martes, 26 de noviembre de 2024

Etapa 18 del GR 92 entre Garraf y Vilanova i la Geltrú

Deconstrucción de paisajes para bienestares humanos


(falta el escrito sobre la etapa anterior, la 17, entre Bruguers y Garraf. Este plumilla no asistió)



La luminosidad de la última superluna de 2024  permitía acercarse al Garraf con mejores perspectivas de qué ver en la noche por el Baix Llobregat (el 15 de diciembre habrá luna llena pero no será una superluna). La vía terrestre escogida se acercaba al río que da nombre a una comarca tan poblada y tan industrial. Poco a poco al romper el día  se situaba el delta, el aeropuerto y se podía adivinar por dónde caería la polémica Ricarda. Aviones con alguna pista enfocada a donde no molestara a según quién en Castelldefels y la laguna allí,  con patos, aves y centro de atención cuando se propone lo que sea, siempre a la contra. Tanta concentración humana a aquellas horas parecía no existir en fin de semana, solo luces, bloques de viviendas, centros logísticos, áreas comerciales y más edificios de todo tipo. 


Había que llegar a la población de Garraf por la serpenteante carretera de la costa, la de los rallys de coches de época y otros no programados. El Port Ginesta era un cúmulo de mástiles que tintineaban con el viento, los deportes de agua esperaban mientras la luna y el sol mantenían cierta rivalidad a aquellas horas. 


La luminosidad del mar, el amanecer y la costa recortada permitían discernir y aproximarse al destino final del primer grupo senderista: desde lejos se veía próximo  Garraf  para enfrentarse a los  23 km programados del primer grupo. Era el sol naciente, sin imperios a la vista.



Tangas


Esta vez no hubo posibilidad de acercarse a la playa. Tampoco de observar el impacto de las decisiones del mecenas Eusebi Güell y del arquitecto Antoni Gaudí: de aquí salieron muchas piedras, hoy muy turistizadas. Aquella bodega gaudiniana  hoy es el restaurante Gaudí Garraf. Tampoco se pudieron ver las 33 casitas de colores, cercanas al mar,  con historias de domingos en la playa desde 1920. 


Pero sí hubo recuerdos en el ámbito personal. Alguien echó la vista atrás para sus adentros. Se le rebobinaron  otros tiempos en que se pasó caminando por aquí, fin de etapa en época calurosa . Recuerdos de aquellos exhibicionistas grmanos que lucieron sus cueros, dentro de lo posible, con un muy ajustado tanga rojo, en primera línea de mar-. Minimalismo textil   ¡provocando sorpresas más a propios que a extraños! Fue uno de los hitos más carnosos de este grupo, con cuerpos más jóvenes pero no efebos y, quizá, algo más lozanos. Aquel fue un final de etapa con un golpe inesperado  para la vista, cual pase de sudorosos modelos que se preparaban para dejarse ver queriendo. Para luego mimetizarse con el mar en el  lavado integral. Garraf, tanga, GRmania. Fue la chispa humana que alteró la rutina y provocó descorrer tupidos velos. 


El recorrido andarín se componía de dos partes bien diferenciadas: la primera, montañosa, por los entornos del macizo del Garraf. La segunda, cercana a las playas y espacios ferroviarios. Algunas, con zonas para textiles de todo tipo, o sin ellos. 



Alertas


La ascensión inicial por el GR 92  tuvo que sortear vías de tren y carreteras, en un reto que conseguía tono muscular y calentamiento rápido. El sendero ganaba altura entre palmitos o margallons y otras especies mediterráneas como el lentisco, en medio de una composición estética artificial  por un lado, y con alertas por otro. Pronto, el pou de la Mata, llamado por otros la Font del Clot: dos piletas de piedra en medio del sendero. Allí, a la derecha, el castellet de Garraf (una fortaleza del siglo XI), cuando aún no se había completado el primer kilómetro. Los restos de este castillo se acompañaban con una pregunta escrita en un tablero informativo: ¿será el monasterio perdido de Sant Vicenç?


Los calores iniciales provocaron algún cambio de equipación torácica, con torsos al descubierto sometidos a escarnio por mirones próximos. ¡Qué diferente respecto a aquellos ya añejos tangas! El sol se situaba encima del mar,  allá al fondo, teñía de rojo por momentos sus aguas y permitía darnos cuenta de tantos bocados a un terreno con modelado cárstivo. Mientras, había que colocar bien los pies para evitar ladeos, con posibles caídas incluidas hacia la vertiente derecha.


El Garraf son rocas, o ausencia de ellas por su extracción para necesidades humanas, paisajes vacíos, formas recortadas por los barrenos, la dinamita y los serpenteantes caminos para acceder al transporte de las enormes piedras. Abajo, la  maquinaria y las trituradoras, con equipos de perforación, de explosivos, bulldozers, excavadoras, camiones mineros y para canteras, volquetes, yucles, rígidos, articulados, góndolas, dúmpers. Para las gentes más viajadas: ¿en qué otras partes del mundo se podrían situar estos vacíos del terreno y estructuras rocosas si no se supiera que están aquí?


Justo encima del camino: ¡alerta! El sonido de un gran camión con materiales se acercaba. Estaba en una planicie artificial que se separaba del GR 92 por una gran tela metálica. De pronto, el aviso sonoro de la marcha atrás. Descarga de materiales allá arriba, con la sensación de que el género humano es muy frágil allí en medio. Como si los cascotes pudieran deslizarse. Ponerse a salvo significaba pasar deprisa, seguir subiendo y observar aquella zona desde arriba. 


A un lado, oquedades descarnadas. Al otro, maquinaria regando,  moviendo y extrayendo. Al lado la masía de can Lluçà con un caballo blanco apto para fotos y la carretera que había que seguir, a la izquierda, hacia Campdàsens. Aquí, a este tramo del GR 92, dentro del Parc Natural del Garraf, se le llama “Camí de les Costes”. Más allá, una dirección conduce  al templo budista de Plana o Palau Novella, de orígenes indianos, inicialmente para el cultivo de la viña, hasta que llegó la filoxera. Más acá, casas aisladas con vehículos aparcados y contornos cuidados. Formaban parte de un conjunto de masías agrupadas en Campàdesens, con una rectoría e iglesia del mismo nombre. Su inscripción en un azulejo mostraba reconocimiento: “Els amics del Garraf a Campdàsens”. Y con torres a modo de fortificaciones o vigías en las masías, grandes palmeras a la entrada,  entornos con algunas viñas y vistas a la cementera Uniland.  Cerca, Can Fontanilles, Can Róbert, la torre de Ca l’Amell, Can Granada con otra torre de defensa. Aún quedaba lejos la ermita de la Trinitat, punto del refrigerio. Pronto, el despliegue de la cementera, con cruces de la autopista  y de cintas de transporte de la roca caliza. Eran líneas artificiales que conducían lo suyo. En una pilastra, aviso: “Zona industrial. Maquinaria y vehículos en movimiento”.



Dominaciones


Las máquinas horadaron terrenos, ahora  ya sin envoltorios, para servir al progreso en forma de construcciones diversas (léase, por ejemplo, los citados Eusebi Güell-Antoni Gaudí). Ya sin piel y sin contenido, aquel paisaje lunar era un símbolo para interpretar y rellenar con por qués, parar qués,  cuántas ganancias, cómo vivían los trabajadores y quiénes se beneficiaron de todo.  Habrá quien califique este panorama como un “Ecocidio”, un reciente nuevo término. 


El paisaje del Garraf se extendió hasta las perspectivas de desiertos sudafricanos, compartidos por otros caminantes que estuvieron por allí en un viaje reciente. Fueron más geologías que sirvieron para descubrir adaptaciones y vidas entre elefantes, antílopes, leones, otras zoologías y realidades humanas de aquellos paisajes con safaris incluidos, disfrutados por gentes senderistas.


Allí, aquella casa con decoraciones que usaban el blanco y rojo de los GR en macetas, palos y otros objetos: ¡gracias por las indicaciones! Cuidada y con vehículos. Formaba parte de la presencia humana amable, al otro lado otra pedrera activa, con maquinaria pesada y en permanente “evolución”. Mientras, en alguna conversación, dominantes y dominados aquí y en África. 



Ellos


El grupo se estiraba entre calizas, ríos subterráneos y el sonido de una autopista que cruzaba tantas rocas por túneles y puentes. La oportunista  imagen de una parte componía un cuadro surrealista: vehículos como si dieran la vuelta en un bucle sin fin. Era el juego provocado por la ocultación de la clave del misterio: el peaje que tapaban árboles  sugería adivinanzas después de la plasticidad de la primera impresión, con incógnitas sugerentes. Cualquiera puede jugar a descubrir otras formas de percibir situaciones entre lo que vemos cada día. Son formas y deformaciones si se ignora una parte.


Seguíamos con reflexiones postafricanas de quienes pensaron en el conjunto, con visión humana e histórica. Sobre geopolítica, geoestrategia, colonianismo, africanismo, dominio y avasallamiento con la habitual rapiña incluida. Quién dominó y quién y cómo se ejerce hoy en muchas zonas del continente. Conclusión sobre el imperialismo económico más repetido hoy: ahora son ellos. No con dinero y comisiones sino con infraestructuras imprescindibles para la población. Con habilidades blandas. Suavemente llegan y acaparan, casi sin que se note y menos se publicite. Con sonrisa pero con muchas horas de trabajo y negociación. Instalan sus manufacturas en los mercados, con miles de productos.  A cambio: se llevan las materias primas para aquello que después  vuelve elaborado y a bajo precio. 


Ellos y ellas también nos sirvieron al grupo de caminantes,  al final de la etapa en un bar. Amabilidad, doble contabilidad, buen rollo, servicio,  más sonrisas y buen precio. ¡Hagan caja, señores!



