Quinta etapa: de L’Estany a Monistrol de Calders
El arte de romper el hielo y magrear la bota
GRmanos y GRmanas,
Después de Navidades, pasados los Reyes y en medio de las rebajas, las mismas caras pero con otro aspecto se presentaron al lugar de concentración y expendeduría de excursiones para segundas, terceras y cuartas edades. Como siempre, pronto se rompió el hielo inicial: saludos, ¡qué bien estás!, ¡te han sentado bien las Navidades! ¡No has cambiado nada con el año!, etc. Las rebajas y los Reyes era evidente su comprobación: no colgaban las etiquetas de algunas prendas pero estaba claro que estrenos había y mejoras significativas en las fachadas corporales. Sobre los efectos de los yantares navideños en los cuerpos, aquí podemos aplicarnos, sin que nadie se sienta ofendido, aquella definición que hicieron del poeta latino Horacio por el aspecto tan orondo que ofrecía: “Lucio y rubicundo como un lechón de la piara de Epicuro”.
Los Reyes parece ser que no le trajeron a nuestro coordinador general ninguna de esas máquinas móviles de control del personal ya citadas en otras ocasiones. Ayudado por Carmen, se presentó en el momento de pasar lista con un novedoso recurso para contar a sus acólitos: nos tenía apuntados a todos en un papel que luego levantó las sospechas de Jordi: por un lado había deletreado nuestros nombres pero por el otro.....era un comprobante conforme había sacado dinero de un cajero automático. Se desconoce si era una encubierta ostentación de que manejaba bancos, o que aún tenía fondos al principio de la cuesta de enero o que había acudido a última hora al cajero de enfrente para no quedar en evidencia.
Las expectativas de asistencia eran muchas pero la realidad fue distinta. La comisión de Notables ruega a sus Excelentes Señorías que, cuando prevean que no podrán acudir a la cita sabatina de GRMANIA, lo avisen con antelación. Esta vez hubo alguna persona de fuera del grupo que no pudo venir a disfrutar de nuestras habilidades andarinas por no saber si había o no bajas. Además, al parecer dos observadores de la competencia, o sea, ejecutivos de un centro excursionista terrassense quieren venir, de la mano de Ramón López, a comprobar esas cualidades que se comentan por la ciudad sobre nuestras virtudes, rectitud en el paso, marcialidad, informalidad, buen talante, instrumental tecnológico y desorden ordenado. Por eso interesa que, si hay bajas, nuestro máximo jefe lo sepa cuanto antes. Como novedad, esta vez hubo que recurrir a un matrimonio de la tercera edad como estrellas invitadas para hacer más bulto dentro. Como se enteren los grupos de pensionistas, que habitualmente esperan en el punto de salida, que se puede hacer esto, alguna vez podremos tener conatos de conflicto, que se podrán resolver cuando se enteren que con nosotros no volverán con ningún jamón, garrafa de aceite o manta de regalo.
A medida que aclaraba el día se veía que la etapa se presentaba fría. Un efecto colateral fueron los pertrechos con que hubo que cubrir las extremidades, formándose una columna que parecía que eran parte de una expedición de asalto o de una manifestación violenta no autorizada: buffs, gorros, orejeras, guantes. Los ojos era casi lo único que se veía, porque tenían que ver, claro. Y la helada acumulada de muchas jornadas de anticiclón nos acompañó por estas tierras del lluçanés y del moianés, con las cumbres nevadas del Pirineo al fondo. No hubo necesidad de grampones pero sí de vista para no medir el cuerpo en su total longitud cuando estuviera tirado por los suelos. Como por ejemplo este escribiente, que tuvo que hacer un quiebro involuntario e irregular debido al hielo, salvado en el último momento e “in extremis” por el buen reflejo de ayuda del GRmano Gil, el cual evitó que el desvencijado chasis óseo de este plumilla se desmontara en el camino, como si de un puzzle se tratara.
