miércoles, 29 de marzo de 2023

Etapa 4 del GR-92, entre Roses y El Cortalet

 Entre humedales y huellas de civilizaciones varias

 

Ya hacía tiempo que no había tiempo que perder. Una redundante proclama temporal porque todo se agota y el problema es muy grave. Aquí también todo lo que antes subía ahora estaba casi a ras de suelo: solo hace falta ver fotografías o vídeos de los pantanos. La gota, el chorro continuo, el goteo, el riego, la aspersión, el baño, la ducha, la piscina, el baldeo periódico, la excesiva limpieza: toda una supuesta  necesidad según para quién,  que puede que llegue a ser un lujo. 

Antes de que el agua no salga por el grifo, en esta etapa fuimos a ver mucho agua en el mar Mediterráneo y en els aiguamolls de l’Empordà (y a beber si se terciaba, aunque al acabar el recorrido fuera transformada, con color rubio y  espuma por encima). Ese ritual del agua, esa costumbre instaurada, ese adelanto domesticado por  civilizaciones de gentes como los romanos, árabes – y otras anteriores y posteriores-, con canalizaciones, baños termales y demás (a veces solo para clases pudientes, claro) puede que pronto se acabe y  se nos incluya en los más de dos mil millones de personas que viven en el mundo con la incertidumbre del beber para vivir. 

Para ver agua en épocas de pantanos vacíos, qué mejor que caminar por humedales que aún aguantan (de forma natural o artificial), observar ese gran golfo (¡el natural, eh!) de Roses, intuir cómo a lo lejos algunas aguas se conducen de momento por canales para el recreo turístico - argumentos de venta cuando se construyó la Venecia catalana: Empuriabrava-, hasta notar en la piel los principios de una suave y añorada lluvia con poca continuidad. En medio, aves fijas de las charcas, faunas dentro y fuera del hábitat, otras en tránsito como tantos turistas y vecindario que aterrizan  por estos entornos para finalidades diversas, una entre otras, con fines lúdicos: vivir para beber. 

La etapa 4 del GR 92, grabada por nuestro coordinador de la web, experto en redes y GPS, entre Roses y El Cortalet-Mas del Matà, tuvo varios alicientes: uno, que el recorrido de  menor kilometraje inicial  acabó con más en las piernas de quienes, de entrada, habían elegido la opción de patear menos. ¿El motivo? El de siempre. Este texto se inspira en quienes querían desgastarse más y fueron superados por el otro grupo, el B . Otro aliciente fue que, días después, esta etapa le levantó el ánimo y la socarronería  a observadores externos, por cierto siempre querdidos y admirados. Todo producido por los 15 metros de desnivel positivo, 14 de negativo en los 19,93 km del grupo A. Siempre está bien animar al personal, y más en épocas de “sequías” diversas. Y un tercer elemento: una persona sugirió una idea interesante,  exportada pero no operativa aquí: que en cada grupo se coloque alguien en la cabeza y en la cola. El resto del personal siempre iría en medio. Esto parecía de otra civilización, más operativa y exacta pero de difícil aplicación en gentes avezadas con costumbres muy propias.

 

Neutralidades 

Cuando se habla en tantos foros como abundan (digitales y presenciales), incluso cuando se camina con cualquier grupo, hoy los lenguajes  cambian tanto que, en el proceso de adaptación, se consigue o trastocar y domar las neuronas, o no saber cómo ni qué palabras usar, o entrar en guerras como la de la  RAE y la Fundéu, o hablar en neutro neutro total, tal como se puede deducir desde hace bastante tiempo en estos textos. Ni masculino, ni femenino, ni binario, ni no binario, ni o/a/@/e, ni orgullos ni desolaciones y menos culpabilidades. Cualquier palabra te puede provocar morder el polvo andarín,  por si se interpreta que  induces a amagos diversos. Por tanto, siempre nos quedarán PAM (@Pam_Angela)_y otras personas lejanas o cercanas para seguir aprendiendo o desaprendiendo sobre temas que, mejor, no nombrarlos para evitar consecuencias. Libertades o vigiladas o constreñidas o autocensuradas, también mientras pretendes caminar no en silencio. Menos mal que en la vida siempre quedan los pequeños y muy reducidos mentideros (virtuales y/o presenciales) donde se da rienda suelta a excentricidades diversas e incorrecciones varias, más que nada porque existen y están muy apegadas a una actualidad que es mejor evitar  en público. También por estas marismas, las palabras se las llevaba el viento. 

En amplios territorios  como el Parc Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, libertad total. En sus entornos, con tanta presión turística y monetaria,  altos vuelos o a ras de suelo, en el agua o debajo: ala delta, kitesurf, paddle surf, windsurf, kiteboard, wingFoll, surf, catamarán, ebikes, motos de agua, kayaks,  piraguas, submarinismo, snorkel, neoprenos varios y de diversos grosores. 0 bautizos aéreos en el aeródromo cercano de Empuriabrava, con su “skydrive” referente mundial en saltos: parapente, paracaidismo, simuladores de vuelo, todo bajo los auspicios de un fondo saudí soberano, de Dubái. Incluso con alguna muerte incluida, vaya usted a saber por qué aunque se pueda suponer. 