Degradaciones


Abajo, una vez cruzada por un túnel la autopista A-16, la realidad de otra estructura de explotación de piedra. Vallcarca como símbolo de puerto industrial cercano a Sitges, construido en 1913, ahora con concesión a la empresa cementera  Uniland. De aquí salieron materiales para Mallorca, para ampliar el puerto de Barcelona, para edificios conocidos o no.  Este conjunto fue bombardeado por las tropas franquistas, con trabajadores casi en semiesclavitud, viviendo entre nubes enormes de polvo blanco. Un referente de unas condiciones degradantes en todos los sentidos. Aún quedan vestigios de las casas de los trabajadores al lado del GR, como muestra de vidas pasadas y anónimas  que ayudaron a formar el presente. Un reconocimiento a estas personas mientras pasas por allí sin saber qué ocurrió. Siempre, la memoria histórica porque todo tiene un pasado.


Fue una oportunidad para actualizar el tema sobre ellos, ampliarlo, trasladarlo a tiempos actuales y responder a una de tantas preguntas: ¿Por qué hay tantos supermercados en Cataluña a cargo de pakistaníes y en qué condiciones viven y trabajan? Se aclaró el tema con interesantes detalles. Fuentes: la prensa. 



Respingón


Sorteada la fábrica, ganar altura por el GR significó remontar un obstáculo.  Un gran árbol caído. Como pasa en estos casos, la división de opiniones y rutas significó esparcimiento del personal campo a través, entre zarzas, lianas, ramas secas, tropiezos, enredo, saltos y alguna caída. Arriba, mirador  como si sirviera para un cenáculo (no confundir con cenotafio),  con vistas y ermita de la Trinitat (a 180 metros de altura). Al lado el horizonte, perspectivas marítimas y espacios para asueto y reposición de fuerzas en una especie de relajación compartida con libaciones, cafés y… ¡el mío es el mejor!


La continuación llegó más arriba. Se pasó por un rincón encima de la ermita con columnas pseudomodernistas,  formado por casas encaladas y visiones que a alguien le recordó imágenes de postal publicitaria de islas griegas. Pronto el penyal del Llamp, el puig de Sant Isidre, el puig de Sant Antoni (212 metros). Hasta pergeñar perfiles de Sitges y su acercamiento mientras se descendía. 


Se desconoce por qué pero una conversación oída en la bajada se centraba en una reflexión que tensionaba a alguien: versaba sobre el culo respingón. Aquí no procede abundar en más detalles para evitar sesgos y catalogación oportunista de quien siente preocupaciones por tan trasero tema. Interesante que esta parte de la anatomía dé lugar a conclusiones también en Sitges, allí en medio de nuevas construcciones de alto standing, en la urbanización de la Llevantina. Pronto, el passeig dels Balmins.


Mientras, esta población es  otro lugar más que echa a los vecinos (sitgetanos en este caso) por el precio de los alquileres y viviendas. Especulación al máximo en la blanca Subur. Decían: no solo grandes fondos o tenedores sino corrientes mortales que tienen invertidos sus ahorros en varios pisos y especulan al máximo durante todo el año (lo mismo que los grandes fondos),  mientras los gobiernos reciben las iras y las culpas de la avaricia propia y rentabilidades ajenas. Como dijo un estratega de la campaña electoral de Bill Clinton: “Es la economía, estúpido”. Y que no falten las manifestaciones. Imprescindibles.



Paseos


El largo paseo de Sitges, inacabable cuando se intercalaba en los más de 23 km de la etapa, era una exposición de mundos variopintos. Nada más comenzar aquí, el bar “El Viver: beach club restaurant” atrajo la vista por el famoseo que se publicitaba allí y por la disposición de algunas mesas de una terraza, encaradas a la amplitud del mar y con ambiente de ensueño. Después, quien sabe del disfrute debió repetir una vez más su manida frase: “Una cervecita, unas patatitas y unas aceitunitas”.


La playa de Sant Sebastià conducía al núcleo más artístico e historiado de la población. Entre baluartes (hay uno con nombre Vidal-Quadras, ¿os suena tal apellido?: parece ser que era una rica familia originaria de Sitges, con negocios de tráfico de esclavos y otros en Cuba y Venezuela), estampas típicas de sus calles, los museos Maricel y Cau Ferrat, plaza de l’Esglèsia Parroquial en una roca, paseo de la Ribera y Marítimo, monumentos a El Greco, Santiago Rusiñol, a un indiano más llamado Facundo Bacardí (el del ron cubano, la escultura dice: “creó el ron añejado de calidad superior”) y el reciente festival de cine fantástico y de terror.


Variedades humanas, solas, en pareja, en grupo, con o sin perros, por la playa, en asientos, en terrazas, en plan deportivo, postureando, al sol de noviembre, siguiendo a una formación musical, paseantes de un club deportivo, o por la playa en bicicleta con filas de tejas que delimitaban espacios entre playa y taludes. Y variedades de esculturas a lo largo del paseo, también de mujeres (por ejemplo, Dona Mediterrània), anuncios de exposiciones y recuerdos del personal andarín de cuando venían a sus  famosos carnavales. También la añoranza de los primeros paseos por “la calle del Pecado”: “Pues yo fui muchas veces y no pequé ni me hicieron pecar, qué desilusión! “ aclaró alguien. 



Opciones


Después de casas de todo tipo -incluidas las que quedan de indianos -y modelos vitales supuestamente más tranquilos, el hotel Terramar y el campo de golf actuaron como un límite. La espera a personas sirvió para decidir si descalzarse para cruzar la riera de Ribes o dar la vuelta  a pie al campo de golf, en una zona, diividido por la carretera. También, para que personal de una especie concreta verificara que ahora va por la calle y es invisible a según quién (se entiende la obviedad). A menudo estas gentes no prefieren ver mojamas séniors y sí mirar escaparates de su lado de la calle o del contrario. A cambio, aclaran que en las cajas de zonas de venta reciben otro trato, con sonrisas de cobro. Al final de la etapa de hoy, más.


Tanto una opción de paso como otra para seguir el GR visibilizaban las praderas golfistas que nunca se secan y menos cuando hay carestía de agua para el público de a pie de calle. En general se veían gentes lustrosas que se desestresaban mientras buscaban dónde meterla (la bola o pelota de golf: otra discusión semántica sobre este objeto redondo). También se apreciaba otro espacio de ocio: el mítico edificio de la discoteca L’Atlàntida. 



Feromonas


Entre el mar y el ferrocarril,  hasta Vilanova i la Geltrú. La frecuencia de trenes era un tráfico continuo que anulaba aquel día  las repetidas  críticas hacia Renfe, en una época no estival y en un día no laboral. Entre la vía y el mar,  playas de la Riera Xica, de les Anqiines,  de l’Home Mort, punta de l’Ombra, mirador de la Punta Grossa, playa del Belis y otros rincones para públicos textiles, no textiles  e híbridos. Míticos lugares para estar como cada uno quiera. 


Entre subidas y bajadas, hasta con muchas flores,  con aproximaciones al mar y a las vías, pronto apareció Vilanova i la Geltrú. Antes, el grupo que hizo el recorrido entero oteó al otro de menor kilometraje. En estas hubo quien descubrió a lo lejos con quién vive, se le preguntó si obraba con seguridad, apretó velocidad y fue a su encuentro. Quienes presenciaron la escena encontraron argumentos para verificar el poder de las feromonas en humanos y el poder del reconocimiento de parejas muy consolidadas y rozadas, hasta en la distancia. Y acertó. Menos mal. 


Sonrisas


Vilanova i La Geltrú fueron buenas caras y sonrisas en el bar que nos acogió en la Rambla de la Pau 66, el bar Sanghai. Ante la barra, alguien llenaba vasos de cerveza. Como que había varias personas que observaban su trabajo y esperaban para trasladarlos a las mesas de la terraza,  alegó nervios ante tantos ojos. Encima se acabó el barril y, más nervios. El espíritu de servicio mutuo significó doble contabilidad de todo y atenciones baristas. El ambiente propició acercamiento respetuoso, pérdida del rigor inicial y amabilidades varias. La sorpresa continuó cuando vio cómo alguna mesa agrupó todo al final para facilitar el servicio. Más gratitud y sonrisas. 


Son muchas las estrategias para conquistar, reafirmar, extenderse y adentrarse en los mercados y en las vidas. A veces con cierto colonialismo económico de doble vía.  Allá en África se hablaba de los otros de hoy, cómo se extienden en los países. Aquí también están muy normalizados en muchos productos, trabajos y establecimientos. Otros lo hicieron antes. Ellos ahora. Construcción y deconstrucción de paisajes, negocios, culturas, mezclas, quizá hasta para conseguir  rebobinado de mentalidades en mentes muy recalcitrantes. Todo para el bienestar y el malestar humanos como ambivalencias que se suelen dar a la vez. 


Alguien no era capaz de imaginar en voz alta qué ocurriría en esta país y en otros si un día parara toda la población proveniente de otros lugares, ocupando a menudo trabajos que no quieren los de aquí. 


Mientras, más sonrisas de quienes te atendían y eran originarios de entornos no muy lejanos del sol naciente. Por cierto, en aquel momento el sol ya estaba alto.


Llegados hasta aquí, con bares-restaurantes como protagonistas, una receta que hoy 26/11/2024 cierra un artículo de LA VANGUARDIA, dicha por  quienes acaban de montar un restaurante en Barcelona. Sirva también para  justificar la intención de estos humildes escritos:


“Haz las cosas como si fueran para ti o para alguien a quien quieres”



Evaristo

26/11/2024


jueves, 31 de octubre de 2024

Viaje por la memoria histórica de Euskal Erria en octubre de 2024

 Apuntes “de memoria” por Euskal Erria


  • Fotografías  escritas del viaje para complementar las ganas de saber.
  • Para que no nos falle la memoria, en etapas vitales donde la memoria se ha de preservar. También la histórica.



Apuntes centrados en el viaje del 13 al 18 de octubre de 2024 por Gernika; San Jean de Luz, Hondarribia;  Vall de Baztan nord (Zugarrarmudi-Uerdax, Ainoha y Sara); valle de Baztan centro y  sur (Elizondo-Arizkun-Senyoriu de Bartiz); Donostia-Museu Chillida Leku; Bilbao. 

