lunes, 21 de noviembre de 2016

GR4 etapa 3

Gr 4, etapa 3 entre el santuari de Falgars y Borredà

Todo controlado

Bajo la tenue luz azulada del interior del nuevo autocar,  que ya conocimos en la primera etapa, casi en la intimidad de una penumbra propensa para dormir, uno se plantea qué decir de una etapa en la que de nuevo falta el maestro titular de las crónicas. Y llega a la conclusión de que GRMANIA es como un gran iceberg, donde la capa que es pública y que todos  conocen de cada componente es reducida, después de tantos años de salidas. Quizá esa decisión de privacidad individual es una de las esencias de las existencias. Todo está controlado. ¿Seguro?
Sin walkis durante  el camino, todo es más seguro y está más controlado cuando  acuden a la cita dos guías profesionales que se preocupan por detalles importantes que a veces pasan desapercibidos. Lo controlan en segundo plano. Parece que no están pero son. Como las pronunciadas curvas en herradura subiendo hacia Sant Julià de Cerdanyola, con cazadores cazados cuando se preparaban para iniciar las batidas, pueblos fantasma con casas sin tres de los síntomas de la civilización: antena en el tejado, coche y perro. El dicharachero conductor era atrevido, con experiencia y sin temores a caminos desconocidos. “Mientras los señale el GPS, yo llego” decía. Parecía tener seguro el acceso a tamaño vehículo. Su atrevimiento adornado con la locuacidad argentina también estaba controlado.

Inicios
De entrada, subida en medio de bosques que aún conservaban muestras de los colores del otoño, con suelos alfombrados por hojas caducas. Entre más arriba, mejores vistas de las últimas poblaciones del Berguedà abajo y, arriba, las crestas del Puigmal, Bastiments, collada de Toses y el entorno delimitado por La Molina, Masella y el Prepirineo encima del túnel del Cadí. Los 1.696 metros de la altitud máxima sirvieron para el merecido desayuno von vistas espectaculares. Era el coll de Sant Miquel, con buenas vistas de l’Alt Berguedà. Tres cuartos de hora de permanencia allí los primeros, con clases particulares sobre identificación de montañas, sentados en desnivel mientras botas, dulces y similares llenaban más de lo previsto  los depósitos energéticos no del todo gastados aún.
La sierra del Catllaràs la han embellecido con miradores informativos  hacia el Valle del Llobregat y el de Lillet, cartelería diversa, mucha documentación escrita y visual sobre los espacios y las amplias perspectivas, y bastantes marcas de recorridos diversos. Un ejemplo explicativo de tanto control informativo y necesario: Santuari de Falgars, Font de Falgars. Enlace GR 4-2. Camp de l'ermità. Enllaç PR-C 52. Sant Romà de la Clusa. Enlace GR-241. Les Pilones. Castell de l'Areny La Ribera del Castell. Molí del Forat. Sant Sadurní de Rotgers Pla de Rotgers Cal Metó Vila de Borredá. Enlace GR-241.
El suave camino conduce a la iglesia románica de Sant Romà de la Clusa, un espacio donde te imaginas como quieras, un lugar para la meditación, para dejar pasar el tiempo, para el retozar tranquilo o para  la acción con la no acción (una de las leyes del Tao). La perspectiva es otra y el habitual GPS humano te orienta de todo y más.

Hito
Si bien hoy día el oficio más habitual por estos caminos lo dicta el 4x4 o similares motorizaciones, el boletaire, la moto o la bicicleta de montaña, se vivió un hito histórico y único hasta hoy. Un numeroso grupo de caminantes se cruzaron con nosotros y… además…¡no eran de ningún grupo organizado y vivían en Terrassa! Parecían GRMANIA 2, un espejo propio y andarín: grupo entrado en edad, diverso, muy estirado, alegre y parlanchín. Intercambio de saludos entre quienes se conocían de ambos bandos y adelante. Camino al visionado de otro mirador con vidrios en el suelo que transparentan el vértigo, cartelería explicativa y, para quienes quieran conocer el paisaje de otra manera más lúdica, superficies para jugar con motivos de la zona en forma de juegos de mesa. El que no aprende es porque no quiere.

Oficios
De nuevo, novedades. Restos de oficios antiguos. Superficies que recuerdan las pilonas de un artilugio para salvar un fuerte desnivel y bajar la madera. Es el coll de les Pilones. El descenso de troncos en medio del abismo. Hasta que llegó su final. Abajo, muy al fondo, Castell de l’Areny y el autocar que permanecía a la espera.