 

Ambientes

Roses recibe a visitantes con un símbolo a modo de punto de mapa digital (“usted está aquí”) y una gran letra R. El golfo de Roses se presentaba despejado de personal pero no meteorológicamente hablando, con esculturas en el paseo marítimo que aportaban siluetas para  composiciones fotográficas con el mar al fondo, guerreros de bronce, un banco con la inscripción textual y sin tilde: “El campeon”, invitaciones de Don Pancho a comprar tikets para pasear en barco, letrero con el horario de “Beach Club” y prohibiciones ante  restos de una columna al fondo, cerca de la playa, coctelería mediterránea cerrada, primeras canalizaciones de agua hacia el mar, vistas blancas de construcciones que escalaban la montaña cercana a la urbe de Roses. 

Siempre es bueno regalar ideas. Con nubes que parecían sorprendernos con la esperada y ansiada lluvia, despejada la costa de esas aves tan deseadas como el personal turista, de esa trashumancia anual que pronto volverá de sus lugares de origen a este imperio del ladrillo. Ya se les ponía buena cara a los abrevaderos de primera línea, con la operativa del buen brochazo para maquillar la fachada, limpiezas varias y letreros de neón a punto para iluminar la nocturnidad. Estábamos en esa enorme rada que acogió a las civilizaciones anteriores, de paso o estables un tiempo en  la antigua colonia griega de Rhode(hoy preservada en la ciudadela de Roses y con dudas históricas diversas). En la retina quedaban las imágenes de las etapas anteriores, con el Cap de Creus y la costa más brava. Ahora había que conformarse con el cap de Norfeu en una punta y las construcciones turísticas en la otra. En medio, hasta humedades diversas.

Del paseo marítimo hacia el interior no lejano, del agua salada al agua dulce, del asfalto a la pista en un entorno verde, con esos  humedales que impregnaban de vida la lámina de agua. Por caminos amplios, con huertos que reciclaban colchones y somieres a modo de parapeto en la entrada, señalización de rutas cicloturísticas de Vilanova de la Muga a Roses,  viñedos aún dormidos, plafones ya casi ilegibles en proceso de rotura sobre “la ruta dels estanys”, paredes con pintadas originales y restos de bienes ya consumidos o no consumibles, las primeras lagunas: reserva integral, prohibida la caza y pesca, decían los carteles. Había quien limpiaba el coche mientras ensuciaba el entorno, o quien en un mentidero restringido hablaba de que menos mal que ya tenemos la inteligencia artificial. La natural va como va. Y de la memoria…ya ni me acuerdo. Tierras con trágicas historias de viajes al exilio, de sufrimientos y huida hacia la incertidumbre. Que la memoria histórica no se olvide. Antes tragedias, ahora  disfrutes con el turismo. 

ChapGPT en sus diversas ediciones, buscadores que te ayudan a serenar el olvido, obviedades y nuevos lenguajes: ¡estamos en vías de extinción!: afirmación que se escuchaba entre risas mientras se razonaba en serio con pruebas, también se intercalaban notas de humor y se ejemplificaba todo con nuevos formatos humanos,  mentes disformes y otras especies, la mayoría bien o mal documentadas si consultabas el teléfono móvil. PAM también habría llamado al orden a algún personal. Otra civilización puede que esté surgiendo. O no.

 

Diversidades

Las llanuras se merecían una pausa en lugar cercano a la ruta marcada, al lado de los restos de una construcción, ya sin tejado, llena de zarzas, que medio jugaba al escondite con  gentes ciclistas y  personal montado en caballerías (ahora no los veo ahora los veo), bien pertrechado con equipaciones al uso montando cuadros y estructuras metálicas o galopando por el GR 92. Mientras se masticaba y se bebía, la fina lluvia parecía amenazar pero sin protagonismo ni pretensiones. Otros líquidos envasados parecían tener prioridad en la diversidad.  Pasar por encima, para evitar miradas de soslayo o arrugas del entrecejo, a quien le pidió a alguien muy íntimo solo medio plátano. Corramos un tupido velo. 

