Traducciones de la realidad
¿Dónde están los miembros y las miembras
(según libro de estilo muy consolidado por lo políticamente correcto, con
repeticiones cansinas y todo confirmado por Irene Montero) o dónde están las
miembras de GRMANIA (libro de estilo de la CUP) que el día de autos han
propiciado que solo 24 sean quienes completen la lista de pagadores al
administrador? Demostramos con las decisiones y con la práctica que
GRMANIA se consolida como un sucedáneo para cuando nos fallan otros
planes más prioritarios. Y esto irá a más. Atentas a los números. Como siempre, ni se nos ocurra tratar sobre estas
ni otras cuestiones: sobran, porque la libertad va más allá de las traducciones
oportunistas de colores concretos.
¿Y qué decir cuando entras en un
artilugio con ruedas donde el hedor a borrachera, con vómitos en el suelo
incluidos, desdice de una empresa como Taxi Bus (de Sabadell), capaz de poner en
marcha un autocar sin limpieza (ni superficial ni profunda), algunos asientos
rotos y aún con vasos de plástico en el suelo? O ¿cómo interpretar cuando quien
ha de conducir a caminantes diversos tiene dificultades para entender el
sentido de a dónde debe ir, de abrir un maletero cuando toca o la puerta
trasera? Las deducciones de este lenguaje universal de señales y símbolos no
exige traducciones.
Orientación
El núcleo rural de Camps fue testigo de
una curiosa imitación humana a las máquinas. Hay aparatos de orientación que,
antes de encontrar el sentido de la posición, exigen dar una vuelta con ellos
puestos para que capten las señales. El
personal andarín asistente imitó a la perfección el manual y reprodujo
literalmente a esos relojes: nada más salir del autocar se dirigieron con
aplomo y aparente seguridad a un edificio, lo rodearon y volvieron por atrás al
punto de partida. Hubo quienes no supieron captar la esencia de este nuevo
ritual y se preguntaban por si era iniciático, si lo exigía el guión de wikiloc
o si solo era una primera confusión. Alguien se justificó alegando que seguía
escrupulosamente a quien intentaba guiar al grupo. Ya de salida y tan pronto,
el efecto fue humorístico y con personal a punto de despeñarse por el terraplén
de bajada al camino, solo por no rodear aún más para buscar el paso más fácil y
seguro. Equilibrios, ayudas, bastones de contención y tendencia a la
conservación de la especie.
La zona estaba muy bien equipada para la
vida, solo que no se veía a ninguna persona (no persono), con contenedores para
reciclados diversos y un delimitado y muy rotulado “espai de jocs infantils de
Camps”. No se sabe dónde estaban los infantes, distinto a “las infantas”, que
tampoco se sabía su ubicación, se supone que
palaciega. También, lugares y utensilios para carnes a la brasa y lazos,
lazos, lazos, lazos y más lazos, algunos
hasta incrustados en pinos relucientes.
Colores
El explosivo color verde, miraras a
donde miraras, se veía salpicado por amapolas que teñían algunos trozos de
otras tonalidades. El gris plomizo del cielo creaba una atmósfera amenazante
que preocupaba a quienes no se querían mojar. Hubo un sujeto que apareció con
una camiseta de color amarillo. Alegó que también tenía derecho a lucir un color que no solo es propiedad de quienes lo
han mimetizado con significados que no son aquellos lejanos de actores y actrices
que huían de este color y, antes de salir al escenario, se dedicaban mucha
suerte con la frase. “Mucha mierda”.
Dejemos que los colores hablen y que cada una elijan el que cada uno
quiera (masculino, femenino, otros géneros, asexual, ¡qué lío de términos y qué
difícil entenderse con tanta modernidad lingüística!).
Desconocidos
A menudo es lo que somos hasta para con
nosotras mismas, aunque el espejo nos devuelva un parecido a nuestra realidad.
