MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Día 2: desde
Arenal de Ses Castells a cala Pregonda. 9 de abril de 2017
Regeneración
de los sentidos
Hay quienes al levantarse aún recuerdan la
puesta de sol del día anterior en un
punto estratégico del puerto de Ciutadella, a la hora indicada por quien sabe
aconsejar o por Google en esta ciudad, que parece que sabe lo que sabe. Las excelentes
fotos del ocaso se reprodujeron en la
web, en redes sociales y quedaron grabadas en la retina. Muchos buenos momentos
de la naturaleza son gratuitos. Hay quienes madrugan cada día y en esta ocasión
observan también esa luna cercana a uno
de los tres jueves del año que dicen que reluce más que el sol. Sol que se nos
oculta y Luna Llena que pronto se esfumará también. El sentido de la vista para
observar cotidianidades mágicas que se repiten cada día de la vida. Los leds urbanos
atenúan el gasto eléctrico pero ocultan
el espectáculo celeste: los astros están más arriba.
No vayas a Menorca si te molesta perder el
tiempo viendo soles y lunas con perfiles marinos. Mejor, deslúmbrate con otras
luces.
Artesanías
Alguien recomendó acudir a una panadería
porque quien estaba al frente de ella presumía de artesanía a diario. Su
sentido comercial le llevaba a repetir el mantra al turista. A buena hora ya
vendía el producto, hasta con oportunas degustaciones pero sólo cuando se acercaba
el momento de encargar productos típicos:
ensaimadas. Llegado el tiempo, su enfado fue monumental cuando un irreverente GRmano
le indicó que en la caja aparecían referencias a fabricaciones industriales.
¿Qué haríamos sin estos mecanismos de venta y sin turistas que son un producto
más, al que hay que consumir mientras compra y gasta? El turismo es una de las
más grandes industrias actuales, capaz de casi todo, y este plumilla es una de
sus enseñas.
Si crees que en Menorca todo es artesano,
atento a la letra pequeña. El engaño va implícito en el turismo. En todas
partes. Existen algunos productos de kilómetro cero y la mayoría, de miles de
kilómetros.
Fuerzas
El desayuno con el buen buffet y bien libre
del hotel hizo exclamar a alguien con pensamientos muy acertados a esas horas:
“Mejor desayunar con la vista que con el gusto a estas edades. Deberíamos
hacerlo con una venda en los ojos”. El segundo día de Camí de Cavalls obligaba
a ingerir calorías y colmar los niveles óptimos de azúcar, colesterol y cafeína
en sangre para arrancar. Etapa larga para la primera opción y correcta para el
resto de posibilidades. Siempre a gusto del consumidor.
Recuerdos
Mucho personal ya había estado en Menorca.
Este recorrido sirvió para verificar que se cumplen años y que aquellos
recuerdos encendieron la mecha visual de una belleza que se vuelve a ver.
Viajes con mochilas en tiempos en que dormir al raso y hacer autostop imprimía
personalidad, recorridos en bicicleta, estancias durante eso que llamaban
“servicio militar”, rutas en moto al estilo de James Dean, baños de barro como
elixir para el encanto corporal, estancias estivales para abrirle los ojos a
esa infancia inocente en una isla muy peculiar.
El vaho matinal que emergía de la hierba de
los prados producía cortinas ascendentes en un campo cada vez más abandonado. La
naturaleza se come al terreno que ya no se cultiva. El turismo fotografiará la ausencia de payeses, flores
silvestres, bucolismos diversos, el verdor salvaje que pronto se angostará,
masías que nos devolverán a la imagen de marca de nuestros quesitos de la
infancia (“De El Caserío me fío”)
nacidos en estas tierras, después adquiridos por multinacionales, con supuestos
componentes lácteos australianos, después con cambios de manos y cierres allá por 2009.
