domingo, 7 de septiembre de 2008

“Carros de Foc”: es la vida



Esta gran aventura que es la vida dicen que está llena de otras aventuras. Por lo que se ve, todos somos aventureros a diario, aunque a veces nuestro principal reto sea cruzar un semáforo sin que te pille un coche o pasarlo apurando el color ámbar al máximo sin que te intercepte el policía de turno. Aventurarse también es llegar a fin de mes con o sin crisis, buscar un piso a salvo de los ahora deprimidos tiburones de la especulación, entender al hijo o hija adolescente, saber qué hacer con el familiar enfermo o viejo, encontrar entusiasmo en la rutina vital diaria o animar a quien lo necesita cuando quien más lo demanda puede ser el que vende optimismo.

Pero, además, y no siempre con mayor valor, existe el otro encuentro con realidades a las que quieres conquistar, vencer o probar a qué saben. Mientras, te sometes a un largo ritual con entusiasmo y con esos interrogantes que no despejarás hasta el final. Llegado el verano, cumplidos ciertos años o planteados determinados objetivos, uno se echa hacia adelante y pregunta al resto de miembros acompañantes la misma cuestión: y...nosotros, ¿por qué no?
Un grupo de cinco personas en medio de algunos cientos se entrega a la conquista de la camiseta roja, prueba de haber acabado “Carros de Foc” en menos de 24 horas (más de 56 km y 9.200 metros de desnivel acumulado en la alta montaña del Pirineo, entre 2.000 y 2.800 metros de altura). Casi a la misma hora, en los Alpes, la Ultra Trail Montblanc. más de 160 km en menos de 48 horas, con 19.000 metros de desnivel acumulado. También, un gentío a la conquista del Mont Blanc durante todo el verano. Y antes, mucho antes, grupos de montañeros en el Nanga Parbat o en el K-2. ¿Cómo acabará todo?

“Carros de Foc”

En estos tiempos en que la fragilidad de la sociedad aumenta a medida que crece el desarrollo, los retos también tienen cabida. Enfrentarse a circunstancias extremas, probarse para ver hasta dónde se es capaz de llegar, saber qué significa el máximo esfuerzo, sufrir, sudar, estar en el filo del riesgo, ser algo inconsciente: acciones para momentos de ocio que nunca se aceptarían en la jornada laboral impuesta por un superior. Pero acciones muy bien envueltas por ese lema del gran ciclista Carlos Sastre: “ilusión, respeto, sacrificio”.
La montaña es un símbolo más de un lugar en donde la verticalidad apunta bien alto, donde parece que la altura selecciona a la especie humana que por ella trepa, donde abundan unos valores muy marcados por las circunstancias, un sitio con tan grandes atractivos como para sentir muy adentro el valor de la conquista de lo aparentemente inútil.
¿Qué es Carros de Foc? Además de una película con música de Vangelis, los “Carros” son muchas montañas y muy altas, varias comarcas catalanas del Pirineo enlazadas por una ruta iniciada por los guardas de algunos refugios, grandes espacios de belleza exultante con innumerables lagos, bloques de piedra, muchos embalses y demasiadas estrellas si la meteorología es propicia. En este entorno se sitúa una aventura. Un camino muy duro pero hermoso, situado entre dos mil y tres mil metros de altura, con dificultades externas e internas. Someterse a su recorrido implica enfrentarse a un entorno cautivador, a muchas dificultades orográficas, a piedras y desniveles, a imprevistos peligrosos. Pero también exige una mirada hacia tu interior para descubrir por qué lo haces, si tu mente es capaz de aguantar el recorrido, si tus ánimos no harán desfallecer tu cuerpo, si tu compañía servirá para ayudar al resto, si las dudas o las confusiones echarán al traste las ilusiones iniciales. Y también aparecen las horas de entrenamiento previas, las renuncias a tantas propuestas veraniegas, las consultas a tantas fuentes informativas, las incógnitas hacia lo que sucederá. Todo esto es “Carros de Foc”, en la modalidad abierta a varios días pero sobre todo en la de veinticuatro horas: 55 km. en alta montaña, en medio de 9.200 metros de desnivel para hacer en un límite de tiempo. Sin embargo, más que esto es la alternativa del mismo último fin de semana de agosto: la Ultramaratón del Montblanc.