Organizado por CCOO Catalunya.


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Por la memoria histórica de la destrucción franquista; por la “brujería “  desmitificadora de tópicos, escobas, gorros y Hallloweens diversos;   por el uso siempre entre comillas o en cursiva de las palabras “Bruja” y “Brujería” en  aquellos tiempos históricos, reviviendo mujeres encarceladas, desterradas o asesinadas por ser más avanzadas, por pensar y por aportar aire fresco con nuevas ideas; reviviendo la Gernika que recuerda otras Gernikas actuales; recordando los sabores de los pintxos, gildas (no confundir con las piparras, por favor), zuritos, txikiteo, chistorras (alguien dijo: “me he pesado al venir y lo haré al volver”); descubriendo efectos de la burguesía; admirando las mujeres trabajadoras, condenando a inquisiciones varias (de antes y de ahora) y dándole gracias a la meteorología que alimenta el verdor del paisaje: solo llovió una vez “con fundamento”. 



Desde la ignorancia


Quien, desde la ignorancia propia, se atreve a transcribir sus impresiones durante  un viaje cultural, y después compartirlas, se arriesga a quedar en evidencia. Claro que también esta declaración inicial puede ser una buena  forma de salvación: ¡como soy ignorante ante gente que sabe más que yo…los errores se perdonarán! 

En todo caso, como “por la boca muere el pez”, aquí el plumilla se someterá a las consideraciones de quienes han visto otras realidades, las han interpretado de otra manera y sus conclusiones tienen más peso y consistencia que estas. Si es así, disculpen las molestias. “La ignorancia es lo más atrevido que hay”, decían antes. Aquí un ejemplo.


Nota:

Para completar el conjunto final y ampliar información, el texto tiene  enlaces a referencias informativas y documentales externas, seleccionadas por quien escribe o aportadas durante el viaje. Figuran con palabras de color azul.




Domingo 13 de octubre de 2024: entre Barcelona y Gernika



Atrevimientos


Como que hablamos de memorias, las siguientes líneas pretenden ser eso, una memoria más del viaje al País Vasco, entre el 13 y el 18 de octubre de 2024, bajo el título “Nosaltres, les altres”, organizado por CCOO de Barcelona  (Secretaria de les Dones de la Federació de Pensionistes de la CONC, Federació de Pensionistes i jubilats,  Fundació Cipriano García de la CONC y CCOO del País Vasco). 

Será un largo paseo escrito “de memoria”, con posibles lapsus mentales fruto de la edad pero no malintencionados, quizá inexactitudes, atrevimientos innecesarios y, en ocasiones,  provocación  de una sonrisa. El relato recoge observaciones, miradas, frases oídas sin citar quién las dijo, fotografías escritas,  con la posibilidad de que la miopía personal y mental,  las gafas progresivas y las bajas frecuencias auditivas captadas desvirtúen la fiabilidad perseguida. 

En todo caso,  siempre será mejor consultar la guía y documentación facilitada por la organización del viaje, las fotografías de quienes saben, los textos de creación propia de insignes escritoras del grupo y, también,   hurgar en lo más profundo de los recuerdos del personal asistente: “ustedes sí que saben”.

Por tanto, cualquier parecido de estas líneas  con la realidad del viaje puede coincidir o no. Cualquier aportación, aclaración o crítica serán bien recibidas en los comentarios al final de este texto, en el blog. 

”Con la venia… discrepen, por favor”.

Las siguientes líneas también intentan servir a otras gentes que las lean,  más viajeras que turistas, a  quienes se interesen por estas rutas y lugares, si es posible con visión de memoria histórica centrada en las mujeres que sufrieron lo indecible durante la Edad Media por ser catalogadas como brujas, por los efectos devastadores  de la Guerra (in)Civil, por el franquismo y por calamidades varias, y por la clase trabajadora del País Vasco. 





Movilidades


¿Cómo hay tanta gente a las 5 de la mañana de un domingo 18 de octubre en la terminal aérea T1 de Barcelona? ¿Jóvenes que no han ido aún a dormir y vienen por aquí para la penúltima copa u otros menesteres? ¿Séniors activos que ya se han despertado, han comprado el pan y se dejan caer en grupo por si pueden “levantar el vuelo”? ¿Turisteo diverso que ya se retira de la invasión capitalina y deja paso a quien llega con ganas de gentrificar aún más la ciudad y saborear la impunidad urbana? 

Un trasiego continuo, paneles, mostradores de compañías , DNI o pasaporte casi entre los dientes y billetes en papeles o en el móvil. “Ese no es su DNI, es la tarjeta del club de jubilados” se oyó quejarse a alguien del mostrador de facturación mientras la persona trasegaba en la cartera, le traicionaban los nervios, se le caían papeles y no identificaba la demanda. Y eso que aún no había llegado a manos del sector seguridad  Ya vería cómo se las gasta la normativa vigente.



Cintas


El género humano inventa artilugios también para conducir a las multitudes en las distancias cortas. Basta con poner unos soportes y unas cintas para que todo se convierta casi en un laberinto o galimatías. Vueltas y más vueltas. Ves a la misma gente varias veces, con ganas de salir de allí. Y cuando sales vas hacia otras cintas en las que has de depositar tu mayor  identidad: objetos electrónicos donde llevas y expones  tu vida, anillos que te ligan o no, parafernalia que adorna el exterior de tu cuerpo y correas diversas: sin el cinturón del pantalón, la vida por momentos se ve de otra manera. Casi no eres nadie. Y como lleves prótesis, eres más centro de atención, con pitidos por doquier. Salvado el entuerto, toca recomponer las partes en el todo que eras antes. Un  obstáculo más ya salvado.

Y aún quedan más cintas y cintos, junto a cientos de estímulos publicitarios de todo tipo, mientras te mueves por decoraciones con arenas verdes y simulaciones de árboles donde la imagen y el  ecofriendly olvida envases de usar y tirar y desperdicios de todo tipo y condición por doquier: la cinta  que te lleva más deprisa en horizontal que ir caminando por suelo firme, la que te distribuye en el grupo que te hayan asignado para entrar, el cinturón que parece que te sujeta  la vida a tu asiento, la repetida explicación de seguridad en el avión (con cinturón en la mano) que nadie escucha;  luego, cintas de mochilas que cuelgan del portaequipajes de arriba, cables,  auriculares. Y anuncios delante de la vista, en el respaldo del asiento delantero, como si fueran mensajes intencionados y directos para que te radiografíes por si tú eres el centro de interés: uno en cada respaldo con “desafía tu memoria de forma natural”, “cuida tu corazón con Omega-3” o “que nada te pare en tu día a día”. En la fila de atrás alguien hojeaba el folleto de turno: “contornos de los ojos X, producto que te devuelve la mirada fresca”. Solución que proponía, más barata y natural: manzanilla y rodajas de pepino. 

En fin, es la vida organizada, impuesta y conducida, sin salirse del redil (más tarde, en el viaje,  veremos qué les ocurre a quienes se apartaron de otros rediles,  mujeres que no siguieron intransigentes normas, calificaciones o terminologías,  que fueron cadenas condenatorias en manos de  personal inquisidor).



Gadgets


Sin generalizar, ciertos séniors y jóvenes tienen algunas similitudes tecnológicas hoy, aunque solo en momentos concretos: el móvil, siempre imprescindible; suben a un autocar y alguien siempre pregunta por cargadores USB; frecuente olvido de estos ya imprescindibles objetos  en cualquier sitio, como si fueran paraguas; a veces quien mira más que el ojo es la cámara del móvil; muchas fotos personales del mismo objetivo visual para todo el grupo (con millones de réplicas en Internet), con o sin protagonista delante. O cierta ignorancia de tantos QR que explican qué es qué.  Y lo que nos caerá encima, más allá de algoritmos y de la  IA, que también fue consultada estos días, como nuevo oráculo de Delfos. A ella nos referiremos más tarde, en la plaza al lado del parador de Hondarribia.



Símbolos


Ya fuera del aeropuerto de Bilbao, simbolizado por una arquitectura exterior  muy visible de lejos en forma de  paloma, todo made in Santiago de Calatrava, el verde impacta a la vista hasta la vuelta. El jueves en San Sebastián la meteorología confirmó quién lo regaba a menudo.

Si en los países nórdicos tienen tantos nombres para clasificar el blanco de la nieve, ¿aquí pasará lo mismo ante tonalidades cuidadas por la frecuente lluvia? ¡Qué decir que no se sepa de los caseríos vascos, de sus entornos rurales y urbanos o de tantas y tan serpenteantes carreteras! Admiración para tanta afición a la bicicleta con asfalto mojado, respeto del vehículo con motor a las dos ruedas en tramos muy estrechos: ¡cómo se doblan apoyados en gomas minimalistas! Si es como en otros lugares, una de las recompensas será el desayuno/almuerzo de rigor. Y, tal como se les oye decirse les oye decir: “¡aquí no andamos con chiquitas!”

Símbolos: 26 de abril de 1937 en Gernika-Lumo, fecha con trágicas realidades y símbolos no tan lejanos. Gaza, Ucrania, Sudán y otras guerras menos conocidas reviven dramas y acciones humanas difíciles de entender para el pacifismo. En la plaza de los Fueros, fotografías de horrores que se repiten, destrucción y miradas a las últimas noticias de los conflictos. Aquel horror se repite ahora. 

También, a la búsqueda en Gernika de esa sabiduría vasca para coger o reponer fuerzas. Bares que  deslumbran tus sentidos con la tortilla allí recién hecha, expositores llenos de viandas irresistibles ya de buena mañana como cita previa para preparar visitas (de mañana y de tarde) a  la Casa de Juntas, Parque Europa (con esculturas de Chillida y Henri Moore), luego el Museo de la Paz, además de espacios arquitectónicos abiertos para el mercado semanal de los lunes, con ferias de renombre  como el llamado “el último lunes de Gernika” .  En especial en octubre. 