Emprendida la marcha, primero por asfalto y luego ya por caminos, se entraba en terrenos pantanosos, humedales y riquezas agrícolas en medio de la presión urbana y turística por un lado y el mar por el otro. El revoloteo de aves era una señal premonitoria y ornitológica que acompañaría a caminantes y fotógrafos que se atrevían con esta Cataluña llana, diferente y tan diversa.  Prohibiciones del paso en la zona de “Els Estanys”, arbustos que anunciaban la primavera,  con flores para animar a que el resto de vegetación de hoja caduca saliera del letargo invernal, en esas estampas de grises e incipientes verdes, con la única alteración provocada por los  colores artificiales del atuendo del personal y mochilas de caminantes de paso, por puentes de madera para acceder a la denominación local de estos prados y zonas de pastoreo: les closes.  Por la ruta dels estanys, con cartel que llevaba el membrete   del parque y del  condal ayuntamiento de de la “Comtal vila de Castelló d’Empúries”.  Condes con historias.

Se necesitaban más conocimientos de flora y fauna para no caer en las obviedades de quien si no consulta no sabe. Era un lujo pasear con el cielo encapotado por la segunda zona húmedamás importante de Cataluña, después del delta del Ebro, en la que el 80% del territorio de este parque  es privado. En todo caso, estos terrenos llenos de ciénagas que antes rodeaban al macizo de Montgrí perviven a pesar de tanta presión. Convivir con la tierra, el agua, las gentes y la naturaleza no es fácil. Siempre han revoloteado muchos intereses, nunca mejor dicho en zonas con tantas aves. De todo tipo y condición. 

 

Interioridades

Adentrarse en  las interioridades aportaba la observación de cultivos que han ido evolucionando con la aparición del regadío (canales y acequias visibles) como cereales de invierno, alfalfa, campos aún sin sembrar, viñedos, pastos, maíz, algunos árboles frutales (“la poma de Girona”, denominación de origen) y el arroz, un cultivo recuperado aquí y abundante en otras zonas cercanas, por ejemplo Pals. 

La estampa del estrecho camino entre brumas y ramas decoradas con el blanco doble (de las recién estrenadas flores y la pintura acompañante del rojo del GR, árboles cortados o caídos y cierres de campos a ambos lados, todo quedaba mejor dibujado con las personas que se perdían por el fondo, con paradas como intermedios para quitarse ropas, atender a necesidades y otras actividades domésticas.

Terrenos delimitados por divisorias de propiedades, granjas en activo o cerradas, labradores que conducían grandes máquinas mientras atendían al móvil  sin miedo a uniformes,  ramas de árboles de ribera que se habían cortado hace poco, las mencionadas acequias y canales que alimentaban la agricultura y también sostenían las señales del GR. Insistencia en el  acondicionamiento de más rutas para bicicletas,  grandes masías con mucha maquinaria y modernas granjas, con piscinas rudimentarias. Terrenos con muchos cañizales y carteles con invitaciones a turismos sostenibles y culturales.

Y allí en medio, alguien con una motosierra cargaba la furgoneta con los troncos cortados. “¿Son de usted?” se le preguntó en medio de una curiosa conversación para acercarse a su trabajo, o sea, “pegar la hebra”. La respuesta fue contundente y compartida: “sí, y de usted también lo son”. Para aclarar que aquellos árboles que vivían al lado del canal los pagábamos todos con nuestros impuestos, él los cortó y se los llevaba. Según su opinión, lo mismo podíamos hacer los demás. La risa de despedida era pura incógnita.

En la distancia el grupo se alargaba con una diversidad de campos que rompía con la monotonía de terrenos llanos y privados. Aves, caballos que al parecer tenían su origen en la Camarga francesa, libélulas, algunos mosquitos de los que no te permiten el aburrimiento, nuevas señales de tráfico que alertan del paso de aves con sus polluelos, mansiones en medio  como la del Cortal d’en Fages, masías con los tejados teñidos del blanco de las palomas y muchos motivos como para pasar viendo, mirando y, sobre todo, observando. Una operación que a menudo se debilita o ignora por tantas conversaciones cruzadas y atenciones diversas. A veces nos enfocamos  hacia el final sin apenas  captar el medio.  Menos mal esas instantáneas captadas por los buenos ojos de quienes fotografían con técnica dominada y depurada. 

 

Enfoques

Terrenos propicios para la fotografía del detalle, tal como se observó después en las capturas compartidas por alguien experto en la calidad y en  la sofisticación del detalle, como si fuera un naturalista experimentado. La fotogenia del entorno invitaba a retratar para llevar instantes ,con la ventaja de que el original permanecía en su sitio a disposición de caminantes y ornitólogos. La desembocadura de los ríos  Muga y Fluvià alimentaban el conjunto, aportando el agua de l’Alt Empordà y la Garrotxa, ese Pirineo Oriental ya escaso de nieve en estas fechas. 

