(Falta la etapa 2 entre Viladordis y Artès: este plumilla no pudo asistir)
Caminando en modo On/Off
La tecnología puede con nosotros. Sabemos algo de lo que hay hoy pero ignoramos futuros que ya experimentan investigadores, militares y, cómo no, gentes tan diversas como tantos Elon Musk con mucho poder.
De momento todo el día estamos en modo on. Y cuando nos quedamos sin batería pues nos anulamos al quedar el sistema en off. Se desconoce si en los tiempos modernos esa es la causa por la que no leemos y casi vivimos menos sin la capa digital, y puede que seamos menos capaces de interpretar mensajes. Ya se sabe , los modos analógicos casi son de museo de antigüedades pero aún sirven, y mucho. Nuestros pilotos automáticos, a estas edades son menos pilotos y cada vez menos automáticos, aunque los hábitos programados nos ayuden a vivir y a no pensar. En paralelo, se dan los retrasos, las prisas, los olvidos y los habituales nerviosismos por aquello de “es que yo pensé que”. O el comentario de realezas caducas” “Disculpad, no volverá a ocurrir”. Y si ocurre, pues nada. Humanos somos.
Rastreos tecnológicos: un autocar cuyos retrovisores son cámaras, seguimiento continuo de las nubes por si predijeran lluvia (qué suerte ese agua: señal de buen tiempo), el lío satelital siempre en on y, de tanto en tanto o a la vez, la mente en off. En medio, sales al campo cargado con la penúltima cacharrería tecnológica, tendrías que poner en marcha tanto aparato que no te lo acabas, vas y se te olvidas clicar al on. No te queda más remedio: deduces que en off sigues adelante y tampoco pasa nada.
Efectos
Las esperadas lluvias tiñeron y revitalizaron los paisajes del Bages, con la nieve al fondo y la dicha de la abundancia de agua. Se veía en Artés, donde aún mantienen simbología de épocas recientes, en una estructura rural. La pista facilitó caminar hasta el final. A los verdes campos de cereal se le añadieron viñas aún dormidas y sustos por imprevistos atronadores. El nerviosismo del rebaño de vacas fue premonitorio del estruendo posterior: gran caída de piedras de un corte de rocas en una avalancha que asustaba. Menos mal que ocurrió en el lado opuesto al GR. La lluvia humedeció y provocó.
En un recorrido ya andado antes, al oasis de la casa de colonias de La Ruca se accedió por una escalera mojada, con el ajuste de los neumáticos del zapateado, también para descender sin resbalar. Distensión en aquel ambiente y explicaciones sobre el on/off de la maquinaria para despertar a la hora. “Si yo te contara…”, le respondía alguien a quienes decían que “sufrieron quizá sin sufrir” ante retrasos reales ya superados. Encima en su vehículo llegaron antes al lugar de salida.
Después de campos y cabañas de piedra seca, las vacas no debieron haberse enterado del baño involuntario de quien resbaló al pasar el arroyo y pasó por el lavado casi integral de la espalda y zonas posteriores. Fue otro efecto más de la suerte, en una lotería donde los números estaban muy repartidos.
En estos casos actuaron las mochilas rebosantes de materiales para un “por si acaso” . Solidaridad reconfortante y sin efectos aparentes en el chasis de quien sumergió sus huesos en el agua. Para que después haya comentarios y sornas varias cuando ves a gentes cargadas con macutos hasta los topes.
Rutas
Alguien se imaginaba al Abat Olba y acólitos sotaneando por La Cataluña central y profunda. Recorridos difíciles antes, hoy anchos y preparado para aves y especies de paso, verdes en primavera y con otros encantos el resto del año. L’Eix Transversal (C-25) fue una posibilidad de apertura viaria que favoreció la accesibilidad.
La vida autosuficente de épocas pasadas se basaba en la agricultura de secano. En el siglo X se inició la repoblación. Eran tierras fronterizas que los condes las cedían a quienes demostrasen que las habían trabajado como mínimo durante 30 años. Más adelante las masías se agruparon en parroquias, que se convirtieron en un centro de vida social para quienes vivían del campo.
