domingo, 14 de mayo de 2017

GR 172, etapa 9 de GRMANIA entre Montserrat y Piera

A menos distancia, más de todo


Menos por más y más por menos. He ahí el resumen de un día que pasará a la historia de GRMANIA por la supuesta conjunción de satélites y aparatos, lleno de posibilidades para quienes no vinieron y de vivencias para quienes participamos en un recorrido lleno de esas pequeñas aventuras aptas para quienes ya no podemos aspirar a grandes gestas. La Fira Modernista, los compromisos sociales y personales diversos y vaya usted a saber por qué otros motivos, el caso es que éramos menos pero abiertos a más experiencias. Quienes no vinieron se las perdieron.  Algunas dadas por el calendario católico, como la festividad de la Virgen de Fátima, y otras fruto de ataques cibernéticos de alcance mundial que, quizá, también nubló la maquinaria GRmana: instrumental y  mental. Veamos.

Inicios

De entrada en los calendarios y previsiones grmanas se aseguró que se recorrerían 15,7 km. En total. ¿Quién se lo creyó? Más, más. 20 km. marcaron algunos aparatos al final. Sin contar algunos “regalos” ante dudas momentáneas.
El espíritu se vio motivado por esas sorpresas iniciales cuando te fijas y observas la personalidad del sujeto que ocupa el asiento del conductor. La especie humana es muy diversa. Una vez más quedó en evidencia. Un “estilo” de maniobrar la máquina muy particular. Una forma de orientarse más peculiar aún, sin aparatos electrónicos a la vista por una zona de Cataluña desconocida para el personaje en cuestión. ¡Qué olfato mental  para captar los satélites deben tener algunos! Es un sexto sentido que pronto lo nota el pasaje y que en este caso debió brillar por su ausencia. Y por no hablar de un curioso detalle del interior del vehículo. Una de las estrechas  ventanillas de aire del techo  tenía un rótulo con el indicativo de “ventana de socorro”. No creo que saliéramos nadie por allí, en caso de necesidad. Socorro por no caber. Pero la guinda se observaba en los asientos posteriores. Había restos de festorros diversos: unas plumas de colores, tiras decorativas, desgarros en los asientos y no se sabe si restos de fluidos diversos o protecciones varias.
Hubo oportunidad de conocer y hablar sobre un detalle a tener en cuenta: alguien lleva tiempo preocupado por descubrir la razón por la cual el autocar sigue en marcha cuando bajamos de él. Por qué no se para el motor. La significativa apreciación tecnológica  dio pie a hipótesis diversas, respuestas posibles para colmar el interés mecánico, pero nadie se atrevió después a trasladarle la pregunta al “experto” conductor de hoy.  A saber cuál sería su respuesta.


Balcones

El hábil conductor se enfrentó con el gran reto de conquistar por primera vez la montaña sagrada. Ya dentro del aparcamiento (mina pecunaria), el personal comenzó a ver más excursionistas que en todo el curso grmano, desde septiembre pasado. Con camisas de colores, haciendo estiramientos, embelesados con las agujas y perfiles montserratinos, la mañana se presumía sudorosa. Aún no había llegado la turística venta de miel, mató y sucedáneos donde ni hay vacas ni se oye el zumbido de abejas.
Ya arriba llegó el primer dilema: o bajar por donde un ilustre GRmano cayó en tiempos y seguir el trak instalado en tanto Garmin, o aventurarse por un camino alternativo. Dudas resueltas con la huida del camino del quiebro y postración a tierra del poeta. Bajada con la primera aproximación a las perspectivas del gran balcón que es pasear por Montserrat, ver esta montaña in situ, cerca, lejos, con sol, entre niebla, desde arriba, desde en medio,  desde abajo, de día o de noche. Todo un entorno mágico.