En Castelló d’Empúries, el Ecomuseu-Farinera mostraba el proceso del trigo en estas zonas hasta convertirse en harina,  en un edifcicio del siglo XIX, con una curiosidad: la obtención por primera vez de la harina blanca que conocemos fue gracias a un sistema austrohúngaro. Pertenece a la red de museos que capitanea el mNATEC de Terrassa.  Alguien captó la lejana imagen de la basílica de Santa María, de Castelló d’Empúries. Nunca consiguió el título de catedral, algo que intentaron muchas veces los condes d’Empúries. Por sus dimensiones y estructura podría serlo. A partir de una iglesia románica, el actual edificio es gótico. Más curiosidades: campanario con decoración gótica pero de composición románica. Antes, para las gentes de la zona  ésta era una población importante, con poder. Por eso le decían: “Castelló vila major, tot són jutges i notaris”.  ¿Origen? Se convirtió en la capital medieval de l’Empordà debido a los continuos ataques  desde el mar contra Sant Martí d’Empúries. Castelló, una población insurgente, siempre en contra de la unión a la Corona de Aragón. Y hasta aquí se puede escribir.


Reciclajes

En un cruce de esta urbe fue el momento en que se descubrió que quienes debían estar delante aún no habían llegado. Llamadas a cónyuges y cierto nerviosismo muy localizado. El momento se aprovechó para enfocar bien y  aprender sobre reciclaje. Unos contenedores con un sistema moderno de cierre sirvieron para hablar de novedades en otros países: peso de basuras, análisis, pagos en proporción, inspecciones varias, etc. Hubo quien demostró su escrupuloso y necesario reciclado selectivo:  dijo que en su casa tenía hasta seis contenedores distintos. En esta población solo se veían alineados cinco. Todo un ejemplo para el planeta. Mientras, alguien con mundología decía que en un gran conjunto de países se conformaban con sobrevivir y con  lo más básico. Aún les quedaban años para optar al necesario reciclaje cuando se pudieran permitir el lujo de tener lo imprescindible aunque fuera envasado, en entornos llenos de basuras ajenas y diversas, algunas montañas con los móviles y tecnologías que desechamos, toneladas de nuestros plásticos o barcos sobrantes  que se han de desballestar, en medio de aguas lúgubres. Por cierto, también por estos canales más próximos se veían desechos de plásticos diversos.

Para un enfoque más sabio, o sea, para saber más que quien escribe, he aquí algunos enlaces entre tantas webs como hay: guía para distinguir 50 pájaros del parque; 108 pájaros de los parques naturales de l’Empordà; prados, parcelas,  animales y vegetación; la vida en lagunas y marismas de agua dulce; más vida en zonas saladas, etc. 

 

Miradores

Los manzanos alineados por medio de un entramado de postes, alambres y redes para proteger del pedrisco, aún con frutas de la última cosecha  abandonadas en el suelo, parecían altivos en medio de entornos aún desnudos de hoja y vegetación; las nuevas plantaciones en ciernes; los viñedos y la superficie lacustre eran sobrevolados por especies identificadas por el personal experto. Quienes sabían, quienes practicaban el creciente turismo ornitológico se deleitaban con las cerca de trescientas especies diferentes, muchas  de ellas eligen esta ruta migratoria cuando la fuerte tramontana dificulta el paso por el Pirineo. Los treinta puntos de observación de este parque se prestaban al aprendizaje y al disfrute: aves, anfibios, reptiles, avifauna que hiberna, reside o nidifica, crustáceos, peces, insectos, anfibios, reptiles, o la nutria que demuestra que el río Fluvià es uno de los más limpios de Cataluña (eso dicen). Había especies humanas con enormes y se supone que pesados teleobjetivos, forrados con tela de camuflaje para mimetizarse más con el terreno. El parque se merecía su tiempo, constancia, documentación y disfrute. De esto andábamos ya escasos. 

 

La práctica de la mirada voyeur a las aves exigía silencio dentro de las casetas-vigía, no molestar a quienes enfocaban ojos, cámaras y visores a un ser vivo que era protagonista y quizá se lo creyera, de tanto ser mirado. Había atuendos también muy propios para sentarse en un puesto de observación. Hubo quien dijo que mejor marcharse. Si los pájaros observan los pertrechos de mochileros sudados, con bastones en lugar de teleobjetivos, que desentonan con los atuendos de las especies humanas visitantes a las que se han acostumbrado y no se callan nunca, ahuecan el ala y  el tiempo está perdido para todos. Lo mejor, la búsqueda de la salida, no sin antes la excursión a lavabos situados en lugares escondidos….¡hasta de la humanidad más necesitada! Tanta agua, la circulación entre espacios lacustres y tanta observación de especies y lugares únicos debió producir sus efectos. Había rutas literarias y poéticas, carteles interesantes que explican rastros o señales de 10 animales del parque para su identificación. Abundantes nidos de cigüeñas

De camino al autocar destacaba el observatorio del Mas del Matar (o Matà), al parecer unos antiguos silos para el arroz, hoy inmejorables atalayas para una amplia contemplación del parque.

