos o tus textos en la red? Si no lo haces te quedas fuera del
postureo actual. Aquí, un ejemplo.
Si vas a Menorca, aunque no seas un
influencer, déjate llevar y comparte tus producciones e impresiones. Con
alguien más que contigo mismo. Y luego verás cómo los demás deducirán dónde has
estado, cuándo, con quién, qué has visto y cuál ha sido tu enfoque personal.
Irregularidades
Es normal que aquí la costa dibuje espacios
irregulares y rocas esculpidas por el desgaste marino con formas diversas. Que
este Camí, dentro de los “Caminos Naturales” que publicitan los postes del GR223,
te acerque y te aleje del agua; puedas ver a corta, media y larga distancia
según la zona; hayas de vigilar dónde pisas, o tengas que otear el horizonte
para descubrir si hay alguien más, si vamos juntos o separados, si aquella
figura humana está desnuda o vestida. O desde dónde han accedido las personas
que se te cruzan, algunas bien planchadas, otras con las uñas de los pies con
pintura roja aún reluciente y chancletas no demasiado ergonómicas para el
lugar. La playa des Banyul, en el entorno de Son Saura, abre el paso a una zona
con más vegetación pero pronto volvemos a la belleza del mar, el cielo y a las
calas que no por repetirse pierden el encanto. Al contrario. Especies humanas,
arbóreas y paisajísticas que verifican el acierto de venir a vivir Menorca desde el Camí de Cavalls.
La operación de adecentar la imagen sigue.
Puestos de observación y vigilancia de bañistas están en proceso de
mantenimiento con brochas en continuo movimiento. Operarios que pintan, limpian
y dan esplendor, cerca de la Cala Es Talaier. Todo en marcha para la operación
vacaciones.
Sorpresas
De lejos, imagen idílica. De cerca,
sorpresa animal en el agua. Hablar de Cala Turqueta es imaginársela como es:
una de las playas vírgenes con agua transparente de las más famosas del sur de
Menorca, pinos, sombra y un nombre evocador procedente de la palabra
“turquesa”. Y con barco bien situado para completar la foto. Sin embargo, la
idealización sucumbió a la naturalidad de unos caballos que truncó la ilusión
óptica. Dos equinos estaban en el agua, cerca de bañistas que los contemplaban
y no parecían alterarse porque hicieran sus necesidades en el agua, con lo que
su transparencia quedó muy enturbiada. Personas senderistas pusieron el grito
en el cielo ante tamaño atentado de quienes montaban los caballos por su
atrevimiento. Como si no tuvieran derecho a refrescarse y demás. ¿No estábamos
en su camino? Cami de Cavalls. En el momento de buscar de nuevo el Camí, nadie se quejó de que abundaban papeles que
en su día fueron blancos y bastantes lugares con excrementos humanos.
Curiosidades y comparaciones de entornos idílicos mientras costó trabajo volver
a la marca.
Esta cala, como muchas otras, están tan
masificadas en verano que señalizan con antelación cuándo están llenas las
zonas de aparcamiento. La opción es seguir hasta otro lugar.
No busques chiringuitos en muchas calas de
Menorca. Tampoco papeleras, zonas de
picnic o lavabos públicos. Su protección es cosa tuya.
Naturalezas
Estas zonas fueron testigo de un curioso
suceso libertino protagonizado por quienes gustaron de las aguas al natural.
Cuerpos libres que retozaban sin ataduras ni impedimentos en ninguna parte.
Personas del mismo sexo ajenas a la aproximación de alguien del sexo contrario
que se detuvo y no parecía darse cuenta del estado de las compañías: mojadas,
libres y tal cual. Hubo cierta tensión del grupo bañista al ver que quien
observaba no se iba. En ambos sectores debieron quedar muchas incógnitas en el
aire. O en el agua. La congruencia sería salir pero la atmósfera visual imponía
condicionantes no demasiado liberales. Se resolvieron cuando quien estaba fuera
se percató de la situación y se fue. O se marchó con ignorancias varias porque
había que irse.