Foto al árbol de Gernika, al nuevo y al leño del viejo, a los patos del parque de Europa que se te acercan como si fueran de uso turístico, a las esculturas de renombre, a la reproducción del cuadro de Picasso, a la estatua de Don Tello,  a eucaliptos espectaculares, al pequeño Ginkgo regalado por el alcalde de Hirosima (es obvio  por qué y para qué).

Visita a la Casa de Juntas (aunque decían que hoy no estaría abierta, sí lo estaba), Museo de la Paz, fotos, audiovisuales, impactos y recorrido opcional por la población, con posibilidad de paradas técnicas en abrevaderos legales,  grifería con líquidos espumosos y levantamiento de vidrios casi llenos: “esos pintxos me están mirando”. Hubo quien primero lo decía y luego ejecutaba.

Restaurante Batzoki, para sentarse, degustar y reponer. Como en tantos sitios de este país, con gastronomía contundente y bebidas a veces en vaso grande.


Descubrimientos


De entrada, para ponerse al día, hubo quien se incorporó al grupo y preguntó: “¿Qué significa y cómo se interpreta vuestra frase ‘nosaltres, les altres? Un buen detalle inicial de quien ejercería como guía acompañante. Posible enseñanza:  antes de empezar algo nuevo, siente curiosidad por aprender. 

Recibimiento inmóvil: José María Iparragirre, autor del himno “Gerniko Arbola” recibe al visitante de pie, con una silla al lado; una escultura de Lurdes Umerez que representa al cantautor en activo.

El Museo de la Paz, para degustarlo. La paz que predica muestra horrores y también mensajes.¿Se sabe que esta ciudad es la más feliz del mundo? Cuando Bután quiere ostentar el primer lugar, Jean Jacques Rousseau ya lo dejó claro: “Gernika es el pueblo más feliz del mundo. Sus asuntos los gobierna una junta de campesinos que se reúne bajo un roble, y siempre toman las decisiones más justas”: un descubrimiento más. Así consta en su museo, cerca de esos árboles vascos símbolos de concordia, acuerdos y democracia. Esperanzas allí escritas, como las de Martin Luther King: “Si supiera que el mundo se acaba mañana yo, hoy todavía plantaría un árbol”. Unas Juntas Generales que son el órgano máximo de representación y participación popular de los vizcaínos. Allí, donde las menciones del museo indican que, en épocas pasadas,  no se pudieron aunar todos los sueños: “Quizá porque muy pocos estuvieron dispuestos a compartir su ilusión con los demás. Así, el conflicto degeneró en enfrentamiento directo: nuevamente el ser humano se olvidó de convencer y solo quiso vencer. Y durante un tiempo nadie pudo volver a soñar”. 

Los hechos fueron tremendos. Algunos mensajes fijados: ”Para el que lo vivió, la situación es indecible. Para quien no lo conoció, en inimaginable” (Pabón). “La suerte de España se había jugado al cara o cruz de la sublevación y cada lado proclamaba su verdad. Entre aquellas dos verdades, la única coincidencia era su incompatibilidad”(Rafael Abella, en “La vida cotidiana durante la guerra civil”). “Salir del refugio y ver aquello fue horrible. Todo el ferial ardiendo, todo era incendio. Todos temblando. ¡Cómo nos íbamos a imaginar que iba a suceder eso!¡Todo un pueblo quemándose!¡Ni hablábamos del susto que teníamos!” (Memoria colectiva del bombardeo). 

Y con  la reconciliación como solución: “La reconciliación es hoy día una herramienta básica en la resolución de conflictos y, como tal, su significado es rico y a la vez complejo. Aún así, todos entendemos que reconciliar quiere decir convertir en amigos a los que antes habían sido enemigos. Para ello es necesario que el agresor reconozca su culpa y acepte la responsabilidad de los actos del pasado”. Aún de actualidad, ¿no?

Y qué decir de otro descubrimiento más: una reconversión ejemplar a la entrada de Gernika. La antigua fábrica de armas ASTRA recibe a visitantes de la ciudad ahora como la primera fábrica de creación cultural de Euskadi. 2.000 metros cuadrados para nuevas creaciones y tendencias, investigación y formación. ¡Ejemplar!



Alegorías


El  Gernika de Picasso se intuía por todas partes, además de en la pintura mostrada en una calle. ¿Lecturas?: “…No es preciso que el pintor cree estos símbolos. De otro modo, sería mejor escribir de una vez lo que se quiere decir en lugar de pintarlo. El público, los espectadores, tienen que ver en el caballo, en el toro, símbolos que interpreten como ellos quieran. Hay animales, son animales destrozados. Para mí, es todo, que el pintor vea lo que quiera ver” (Pablo Picasso, 1947).

Tres horas y media de destrucción, 85% de Gernika destruida. En llamas tres días. Los mandos franquistas tipo Mola y sus secuaces  se vanagloriaban de “éxito técnico, cirugía militar”: ¡qué trampa el lenguaje en esas manos!



Protestas


“Guggenheim Urdaibai Stop”, pancartas en algunos balcones, convocatoria a la manifestación del  sábado 19 de octubre en Gernika por imposiciones, apoyada entre otras organizaciones y partidos, por CCOO. En contra de la segunda sede del museo de Bilbao en terrenos como estos. Todo allí al lado, muy cerca del espacio natural mencionado. Con carteles en las paredes donde un gran pez intentaba comerse a otro más pequeño que huía. Los lemas: “Hemen dozue herria, Entzun” (Aquí tenéis el pueblo. ¡Escuchar!); Guggenheim Urdaibai Stop.

Interrogante a despejar: ¿por qué se coreaba ese día  el lema “Menos Pradales y más humedales”? La respuesta, en esta información y enlace.

Allí al lado,  Urdaibai, Reserva de la Biosfera de gran valor ecológico y ambiental. Una visita también de alto valor. Y Bermeo, Mundaka, Lekeitio, Urdaibai Bird Center, etc. Un poco más allá, Museo Guggenheim Bilbao. Vanguardismo arquitectónico obra de Frank Gehry, construido entre 1993 y 1997. ¿El origen de la Fundación Guggenheim? Un prohombre de los denominados “filántropos”, Solomon Robert Guggenheim (1881-1949). Vale la pena situarse en su biografía con negocios de  minería e industria, además de coleccionista de arte con el legado de la red Guggenheim.  

Lean, visiten, contemplen, valoren, juzguen, reflexionen y extraigan sus conclusiones. Ser persona viajera con inquietudes culturales y comprometida con la memoria histórica, con “nosaltres, les altres” son estadios diferentes frente al habitual  turisteo al uso. Pero no incompatibles ambos. ¿Qué ocurriría si cundiera el ejemplo y el ver y el mirar  turístico “porque había que pasar por allí”  fuera un observar y un reflexionar? Y no digamos si se hacen suyo el lema del interior del edificio de CCOO en Bilbao: “Actuar para avanzar”.




Lunes 14 de octubre: San Juan de Luz  y Hondarribia 



Sobre lados


El tráfico de tanto vehículo y la lluvia muestran imágenes de otras luchas diarias. Llegar al destino en medio de colas, accidentes, coches a los lados rociados de espuma de bomberos mientras la cantinela “Buenos días, bon dia, egun on” simbolizaba un recibimiento cortés. 

Seguimos con descubrimientos. Para el público foráneo oir decir “os del otro lado” a la guía exigía una explicación situacional.  El río  y la  ría (el vasco de la parte peninsular y el vasco de Francia) como potenciadores de sugerentes denominaciones que provocan sonrisas y alguna ironía. Ese día por la mañana se empezó a visitar el otro lado (San Juan de Luz) para ver o intuir desde las cercanías al otro lado: aerropuerto de Donostia, Hondarribia y demás poblaciones. Por la tarde, desde este lado (Hondarribia) se veía aquel lado francés. O sea, descubriendo y nombrando lados. 

Que la lateralidad no nos sea un problema.



Luz y barro


Del lado francés, la población bautizada como “nido de escorpiones” por los británicos en el siglo XVII -por convertirse los pescadores vascos en corsarios-, mostraba sombras semánticas en la supuesta Luz del nombre.

Las ganas de “desfacer entuertos” por quienes asumen retos al alcance de la mano (investigación digital) consiguió aclararaciones. Es la curiosidad como herramienta básica para el aprendizaje. Si bien no se le niega esa Luz que añade luminosidad al nombre de la población,  parece ser que la etimología real la vincula con una palabra vasca que significa Barro. El fango al bajar la marea en tiempos antiguos, los aluviones de ls ríos, todo el lodo también quedó en el nombre. Con la ventaja de que la belleza del lugar y los históricos veraneos de gentes pudientes no se ven enturbiados por significados solo para la curiosidad. Una buena amalgama o cóctel: ciudad balneario burgués, baños de ola, puerto pesquero, huidas de persecuciones, tráfico de personas, lugares de huida, centros de espionaje, el lujo en hoteles y edificios, la isla de los Faisanes con intercambios diversos y con firma de la paz de los Pirineos. También, ahora,  arreglo de colectores para evitar malos olores al insigne personal. 



“Mira que treballen aquestes dones!”


Alguien, ante un cartel explicativo en la playa, mostró su asombro en voz alta ante el trabajo de aquellas mujeres. Eran Les kaskarots, mujeres de esta minoría étnica, perseguida, y ellas al frente de los trabajos más duros, como todo lo relacionado con la comercialización de la  pesca, mientras los hombres guerreaban. Se las emparenta con los gitanos, pero ellas aquí  más sedentarias. Vivían fuera de las poblaciones y eran obligados a casarse entre su núcleo, con la prohibición de beber de las fuentes o tocar los alimentos. 