Pruebas

Unos de bajada, otros subiendo y muchos en capilla mentalizándose para la Cursa de l’Alba del día siguiente, domingo 14 de mayo, con inscripciones completas y cerradas. Un recordado reto de tiempo ha, cuando éramos más fuertes, quizá más inconscientes y con la añoranza de la ausencia que también nos acompañó.
Desayunos con vistas a la explanada del Baix Llobregat por donde discurre la A 2, con las urbanizaciones de Collbató, polígonos industriales y esa arteria viaria que pronto pasaremos por debajo. Mientras, conversaciones sobre experiencias en islas caribeñas, oportunidades de compras por esos países fabricantes de nuestras prendas, interrogatorio a quien lleva un parche con un dólar en la zona trasera del pantalón y comparativas entre GPS, con la incorporación de uno nuevo al grupo.
Y, como de textil se trata, hubo quien estrenó una gorra deportiva de amplio espectro y colores refulgentes. “Es una gorra gay”, la bautizó quien se fijó en el detalle del que hasta ahora llevaba la cabeza al descubierto. Aquí acogemos a todas las manifestaciones humanas.
También hubo oportunidades para recordar otros tiempos por esta zona, cuando fue la participación en varias ediciones de los 100 km de la Montserrat-Reus. Largos recorridos, más distancias  en menos tiempos.

Rieras

Collbató con más cintas, almendras ya crecidas, aposentos amplios, jardines bien cuidados y familias que hacen lo propio en el patio de la escuela: pintan ruedas, adecentan espacios, limpian zonas de recreo y se ve la prueba del esfuerzo de la comunidad educativa: invernadero con plantas, alcachofas, lechugas y patatas en el huerto escolar. ¡Qué ejemplo! Han de echar una mano las familias, quizá debido a los recortes y otros desequilibrios presupuestarios fruto de las enseñanzas de “avis Florencis” y tantos sucedáneos y sucesores.
El recorrido está pintado pero no bien situadas las señales. A eso se suman las interpretaciones de las máquinas. No se sabe si el ataque cibernético de  WannaCry (“quiero llorar”) afectó pero a partir de aquí “el encanto” estaba servido. Más máquinas y más interpretaciones con buena voluntad y espíritu de servicio. Nunca perdidos pero a menudo no encontrados. Siempre adelante pero con dudas si el blanco y el rojo no se ve pintado. Alguien dijo que Grmania es como los matrimonios más tradicionales: si se han aguantado sus manías más de veinte años, ¿por qué no seguir? Menos llorar, cualquier cosa.

Las subidas y bajadas a varias rieras se compartió con el sonido y el humo de potentes motos que, como si su poderío fuera una prioridad, o te apartabas o te apartaban. Las piedras disuasorias, colocadas para que no pasaran por algunos tramos, no fue impedimento alguno. Y menos en la  bajada con más pendiente, llamada “La Matahomes”.  Desniveles aptos para clavar bastones, concentrarse en la pisada y  esperar el final.

Señales

Ante una senda con las sorpresas por subir y bajar, esta etapa pasará a la historia por las agrupaciones consensuadas y respetadas. En una de ellas hubo quien tuvo el atrevimiento de decir en público que el día anterior había practicado ejercicios hipopresivos, todos con nombres de diosas griegas. Y al inocente y cándido sujeto se le ocurrió reivindicar también nombres de dioses griegos ante público femenino. Conclusión: mejor debía haber estado callado. Punto final.
Más adelante, ya cerca del tramo que faltaba, el paso por Hostalets de Pierola sorprendió con una fuente en un espacio vigilado con cámaras, otra zona urbana para que los pilotos de helicópteros ajustaran al máximo el aterrizaje de sus aparatos, por el limitado espacio, y un muy interpretable cartel en un equipamiento municipal: “Dolor de pit? Truca al 112” Menos mal que aquí  vivimos con el gran ángel de la guarda que nos lo soluciona todo: no es Google, es el 112.