Por el ancho camino de ida al destino final se cruzó una furgoneta neorrural
que dejaba atrás lo que otros veríamos delante. Altas cruces de término, depósitos
de agua, viñas acondicionadas se supone que para el vino denominación de origen
“Pla de Bages”.
No se olvidaba la interpelación del
coordinador del grupo a quien mostró la iglesia de Camps al final de la
anterior etapa. Lo interrogó e insistió con interés muy historiado en saber
dónde estaba la tumba de un soldado (no soldada) que fue encontrado muerto en
aquel camino. Su memoria recordaba la losa vista hace 15 años. Allí la vimos,
con inscripción incluida y la docta explicación de dónde estaba enterrado.
La piedra sirvió para que en un cenáculo
andarín se debatiera sobre la cantidad de soldados muertos en las guerras,
sobre el sentimiento de quien va a la batalla e intuye que lo matarán poco
antes de que se acabe. Incluso hubo quien relató la reciente experiencia de un
personaje público de la zona que lloraba en televisión porque hace poco había
descubierto que su abuelo había matado a dos vecinos en la contienda.
Relatos
La tertulia derivó hacia la actualidad
de la venta de armas del país que todos tenemos en mente, con la meticulosa
descripción del relato de uno de los episodios de los Simpson, con policías,
armas y profesorado (genérico) como protagonistas. Espléndidos guionistas los
de algunas series: la inteligencia en televisión.
El caminar abría el apetito informativo
y la sociología de la televisión apareció reflejada en los programas matinales
de las cadenas generalistas. Sucesos inacabables, carnaza de todo tipo,
tertulianos que son ubicuas y opinan de todos las noticias (¡esto de los
géneros!), extrapolaciones a una realidad vital que pintan explosiva, a punto
de intervenir fuerzas y ejércitos diversos para contener aquello apenas
existente. Estado de alerta, miedos diversos, cuidado en la calle, andar con
cinco ojas (no: ojos). Redes sociales y medios que subrayan excepciones con
titulares que obnubilan lo positivo de la vida diaria. Por ejemplo, los
millones de personas que viven y generan que los países vayan bien por sus
hazañas diarias anónimas. Ese sábado aún no habíamos leído el excelente
artículo que Javier Marías publicó al día siguiente en EL PAÍS SEMANAL, de muy
recomendable lectura (enlace aquí): “Cuando la sociedad es el tirano”. Algunos allí presentes ya
coincidíamos con sus argumentos.
Efluvios
Mientras en este reducido sanedrín se tocaba lo divino y lo humano, con
antiguas guerras de Vietnam y, cómo no, con el mayo del 68 como protagonistas,
el perfume de la carne a la brasa de un lugar cercano generó la imaginación de
la tertulia ideal: ante los productos de las brasas, porrones y bebidas
variadas seguro que la actualidad se enfocaría con una mirada más positiva y
amplia. El mundo se ve mejor en la sobremesa después de satisfacer necesidades
primarias. El restaurante “El Molí de
Boixeda” en Fals ayudó a ver otras realidades más
terrenales e intuir cómo los placeres de la vida pueden ayudar a ver otras
vidas, aunque sea por momentos. Pero no, esta vez nadie se detuvo en el antiguo
restaurante de la carretera de Calaf ni
sus terrazas fueron ocupadas por ya hambrientos caminantes.
Hubo que seguir, llegar hasta el termino
de Canet de Fals, donde los letreros indican famosas bodegas, jardines de
infancia (no, no y no: guarderías no. Leamos con pausa ambos términos), y materiales de construcción (no para personas,
claro). Al fondo se veían torres pero antes hubo que hacer equilibrios encima
de piedras resbaladizas para atravesar la riera de Fonollosa y ascender en
medio de espesa vegetación antes de descubrir el afamado y muy visitado parque
temático que ayuda a la interpretación
de la archiconocida Navidad.