Desde el paseo de la playa la población publicita a los primeros extranjeros en 1854, el balneario de La Pergola del arquitecto Robert Mallet-Stevens, la cité des corsaires, el arquitecto André Pavlovsky, un cartel advierte de una multa de 68 euros si no “tenue correcte exigée en ville” (dibujo con las no prendas: bañador y biquinis),  se vanagloria de reyes franceses, de piratas, peregrinos, plazas, mercado, Casa de Luis XIV, Casa de la Infanta, de ataques de los corsarios vascos a los franceses, el elegante pueblo que derrotó al mar. Iglesia de Saint Jean Baptiste (sede del casorio de Luis XIV y Maria Teresa), con curiosa arquitectura y corredores laterales de madera a media altura y un barco colgado desde el techo. ¿Qué hace un barco allí? La respuesta y más detalles de la iglesia, aquí. Bien visible el cartel: respeto, silencio, no móviles, no perros, no comida dentro. También otros a la entrada, por si interesaban: “Demander le baptême à l’âge adulte?” o “Venez et voyez1”. Delante, en el exterior, una invitación publicitaria más cosmética, de otro tipo: “ En 1 mois resculpte le triangle de jeneusse”. Casi a imitación de la publicidad en los asientos de los aviones.



Paseos


La larga playa de San Juan de Luz era un desfiladero de personal variopinto: quien paseaba al lado del mar con el albornoz blanco del hotel, práctica de semblanzas que imitaban el aquagym marino, séniors de paseo por salud o por prescripción médica (que debe ser casi lo mismo), olfateo del plat de jour, sugerencias de no fumar en la playa, prohibición a los perros de acceder a la arena en el país que casi los beatifican, sillones de terrazas de bares con la amabilidad de una mantita para protegerse de la brisa cantábrica, olor a mantequillas y derivados, espacios para intercambio de libros, decoraciones con guindillas rojas  en algunas fachadas (espectacular la decoración de “Maison Adam”), quien tiende los calcetines y otras ropas en primera línea del paseo, perros a la sombra natural mientras sus dueñas consumen el tiempo al sol del otoño. Al fondo, la ermita de Santa Bárbara. 

Luego, concentración ante la estación de tren (Le Gare). Destino cultural: Hondarribia, villa pesquera, destacado enclave estratégico, con casa de colores en el Casco Viejo y en el barrio de La Marina, paraíso para amantes de la fotografía y del surf.



Brujas, brujos y diques


Dos poblaciones, una a cada lado, para entender más sobre sus nombres: San Juan del Barrizal allá y la castellanización por cambios de letras de Hondarribia en Fuenterrabia. Con el proceso contra seis mujeres de aquel lado, el francés, procesadas el 6 de mayo de 1611 y acusadas de brujas. Unos meses después del citado proceso de Zugarramurdi. Parecidos esquemas represivos para servir a intereses diversos, falsas acusaciones repetidas en otros lugares, falsos delitos, pactos con el diablo, Inquisición y condenas: son expulsadas y confiscados sus bienes. Más de lo mismo. Cerca, una de las peores prisiones de la península, a donde las enviaron:  el castillo de San Telmo o castillo de los piratas (aquí, más recopilaciones históricas, más documentación)

Dicho allí: entender los contextos de cada época puede ayudar a tener una visión más amplia y completa de hechos, pero  no a justificar inhumanidades con graves y falsas  acusaciones, o decisiones como los matrimonios de adolescentes ya con 13 años

Desde el centro medieval se observa el lado francés (Hendaya: sí, donde el encuentro de dictadores con bigote; o donde se entregó a Lluis Companys), con el río Bidasoa en medio, paso de traficantes, pesca furtiva, migrantes ahora. Y un aeropuerto reducido con pocas  posibilidades de ampliación. Una nueva pista invadiría territorio francés.  

La población se asemeja a Países Bajos: le ha robado terreno al mar mediante la construcción de diques y la desecación de terrenos. En el casco medieval, iglesia de la Asunción recibe con un cartel donde tres risueñas monjas carmelitas samaritanas te esperan en un mercadillo, si no puedes en esta iglesia, en la de Sant Maria Magdalena. Y sino, en su web “el bazar del convento”. Y si no, en su teléfono. Más posibilidades, difícil. Pero algunas prohibiciones a la entrada del centro religioso: no se admiten animales, móviles en silencio, no cubrirse la cabeza y silencio por favor. 

La guía corrigió y dijo que había brujas pero también brujos. No debía referirse a Luis XIV, tres ceremonias para su boda en la isla del Faisán ya mencionada, con encargo de decoración a Velázquez. Que no falte boato entre familias reales primos. Dentro de la iglesia, si el cura llamaba la atención a quien nos guiaba por no respetar el silencio, ella había preparado respuesta: “Si le digo que os hablo del demonio, me deja”. Originalidades: la imagen de la Santísima Trinidad trifacial en un arco, sometidas  otras  a eliminación por elConcilio de Trento: ¡con la Trinidad no se juega! O que esta población es una de las cuatro en que aún hay procesiones en el País Vasco. Más por tradición que por devoción, informan.

¿ChatGPT dice metirijillas? En la Plaza de Armas o Plaza Mayor, ante el Parador, con las brujas, sí que miente. Aporta una cifra inexacta: 11 en lugar de 6. Luego pide perdón. ¡Qué educado!

Aquí, más información sobre las brujas de Fuenterrabía. Proceso del siglo XVII

La mención a donde recluyeron a las acusadas como brujas, el castillo de San Telmo, llamado  como el de los piratas. En realidad era para defenderse de ellos pero los del otro lado. Los de este eran muchos: corsarios. Y se supone que con un lema, oído allí: “podemos hacer lo que nos sale del mango”. 



Contrastes


La brujería no existe: sentencia pronunciada por quien  explica y guía. Pero barbaridades en torno a suspicacias, sospechas, cobardías sobre las valientes mujeres y miedos diversos, de todo ha habido mucho y más. Ser mujer ya debía ser una condena para según quién.  

Que no se olvide otro detalle a valorar, que no pase desapercibido: eran expertas en la fabricación de cerveza de gran calidad. 

Por la calle Mayor, el centro medieval parecía contar con menos vida comercial que el más moderno barrio de La Marina, alejado de tanta historia. Allí hubo que pararse para atender necesidades fisiológicas. Esperas del grupo ante el baluarte de la muralla. Cuando llegaron, alguien se les dirige  una vez aliviada la vejiga: “Se te va a caer el pelo”. Respuesta: “ya me gustaría. Hace años que no tengo”.

Contraste con otras zonas peninsulares: gran detalle en  el País Vasco con las atenciones mingitorias. Las “komunas" abundan, están limpias y son gratis. De  gran ayuda cuando se enciende el semáforo rojo del llenado total, a estas edades. Y no se trata de aguantar lo inaguantable. Después, ¡qué alivio!

Más contrastes entre lo medieval y las imitaciones arquitectónicas de la plaza Guipúzcoa: mucha piedra y madera pero todo a imitación de una plaza castellana. Y que no falten los escudos: nuevos y comprados. Todo ideado por el arquitecto Manuel Manzano, en 1959.

De salida, allí al lado otro mensaje, ¿os suena? : “Poder elegir es tu poder”. No, no es tu poder, es el del banco que se dirige quizá a lo que tú no tengas y él sí que lo tiene. Con un poder muy consolidado.

Barrio de La Marina: calles comerciales, bares de postureo (sería como el anuncio viral de la piña en el Mercado, pero aquí: oído de la guía). Una población cara, se oía; segura, se vive bien, muy bajos índices de migración, escuela sobre todo en modelo euskera. Especializada en sector servicios, pesca de anchoas y bonito cuando hay y lo permiten las cuotas europeas. ¿Merluza? El último barco merlucero decoraba una zona del puerto. Aún no se valora  imitar a la  de la iglesia de San Juan de Luz y colgarlo. Lo que sí recuerdan estas gentes es cuando había mucho  pescado, cuando la frase  ¿otra vez merluza para comer? dejaba constancia de los menús repetidos por las especies especies que capturaban a menudo.

Zonas de más contrastes: los polígonos industriales se instalan en Irún, no aquí (“son feos”, se afirma, sin mencionar la riqueza que generan), el anuncio preventivo de ¡Que vienen los parisinos! viene a ser en la costa francesa como los de “can fanga o pixapins” aquí. Convivencia del gran lujo y de los cámpings populares en la parte francesa: son contrastes del país vecino, al otro lado.  Más atractivos, además de los gastronómicos: el Alarde,  los hacheros en el Alarde de la población, la ola del norte para los surferos, el chiquiteo y la fama de la ciudad por el atractivo que cada visitante encuentre y difunda.






Martes 15 de octubre: Vale de Baztan norte: Zugarramurdi-Urdax, Ainhoa y Sara



"Nos los comimos todos"


La cultura sigue de viaje. El río Bidasoa, también con nombre Baztan en uno de sus tramos, es un buen hilo conductor para entrar en Navarra desde Irún  y rememorar a tantas personas perseguidas, marginadas y condenadas bajo el apelativo de “Brujas”. Mujeres que siguen siendo aquí  ejemplo de ostracismo, sufrimiento y condena por ser diferentes, por su sabiduría en el ámbito rural y por ser transmisoras de nuevas ideas y libertades en espacios cerrados y poco accesibles.

El marco del avance por la carretera: río por un lado, montaña al otro, carretera estrecha, antigua vía ferroviaria convertida en verde (se puede llegar desde Irún hasta Elizondo en bicileta por aquí),  demasiado tráfico pesado y ciclistas. Las aguas fluviales del Bidasoa/Baztan acogen un importante club de remo en la zona de aguas bravas. Deportistas con laureles/medallas en competiciones  internacionales se entrenan donde antes vivían salmones hasta que acabaron con ellos: “Nos los comimos todos”, compitiendo con Campanus asturianos, primeras cañas de la temporada y premio para el primero. Subasta posterior y la puja supone miles de euros, compensados por la imagen mediática del restaurante que lo adquiere. Placeres gastronómicos exclusivos de cuando había especies que hoy se valoran mucho. Del qué asco otra vez besugo de antes, de abonar las tierras con angulas, de tantos chipirones y percebes a la escasez actual. Granjas y piscifactorías en la otra punta del mundo satisfacen los precios baratos de aquí. La huella de CO2 para su transporte, la explotación laboral, las harinas de pescado para alimentarlos y la contaminación marina, ¡qué más da! 