A medida que nos abríamos paso por los helados caminos, la animación fue subiendo aunque la temperatura era baja. Para entrar aún más en calor y usar las extremidades superiores, se aprovechó una charca helada para hacer ejercicios de tiro. Una incesante lluvia de piedras constató el grosor de la capa de hielo, hasta que los bíceps de Carlos acabaron con el encanto de conseguir lo difícil y lanzó un pesado pedrusco que descubrió el agua. Claro que hubo quien, tocado por los recuerdos del concierto de Año Nuevo en Viena, dirigido por Lorin Matzell, quiso trasladar la escenificación de los valses de Strauss por los palacios vieneses a esta charca. Ramón López se imaginaba bailando “El Lago de los Cisnes” encima de esta superficie helada.
La parada reponedora de fuerzas se aprovechó para presentar en sociedad la última adquisición tecnológicamente más práctica: una bota de dos litros, llena de vino tinto del Penedès. A pesar de que aún hay que perfeccionar su curación, la bota alegró el yantar y removió las lenguas y cerebros que aún funcionaban a bajo régimen por los fríos invernales. Este objeto, fabricado en Pamplona y de la marca “Las tres ZZZ”, hubo que importarlo de León. Situada en tierras al norte de la tan nombrada ciudad salmantina donde se encuentran los añorados y polémicos legajos que todos pronto tendremos que aprender de memoria, se envió allí un comando para rastrear por las tiendas de cuero, pellejerías, guarnicionerías y similares, todas ellas dentro del famoso “Barrio Húmedo” leonés. Y qué mejor nombre para buscar allí una bota, sitio muy visitado últimamente por famosos presidentes llevados de la mano de Zapatero a que se familiaricen con la cultura de vino y de la recia tapa leonesa como aperitivo. Al final, ya es patrimonio de GRMANIA, aunque el comprador tuvo serios problemas para el cobro de los 39 euros que costó, sin incluir vinos, tiempo, viajes y preocupaciones para su curación inacabada. Cuando presentó un papel a modo de factura, era tan informal su contenido que pronto se sopesó la posibilidad de formar una comisión de investigación. Todo eran irregularidades: no llevaba desglosado el IVA, el nombre de la tienda estaba al revés y no figuraba el NIF. Sin embargo, todo se solucionó cuando el empresario del grupo atestiguó su validez porque él, con facturas de este tipo trabaja a menudo y dio fe de que cuelan en Hacienda e incluso obtiene pingües desgravaciones fiscales con papelillos así.
Pepe aprovechó la piel de cabra de la bota para dejar volar su imaginación. Qué mejor estructura caprina para que, al acariciarla, nos vengan a la mente gratos recuerdos y podamos usar el verbo “magrear”, como si fueran ejercicios corporales prácticos sugeridos por Lorena Berdún en el programa “Dos Rombos”. Pero también nos enseñó sus penúltimas adquisiciones del diccionario. Así, nos previno del peligro en que puede derivar el levantamiento continuado de la bota: podemos caer en una “Dipsomanía” (os ahorro consultas, según el diccionario de la Real Academia: “tendencia irresistible al abuso de la bebida”). Este vocablo se une a otro enseñado en etapas anteriores, una vez que el Forum ya pasó: cómo se llaman los habitantes de la ciudad mexicana de Monterrey, próxima sede del Forum: Monterreginos. ¡Qué cultura cogemos en los GR!
La amplitud de los caminos nos condujo hacia Moià (no confundir con la tierra de Moya, donde según las habladurías populares “cada uno fuma lo que le sale de...), localidad que nos recibió con la música de las campanas tocando a muerto. Impresionante toque con su cadencia funeraria. Callejeando llegamos hasta la puerta de la iglesia, observamos el duelo y admiramos la estructura peatonal de la capital del moianés. A la salida hubo que consultar los papeles y se produjo un conato de incidente multicultural que no llegó a mayores. En un momento Manel le pidió a Jordi que mirara el mapa y para ello utilizó la expresión: “Mira esos papeles en regla”, sin darse cuenta que detrás de él venía un ciudadano de lejanos países africanos y que al momento se percató de tan preocupante frase. El rictus de espanto de su faz fue por momentos todo un poema, hasta que vio que Manel no era de “la pasma” ni tenía pinta de agente secreto de nadie.