Urbanizar
El Arenal d’En Castell se descubrió con
ribetes blancos, estancias de las que se abren dos meses al año fruto del
binomio “sol y playa”, larga pasarela para evitar pisar ese arenal, grupos de madrugadores
jubilados de otras tierras y algunos bloques de apartamentos desvencijados,
abiertos y a expensas del mejor postor. La subida inicial entre los
apartamentos sirvió para descubrir cómo una pareja caminante prefirió buscar el
camino de acuerdo a sus decisiones y no ser desorientada por este grupo, que
anduvo por el asfalto en lugar del camino original elegido por dicha pareja.
Urbanización de son Parc; playa, zona
húmeda y arenal de Son Saura del Norte; sendero al borde de acantilados en
donde comen y retozan cabras sin vértigo, vistas de las reproducidas en millones de fotos, encuadres que componen
imágenes con la costa recortada y las transparencias de un agua cristalina.
Bosques de pinos con algunos madroños. Dunas y más dunas protegidas,
regeneradoras, asentadoras del terrenos gracias a pinos que se postran al son
de la tramontana. Lejos, la torre de Fornells. Más lejos, el faro de Favàritx
del día anterior (dicen que es el faro más bonito de la isla)
y,
pronto, la Cala Tirant.
Elecciones
Se camina mejor al lado del mar, por la
arena mojada. Así se bordeó la cala Tirant, con un torrente que para pasarlo se
podía hacer por pasarela o campo a través. Bañistas textiles y no textiles,
jóvenes sin acompañantes que se deleitaban con juegos y materiales Decathlon,
un jubilado nativo que contemplaba la escena desde arriba, entre socarrón y
voyeur con el brazo en cabestrillo, no muy lejos de la antigua ciudad romana de
Sanitja, de nombre original Sanisera (siglo I antes de Cristo hasta el VI
después de Cristo). Los romanos como grandes mercaderes. Y torre de defensa de
Sanitja, construida por los ingleses en 1801. Antigüedades y actualidades que
conviven al paso de las civilizaciones.
Llegados a la pista que conduce al far de
Cavalleria, hubo quien afrontó el reto opcional de verlo y quien siguió por el
Camí marcado: playa de Cavalleria, Cala Mica y Binimel.là. Todo situado en la
reserva Marina del Nord de Menorca. Zonas húmedas y de especial protección para
las aves.
Procesos
Personal fotógrafo y andarines desfogados
se dirigieron al cabo y al far de
Cavalleria. Como buenos conversadores y algunos muy preguntones, tuvieron la
osadía de interpelar a dos jóvenes que bajaban andando y preguntarles sobre la
distancia aproximada hasta el faro. Los 10 minutos que manifestaron no llegaba
ni a broma. No parecía personal muy dado a correrías ascendentes ni a
exactitudes de cálculo. Entre subir, ver, estar, fotografiar, hablar y bajar:
una hora y media.
En uno de los acantilados más
impresionantes de Menorca se sitúa el far de Cavalleria. Vistas excesivamente
amplias y profundas, con tonos aéreos y marinos de los de sin adjetivos. Somos
insignificantes ante esto. Y nos creemos que somos algo. Fotos, frutos secos y
vuelta al perímetro del faro para acabar en las huellas de defensas guerreras,
túneles y demás maquinaria mortífera.
Y allí alguien reconoció a una figura política
del proceso independentista catalán, que el día anterior estaba en Fornells.
Persona que transmite una imagen política con un trasfondo personal diferente,
de las que a uno le apetecería conocer en distancias cortas e informales. Un
sujeto le preguntó si estaba en campaña y otro se quedó con ganas de pedirle un
manual con las instrucciones precisas para conducir mejor a GRMANIA (en caso de
que se necesitara y fuera posible), dado que era persona experta en el
movimiento asambleario que vota hasta la forma de votar. Al final, todos muy
respetuosos con la privacidad de cada cual.
Mejor, no vayas a Menorca a discutir sobre
cortes de pelo o sobre lemas
reivindicativos exhibidos en camisetas.
Libertad ante todo.