La cala Macarelleta fue un buen entorno
para reponer fuerzas pero sin pasarse. Otro entorno fuera del camino que bien
merece unos cuantos minutos. Igual que cala Macarella. Playas a las que venían
bastantes personas caminando por zonas boscosas con una sombra que se agradecía
a esas horas del mediodía. Cuatro miradores aportan más visiones idílicas del
horizonte cercano antes de llegar a Cala Galdana. Zona de barrancos con
contrastes vegetales, ambientes húmedos y sombríos.
Pronto se pudo contemplar el efecto del
pequeño tifón que tiró un área de pinos cerca de Cala Galdana. Las motosierras
ya habían despejado el camino. Aún se olía la resina de la madera y se
apreciaba la fuerza de la naturaleza.
Si vas a Menorca, mira y observa pero no te
metas con la libertad de los demás. También es la tuya.
Contrastes
Paisajes entre la ausencia de
urbanizaciones y Cala Galdana, un entorno que parece mirarse a algunas zonas de
su hermana de enfrente, Mallorca. Entre zonas secas y húmedas. Entre algunos
grandes hoteles en medio de construcciones no tan impactantes pero todas con
ansias económicas para civilizar esa zona tan turística de la cala.
Hasta llegar al final en la cala Sant
Tomàs, se pasa por la “Ruta de los barrancos”. Flora con muchos endemismos,
humedales, vegetación acuática e
importantes cuevas cársticas en el
Barranco de Binigaus, como la Cova des Coloms, conocida como “La Catedral”. El
grupo tuvo trabajo para encontrar la dirección correcta después de la subida a
la última zona urbanizada. Atrás quedaron espacios públicos ya abiertos y la
incipiente vida vacacional. Con la justa comida en el cuerpo, con horas de sol
acumuladas en el cogote, cansancio por las tres largas jornadas anteriores y
mochilas con botellas de agua, se afrontaron esos espacios en los que había que
vadear los humedales cercanos a los barrancos.
Unos kilómetros con cierta exigencia y con agradables árboles que
protegían zonas del camino del fuerte sol primaveral. El manto vegetal fue un
regalo a la hora de caminar. El largo recorrido entre la pared seca y las
especies arbóreas fue un auténtico placer. Inolvidable. Como para hacer más
ameno el último tramo, ver el final en lontananza y soñar con la deseada jarra de cerveza fría.
Pronto sería una realidad.
Jarra
Hubo momentos para que alguien se
“autoinsubordinara” de sí mismo (¡una hazaña memorable!), quien recordara a
quien dijo que se refugiaba en este grupo huyendo de la ortodoxia y quienes se
declaraban agnósticos, dogmáticos, escépticos, éticos y hasta frenéticos con
tanto pensamiento. Sería para tener la mente ocupada mientras se imaginaba la prometida cerveza.
Aún la vista se recrearía con más playas,
recónditas calas ocupadas por jóvenes y por solitarias personas con atuendos o sin
nada. Al otro lado, una extensión de manto verde lleno de flores amarillas.
Soles vegetales que deslumbraban la retina y completaban la visión marina. A un
lado y otro de la pared de piedra seca que franquea el camino: dos paisajes a
los que recurrir en tu imaginación cuando los peores momentos necesiten de
imágenes luminosas y positivas para levantar el ánimo o desconectar del momento presente. Huye a Menorca. Pura terapia
natural.
La llegada al final, a Sant Tomàs, se
convirtió en un camino de ida y vuelta para retroceder a la zona de recogida,
en el entorno de la rotonda de El Niu. Además, allí estaba el único bar
abierto. Mientras, los ánimos y el gaznate se reconfortaron con el líquido
dorado y espumoso. El fin bien justifica El Camí.
Lástima: sólo hubo tiempo para beber una
jarra de cerveza.
Debíamos haber avisado que íbamos con retraso para poder tomarnos la segunda...
ResponderEliminarMuy bien!!!
ResponderEliminarAhora el desenlace!!!
Sigo recordando esa cerveza !!!!!
ResponderEliminarMuy buenas crónicas, ... con este estilo tan personal, ... y a la vez impersonal e impreciso,
ResponderEliminarBRAVO !!!
Discretisima tu descripción del baño femenino. Me he reido recordando el momento y la cara de alguien.
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