Aquellas masías centenarias convivían con granjas con esqueletos metálicos para guardar paja para animales , aperos y maquinaria diversa. A veces, con función de cementerio de chatarra. El paso del Bages al Moianés aclaró información ganadera: quien calificó a aquellos animales como toros fue respondido por quien los cuidaba: son vacas. No llegó a oír a quien identificó una construcción cercana como un “hórreo catalán”. A saber su respuesta, en un entorno bucólico para quien va de paso pero quizá con otras tonalidades más duras para quien vive allí y se enfrenta a los elementos.
Más adelante, otra enorme granja y en la carretera los indicadores de dirección y otras más adelante ofrecían posibilidades: Zona els Clapers , Masia La Santa Creu de la Rodoreda, cerca la Careta, Mas Rojans, Mas Rovira, Mirador Altiplans Centrals, Mas de Sant Miquel, Collet i Ermita de Sant Pere, L’Espinalt, VilarasSAU o La Plana. Más adelante, L’Estany, la propuesta de turismo rural Mas Torigues en Santa Maria d’Oló y el Celler Sant Miquel d’Oló (también ermita dentro de una finca, en el Moianès, denominación de origen Pla de Bages).
Las diferentes posibilidades andarinas fomentaron versatilidad y demarrajes que acortaban el total. Cada elección significaba un trozo y una pizca de Cataluña: de Artés a Santa Maria d’Oló, de Santa María d’Oló a L’Estany y de Artés a L’Estany. ¿Quién da más?
La planicie inicial se convirtió en una subida paulatina primero y más tensa al final de la opción larga. El reducido grupo de “percherones” se estimuló, hincaba extremidades inferiores en el terreno húmedo, se hacían la goma, se relevaban. Y lo daban todo con un paso exigente para otear lo más pronto posible L’Estany allá abajo .
Ruta de Artés a Monasterio de Santa Maria de l'Estany pasando por puntos kilométricos concretos:
- Oratori de Sant Pere Màrtir (15.4 km)
- Mirador dels altiplans centrals (17.2 km)
- Coll del Torn (21.3 km)
- Collet de Sant Pere (23.5 km), con vestigios de que allí hubo una ermita.
Recepciones
Por caminos varios fueron llegando gentes desperdigadas según opciones: que si ir a ver el Monestir de Santa Maria de l’Estany, que si el pan y dulces de aquel horno son como para comprar, que si alguien se encuentra a sí mismo (¡milagro!) pero no al grupo. Casuísticas diversas que convergieron en la terraza del bar Monestir de L’Estany. Allí hace tiempo que estaba un pelotón a modo de avanzadilla.
Cuando vieron llegar a un elemento, su chaleco sirvió para conectar con realidades ajenas: ¿podía ser un “fachaleco”? No lo era pero sí servía para imaginarse a sujetos muy abundantes hoy: “fachaleco” de marca concreta, bandera x en la muñeca, “dándolo todo por PutaEspaña”, pelo engominado, pantalón corto y náuticas de postín, sin calcetines. O con jersey cruzado de tonalidades pastel en el cuello. Pero este no era un caso que se emparentara con esa fauna.
Nadie ha sido recibido hasta ahora como la imagen casi copiada o de sentimientos sinceros (indudable: lo más seguro), o de telenovelas, o de añejas revistas de papel couché o de Instagram: una persona sudorosa que lo había dado todo y más fue bendecida con Los Santos Óleos por su círculo más cercano nada más llegar a la terraza: con una gran jarra de cerveza y unas aceitunas. Si el cielo existiera esta estampa debía ser una buena prueba que lo ratificara.
No quedó todo ahí. Quien cumplía un día de ser abuelo no cabía en su ser y compartió con alegría dulces gloriosos. Y, por si quedaban zonas corporales sin glucosa o alcohol, quien domina las rondallas y tiene hilo directo con su Altísimo, nos deleitó con carquiñolis artesanos, moscatel , vino rancio y su especialidad de contador oral, cuyo centro de atención oral fue el origen de formaciones montañosas cercanas.
El personal ya estaba en modo off como resultado de tanto caminar, comer y beber, pero muy en on para apreciar y agradecer detalles compartidos por singularidades que suman.
Ante la magnitud de la naturaleza (“cuidem i estimem l’entorn”: recomendaban por el camino), ante algunas incidencias observadas hoy, quien sabe del tema nos comparte su punto de vista, en este caso el corredor de ultra-trails Kilian Jornet:
“ En la montaña aprendes que eres muy pequeño: una piedrecilla que baja o una tormenta te pueden eliminar del mapa”.
Evaristo
27/03/2025
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