Caballos
La bajada del far del Cap de Cavalleria
sirvió para ver un amplio paisaje, atisbos del fin de la etapa y observar un
histórico vehículo de Citroën: el 2 Caballos en el Camí de Cavalls. Cerca pasó
el coche del personaje político. Dentro iban cuatro personas que después
salieron a andar. Una curiosidad que alguien podría jalear en las redes
sociales: tanto dentro del vehículo como fuera, de paseo, delante iban los dos
hombres y detrás las dos mujeres. O al revés. Pero nunca mezclados. A la
antigua usanza. Allí también se contempló a un atleta corredor y a su
compañera, con gran fondo ambos. Admiración y sana envidia. Buen entreno el subir
y bajar al faro. Y seguían incansables. Con muchos caballos de potencia.
Más
Con acento. Nada que ver con otros apellidos
con apartamento en Fornells y con alianzas interesadas con el personaje
reconocido en el Far. Excepto en reductos de personas muy afines, hay temas que
aquí no se quieren tocar, y son los que
nos deciden. El ji ji ja ja no crea problemas ni excita la neurona. Llegaremos
a viejos mejor ( se supone) aunque algunos no creamos que sea mejor hablar del
sexo de los ángeles que de la realidad
que nos rodea: más dura que la desconexión que este paisaje provoca. Recordábamos para
nuestros adentros que si tú no haces política, otros la harán por ti. Menos mal que los griegos definieron muy bien
este concepto. Aunque se nos olvide a menudo.
Más calas, aparcamientos llenos en Domingo
de Ramos, personal tomando el sol con y sin paños y momentos para sacar las
viandas y comer al lado de una señal que prohíbe el paso a los caballos,
situada junto a una pasarela llena de escalones. Se desconocen estas
habilidades en los équidos menorquines.
Más del penetrante olor de las medusas
descompuestas, que nos siguió acompañando, junto con el manto de las posidonias
secas y extendidas a lo largo de la arena. Suaves subidas y bajadas con guiños
fotográficos: troncos en la orilla, flores, aloe vera, perspectivas, figuras, cuerdas
separadoras, pasarelas, lanudas ovejas, puertas y hasta cabras atadas por los
cuernos mientras grupos humanos se solazaban en una casa que algunos caminantes
imaginaban un bar con cervezas frías. Espejismos. En tierras rojizas, la voz de
alguien de otras tierras que reconoció a
un Grmano, en medio del sudor y de la nada.
Si crees que te aislarás de todo y de todos
en Menorca, mejor vete con precaución. No estarás solo en este paraíso
encontrado. Alguien se cruzará contigo. En caso contrario, intenta encontrate a ti mismo.
Baños
Cala Cavalleria, Cala Mica, playa de Binimel.là,
donde había personas como peces dentro de un agua fresca pero apetecible. El punto de
encuentro con quienes se fueron a comer a Es Mercadal y venían con el estómago
dividido en capas: una de arroz con langosta, otra de cordero, otra de postres
variados y todo ello bañado en líquidos diversos.
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El punto final del recorrido fue una de las
calas míticas, la cala Pregonda, con un decorado compuesto por figuras formadas
por roca volcánica que protegen la playa de todo menos de las fotos. Para
completar la imagen, un barco de vela se veía en lontananza y pareció intuir
que era necesario para el encuadre idílico.
Esta cala, cuyo nombre procede del verbo
catalán “pregar”, ha sido famosa por dos
hechos: ser portada de dos discos de Mike Olfield, uno titulado
“Incantations” y por el “Mediterráneamente” de una marca de cerveza. No
obstante, la mejor notoriedad se la dan quienes la visitan y se la llevan en su
cámara y en su experiencia interior.
El camino de vuelta a Ciutadella inició
otro capítulo personal con abluciones diversas, turismo, gastronomía y descanso.
Los kilómetros se acumulan y los ánimos están elevados. Otras Menorcas nos
siguen esperando y sorprendiendo nuestros sentidos.
Exquisito cóctel de calas y acantilados , subidas y bajadas, faros y navegantes, bares y reminiscencias Romanas, políticos y séquitos, caminantes y comilones, lugareños y foráneos, animales y plantas.
ResponderEliminarContrastes de belleza y vida al fin!
Esperando la siguiente entrega!