En todo caso, se entiende que el personal se emocione con la comida. Más cuando alguien bromeó si aquel día se iría a comer. “¡Por Dios, eso no se lo hagáis nunca a un jubilado!” (un capítulo aparte sería hablar de menús cuando se viaja en grupo: sumo interés para saberlos con antelación, debates, combinaciones, repeticiones, ¿otra vez lo mismo?, recomendaciones de bares, alergias, rechazos. Y se supone que las pastillas al lado, para contrarrestar posibles excesos). 



Orografías, Eguzkilores y latxas


¿Quién no recuerda chocolates Elgorriaga, jabones GAL, herramientas marca Palmera o vajillas Bidasoa? la historia de las empresas va asociada al mundo del trabajo, que es quien las ha sustentado y hecho crecer. ¿Alguien se acuerda de estas gentes y de sus vidas? Se repetirán parecidos términos más tarde en Bilbao, con memorables luchas de las trabajadoras también en empresas emblemáticas. La historia del trabajo, una asignatura aún pendiente. 

Pero acerquémonos a Zugarramurdi, donde también los hechos son inolvidables. En las casas, se pasa del amarillo de la piedra extraída en Jaizquibel al rosa de Baztan. Con casas-torre de piedra abajo y arriba de madera. Como creyeron que eran un símbolo fálico, se ordena suprimir la parte superior. Casas y burgos o el paso de la sociedad feudal a la burguesa, internados de lujo como el de Lekároz, antes colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo, de los Capuchinos y hoy Instituto de Enseñanza Secundaria; imágenes bucólicas con onduladas colinas, recónditas casas, caballos paticortos de la raza Pottoka pastando, ovejas latxas que después fueron centro de atención de parte del grupo, hayedos antes para embarcaciones, vacas y ese aire desestresante, tranqulidad y “dejad hacer”. 

Tanto bucolismo se veía interrumpido por la fiebre consumista francesa y vendedora navarra, en la zona del puerto de Dantxarinea. Allí en medio, áreas comerciales para satisfacer de precios y productos, convertir los perfiles fronterizos en consumismo, vehículos y competencia vendedora.  A ejemplos comerciales  como  la venta Prió, venta Paco o venta Auxalar y similares establecimientos  le llaman Comercio de Frontera. 

Una simbología muy significativa  que atrae a quien viaja: el Eguzkilore, la flor del sol, el típico cardo que adorna las puertas de las casas y las protege de los males de la oscuridad y de otros en la antigüedad. Un buen argumento de venta y de recuerdo en el valle. También, el muérdago, el acebo, el contar pinchos del cardo angelicus hasta ser de día por las “brujas”, para desaparecer después. Son esos elementos del paisaje con significados concretos, más allá del “kamaco” y la foto de rigor. 



Ellas


Ellas como poseedoras de "sabiduría no oficial", perseguidas en contextos muy amplios e interrelacionados: consolidación del modo de producción capitalista, estados modernos y monarquías (¡estas siempre ahí!), y las guerras de religión que se relacionan con lo anterior. Una amalgama con la iglesia, el poder , la inquisición en Logroño y opresiones varias en ambientes violentos. En este marco, la explanada del restaurante Azketa servía para iniciar y rutas y acabarlas comiendo allí. Un buen lugar, con arquitectura interior de madera y amplia visibilidad al entorno. 

El Museo de las Brujas, para comprender mundos y contextos de otras épocas del valle de Azketa. Los audiovisuales, que no falten. Introductorios, enigmáticos, profundos, abstracto. En la mitología vasca Mari, ella. El sí y el no, lo positivo y lo negativo, el lado luminoso y el lado oscuro. La dualidad de la ley Mari: el NO: no mentirás, no robarás, no te jactarás por soberbia; el SÍ: cumplirás la palabra dada, respetarás al otro, asistirás a los demás. La naturaleza, considerada ser vivo. “Todo lo que tiene nombre, existe”: un principio de la tradición vasca. Inolvidable en estas tierras vascas el padre José Miguel Barandiaran: “lo importante es el amor entre las personas”; el investigador, el maestro, el sacerdote. 



Cuevas y oquedades


La cueva de los aquelarres estaba bien delimitada hasta con alambre espinosa para evitar colarse sin pagar. O para que no entraran las ovejas y caballos paticortos que acudían a saludar al personal visitante. Parecían caballos animadores de turistas. Según la leyenda, lugar de fiestas, aquelarres, jolgorios varios, adoraciones. Un paseo agradable con final blanco y enigmático: ellas, las ovejas latxas estaban echadas en círculo en un prado de postal con el bucolismo de que allí la noticia es que no hay noticias. Alguna, de pie: macho alfa lo calificaron. Enigma: ¿por qué estaban así? Preguntas en voz alta: “¿esas son las de la cuajada? ¿Y las de las costillas de cordero que comeremos después?. Hubo quien   quiso solucionar el enigma y le preguntó a quien miraba por una ventana, toda la vida en el pueblo: “Duermen”, respondió. Tranquilidad y reposo en grupo. Aclarado el enigma. Evidente. 

El recorrido obligó al personal a bajar, subir escaleras, observar un horno de cal (calera), foto de grupo con las banderas como símbolos, carteles con menciones a la película “Las brujas de Zugarramurdi” de Álex de la Iglesia en 2012, lavabos muy aireados y “vistosos” para el sector hombre (a la vista), más comedidos e íntimos para las mujeres, 


Antes  de comer, a poca distancia (en autocar) y sin tiempo para cabecear, visita a las cuevas producidas por la erupción del río Urtxume. Las cueva de Urdazubi Urdax recibieron a visitantes con un elemento sorpresa: el carácter del guía o ¡qué carácter!  (mejor no entrar en detalles, se supone que tenía un mal día por retrasos y presiones de grupos). Solo respirar, atender, escuchar y seguir sus indicaciones. Algunos comentarios en redes sociales coinciden en dejar constancia de la poca empatía y actitudes de quien, al final, explicó su caso después de serenarse. Interesantes cuevas, “fascinante destino para disfrutar de la magia subterránea de Navarra” según internautas. Hubo quien frenó su ímpetu inicial de preguntarle por si las mal llamadas brujas anduvieron por aquí. “No estaba el horno para bollos”: refrán castellano. 

Aquí más, un vídeo de 3,24 minutos sobre la Cueva de Urdazubi Urdax, en youtube. 



¿De qué viven?


La belleza de Francia a veces queda deslumbrada por el ego y las creencias de sus habitantes. Allí cerca, en el País Vasco Francés (Iparralde) se anunciaba la visita a pueblos de los más bonitos de Francia. “Para gustos hay colores”, se afirma. Pero, en Francia o ante alguien de allí, ¿quién se atreve a llevarle la contraria? 

Ainoa y Sare, pueblos vascos visitados,  pero ya prevenidos con ese toque, ese hecho diferencial: “son los más mejores”.  Y son interesantes, qué duda cabe. Como tantos otros. Ainhoa fue galardonada por la asociación Les plus beaux villages de France (el nombre lo dice todo). Situada en el Camino francés hacia Santiago y en la vía de Baztan. 675 habitantes en 2021.

Porque Ainhoa es poco más que una calle, hoteles recuperados, casas con fachadas historiadas  cuidadas (algunas únicas con inscripción de 1662 que prohíbe ser vendida y con una curiosidad: todas las fachadas están orientadas al oeste, en el País Vasco, al este), cementerio que rodea a la iglesia en el centro de la pequeña población y el detalle de describir un elemento característico del País Vasco y de otros sitios: el frontón y su cartel explicativo: “un lugar público donde se reúne la gente y se practica la pelota vasca.  Un símbolo de fuerza, solidaridad y lealtad”. En muchos pueblos de España los frontones o trinquetes dieron vida porque parte de la vida giraba en torno a ellos.

Hubo mucha movilidad por estas tierras. Gentes que marcharon y volvieron de América. Las casas indianas son evidentes. También hubo genocidios, frailes que huyeron a España, a 1.600 les dieron la opción de ir a la Guayana o la cárcel. Clandestinidad, rutas de contrabando, paso de personas. Y Pierre de Lange. En 1609 mató a 300 personas, muchas de las que llamaban brujas, brujos, demonios. Un misógino y psicópata, según se oyó. Genocidios y expatriaciones estaban a la orden del día. 

Con este panorama, la gran pregunta: ¿de qué viven en tantos pueblos como este? No hubo certezas, sí incógnitas: gente jubilada, movilidad a otros lugares a trabajar, rentistas, oficios diversos, artesanía en la calle principal, turismo, tranquilidad, campo. 

Mientras, detalles más mundanos al cruzar una calle donde los vehículos no paraban en un paso de peatones.  Los franceses se quejan porque los españoles conducen mal. Estos dicen lo contrario. Y evidencias mucho más útiles: al lado del cementerio había un desfibrilador y también unos lavabos públicos. Ahí quedan los detalles. 



Glucosa


Sare o Sara, pueblo de contrabandistas, es otro núcleo de los de sin estrés,  otra belleza rural de la zona, con bastantes más habitantes. Su frontón es enorme. Su espacio  lo usan para  muchas funciones. Llama la atención el monumento a  txalapartas (instrumento musical tradicional vasco al ladod el frontón) y la celebración del cross  de los contrabandistas. 40 minutos para 9 km siempre el último domingo de agosto. 

Cementerio abierto, iglesia cerrada porque a última hora la tenían que barrer y tiendas de dulces que esperaban a visitantes. “Confiture de cerises noires”, también con crema. La merienda de séniors visitantes en la plaza por si habían bajado los niveles de glucosa en sangre, con el edifico del ayuntamiento que acogía abajo una farmacia y un bar. Todo muy completo en bellos pueblos franceses, aunque también  se escuchaba que eran  muy aburridos. Eso sí, con afamados dulces que.. bueno… que opinen quienes los probaron. 