Independientes

Entre viñas con nuevos brotes y un verdor recién estrenado,  se recordó a quien, no hace mucho, llegó a una reflexión para los anales: “El problema de GRMANIA es que cada miembro goza de demasiada autonomía”. Pues no se sabe qué pasará cuando evolucionen a la independencia individual.  Como para que nos estudien a fondo los políticos y tertulianos actuales. A lo mejor encontraban muchas estrategias para arseglar el actual guirigay.

Memorable

Y casi llegamos a ejercer esa independencia ante otra de las imágenes para la historia: varios grupos que cada uno de ellos va a diferente velocidad y han de pasar una carretera. Dispersión, consulta a los Garmin y más dudas aún. ¿Al final?:  alguien se queda entretenido con unas amapolas y pasa la vía por en medio del asfalto. Otros optan por un camino que acabará en una pared infranqueable, por la presencia de la vía del tren. Los demás, o por la opción hacia abajo o hacia arriba pero para atrás, una vez pasada la carretera por debajo de un puente. Con mucho respeto por la piel y por las normas de circulación. Al final, cuando ya se decide cuál será la dirección correcta, aparece un abuelo que, ni corto ni perezoso, cruza tan tranquilo la carretera, sin miedo a nada y jugándose la vida que le queda. Mientras, unos de piel morena trabajan las viñas y casi todos nos dirigimos a la entrada del pueblo. Pero no todo acaba aquí.
Un grupo adopta otra decisión y se dejan llevar. El resto intenta buscar el autocar. Se abre el punto de localización en la cosa digital y aquello se pone interesante: Google Maps no sabe que cada uno lo interpretamos a nuestra manera. Dispersión total hasta que se consensúa una dirección. Paso de la vía por debajo, plaza dura donde una joven hace sus pinitos con el skate y al final se llega al autocar.
¿A menos distancia, llegar más pronto? No, no y no. Empezó a circular la propuesta de que las etapas han de ser de más de 25 km. Es la mejor opción para no malgastar el tiempo cuando una supuesta etapa corta se acaba, porque en realidad no termina. El tiempo que se podía ganar se consume con conjuras de satélites, pérdidas, asomos de independencias y orientaciones a conductores poco versátiles. Al final, lo mejor es la búsqueda de un bar como el de hoy.

Ejemplos

Las personas del bar “ANDALU” (tal cual, sin acento) de Piera hoy nos dieron un buen ejemplo con algunas pautas para cambiar este país. Les dices que en dos minutos estarás con un gran grupo y el espíritu de servicio es ejemplar. Mesas y sillas preparadas y a la sombra. Sonrisa de oreja a oreja. Amabilidad a flor de piel. Rapidez a la hora de servir y, detalle, de recoger. Pendientes de sus clientes. Regalo de tapas con la bebida. Precio mas bajo que en otros lugares. Organización. Y más sonrisa. Y más amabilidad. De estas personas de China se ha de aprender mucho. Su trabajo sí que es emprendeduría e innovación ante tantos bares donde parece que ellos negocian pero tú sobras.
Y allí una ilustre leonesa repartió chorizo artesano con sabor a humo  y pimentón de La Vera, procedente de cerdos de los de verdad, criados con lo de siempre que ahora se llamarían ecológicos.
Y otra ilustre grmana nos agasajó con un pastel, bombones y limoncello de cosecha propia para celebrar su santo. Allí mismo, en su honor,  se recuperaron algunos recuerdos de la canción del día: el 13 de mayo la virgen María, dirigidos por el maestro de la música de celebraciones navideñas.
Ante  tantas vivencias, la vuelta implicó la búsqueda de un conductor que estaba en el bar y una vuelta por las calles de la población, quizá para descubrir otro entorno. Le esperábamos al lado del héroe local, Toni Bou, campeón del mundo de trial 21 veces. Quizá algunos de sus seguidores eran los que nos "presionaban" en el camino con sus potentes máquinas. Mientras, la montaña mágica nos seguía mostrando otra cara. Un buen momento para recordar aquella frase que nos dejó el cineasta Ingman Bergmann:
“Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”


 Día de la etapa: sábado 13 de mayo de 2017
Evaristo González Prieto