lunes, 18 de marzo de 2019

Matagalls-Montserrat edición 2 etapa 1 entre Collformic y el Coll de Can Taló

La memoria genética de GRMANIA, en estado puro

Un nuevo reto, repetido en este grupo y muy pateado por un colectivo de GRMANIA. Nunca está mal volver a andar para recordar otros pasos anteriores y puntuarte en qué estado te encuentras después de algunos años. Como dicen que  a estas edades la máquina de grabar el momento presente se encasquilla, vayamos a la memoria lejana, que juran los que saben que  es más capaz de recuperar los registros anteriores.
Sobre memorias va la ruta.  Y como casi todo ya está recorrido muchas veces y dicho otras, poco habrá que añadir esta vez. 

Antes
Volver a la Matagalls-Montserrat es adentrarse en un camino iniciático andado, disfrutado y sufrido por multitudes que se dejan llevar por infinidad de objetivos. Consolidada como la caminata de resistencia premiumcon mayor pedigrí, conseguir inscribirse a veces se parece a las listas de espera para operaciones en el sector público. El elevado precio no es óbice para medirte en la ruta que creó el capellán Jaume Oliveras i Brossa, en aquel 4 de agosto de 1904 e inventada para el personal en 1972 por el Centre Excursionista de Gràcia (quizá sea la primera por rentabilidad en el IBEX excursionista). Cuando en 1929 le pidieron que escribiera sobre su experiencia, no se atrevió a imaginar el personal que existe ahora. Dejó escrito lo siguiente:

¿Que els diré, jo, que no escric mai, als amics del G.E. Joventut Catalana, que em demanen un article per al número extraordinari del seu butlletí?
I després de molt pensar, la portada del butlletí ve a despertar en ma memòria un record de quan era jove i anava a Montserrat a peu. Anar a Montserrat a peu no és pas res de l'altre món, però anar-hi des del Montseny i en un sol dia ja és un record que no sé si el jovent d'avui seria prou fort per a batre
— Article extret del butlletí del G.E. Joventut Catalana, núm. 22, maig-juny 1929, pàgines 87-90 i publicat a la revista del C.E. de Gràcia, "Mai Enrere" núm. 424 de setembre de 1988 .

Si viera las sesiones de todo tipo de entrenamientos  que se mete el personal hoy en el cuerpo, en interiores y exteriores-incluyendo pócimas y suplementos inimaginables- tendría que actualizar su relato, añadiendo indumentarias, máquinas,  tiempos, recorridos y muchos pensamientos tipo autoayuda. 

Ahora
Hasta GRMANIA ha dejado muchas muescas en el terreno del recordado cura. Si la memoria no traiciona, bastante personal se batió el cobre en este recorrido y durante muchos años. ¿Tendremos bien grabados los tramos en el GPS cerebral? Los principios confirman que nada de nada. La genética tiene tanto poder en la orientación senderista que  conduce al grupo hacia otra desbandada más. Más bien debemos haber sufrido alguna mutación. Genética, claro. Y no será por la de veces que una parte del personal inició su reto allí en Collformic  o antes en la cima del Matagalls. 

Recuerdos
Al lado de la carretera, antes del inicio, sí que funcionó la memoria. Se oyó compartir con gozo: “¿Te acuerdas que nos conocimos aquí hace años?” Se supone que ocurrió la otra vez en que se volvió a patear este recorrido y de aquello ha pasado tiempo pero pervive la realidad fraternal.
También allí la memoria sirvió para relatar por qué alguien se refirió a su falange (con minúscula, la otra algunos quieren revitalizarla). Un naranjo produjo efectos secundarios en su dedo meñique. O quien se refería a las señales de la abertura en canal (en centro médico homologado, claro). Decía que este verano, en la playa, pregonaría y presumiría en voz alta a los cuatro vientos marinos, y con mucho orgullo, que fueron las secuelas del ataque feroz de un cocodrilo en una isla paradisíaca. También se refirió a uno de los consejos básicos de supervivencia a esta edad, predicado por la medicina que piensa en alargar al máximo la vida senior: hay pasar algo de hambre. ¡Con la cantidad de condumio que hay en estos lares!

2006
La memoria de Google es tan potente que sorprendió a este escriba en su proceso de búsqueda de la caminata Matagalls-Montserrat. Google es la memoria universal y nuestro amo más peligroso. Ni se acordaba que el 23 de septiembre de 2006 forzó su ignorancia a relatar su experiencia caminante de la edición de aquel año en un artículo titulado “Matagalls-Montserrat: tú y tus circunstancias”, con el posterior regalo de un comentario de alguien que se atrevió a dar su opinión abajo. Se agradece. Hasta fue referenciado en otras webs excursionistas, quizá sin darse cuenta el lector andarín que cada caminante puede saber más que quien se atreve a pergeñar letras digitales y publicarlas. ¡Qué recuerdos de 2006! Hace ya 13 años. Y de nuevo aquí.