Mientras, en un mentidero muy reducido de personal se comentaban temas muy graves  de actualidad, como el aumento de agresiones sexuales con menores como protagonistas: causas, hechos, efectos y prevención. O el elevado porcentaje de violaciones de mujeres en encuentros concertados vía Tinder. O la pornografía ya en la más “tierna” infancia. Mientras se profundizaba en estos temas, al fondo, en el agua, un pájaro macho sometía a una hembra con violencia y graznidos, a saber para qué finalidades. Fueron momentos de tensión, dada la enorme gravedad de los delitos humanos que tenían enfrascado al personal. Solo hubiera faltado que PAM hubiera contemplado la escena y hubiera interpretado como posible violencia de género aquel supuesto apareamiento de ambas aves. 

De regreso, Empuriabrava deleitó al personal con una terraza inicial y después refugio en el interior, dada la temperatura. En la calle Pompeu Fabra se situaba el bar The Loft. Bar Tapas&Lounge-Coctelería. Si el filólogo Pompeu Fabra i Poch, el menor de doce hermanos,  conocido como el “seny ordenador de la llengua catalana”, levantara la cabeza y viera el uso o desuso de su estimada lengua, tanto en los rótulos como en los interiores, deduciría pronto que Empuriabrava se movía en   otras civilizaciones. 

 En estos contextos mundanos tan variopintos e interesantes,  seamos tolerantes hasta con quienes difunden, repiten y viralizan citas por las redes sociales, atribuidas a grandes autores y en las que alguno como el que suscribe puede verse beneficiado, en la categoría de los libres de ofensas, claro. Siempre habrá voces  aclaradoras de estos entuertos ante supuestas afirmaciones que nunca se dijeron. Hasta famosos y controvertidos personajes televisivos repitieron la frase en público. En todo caso, el mensaje ahí queda, por si acaso: 

 

“La tolerancia alcanzará tal nivel que a la gente inteligente se le prohibirá pensar para no ofender a los imbéciles”. 

Dovstoyevski 

 

Evaristo

29/3/2023

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 3 de marzo de 2023

Etapa 3 del GR-92, entre Cadaqués i Roses

  

Sin adjetivos por la costa

 

Los primeros tramos recorridos del GR 92 o camino del Mediterráneo, entre Portbou y Roses, desde el primer momento  consumieron todos los adjetivos  posibles para describir la visualización del territorio al alcance de los ojos y de los pies. Si ya no quedaba casi ninguno por utilizar, la actual etapa entre Cadaqués y Roses exigió un rebobinado del diccionario para poder efectuar una aproximación comunicativa de la película,  o más bien documental. No, no había más adjetivos. El silencio era el mejor aditivo para interiorizar paisajes y perfiles de este litoral mediterráneo,   sin manifestaciones evidentes. Los contornos del Cap de Creus regalaban caminos de lujo, un saliente costero al que se le podría referir aquella frase que el poeta chileno Pablo Neruda dijo sobre la Antártida: Allí termina todo y no termina: allí comienza todo.  ¡Qué lujo de naturaleza al borde del mar! ¡Qué transiciones hacia ladrillos residenciales y qué efectos en la costa! (y más en quien vendió terrenos, construyó y vendió al mejor postor). 

 

Misceláneas

De entrada, hubo llamadas al orden en la primera parada del autocar. El silencio urbano en los entornos era perturbado por quien a aquellas horas tan madrugadoras ya afilaba la garganta y su voz debía resonar en los tímpanos del vecindario que se supone que dormía. Mientras el hablar en voz alta se está perdiendo (también por educación y privacidad) excepto en algunas profesiones, en momentos de enfado, en espectáculos o debido a la efusividad por motivos diversos, se impone el mensaje de voz en el móvil, el miedo juvenil a mantener una conversación en directo (presencial o virtual) y ese encerrarse en uno mismo con el cerebro sometido a auriculares diversos. O al choque con cualquiera por la calle por estar pendientes de los modernos grilletes que nos aprisionan todo el día y que solo se mueven con nosotros, llamados teléfonos móviles, relojes inteligentes y demás cachivaches.

Una etapa de 21 km, el carnaval de por medio, los condicionantes físicos personales y los viajes diversos ocasionaron una merma de personal. Alguien decía que cuando trabajaba tenía la ilusión de que llegara el sábado con convocatoria de etapa de GR para dejarlo todo y acudir. Hoy con la jubilación las prioridades parece que ya son otras y a veces el GR desescala en la parrilla de prioridades. También es verdad que existe la conciencia tan realista de que, jubilados,  ya no seremos capaces de leerlo todo, llevar a cabo tantos planes previstos para la jubilación, recorrer varios mundos a la vez ni ser ubicuos, o andar por todos los senderos.

Mientras, explicaciones de cómo queda la ingeniería financiera por si Hacienda nos pisara los talones, disertaciones sobre el bótox, los dulces granadinos llamados Piononos,  los beneficios del trabajo de  la energía primordial con el kundalini, gentes que recorren municipios a pie sin parar y esos consejos de quien cada día ha de salir de casa para recargar las baterías mientras ve amanecer. Otros se inclinan por los atardeceres y, en medio de ambas posibilidades, discurre el día a día.