Como no podía faltar, de nuevo nos enfrentamos a los ya habituales cruces de rieras. En esta ocasión, a las dificultades propias del salto se unió el hielo y los resbalones propios del terreno barroso. Las habilidades atléticas quedaron de manifiesto y nadie tuvo que tomarse el posible chapuzón con la filosofía de nuestro recordado Ginés. Los caminos eran auténticas pistas heladas en las curvas umbrías. Romper el hielo continuamente era nuestra labor, igual que admirar el encanto del agua sólida en las cascadas del río Calders, los tonos blanquecinos del río helado como si fuera espuma, la capa superior de las aguas estancadas que invitaban a su contemplación y fotografía. Y seguir tirando piedras sin llegar a agujerear lo que el frío consigue en el agua. Es la naturaleza en invierno sin niebla y con los tibios rayos solares aún bajos.
La parte final de nuestros 25 km. 300 metros (Según el PePeeSe-PPS o GPS) de la etapa tuvo dos protagonistas destacados. Por un lado, la veloz escapada que protagonizó Rafael en un quiebro que hizo en un momento inesperado. Los últimos seis km. demostró los resultados de su entrenamiento y tenacidad en la cinta del gimnasio. Imposible alcanzarlo por parte de cuatro “galgos” que salieron sólo para divisarlo en lontananza. No fueron capaces ni de eso. Y la protagonista femenina fue la primera mujer en llegar, Adela. ¡Cuánto nos agradecerá cuando haga el Camino de Santiago la preparación física a que la estamos sometiendo! Buen papel, por otra parte, por el resto del personal, como siempre. Pero en especial Ana, que se atrevió a enfrentarse a una etapa aun sabiendo que su rodilla estaba mal y que debería ir con bastones. Y tener en cuenta también otras personas que ya venían “tocadas” por gripes varias como Cati o Ramón Alcaraz, que acudieron a la GRterapia como posible forma de curación que pronto habrá que patentar. Aprovechamos para animar a quienes no vinieron a la etapa por problemas de salud o rodillas, para que se reincorporen pronto: Paco Ortega, Rosa Gil y otras personas.
Monistrol de Calders, pueblo de buena manduca según certifican algunos (apuntad un sitio “afartapobres”: restaurante El Rubell, carrer de la Vinya 6, teléfonos 938399003 y 938399086), fue el final de la etapa y el principio de la reposición de fuerzas. El bar Cuell nos retrotrajo en el tiempo a aquellos garitos con estufa de leña en el centro, tarde de toros o de fútbol con partida de tute o dominó incluida. Además de los preparados personales, las mesas se llenaron de restos navideños. Tanta comida hizo que nuestro jefe aconsejara “que no comáis sin sentido”, y quién le hacía caso ante tantas tentaciones gastronómicas. Los chocolates, como siempre, fueron el centro de atención y si no que se lo pregunten a Carmen, cómo disfrutaba. Los demás, pues lo mismo.
Una iniciativa para el futuro que surgió de camino al autocar. Como en un futuro lejano debería haber más toques de calidad en estas salidas, más aires de cierto refinamiento burgués y acumulación de más fondos bancarios en las cuentas corrientes personales, Ramón Alcaraz sugirió que no estaría mal “acortar etapas y alargar sobremesas”, pero con la comida final comunitaria en un restaurante.
La comida concluyó como siempre, con una timba monetaria de alto copete. Pero esta vez se invirtieron los papeles y, antes de pagar se cobró. Antes de que la gorra de Pepe reivindicara la cuota habitual, Antonio Gil desplegó billetes y monedas y resarció con creces la inversión de cinco euros en la lotería que él vendió. Con lo cual hubo quienes la excursión les salió gratis, quines volvieron aún con superávit y otros incautos que no han encontrado aún la única papeleta premiada de toda la inversión navideña. Así que la gorra cobradora pronto recogió los emolumentos previstos.
En fin, entre magreos a la bota, romper hielos y admirar los paisajes helados con la nieve del Pirineo al fondo transcurrió la primera etapa de 2005. Un año que promete de momento salidas ya anunciadas por el Diplomado en Albergues, Paco García y por su ayudante de ventanilla que atiende la Subdirección General de Salidas Vinculadas a Asuntos Eclesiásticos, Jaume Valls. Y habrá más etapas, y otras pruebas que quien las conozca las puede ir anunciando, al alcance de quien quiera venir. Y los proyectos ya anunciados para 2005, si nadie se opone o alega objeciones.
Carpe Diem
Terrassa, 16 de enero de 2005
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