Interrogantes
Mientras se salvaba el desnivel en medio de un largo y hermoso camino, este plumilla anotó interrogantes curiosos. ¿Quién del grupo trata de usted siempre a alguien? ¿Quién es quién? Y mira que insiste para ponerse en el mismo plano. Pero no hay manera. Todo controlado. ¿O quién corrigió a quién cuando dijo que todos muy amigos y le respondió que aquí, amistades las justas? ¿O, quién se interesó por el estado de la celebración navideña y alguien le respondió que el grupo VIP de güasap lo tiene todo controlado? ¿Quiénes son y quién pregunta? Mientras, alguien bajando rompe un bastón en dos trozos y cae. ¿Será por uso o por abuso?

Núcleos
Castell de l’Areny ahí enfrente. Imágenes antiguas ahora recuperadas de la famosa casa de colonias. Cuatro casas en torno a la iglesia de Sant Vicenç. Un núcleo con orígenes en Carlomagno. Bellezas solitarias de postal en medio del otoño. Solo falta el olor a humo y a carne a la brasa o similares a la hora de “l’esmorzar de forquilla”. Parte del grupo sigue y se interna por un frondoso bosque amarillento aún. Subida de cuadro impresionista hasta una pista con otra sorpresa única hasta hoy. Suave ascensión al inicio, con un final más fuerte. Y oportunidad para que alguien corrigiera a alguien de que no es lo mismo “marrada” que “atajo”. Siempre aprendiendo. En beta permanente.

Compañía
¿Quién nos iba a decir que esos animales que llegan hasta las lujosas torres urbanas a mendigar basuras, fueran compañeros de viaje? Esos que se refugian en parques naturales donde saben que serán poco molestados, que se atreven a levantar lujosos campos de golf, que asustan en carreteras y motivan a grupos de cazadores para ocupar su tiempo libre, en esta ocasión una cría se convirtió en animal de compañía. El inicial rayón hoy convertido en jabato husmeó los pies del personal GRmano, comió frutas y se dejó retratar durante un largo recorrido hasta la ermita de Sant Sadurní de Rotgers, edificio románico iniciada su construcción  en 888. La oportunidad sirvió para que una docta persona encontrara parecidos de esta compañía tan animal con el llamado Síndrome de Lorenz.
Allí al lado retrocedió mientras un grupo de cultas personas reconocía el edificio y sus alrededores. De inmediato un coche se acercó y el joven conductor rápidamente ofreció sus servicios de guía del lugar, previo pago del estipendio acordado. Como se ve, animales y personas, cada uno vamos a lo nuestro. Nadie aparenta perder el tiempo.

Finales
Todo controlado por los guías. En los cruces de caminos o en lugares propensos a la confusión siempre está él atento para ayudar a tomar la dirección correcta. Enfilando ya los últimos kilómetros, en un grupo se entabló toda una lección de zoología, en un medio propenso, antes con jabalíes y ahora con el ganado vacuno y mular. El avistamiento de tres equinos sirvió para profundizar en los nombres de los cruces resultantes entre caballo, yegua, burro y burra. Un erudito nos dejó sorprendidos y boquiabiertos con la palabra “Bordegàs”. ¡Qué nivel caminando! Mientras, las señales anunciaban el cercano final en Borredà, a 854 metros de altura. De los 1.700 del desayuno hasta aquí: buenos desniveles acumulados en positivo y negativo. Una de las mejores etapas y en pleno otoño. ¿Qué más pedir? El bucolismo solitario de fin de semana, la riqueza cromática dentro de los jardines y en los bosques. Como de colores se trataba, ya en el pueblo se oyó a alguien decir que el color azul de las matrículas de los vehículos que veía por estos pagos es de muy mala calidad, poco consistente. No se sabe por qué pero la “E” de “Europa” desaparece. Ingenuo él.
En el bar del final, habilitado un reducido espacio para comer en dos turnos, con la advertencia de que cuando comenzase el partido del Barça había que dejar el lugar expedito, hubo que comer deprisa y degustar los postres variados de fabricación artesana a cargo de buenas manos. Entre la barra, la zona de restaurante y el garito para GRMANIA, aún hubo espacio para instalar la expendeduría de la tradicional lotería de Navidad, la oficial y las otras. ¡Qué trasiego en medio del personal del local! Fuimos la nota de color del día en Borredà, sin tiempo para ver la iglesia de Santa María o la plaza mayor.
Como aquí todo está controlado siempre, el autocar esperaba con un alegre conductor, sin impaciencia y con sus explicaciones  sobre las semejanzas entre las montañas de Rosario, su tierra natal argentina, y estos sublimes paisajes del Berguedà.
Y como homenaje al citado Konrad Lorenz, acabemos con una de sus mejores frases, útil también para GRMANIA: “No nos tomamos el humor suficientemente en serio”.