El amanecer se presentaba en el recorrido. La luz, la línea de sol, campos helados y árboles transparentes que dejaban traspasar el horizonte. Chopos y manzanos denominación de origen Girona o Empordà. Mientras,  el transporte por carretera era casi la única compañía rodante. 

 

Aproximaciones

En el recorrido, el puerto de los millones de fotos, Port Alguer de Cadaqués, por detrás de la playa de Llané hacia un camino antiguo a cala Jóncols. Subida hasta el collado cercano al Puig d’en Manyana, a 250 metros de altura, el punto más elevado de la etapa. Más arriba la central de comunicaciones del Pení, a 607 metros, la cima del parque natural del Cap de Creus. Contornos bien dibujados de la bahía, indicadores de caminos. Restos de construcciones antiguas, algunas rehabilitadas que llamaban la atención, como el Mas d’en Baltre, con restos de corrales, dos piedras de molino a la vista y todo construido con piedra seca. Situación,  a 210 metros de altura, cerca del barranco del Torrent Bo. Allí estaba una construcción llamada La Barraca, aún en pie, el principio de otros accidentes geográficos en entornos únicos. Dentro del Parc Natural del Cap de Creus: cap de Norfeu, calas sinfín y los cruces de caminos mostraban áreas industriales en los alrededores de Figueres, con la nueva macroestructura de Amazon (y el cierre conflictivo de Martorelles), almacenes y polígonos que iban ocupando los campos de cultivo. 

Más allá, Castelló d’Empúries y alrededores. Almacenes, muchas náuticas y otras curiosidades para servir a la Venecia catalana, Empuriabrava. La urbanización, que es la marina residencial más importante de Europa, con 24 km de canales navegables. Y, ¿qué se cuece dentro? Historia: marqueses, empresarios que en 1964 invadieron marismas y entornos naturales para llevar a cabo su proyecto en 1967,  inspirado en Florida, a imitación de Venecia. Gran éxito de ventas en Alemania, playa, colegio, instituto, biblioteca, aeródromo y periódicas noticias en las páginas de sucesos. 

“Hola Roses” es el letrero de bienvenida a esta población, en una línea continuista de ladrillo para todo tipo de finalidades. Hasta que la carretera de acceso a Cadaqués se enfila entre olivos, recuperación de viñas, casas encaladas y palmeras que recuerdan algunos pasados turbios. ¿Cuáles? 

Alguien recordó el contenido y el impacto del programa de “Sense Ficció” de  TV3 (14/2/2023) titulado “Negrers. La Catalunya esclavista” (enlace incluido). En 55 minutos se resumía una realidad, repetida en otras zonas del Estado, pero aquí potenciada por la concentración burguesa de quienes construyeron espacios de alto prestigio con sangre esclava. Negreros, indianos, empresarios y demás personal. El GR 92 recorre o pasa cerca de muchos espacios manchados por aquella sangre, zonas costeras o aledañas. 

Por tanto y hasta ahora, en este GR ha habido más memoria histórica: artistas de todo tipo, faranduleros, huida de republicanos por efecto del franquismo, búnkeres no visitados como en La Falconera, maquis, guerrilleros, personajes históricos, negreros e indianos. 

En medio de estos contextos, Cadaqués se asomaba de nuevo, con el glamour, la magia, la belleza de postal de las imágenes matinales, los perfiles costeros, los nombres de establecimientos  con acepciones a épocas y personas, aquella escultura humana desnuda en la terraza, los históricos bares Boia y Marítim (citados en la crónica de la anterior etapa) a pie de playa. 

Aún sin adjetivos por la costa.

Queda dicho en las líneas anteriores que el  GR 92 ascendía y el paisaje ganaba perspectiva mientras los cuerpos tomaban temperatura, las ropas sobraban y la supuesta fila no era tal sino una extensión de personal que adaptaba los músculos a las fuerzas y al terreno. Asomaban los primeros paseantes de perros, bicicletas y gentes que entrenaban duro por perfiles exigentes. 

Poco a poco, hora del reloj estomacal para efectuar la primera parada en el coll de la Cruilla. Allí hubo que guiar con seguridad y aplomo a personas de otras nacionalidades, saludar a fondistas sudorosos que bajaban a tope, grupos de ciclistas que seguían la amplia pista y todo pensando en la cuestión:   comer o no comer. 

El receso sirvió para liberar la mente mientras el apetito se saciaba. En esta etapa estuvieron muy presentes algunos elementos que, aun repetidos, nunca pasan desapercibidos. Cafés, tés, libaciones de alta graduación y la incorporación de éxito esta temporada: los roscos de fabricación casera de un muy culinario grmano. En su obrador casero amasa harinas a las que incorpora también toques personales, fórmulas  que crean cierta adicción. La prueba es que siempre vuelve con la caja vacía. Una oportunidad que sirve para que parejas y seres aparentemente solitarios proclamen en público  que vienen a las etapas a comerse un rosco. 