Inicios

Dice el folleto informativo de la organización que “Carros” nació fruto de la osadía de los guardas de algunos refugios de este Pirineo. Querían completar una travesía a pie que uniera sus albergues, situados en las comarcas del Pallars Sobirà, Pallars Jussà, Alta Ribagorça i Val d'Aran. El valor se le supone a tan intrépidos y aguerridos personajes. El mismo que deben tener quienes año tras año acuden a la cita con una ruta exigente, llena de riesgos pero también abierta a descubrir qué haces tú allí, cómo reacciona tu organismo a tamaño esfuerzo, cómo se dilatan tus pupilas con esos paisajes, qué hace tu seguridad vital en un entorno sin cobertura de telefonía móvil, cuál ha sido el nivel de aciertos a la hora de elegir el equipamiento y material, cómo te comportarás en caso de tener que ayudar a alguien, qué sensaciones tendrás si la acabas en menos de veinticuatro horas, cómo asumirás hacerla pero pasando unos minutos del tiempo estipulado, o qué pensarás si no te queda más remedio que retirarte. Y qué contarás después para justificar que no pudiste. Qué aprenderás de las causas de tal impotencia. Cómo explicar que “Carros de Foc” fue más fuerte que tú.
- Iniciar es preparar: entrenamiento, prendas que ponerse, gente con la que ir, mochila, agua, productos artificiales para ayudar en determinados momentos, pensamientos de autoayuda, refugio donde dormir, mirar al cielo o a Internet para consultar los modernos oráculos meteorológicos.
- Preparar es empezar: trazar la ruta de aproximación, organizar el recorrido, prever los tiempos de paso y lanzarse a consumar la obra. Preparar es mirar a tu entorno, saber por qué has escogido a las personas que te acompañan, escrutar sus valores, saber en qué son más fuertes que tú, conocer sus puntos débiles que se convertirán en tu objetivo de ayuda. Preparar es leer. Por ejemplo, el artículo "Guerreros del hielo", publicado en National Geographic en enero 2008. Es el relato del intento de conquista del Nanga Parbat, a 8.126 metros, la montaña desnuda, el 12 de enero de 2007 con un frío indescriptible en la cordillera del Karakorum, Pakistán. El 14 de enero acabó la expedición. Zaluski y Jawien se tuvieron que retirar cerca de la cumbre, dos alpinistas que son un símbolo de la mayor especialidad de Polonia en montaña: la conquista de montañas de ocho mil metros en invierno.
- Leer es pensar: en que el éxito y el fracaso son dos posibilidades paralelas, en que estar allí y atreverse ya es una victoria, en conocer otras vidas aún más audaces que sobresalen entre la rutina, la monotonía, el sedentarismo y la repetición constante de los mismos actos en que se guía la vida de muchos mortales.
- Pensar es descubrir y escuchar: la amabilidad y atenciones del guarda del refugio de Amitges, Valentí; la humildad y el espíritu de ayuda de Kiko Soler, un número uno que siempre se pone a tu altura;las explicaciones y buena conversación de uno de los mejores escaladores del mundo, Toni Arbonés; la altivez y el orgullo de algún joven número uno mundial que en aquel momento destacaba en el trail del Montblanc, víctima sin duda de una crisis de éxito juvenil; las conversaciones que giran en torno al mundo de las montañas; los consejos que te dan quienes tienen más experiencia; el buen ambiente que se crea a 2.380 metros de altura; el equipo de cada uno y por qué lleva eso y no otra cosa; la sinceridad de quien es derrotado por segunda vez; la fortaleza y valor de las mujeres; las diferentes formas de ver la montaña entre gentes venidas de rincones diferentes; la capacidad de entenderse y de demostrar valores humanos en un espacio tan reducido. Porque, aunque dicen allá abajo que las pequeñas dimensiones crean agresividad, aquí arriba éstas se convierten en un agradable refugio que actúa como muro separador de los grandes espacios de puertas afuera.
Escuchar es aprender para empezar a caminar: ver cómo alguien hace estiramientos, observar con prismáticos la evolución de un grupo de chicas escaladoras colgadas de una pared vertical enfrente, descubrir qué dirá aquel cartel que pintan para dar la bienvenida al que menos tiempo había hecho, fijarse en la forma de protegerse los pies de gente experimentada, adivinar la razón que tendrán tantos pies diferentes para elegir entre tantas marcas distintas de calzado deportivo, imaginar por qué hay quien lleva bastones y quien no, penetrar en el cuerpo de los que pasan el control para comprobar si es verdad que dicen estar muy cansados o no tanto, hablar de ETA con un vasco de Durango y condenar todas las violencias en todas sus formas.
Caminar es conocer: pasar por un sitio es pisar un terreno con un pasado, un presente y un futuro. El parque nacional de Aigüestortes, con sus indudables atractivos naturales; una comarca con un futuro incierto. Constructoras que estuvieron al acecho, hicieron y ahora han han parado para ver qué pasa; la despoblación, ya desde hace tiempo; las intrigas políticas entre personas que pretenden dirigir los destinos de estos lugares; estaciones de esquí compradas, vendidas y ahora en manos del poder autonómico, con antiguas ansias constructoras como telón de fondo; el monocultivo del esquí bajo el cambio climático y bajo el poder de la estación más grande (Baqueira Beret), de la que está más de moda, de la más aristocrática y real, de un pulpo que ya extiende sus tentáculos más allá de la Val d'Arán, de la oposición de grupos ecologistas y ya se introduce en estas zonas. El pez grande que se come a las otras más pequeñas (Espot, Portainé); suspensiones de pagos, créditos oficiales salvadores quizá con supuestos intereses personales ocultos. Al parecer, aquí pasa lo mismo que allá abajo.