Desdoblamientos
El polvo, las piedras y las referencias visuales producían un desdoblamiento de personalidad. Comparar las ilusiones, inquietudes, inseguridades, nervios y desconfianzas por estos tramos con el solaz paseo actual creaba visualizaciones temporales: cómo anduviste por aquí con el gran reto de Montserrat en menos de 24 horas y cómo vas ahora, con más años, menos fuerzas  y otros objetivos más acordes con el estado corporal y con esa serenidad que proclaman los sabios y que quizá aún no tengas ni sepas para qué en un mundo líquido. En todo caso, uno añora aquella vitalidad, atrevimiento y cierta inconsciencia, arropada por el empuje de una masa ilusionada que veía el final cuando acababa de iniciar la ruta. Se oían  planes para la próxima marcha cuando desde la llanura se oteaba la montaña sagrada del fin, sin valorar que el viaje sería largo e Ítaca quedaba muy lejos. Y la gran pregunta que se repetía en muchos interiores: “¿Qué hago yo aquí?”.

Desbandada
El paso por tierras aradas, los restos de la mítica edificación llamada El Cafè, el paso de vehículos, bicicletas y caminantes diversos confluyó en el tradicional receso para el desayuno. Después, las máquinas con rutas grabadas mostraron los datos introducidos , las mentes desconectaron y los traks se cruzaron, con lo que, una vez más, la memoria genética de este grupo demostró una pureza inalterable: el ADN del derecho a perderse sigue muy grabado. La aproximación a Aiguafreda consolidó la tradicional desorientación, con quien recordaba haber pasado por aquella casa, quien confundía el Taga con el Tagamanent, quien quería bordear el Tagamanent y seguir el GR, quienes propusieron volver atrás y deshacer la bajada con la consiguiente subida. El caos más desorganizado. 
Hubo escisiones, rebeliones, que cada uno haga lo que quiera, unos se negaron a subir más en el retroceso para seguir un GPS que marcaba por la pista que suplantó hace años al camino tradicional (hoy el trazado sale de El Brull). Los primeros pasaron a  los últimos, otros seguían siendo primeros pero por el GR, hubo quienes desertaron de la gran subida posterior a Aiguafreda, en fin, las imágenes de los enormes desmontes de la montaña para extraer piedra anunciaron que la localidad estaba próxima. 

A la carta
Recuperadas las señales tradicionales de la caminata, con el recordado puente, el callejeo por Aiguafreda, aproximación a la gran subida, el sudor del esfuerzo, la añoranza del final y el paladeo de la imaginada cerveza condujeron a pocos a la carretera del final marcado en el Coll de Can Taló, la C1413b, cercana a la iglesia de Sant Martí, en la zona de Sant Martí de Centelles, con la casa de colonias Can Miqueló,de Eix Estels. Muchos coches aparcados en las inmediaciones, con comidas a punto en un entorno marcado por el valle del Congost al fondo y señales hacia els Cingles del Bertí.
 Como siempre, el grupo a la carta. Cada uno elige por dónde va,  cómo acaba, cuándo para, pero lo bueno es que  la primera  mayoría buscó abrevadero para todo el grupo en el bar  La Terrassade esta población. Gran acogida, trasiego de enormes jarras, la celebración del cumpleaños del primer GRmano con 70 años muy bien llevados y de quien ya se aleja de los 60, también con gallardía y buen porte.
Es la vida pero hay muchas otras en esta. De cómo llevarla que opine quien quiera. Y sobre consejos, mejor cuando te los pidan. No obstante, hay quienes atendemos a personas visualmente muy gratificantes, como al genial fotógrafo profesional de viajes y de paisajes Miguel Morenatti (vale mucho la pena seguirlo en redes y ver su web)  que hace poco escribió algo que quizá va en contra de esa serenidad y ese confort que muchos buscan siempre y sobre todo en la franja senior:
“La vida empieza donde termina tu zona de confort”

Evaristo
Terrassa, 18/3/2019















2 comentarios:

Josep. dijo...

Genial como siempre compañero Evaristo !!!

Josep dijo...

Mi memoria me lleva a 1998, cuándo hicimos Sant Marçal Aiguafreda. Poniendo el segundo pilar de este edificio llamado Grmania.