 

Contrastes

La bajada hacia cala Jóncols obligó a atender a un camino tortuoso entre olivos, pequeñas construcciones estivales de difícil acceso e incógnitas sobre si habría gente allá abajo o no. Pronto alguien escuchó a un perro, antigua señal que indicaba que tendría que haber alguien propietario del can. Hoy a menudo en algunos contextos es al revés: ves una persona y piensas en uno o más perros, pasas al lado de ella, la saludas y a veces no te responde porque está más pendiente del animal que de las personas con quienes se cruza. Algunas otras veces, por supuesto que no es así. 

En otros ambientes, a partir de la palabra perro, poner el cuerpo a tope se llama  Perreo: con connotaciones, aproximaciones, embestidas y lenguajes a veces ignorados por el #Metoo, si bien la penúltima consideración del movimiento se centra en particularidades corporales producidas  en los gimnasios: el #GymCreep. Con el posterior empoderamiento en las redes sociales.

Más: una furgoneta que parecía  habilitada como estancia temporal ocupada por una supuesta pareja (alguien metaforizó sobre si también estaban comiendo roscos), un señor mayor cerca de la playa, otros paseantes contemplativos con la vista perdida en la inmensidad. Y una lancha fuera borda con dos enormes motores reposaba resguardada del sol, a la sombra de unos árboles. En un letrero alegaba que era un taxi. Dejémoslo ahí. Cerca, una caseta de pescadores y, diseminadas entre árboles, más construcciones. El perfil de la cala y sus aguas turquesas era una repetición más de un regalo natural al alcance de cualquiera que camine.

Dicotomías habladas mientras se caminaba: barcos de uno o de más motores; taxis marítimos  o transportes de mercancías diversas; yates, lanchas, lauts, zodiacs; viajar en Cercanías Renfe (con la riqueza de la diversidad humana, estudiantil y obrera, de todo tipo y condición; o viajar en ferros de la Generalitat, población aparentemente bien planchada,  refinada, aseada, bien vestida y mejor acicalada, salvo excepciones), estar en la playa en arena o en tumbona, comer en mesas de primera línea de mar con mantel de hilo o en rocas mojándose los pies; crema solar de primeras marcas o de marca blanca; aguas cristalinas o pringadas por aceites de todo tipo y plásticos diversos; gritos o silencios. En la Costa Brava también cabe de todo. Hasta continuos avisos de cortes de senderos por desprendimientos de rocas u otros peligros. O el agua que le devuelve a la playa la gran cantidad de plásticos y otros objetos contaminantes tirados por humanos. 

 

Órdenes

Subida en dirección a más calas mientras Roses aún quedaba lejos.  Entornos del  cap de Norfeu , restos del Castell de Norfeu, cala de Calitjàs, Punta de la Ferrera y una de las frases del día. Una incógnita más, de difícil respuesta en GRMANIA. 

Mientras se agrupaba el personal, allá arriba, el sector de la cabecera arrancó hacia abajo sin previo aviso. Un cerebro bien amueblado se interrogó en voz alta: ¿Quién dio la orden de salir? Es uno de los mayores y más repetidos interrogantes de este colectivo, antes y ahora. Quién da órdenes y quién las cumple. Claro que alguien puede decir: mejor, sin órdenes también se sobrevive aunque se practiquen otros formatos de existencia. Seamos sinceros: el desorden también guarda cierto orden. A las pruebas nos remitimos.

 

Gastronomía

En estos caminos, algunas conversaciones abrían el apetito, quizá porque en lontananza uno se imaginaba los pasados del restaurante creado por Ferran Adrià, El Bulli, en Cala Montjoi. A aquella hora del mediodía se comentaba que ahora era difícil comer unos buenos calamares a la romana o una croquetas como las de antes. Se mencionó una de las recetas más famosas para los citados calamares, la afamada de la madre de los hermanos Roca de Girona (los de El Celler de Can Roca), explicada con detalle por un hermano Roca a Miquel López Iturriaga, de El Comidista (enlace a video de Youtube aquí o en formato texto). Las experiencias personales de quienes cultivaban el paladar se pasearon por otras mesas que obligaban a meses de espera para acceder a la reserva previa, como la de Nando Jubany en Calldetenes, Àbac, Diverxo, Via Véneto. Sabores y gustos Premium aptos para una inmensa minoría.

Cala Montjoi también se recorrió, el Bulli nos dio la espalda con sus puertas cerradas pero preparadas ya para convertirse en un centro donde guardar su legado y reflexionar sobre innovación y gastronomía, según su web actual: elBulli1846.  Se supone que no todo será mística, también habrá mástica entre deconstrucciones, grandes platos con poco y selecto contenido, nitrógenos humeantes y otras propuestas de eso que llaman comer por los sentidos o entrar en el mundo de las experiencias (aunque se salga con o sin hambre y la VISA ardiendo). 