De vuelta, por Bera de Bidasoa (con V). Mención a sus casonas. A las afueras Itzea, el mito, la literatura, la investigación, la vida en la casa familiar de Pío Baroja, comprada en 1912. Y con Julio Caro Baroja, con tantas investigaciones sobre mitos, leyendas, historias mágicas. Igual que  el ya citado padre Barandiaran. Fueron vidas dedicadas a entender y difundir.




Miércoles 16 de octubre: valle de Baztan centro y sur, Elizondo-Arizkun y el señorío de Bertiz



Propiedades,  maldiciones y lóbulos de la oreja


Señoríos, reyes, monarquías, conventos, colegios  conviven en paralelo a las realidades motivo del viaje cultual. Con una buena información previa sobre “brujas”, tradiciones mitológicas básicas (la primera,  Mari, como divinidad femenina), significado de los nombres y apellidos vascos, el bombardeo de Gernika,  se extendió también en la población agote y en la demostración de que “no eran ‘brujas’, eran mujeres”. Antes de llegar a la visita a la exposición mencionada después (la de Santxotena),  hubo una puesta a punto en el autocar por quien ha escrito sobre ellas: confirmación de visiones de la historia, ideas, argumentos, demostraciones, y reafirmación de que sí, sí,  eran mujeres, y por qué sufrieron lo que sabemos. 

¿Documentación sobre uno de los pueblos malditos de España? Hace años ya Juan García Atienza publicó el libro “Guía de los pueblos malditos españoles”, aún disponible. ¿Cuáles son?: entre otros, por ejemplo los agotes, xuetes, vaqueiros de alzada, maragatos, mercheros o quinquis.  

Los agotes, centro de atención en Arizkun (Navarra) y una de las sedes del parque-museo Santxotena fueron los puntos de interés matinales. 

Se dice que tienen un origen variado:  visigodo, de leproserías, hechiceros, con un rabo, sin lóbulo en las orejas (el artista visitado, agote,  lo tenía doble), con influencias musulmanes,  de los templarios de la zona y con  las mal llamadas “brujas”, todos formaron parte de esas realidades múltiples.

“Es mío mío”: decían quienes guiaban que era una frase preferida en la zona. Individualismo, yo, yo y mis propiedades que no me las toquen. Casas separadas para que las paredes no toquen lo mío, ratones a sus anchas, topos en el parque del museo, castañas porque es la época, hierba que se ha de cortar, bordas donde se guarda y protege una parte de las creaciones del escultor Xabier Santxotena, experto en creaciones con madera, antes cocinero con restaurante y convencido por Jorge  Oteiza para dedicarse a la escultura. Testigo de rivalidades entre  Oteiza y Chillida, solventadas, entre otras artes, por buenas comidas y bebidas con largas sobremesas. Con el estómago lleno decían que se filosofa mejor y se ve la realidad de mejores maneras.

En esta sociedad matriarcal (así escuchado por quien ponía en escena explicaciones en modo de teatrillo y sobreactuación, para cautivar en estos tiempos de atención plena a tecnologías diversas) la lluvia permitió rememorar personajes, historias y motivos por los que eso estaba ahí. Xabier Santxotena en persona aportó su subjetividad como artista y creador de todo. Como descendiente de los agotes presumió de doble lóbulo en la oreja que mostraba, para salir de dudas. 



He venido a callejear con sus libros


Elizondo/Dolores Redondo: un dúo comercialmente muy rentable. El pueblo ahora se descubre por los tres libros de una autora que no es de aquí pero ya con casa propia en este lugar. Los ejemplares vendidos y sus supuestos afectos debieron ayudar algo, si no la había comprado antes. 

La belleza de Elizondo se  puede plasmar ante la vista y recorrer siguiendo sus libros (también sin ellos) y posteriores películas. O eso es lo que pretende el guía que acompaña. Pero quien no haya leído estas obras ni visto las películas, pues nada. Escuchar, ver y no preguntar porque no sabes. Aunque al guía en un aparte se le interrogó: “¿Cómo eran antes de estos libros los recorridos para enseñar el pueblo?”- “Yo solo me ocupo de lo que hago, antes se debía enseñar de otra forma”. Amén ateo. Como quien escribe esto ni ha leído los libros ni ha visto las películas, escucha con la actitud de la ignorancia, está fuera de juego: ¿de qué me está hablando?  Se le interroga sobre la autora, sin agrado por su parte: “¿Se recibe bien a Dolores Redondo cuando viene al pueblo?”-“En general por todo el pueblo sí, menos por algún tonto”. Otro  amén ateo. Y ninguna pregunta más. ¿Para qué? ¿Si se pregunta se molesta?

Marcas y efectos de inundaciones de 1914 y 2013, benefactores ricos que regalaron frontones, traslados de la iglesia, iglesia con un presunto musulmán que parecía tapado ante la ferocidad de Santiago Matamoros, paseantes del pueblo que preguntaban con sorna  si hay alguna manifestación hoy (al ver a este grupo), fin del paseo en las falsas y peliculeras  Mantecadas Salazar,  como argumento de venta de otra marca real con productos de buen entrar. Degustaciones, compras y el efecto de surtirse en momentos antes de comer. ¿No dicen que es mejor ir a los supermercados a hacer la compra  después de haber comido? Menos productos, mejor elegidos  y los más necesarios. 

Un detalle para que no pase desparecibido en Elizondo y entorno: en esta zona se celebraron actos y se erigió monumento a las mujeres de la Red Comète en Baztan. Fue una organización franco-belga que, desde 1940, salvó a aliados de la presión nazi en la segunda Guerra Mundial. Pasaban por el río Bidasoa hacia Gibraltar. Ahora dicen este río es lugar de paso de migrantes hacia Europa. Caminos de ida y vuelta: viajes que son intrínsecos en la Humanidad. En el Museo de San Telmo de Donostia se ha rendido tributo a esta red en forma de exposición. 

Desde la ignorancia: interrogante para lectores de Dolores Redondo: ¿recoge estos y otros  hechos sobre temática de memoria histórica  en sus libros?



"¿Por qué preguntáis tanto?"


Tarde de Señorío previo pago de entrada. La web y los papeles turísticos sobre el Señorío de Bertiz explican la historia de la finca desde 1392. Señoríos que no emparentan con Señoritos pero también podría ser: deducción lógica ante el tamaño de la propiedad y el poderío del personal. 

Un viaje desde el matrimonio Ciga-Fernández y su sensibilidad hasta el actual propietario, La Comunidad de Navarra. Previa en folletos: evolución y descripción de modelos de jardines franceses, jardines paisajistas ingleses, jardines pintorescos, jardín histórico-artístico. Aquí, un parque natural y jardín botánico con más de 100 años de antigüedad. Apto para buscar ideas por si alguien en su grandeza económica tiene dudas y dispone de más superficie que una terracita, unas macetas o un jardín en un adosado. 

Dentro, audiovisual tópico y almibarado, en un entorno donde personal de atención al público  se quejaba ante tantas preguntas que se le hacían: “¿por qué preguntáis tanto”?, alegaba. Ve, mira, lee los letreros, sigue el papelito, escucha e intenta entender: hazlo. Con un cielo amenazante, el espacio natural  ya identificaba especies vegetales en un otoño con señales en las hojas y situaba al visitante en la herencia de tal Señorío. Un croquis muy apto para lo que hacía un grupo de jóvenes en plan didáctico y escolarizado: buscad, esparciros, identificad especies, entreteneros, autoaprendizaje, conocimiento del medio, aprendizaje significativo, competencial y otros apelativos que se quieran añadir a tanta enseñanza activa. 

Fuera del espacio más visitado, tres recorridos por caminos entre grandes árboles, con poco público en aquel momento: “Venimos a relajarnos aquí”, manifestaron quienes se dejaban ir entre tanta grandeza natural, con la vista perdida en la inmensidad.




Jueves 17 de octubre: Donostia y Mueso Chillida-Leku



Siempre que llueve después escampa


Menos mal que es verdad la frase anterior. Pero en medio..¡a mojarse toca! 

Estar en el País Vasco sin vivir  allí suele ser una gran oportunidad para lucir vestuario protector, prendas con cierto olor a naftalina, calzarse para la ocasión y verificar si los paraguas son de los más baratos o has invertido en ese objeto que se suele perder y que en Cataluña últimamente solo sirve para decorar u ocupar sitio. 

Donostia, bien. Y la lluvia de aquel jueves 17 de octubre, sin parar, racheada, viento, charcos, cuidado con las duchas de los vehículos que pasan al lado de la acera, choques entre paraguas, volteado de nuevo el objeto que el viento ha sometido a algunas pruebas de fiabilidad, y ganas de aprender de guías diversas. 

Mientras, el personal de la ciudad seguía sus quehaceres en exteriores: ciudad abierta con  las obras del metro y de la alta velocidad, construcción de edificios en una de las ciudades donde apuntan inmobiliarias y especualdores por su valor al alza, al fondo personal intrépido y senior que cumplían con el objetivo de bañarse cada día del año en La Concha (aquel día, con bandera roja), paseando tranquilamente después por la arena en bañador. Al fondo, surfistas cogiendo ola (sic). Nada se detiene, excepto pausas  para tapeos, reposición de fuerzas  y menesteres del mundo de la “mástica” (no mística) en el casco viejo y en otros cascos. 

Los acontecimientos de la guerra y los hechos de 1939 fueron revividos entre la lluvia, con la observación de las marcas de la barbarie en un enfrentamiento incivil. Retirada la decoración de cine para el festival y restos de fastos celebrados hace unos días aquí, el Hotel María Cristina aún conserva huellas de aquellos hechos, con mención a la calle Elvira Cipitria,  a las muejres de la guerra, la represión y la invisibilización. O el actual colegio San José con cartel informativo fuera en que se visibilizan las mujeres en aquella   cárcel de mujeres. Son  muchos lugares de memoria para recordar, como también el edificio de contención del avance sublevado, cerca de la sede de la CNT, con restos de tiros; el actual ayuntamiento, antes casino, también con tiros en la fachada; al lado, el monumento a las personas asesinadas a tiros aquí, conocido como el Dual.