Visillos
Si ya el campo parecía más que una
postal con tanto verde, tanta masía habitada, desahitaba, abandonada o en
ruinas, hubo que aproximarse al sitio que protagoniza visitas por Navidad para ver el “Pessebre Vivent del Bages a les Torres de
Fals”, nacido en 1977, ahora muy visitado y accesible previo pago de una
entrada.
Les Torres de Fals son los restos de un castillo que
controlaba el camino real entre Barcelona y Cardona, con una iglesia románica
dedicada a San Vicente.
En realidad, la parada paisajística se
debió al apetito matinal. Allí instalados, a las puertas de la iglesia, el
personal fue observado entre visillos (ya sabéis, también título de la primera novela de Carmen Martín Gaite). Ojos escrutadores se
retiraron cuando vieron que el pacifismo de los comensales era obvio. La traducción de la realidad era evidente,
incluso hubo momentos de mutismo total, algo raro aquí.
Pronto, los más religiosos, con muchos
años de enseñanzas eclesiásticas a sus espaldas, se aventuraron a abrir la
puerta de la iglesia. Dentro, las curiosidades decorativas llamaban la
atención. Debían formar parte del relato o de lo que hoy se mueve en el terreno
de la experiencia emocional: a la entrada, dos latas vacías de cerveza doble
malta, vasos, plato con frutos secos, dos asientos y ropa; de frente, dos
paraguas colgando sobre la pila de agua bendita (qué imagen más plástica y
oportuna de causa-efecto); al lado, andamios y arriba, reconstrucción con el
año 2001, dicen que pagada con los euros de las entradas vendidas allá por Navidad. Uno se imaginaba el
ambiente por esos días de los buenos deseos, con gentes entregadas a las vivencias
de esas representaciones religiosas.
Mientras, en las escalinatas parte del
pueblo caminante se entregaba a libaciones de bebidas rusas y de aquí. La
ocasión y los estímulos que activaban las neuronas eran propicios para encomendarse a Putin
unos, y otros a solidarizarse con líderes rusos encarcelados. Aunque las
personas más cercanas eran ese pueblo que quedaba retratado por la afluencia de
datos de nuestro coordinador, con menciones a las míseras pensiones tanto de
gente estudiada como de la que no. Dicho
lo cual, un primer grupo tiró del resto para seguir el camino. En estas
condiciones, arrancar cuesta.
Pelotones
La avanzadilla creyó conseguir un cierto
aumento del ritmo andarín si ellos afrontaban los kilómetros con energía, garbo
y salero. Atrás quedó un señorial conjunto de casas con aspecto de alto
abolengo y atrás también quedaron la mayoría. Los de delante sabían que su actitud sería severamente criticada,
aunque ellos pensaban alegar, en su defensa, que aquí la única constitución y estatuto
que hay es el de cada uno.
Subida
Paralelo al camino discurría el sendero
del GR, en una zona alta que dividía la vertiente de la C25 o eix transversal y las poblaciones
situadas en la parte contraria. Unas cuerdas para ayudarse a subir quedaron como
recurso alternativo. Recibieron miradas de soslayo, como si fueran un símbolo
de la incapacidad propia para ascender con garbo, soltura y espíritu altanero
por los propios medios.
A pesar del cielo gris y amenazante,
desde allá arriba se reconocía el valor del esfuerzo.
Traducciones
Llegados a este punto, con placas,
señales, restos antiguos y Manresa más al fondo que Sant Joan de Vilatorrada,
el trío díscolo que estaba conculcando unas normas que no existían más que en
el sentido común procedió a bajar y halló la piedra filosofal de la traducción.
Aquella cima se llamaba Collbaix (545 metros)
y la zona parecía jugar el papel de La Mola para los lugareños de
Terrassa y alrededores: paseo, deporte, animales, disfrute. Esta montaña ha
sido el centro de periódicas conversaciones por un tema de trapos simbólicos
colgantes de un palo o mástil. Unos la ponían y otros la quitaban: era la que
pensáis, que ha ido derivando a otras con muchos devotos. Mas Llobet, Collbaix, el Collet, sendas,
cruces de caminos y bajas montañas que separan Fals de Manresa. Con caminantes
y amantes de quemar gasolina sostenidos por ruedas traileras.