Evaristo
21/11/2016








GR4 etapa 1


 Estrenos, auxilios y celebraciones de altura

Inauguramos temporada, repetimos el GR4 con los buenos recuerdos dejados hace más de 15 años, recordamos las ausencias debidas a espolones varios u otras circunstancias y este plumilla suplanta el buen hacer del escriba oficial, solo por esta vez y para que el servicio quede cubierto. Todos y todas tan majos después de los días estivales de asueto, aún relamiéndose de viajes allende los mares, o a  destinos cercanos, con jubilaciones llenas de vacaciones, y otros con problemillas diversos. Visto el personal tan orondo,  se puede confirmar aquello de que “Los jóvenes no paramos de cumplir años”.

Quienes acudimos a la cita no olvidaremos el día de hoy: GRMANIA por primera vez estrena un autocar nuevo. El olor del interior era tan desconocido que hubo quienes bajaron a mirar la matrícula e interrogaron al conductor para verificar la buena nueva. Nunca estos cuerpos se acomodaron en vehículo tan inmaculado para salidas senderistas. Con este privilegio andante, pronto llegamos al destino inicial del GR y de la temporada.

Fronteras

La etapa debía comenzar en la zona de allá y estábamos acá. Llegamos, el grupo A bajó y oteó los espacios viarios para la foto de rigor. Pero, ¿dónde hacerla y cómo denominar el lugar?: ¿Bourg Madame, La Gingueta, Catalunya Nord, Catalunya Sud, La Cerdanya Catalana, La Cerdanya Española, La Cerdanya Francesa, Puigcerdà, España, Francia? Al final nos retratamos en el puente de en medio, en tierra supuestamente de nadie.
Con la vista puesta en el horizonte de las antenas encima de Masella, en los GPS y en las marcas blancas y rojas, iniciamos la ruta por en medio de prados, granjas, extrarradios de Puigcerdá y el río Segre en el curso alto.

Pizarras

Pronto abandonamos la frondosidad y el bucolismo campestre, con vacas, caballos y otras especies, sorteando carreteras y cruces y comenzamos a divisar la industria de la zona: innumerables inversiones en la llamada “casa ceretana”. Entiéndase: no aquella casa de Pagés de siempre sino su sucedáneo pero transformada por los arquitectos de moda y las normas urbanísticas municipales. El negro de la pizarra en serie, paredes forradas de piedra, jardines inmaculados,  los portones de madera cerrados, las inversiones y las especulaciones allí mismo, esperando las primeras nieves. La burguesía y otras especies debían pulular por allí y también en otros destinos turísticos fiscales. Ilustres apellidos presumen de mansión aquí.
Escadacs fue la primera parada del grupo A. El B se supone que enfilaban la ascensión a Masella con tranquilidad y sudor. Había que reponer fuerzas en una plazoleta formato duro, amenizados con algunos quads que debían estar “haciendo deporte”.
No obstante, llamó la atención una casa de Alp, con un balcón muy visible lleno de objetos como si su propietario padeciera el síndrome de Diógenes.


Percherones

El terreno ya comenzaba a coger forma: se enfilaba y se encaraba a las cumbres. Toda la tecnología se puso a trabajar para no evitar la tradición: pérdidas momentáneas. Alguien sugirió que se calculara cuánta pasta vale toda la maquinaria que GRMANIA lleva encima: móviles, relojes, walkis y modalidades diversas de GPS.
Quien pretendía encauzar el grupo, según su experiencia como conductor de colectivos excursionistas homogéneos y ordenados (de los que siempre hacen caso al guía), fue invitado a ponerse en cabeza pero tuvo que dirigirse a los primeros calificándolos como “caballos percherones indomables”. Lo dejó por imposible. Tiró de razones, adujo que para qué ir tan deprisa si después se iba parando para esperar a todos. Que no tenía sentido esta forma de trotar. Creía hablar con personas, no con percherones. Pero estos fueron parando, incluso ayudando al personal a saltar zanjas.

Mares artificiales interiores

El territorio lo domina la construcción de casas, de lagos con agua para los cañones de producción de nieve artificial y el acondicionamiento de pistas para el ocio blanco. El Pirineo desde lo alto visto lleno de nubes lejanas y grandes masas de agua para la innivación. Láminas de agua para asegurar la temporada, no siendo que el cambio climático eclipse el maná invernal, el llamado “oro blanco”. Masella aquí y desde arriba, vistas al otro lado, a La Molina.
La fuerte subida, de aquellas de antes, demostró que los jóvenes que no paran de cumplir años aún están en forma y triscan por riscos acondicionados para deportes varios.