 

Vistas

Nunca hasta hoy GRMANIA había comido en primera línea de mar. Literalmente: con los pies en el agua y el horizonte más allá. Ni el Bulli se acordó de este mundo experiencial. En la cala Canyelles Grosses, gracias a un comercio abierto que subió la persiana a medio bajar cuando se apercibió que venía un grupo sediento, hubo acopio de bebidas espumosas para que acompañaran a las viandas encima de las rocas, casi dentro del agua. Allí se compartió al aire libre. Hubo quien tuvo tiempo de publicitar una acertada reflexión para comprobar después de comer: se nota quién ha consumido una cerveza, quién dos, quién ayuda a vaciar las diversas petacas, quién se come un rosco y quién practica la abstemia. Dicho lo cual, quien volvió a ofrecer los roscos que quedaban ocasionó una escena significativa. Una dama envolvió los dos últimos roscos, los puso a buen recaudo y, ya en el paseo de Roses, se los ofreció a un caballero, con señales públicas de aprecio mutuo. ¿Qué más queremos en GRMANIA? 

Después de la comida, un reducido e intrépido grupo echaba de menos el acceso a la propiedad privada tipo la de los Mateu. En la primera ocasión que tuvieron, triscaron por espacios de urbanizaciones privadas, saltaron vallas y acabaron en el camino de ronda por donde discurría el GR 92. Debían ser también los efectos de las bebidas.

Más allá, el paisaje dio un giro inesperado aunque previsible: de la brava costa se pasó a la concentración de construcciones en toda la bahía de Roses. Primer letrero que anunciaba apartamentos: casacaliente, con una web para deshacer posibles entuertos. Más allá, polivalente letrero en una tienda dedicada a la pesca: liquidación por jubilación.  Poco a poco el chip mental se adaptó a tanta construcción y también a la rúa de Carnaval. Antes, la platja dels Palangrers y el puerto de Roses.  El largo paseo ya se preparaba para confirmar la fama carnavalera de Roses. Bares llenos y muchos franceses por doquier.

Mientras la gente cogía sitio sentada, el personal grmano desfilaba por en medio como si de una comparsa se tratara, a la búsqueda del autocar. Eso sí, austeridad consumista al máximo en beneficio del fondo común.  Había que salir del centro y dejar paso a las comparsas, disfraces, perreo, salseo, palmeo y plumeo de carnaval. 

Y atentos a las modernas censuras en algunos lugares, en tiempos de libertad y diversión:  prohibiciones de letras concretas, cuidado con algunos términos lingüísticos, posturas, composturas, no siendo que se hieran sensibilidades muy a flor de piel.  ¡Todo esto hoy… hasta en Carnaval!

Roses ya estaba enel embrujo  de las celebraciones, una población con Ciutadella, safareigs, fortificación renacentista situada a la entrada, por la carretera de Figueres, que encierra un yacimiento arqueológico con los restos de la ciudad griega de Rhode y de otras épocas posteriores; con el monasterio y el núcleo urbano, medieval; y con el Castell de la Trinitat, un ejemplo de fortaleza de costa, de mediados del siglo XVI que protegía a la ciudad. Con la nieve al fondo, el marco fotográfico fue aprovechado por ojos expertos en enfocar y transmitir la belleza del entorno. 

 

Dicen

Dicen que un nuevo término causa furor porque se ve en las evidencias del personal. Citado por este plumilla en otro lugar, los Viejóvenes (además del título de una obra de teatro popular) son esa generación que llega a la jubilación y se encarga de rejuvenecer la vejez, siempre que el chasis y su contenido  aguanten. Más activos, más deportistas, más preparados, agendas más llenas, mejor operados, con más titanios y otras piezas de recambio, muy enérgicos, bien nutridos, con muchos suplementos y llenos de vida.  

No obstante, hay otras personas que lo tienen también muy claro y a sus 80 años dicen reflexiones de vida, obligan a pensar,  son lúcidas, saben situarse y convivir con su realidad. He aquí algunas perlas que la escritora y periodista Maruja Torres le regaló a Jordi Évole y a los telespectadores el pasado domingo 26 de febrero en el programa “Lo de Évole” en la Sexta TV:

-      Eres tan joven en tu vejez como lo fuiste en tu adolescencia, porque todo te sucede por primera vez. Cada día es nuevo.

-      Las adicciones son buenas compañías pero malas amas.

-      Ser viejo no es un insulto, es un logro.

-      El único amor que dura es la amistad.

Parafraseando a la gran y admirada Maruja, comparto la razón de sus textos y de estas líneas de cada etapa, escritas y compartidas durante tantos años: 

 

Lo peor es el olvido

(Maruja Torres)

 

Evaristo

3/3/2023