El camino

Los cinco se ponen en marcha a las tres de la madrugada, acompañados de muchos y anónimos frontales que se unen por la hora. Sin luna arriba, la luz es demasiado artificial y la orientación, a base de hitos de piedra y de GPS. Paso ligero, dudas , intuiciones, marcas de GR, refugios, subidas, bajadas, piedras, vacas, sellos en el forfait, el amanecer, la luz que destaca las formas, el naranja reflejado en los lagos, la foto de grupo, el pie que se cuela otra vez en un agujero, el sudor continuo en medio del frescor matinal. De pronto, se ve la velocidad de una silueta humanas muy acelerada. Un practicante de esquí extremo y actual escalador sorprende por cómo combina los bastones con la rapidez de piernas, sorteo de piedras y cuerpo hacia adelante. En doce horas acabó. Mientras, los cinco siguen, aceleran el paso y se sitúan a los pies del maligno, la altura máxima, el Contraix. El muro. La frontera. El gran esfuerzo. Los bloques de granito. La cascada a la derecha. La confusión hacia Colomers a la izquierda. El cartel aclarador, un poco más adelante. Recto y arriba. Mucho sudor. Gran consumo de agua. Empinadas y tortuosas piedras. Cuidado, alguna se mueve y amenaza la integridad física del de abajo. Los cinco se confunden de camino, enmiendan, gastan energías físicas y confianza moral, llegan a la gran cima a más de 2.780 metros, bajan controlando pisadas, sobrecargas musculares, posibles lesiones y el tiempo que les queda. Una ecuación que pronto será despejada. Un tiempo que se consume más pronto de lo previsto. Las posibilidades de entrar dentro del tiempo marcado se acortan. Uno de los cinco sigue veloz y seguro hacia abajo. Está muy entrenado. Sabe pisar con más seguridad Es más joven. Es mejor. Ahora va a por todas y seguirá adelante hasta acabar “Carros” en menos de 24 horas. Igual que muchos otros.

El final

Pero también los hay que el tiempo gastado les aconseja ser prudentes, dejar el resto de la empresa para otra ocasión, asumir lo hecho como un logro muy positivo y pasar a formar parte del pelotón que abandona. 18 horas por alta montaña es otro éxito que no te da acceso a ninguna camiseta conmemorativa. Un tiempo que pasa factura en la musculación, en los objetivos y también en los mensajes. Recuperación física. Una retirada que enseña. La respuesta a quien te obligue a decir que dejarlo no es sinónimo de renunciar para siempre. El repaso al provecho de tantas horas dedicadas a entrenamiento físico y mental. Pero no. No es una derrota. El Nanga Parbat sigue ahí para los polacos. El Montblanc ya no está para quienes perecieron este verano. Tampoco el K 2 existe para quienes su sepultura es de blanco inmaculado. Pero para los cuatro sí que permanece “Carros de Foc” en un mapa y en la memoria. No se sabe si habrá otro intento o no. Algunos ya copian de los polacos y en su interior quieren volver a la carga.
De todo se aprende allá arriba. Aquel esfuerzo les obligó a sudar mucho. Y alguien recordó en su interior de nuevo a Begoña, la maestra responsable del aula de la naturaleza de Cuevas, en Asturias. Esa encantadora mujer, amante de travesías por las montañas de Picos de Europa que este verano se le sinceró con un pensamiento: “Los mejores amigos los he hecho sudando”.
Pero el sudor sólo se evapora. Suele ir acompañado de algo más, de eso que los grandes montañeros y escaladores dicen que tiene el medio en el que se mueven. Aunque mueran este verano en el intento y se abandone su búsqueda, su mensaje es recordado mientras transitas por esta aventura humana que es la vida. Por ejemplo a Pavle Kozjek , el único alpinista que se atrevió a denunciar la matanza de niñas chinas en Nangpa La por parte del ejército chino y de la que fue testigo.
A quienes no fuimos capaces de acabar Carros de Foc en menos de 24 horas, nos consuela saber que otras oportunidades habrá y que el pensamiento de este hombre es más importante que una aventura:

“Mi opinión es que el alpinismo, sin Ética ni Humanidad, no es nada. Estas dos cosas son esenciales y son las que hacen del alpinismo algo diferente. No hay ningún valor en buscar la cima olvidándote de todo lo que hay alrededor tuyo.”



Evaristo
Terrassa, 7 de septiembre de 2008