viernes, 1 de enero de 2010

Cuarta etapa del GR 83, entre Sant Hilari Sacalm y Osor

Resistir para celebrar


Grmanos y Grmanas



“Resistir es vencer”, era la pintada que recibió a un grupo tan variopinto como éste en Sant Hilari Sacalm. Acostumbrados a otras épocas de alto voltaje reivindicativo, la frase tan actualizada debía responder no a cambios políticos sino a preocupaciones ambientales. No querían la línea de muy alta tensión. Por eso había que resistir. Aunque, si de resistencia hablamos, el actual autocar sometió al personal a un frío invernal dentro del habitáculo. Claro que hubo que resistir el aire frío, la ventilación inoportuna, los intentos de calentar el ambiente. Y qué mejor que entretener la mente colectiva con disquisiciones variadas que focalizaran los fríos hacia cuestiones candentes.

En la parte de atrás un grupo se lanzó al ruedo (nunca mejor dicho) de si corridas sí o no. Como que de unas todos estaban de acuerdo se pasó a las otras. Y aquí hubo quienes creyeron que Cataluña es diferente, va un paso más allá y debe prohibir tamaña aberración. Otros estaban en contra de tamaño espectáculo pero estaban en contra también de tantas prohibiciones como cada vez hay. Del ardor dialéctico se pasó a pedir consultas y más consultas, referendums y lo que haga falta. Y más en la zona donde estamos, casi con las urnas aún calientes de independencia. Llegados a este punto, se solicitó también hacer otra consulta sobre si los pájaros domésticos deben estar dentro de la jaula o no. O si los billetes de Félix Millet deben estar dentro de una caja fuerte o se debería abrir y esparcirlos urbi et orbe. También se hubiera podido debatir ese caso que honra a Grmania, quizá de los únicos en esta comunidad autónoma: ese Grmano seguidor de un galáctico y “christiano”club de fútbol que fue un entusiasta organizador de una consulta independentista (para que ganara el sí, por supuesto). Puestos a acoger, que vengan cuantas saharauis quieran. Aquí cabemos todos.

De pie

El camino fue un puro trámite en días previos al invierno. Amplia superficie, sin dificultad. Un paseo tranquilo, calmado, justificable por el estado de la naturaleza y por las celebraciones finales. Mucho personal, un hito en las cifras de afluencia de esta hermandad. Mientras, el infiltrado observador, perteneciente a grupos paralelos muy serios y bien organizados (casi cuadriculados), notaba los movimientos del personal. Su escepticismo era evidente. Como si pensara en a dónde iba esta gente y qué se traían entre manos en momentos anteriores a la Navidad (llamadas ahora “fiestas de invierno” por las máximas autoridades educativas catalanas). Pero este sujeto se debería convencer luego que las apariencias engañan. Y así debió quedar cuando los actos del público comensal le demostraron que, con aparente poco orden pero sí con mucho concierto (buenos maestros/as de juergas tenemos), se articuló una jornada memorable, de las que hacen historia. A pesar de intercambios de impresiones divergentes en regalos y otros temas (necesarios para ver mejor la realidad), el programa de actos siguió un ritmo marcado casi “en ningún sitio”. Anarquía organizada con un sabor muy agradable .

El frío apretaba, la desolación invernal aclaraba el paisaje, al fondo el Canigó nevado, camino despejado, el sol se cotizaba al alza. Paisajes abiertos, tranquilidad, campechanía, relajación, pocos kilómetros, ninguna dificultad, suave subida, bajada hasta el final.

El desayuno también marcó otro hito. Transcurrió de pie, muy poco personal en tierra. Y una parte del suelo era una pura capa de látex usado. Restos de placeres condenados por ligas antiabortistas, puritanos al uso y censores de los buenos momentos de la carne.

Celebraciones

Subida. En la parte de arriba se desechó llegar aún a lo más alto. Para qué. Se iba a lo que se iba, para qué dar rodeos y hacer cundir el camino. Tranquilidad, animales sueltos, perros sujetados para evitar lances, pista forestal plana, relajación general hasta Osor. Un vistazo a la iglesia, autocar y a comer en Ca L'Elisa, en Anglès. Gran ambiente, el personal dio la sensación de satisfacción. Una parte del sector femenino anotó cierta evolución de la lascivia a la gula. Habrá que tenerlo en cuenta. La animación subió de tono, el cava personalizado completó el efecto acumulado de los alcoholes anteriores. El equipo de animación fue excelente (“Todo esto lo hacemos por ellos”, se sinceró el gran animador a la salida). Quien buscó el local se hacía cruces. La promesa previa que casi le juró al dueño para que nos acogiera se hizo añicos. Le había prometido que se cantarían villancicos en catalán. No parece que el Asturias patria querida, el vino de Asunción y el todos queremos más le molestara en absoluto. Hasta no nos cobró los cafés y ofreció repetir de todos los platos. Visto lo cual, se contempla volver en otras ocasiones.

Después de jornadas como ésta y de tantos años pasados en agradable compañía con todos vosotros y vosotras, permitidme cerrar el año con un texto antológico de Mario Benedetti, poeta y escritor uruguayo que murió este año que pronto acaba:

Primero que todo
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti


Terrassa, 23 de diciembre de 2009
Evaristo
http://afondonatural.blogspot.com