“Aunque se moje, CCOO no se encoge”, decían con orgullo y humedad hasta los huesos.

La entrada a esta ciudad ya servía para  identificar espacios unidos a la represión franquista, como el cuartel militar de Loyola (¡alto!: durante un tiempo al mando de un militar republicano: solo por momentos, claro), o el antiguo cuartel de Intxaurrondo, en aquellos años con guardia civil terrible y temible. Todo en “Ñoñostia”, apelativo popular de Donostia, con respeto.  

No estaba el temporal para muchas de las  visitas programadas. Hasta hubo un grupo que se resguardó de la lluvia en una especie de zulo en un lateral, debajo de una calle. No se meterían allí sin lluvia. Pero fue un lujo estar en tal cuchitril, ‘con la que estaba cayendo’ (literal). 



Agur, Chillida. Ongietorri bilkura (tertulia)


No influyó la rivalidad con Oteiza ni tuvo que interceder el escultor Santxotena. Fue la lluvia, ese diluvio universal que mencionaban los más ateos,  la que inclinó la balanza democrática y dejó el programado museo Chillida Leku para otra ocasión. De vuelta al hotel, hubo una propuesta cultural, de memoria y sobre “brujas” en grupo, con lectura dramatizada a varias voces y debate posterior.  Muy enriquecedora la actividad y la gran cantidad de ideas que surgieron. Una miscelánea fruto de la reflexión y de la expresión espontánea con libertad sobre temas tratados en el viaje y sobre la actualidad: no eran brujas, eran mujeres, pérdida del saber de las mujeres y de la historia del trabajo o el valor de saberes que se pierden, cuando las profesiones se feminizan para algunas gentes el prestigio decae, empoderamiento femenino en la Edad Media, ortodoxia y heterodoxia, poder, no poder. Hasta se mencionó a Steve Bannon y la extrema derecha. Y también le tocó a Elon Musk: propuesta de boicot a X y a Tesla. Todo el personal en una sala del hotel que, según se decía, fue ‘okupada' estilo autobús 47. Valoraciones de la reunión  en el Wahsatpp del gupo: una reunión muy pedagógica para combatir estereotipos y pensamientos preestablecidos, otras formas de vivir de algunas mujeres de la época medieval hasta hace poco, mención a documentos sobre “Beguinas, las mujeres más libres en la época medieval” con propuesta de viaje. Otro: “Las Beguinas: su historia y su forma de vida alternativa”. O la propuesta del remanso de paz en Amsterdam: Begijnhof. Y también, “el retorno de las beguinas”.

Si la lluvia no permite una actividad, se proponen otras. Es la participación, compartir conocimiento y el aprendizaje mutuo.

Con todo, el ambiente era el más favorable para el ‘baño’ del Bilbao trabajador y combativo  al día siguiente, final del viaje. 




Viernes 18 de octubre, último día: Bilbao



Lecciones del trabajo en presencial de Carola


Carola se erige en un monumento bien visible para estimular el conocimiento más real posible de Bilbao, para acercarse a quienes generaron  esta ciudad, de la que disfrutan hoy las masas turísticas, en su gran mayoría sin saber quién originó lo que ven y paladean en las 7 calles y en otras.

Allí, en el Itsasmuseum, al lado del puente Euskalduna se erige la grúa Carola. Sus 60 metros son un símbolo de la fuerza laboral de Astilleros Euskalduna para la construcción de barcos. Hoy dicen que es la única que permanece en pie en Bilbao.  A sus pies, la gabarra del Athletic y  su última salida en abril de 2024, con la que se festejó el 24 título de la Copa del Rey, surcando la ría del Nervión por primera vez desde 1984. Acompañada de 160 embarcaciones y 62 traineras. Así se celebra aquí. 

En plena ría de Bilbao, en zonas reconvertidas, acondicionadas y con la cara lavada de óxidos, suciedad y aguas insalubres, cualquier viandante se podría sorprender en positivo si hubiera escuchado el discurso de quien se ofreció como guía. Podría haber amorfos paseantes que echaran de menos “la chapa” monocorde y repetida de guías oficiales al uso y les sonara raro la realidad que originó todo.

Allí, la enérgica, pasional, vital y emocionada disertación de una persona comprometida con el mundo del trabajo  hablaba de historias reales de los de abajo, de mujeres y luchas, de galletas y minas, cigarreras, de metales, lanas,  carbón y burguesías diversas. Allí, en zona turistificada, al lado de la mencionada  gabarra para celebraciones fastuosas y multitudinarias por copas  del rey ganadas, cuando a este se le silba siempre como persona non grata y mucho personal suspira por  la República, ante todo. Allí, alguien ajeno al grupo reafirmó: “Somos vascos, los de Bilbao somos así, ¡qué pasa!”

La amplia mirada desde este puente, el Euskalduna, descubrió eso, puentes viejos y nuevos, símbolo de pasos y de trabajo, de las diferencias entre un lado o margen y otro de la ría. “Establecer puentes”, de eso se trata, en sentido físico y figurado. En una ciudad donde bastante patrimonio industrial se ha destruido, aún se conservan símbolos cuya interpretación recuerdan penas, sudor, reivindicaciones, huelgas y luchas por los derechos. 

El lugar ahora estaba frecuentado por la infancia que iba a ver teatro. Antes, estos entornos fueron un ajetreo de industrias y tráfico de materiales con esclavitud de la clase trabajadora. Iban al teatrillo (decía un profesor) ante símbolos de grúas como llamadas de atención para que no se olvide quién las manipuló, porqué y para qué, se recordaron las minas, el hierro de finales del siglo XIX, la lana de Castilla que pasaba por aquí, los barcos primero construidos con maderas de la zona y después de hierro, ingleses que abrieron los ojos a burguesía local para crear sociedades con capital mixto, Altos Hornos de Vizcaya, astilleros Euskalduna, patriarcado puro que convivía con sociedades matriarcales, empleo temporal de mujeres como complemento al salario de los hombres y en economía sumergida. En estos contextos, un ejemplo significativo.



Huelgas, rías y precariedades


Desde la infancia las galletas Artiach han sido más que un apellido industrial.  El libro gratuito en Intenet “Las galleteras de Deusto. Mujer y trabajo en el Bilbao industrial” es un buen referente de realidades históricas. Una fabrica con más mujeres que hombres (63 sobre 88 deplantilla), llegando a 800 empleos, de los que 600 fueron mujeres. Cualquier suceso era una espoleta que se extendía. Mujer que agrede al dueño de Artiach, empaquetadores que agreden a mujeres, huelgas para pedir 8 horas de trabajo frente a las 11 que hacían, hilo musical en la fábrica para que ellas no cantaran. Antes y después, otros sectores en lucha en minas, astilleros, altos hornos y la empresa que creó la primera nevera: Beltrán Casado. Sus motores , claves para el frío en las casas y motivo de más protestas laborales. Quienes agitaban en la Beltrán eran mujeres. También en Euskalduna: “No queremos ser parados de lujo sino trabajadores”, decía una de sus pancartas en las manifestaciones. 

Oleadas de personas vinieron a trabajar de todas partes, primero de Vizcaya. Consideradas ‘desertoras del arado’ o similares, cayeron en manos de los aposentados ahora en Neguri, Olabarria, Artiach, Beltrán y resto de burguesía de Deusto  y ‘cachorros’ de su universidad, hoy urbi et orbi. Consideraban a las mujeres sirvientas, usadas como cadena de convocatoria para atraer más gentes de sus pueblos de origen. De venir a sobrevicir a ser educadas en la conceptualización del propio régimen: iglesia, Sección Femenina, escuelas. Con formación para el hogar y visionado de “maestras televisivas ejemplares”: Gracita Morales y demás. Obsesionadas por la limpieza y por servir bien. Con acosos incluidos, violaciones en los muelles, o consideradas “tiarronas que pueden con todo”,por ejemplo las sirgueras (oído). 

¿Y el chabolismo? No lo podía ver ni Franco cuando  pasó por allí, con soluciones urbanísticas que se caían por malos materiales. Vale la pena visionar los 12:50 minutos del documental Otxarkoaga: el nacimiento de un nuevo Bilbao. O los 11:27 minutos del documental de Jorge Grau sobre el mismo tema. 

Cerca del museo Guggenheim, el monumento a las Sirgueras, obra de Dora Salazar.  Es una reivindicación al trabajo de aquellas mujeres y el camino inacabado hacia la igualdad, en una declaración institucional de la Diputación Foral de Bizkaia cuando se inauguró. Pasan hordas de turistas y como si no lo vieran, y menos  fotografiarlo. Y tampoco se les ocurre informarse sobre a quiénes representaban esas esculturas  con el QR que está disponible allí al lado. Las mujeres usadas para tirar de las maromas que arrastraban a los barcos porque salían más baratas que usar bueyes. Allí, en el lugar donde enterraban a los ingleses (la campa de los ingleses), hoy existe el museo icónico de Bilbao, uno más en la herencia de Solomon Guggenheim, con la ya apuntada biografía significativa. Las 33.000 planchas de titanio del envoltorio del edificio diseñado por Frank Gerhy son un reclamo cultural y fotográfico, bajo la mirada de Puppy, creado por Jeff Koons e instalado  en 1992.   

“Eguren! Actuar para avanzar”, idea fuerza presente y visible en el interior de la sede de CCOO en Bilbao, es un buen cierre de un viaje cultural que se ha intentado resumir aquí. Apoyado en fotos de asistentes, documentación aportada en el folleto informativo, buscada en Internet y observaciones vistas y oídas durante estos días. 

Para finalizar, sirvan estas líneas  como complemento a la memoria de quienes asistimos y también  para quienes les interese este recorrido y se atrevan a ser más visitantes con memoria histórica que meros turistas al uso. 


Si este plumilla ha tenido lapsus de memoria, disculpen las molestias. Serán bien recibidas las aportaciones en el apartado de comentarios de esta texto, aquí abajo, en este blog. Gracias.


¡Salud, memoria y actuar para avanzar l


Evaristo

Terrassa, 31 de octubre de 2024