Rivalidades deportivas

Las subidas del grupo A dejaron entrever diferencias en los entrenos y resistencias de ciertos colectivos GRmanos que combaten el colesterol en gimnasios diversos.
Un GRmano muy observador llegó a significativas conclusiones: el colectivo que se prepara en el gimnasio privado DIR de Sant Cugat se lo tiene que replantear porque no puede con el grupo que suda la camiseta y hace kilómetros en las piscinas del Club Natació Terrassa. Ante esta apreciación, el GRmano autor de esta conclusión interrogó a un miembro del DIR y le invitó a que se lo pensaran. A lo que le contestó que pronto este centro deportivo completará sus equipos de spinning con una conjunción de correas y cintas que, situadas en los brazos y torso, harán que todo el cuerpo de esculpa a la vez que pedalean y sudan sin parar, contemplando espectaculares subidas en las pantallas frontales. Veremos los resultados próximamente.

Cabinas

En la zona mixta y compartida entre Masella y La Molina comenzaron a verse funcionar cabinas de esquí que transportaban a las alturas a intrépidos ciclistas. Sorteaban obstáculos mientras bajaban a toda velocidad por sendas en las que solo cabía una bicicleta. La temeridad de ellos era admiración nuestra ante tanto valor en jóvenes que necesitan emociones fuertes. Mientras, la primera etapa del GR llegaba a su fin. Al fondo, junto al inicio de las pistas de esquí de Col de Pal, se divisaba nuestro nuevo y reluciente autocar. El personal del grupo B descansaba con alguna cabezada incluida. Pequeñas gotas de agua anunciaban un cambio de tiempo a las puertas del otoño.

Ayuda en carretera

Las vistas de la bajada impresionaban. Los cristales tintados del vehículo permitían ver un horizonte espectacular lleno de perfiles de montañas. Las curvas y la fuerte pendiente nos condujeron a una sorpresa donde GRMANIA sacó todo su espíritu solidario y de ayuda. Otro hecho sin precedentes en la larga historia del grupo. Un coche pequeño se había metido en una zanja cercana a la cuneta y no había forma de sacarlo. Mientras otro vehículo intentaba tirar con una correa por la parte de atrás, nuestro autocar se paró y bajó un destacado pelotón de ayuda. Nunca el RACC fue tan rápido y eficaz. Manos y fuerzas diversas empujaron al coche para atrás desde el capó y el percance se solucionó luego. Hubo miembros colaboradores que , en la operación, prestaron su energía y aprovecharon para empujar tocando culos diversos. Los jóvenes conductores preguntaban quiénes éramos y alguien les comentó: GRMANIA.COM. Agradecidos, observaron cómo la máquina humana es capaz de casi todo siempre que quiera.

Celebraciones en y de altura

Ya en Bagà, dos oteadores estrenaron la temporada de búsqueda de bares con otra novedad muy significativa. El personal se concentró en dos terrazas próximas pero en una calle peatonal ocupada solo por GRMANIA. El domador de percherones decía que allí no se podía encontrar ningún bar accesible a tanta gente pero la realidad fue otra.
Los postres estuvieron cargados de celebraciones: exquisitas galletas para homenajear a la nieta de nuestra GRmana de primer apellido “Nieto”; el aniversario de nuestra extremeña andarina de lujo con pasteles y licor de higos artesano, y también el  licor de bellota. Esto, junto a las botellas vino, jarras, petacas, botas y otros contenidos, alegraron el ambiente.

Sin alcohol

Otro hecho sin precedentes fue el comportamiento observado en personas que presumen de haber abandonado el alcohol. Mientras el resto tomaba bebidas completas, con todos sus ingredientes, quienes proclamaban ser abstemios y bebían cerveza SIN y americanadas con cola, provocaron caídas de objetos de las mesas: vasos, botellas y otros enseres. El suelo de la calle quedó “marcado” por los  SIN. Después de esto, se les invitó a reconsiderar su propuesta anunciada decambio de vida, a libar con bebidas que despierten el ánimo y emocionen a propios y extraños.
Mientras, el recaudador ejercía su función yendo y viniendo de bar a bar.

En resumen, la primera etapa demostró que las fuertes subidas de la alta montaña aún no se nos resisten y que el espíritu solidario está presente. Como decía aquel famoso eslogan de tráfico, si ves a alguien con problemas “Detente y ayuda”.

Evaristo
17/9/2016