Entre la gente que subía destacó una
pareja joven, espabilada y dicharachera. El sujeto se dirigió al trío y luego
notó que hablaban en esa lengua que uno de los tres la cataloga como casi
muerta aquí o quizá bastante extranjera para mentes muy cerradas. Cuando se le
interrogó si subían hasta la cima, la respuesta del joven fue de diccionario
apócrifo: “Esa montaña a la que vamos se
llama Cuello Bajo”. Espectacular la traducción automática para ignorantes que
se atrevían a pensar en la lengua de Cervantes. ¡Qué lección!
Hubo quien, en esta bajada, recordó al
GRmano que se presentó en la salida luciendo una rodillera (las malas lenguas
decían que era para que le preguntaran y ganara notoriedad del público: ¡qué
gente!), cómo le iría, e incluso dijo imaginárselo llamando a Amazon para que
le trajera otra con la fórmula rápida Amazon Prime.
Los efectos de la filoxera diezmaron el
sistema socioeconómico del Pla de Bages. Aún se veían las antiguas tinas para
el vino, los bancales y reminiscencias de antiguos viñedos en algunas hileras
fruto de recientes plantaciones.
Orientación
Ya abajo, en Sant Joan de Vilatorrada,
la orientación hacia el parc de l’Agulla no era fácil, a pesar de contar con
GPS, datos en papel e indicadores. Las tres mentes estresaron sus neuronas,
hasta que se dirigieron a una persona que parecía hábil. Tuvo buena voluntad
pero poco más. De allí, callejeo, parloteo con transeúntes para buscar el
sentido a la vida del caminante, con un interrogante que había que despejar:
qué era y dónde estaba la antigua
fábrica textil Borràs, montada por un emprendedor del siglo XIX, Oleguer
Borràs. . Hasta que se vio en lontananza, cerca de un edificio funerario y
primera imagen (o la última) de esta población.
Campos, huertos, cerezos salvados por el
retraso de la maduración de sus frutos: compañeros de viaje junto con el ruido
en autovías y carreteras diversas. .
Dispersión
Orientación y dispersión no forman parte
de la definición de la palabra de moda: oxímoron
. Como de interpretaciones se trata, la realidad es poliédrica y las
curiosidades se acumulan. Hubo quien retó a otro con el trasfondo de la palabra
Pajillera, como otras veces ha
ocurrido con otro término de moda: bizarro. Pero aquella palabra no hace mucho
se vio envuelta en lo que siempre se han llamado noticias falsas y ahora se moderniza con el término fake news. Corrió el bulo muy creído de que
aquella palabra se basaba en un trasfondo histórico con unas monjas como protagonistas. Después la verdad apareció y de lo anterior, nada de nada (los dos
enlaces anteriores muestran las dos versiones).
Mientras el trío solitario rodeaba hacia
el destino final, donde parecía que debía acabar la etapa (parc de l’Agulla),
la mayoría se personó directamente en Manresa, sin rodeos.
A golpe de GPS y Google Maps, los tres
descarriados consiguieron rodear la ciudad para llegar al sitio señalado, no
sin antes preguntar a deportistas y espectadores por la dirección adecuada. Aquí
todos quieren ayudar….a aumentar la confusión. Se echó en falta un traductor
con el potencial del de cuello bajo. Lo
que sí hubo en la comida fueron
interpretaciones legales,
lecturas de la realidad política, posibles planes viajeros mientras se
reponían fuerzas y líquidos.
La primavera lluviosa nos ofreció
lecturas de una realidad con nosotros en medio. La traducción e interpretación
de los significados fue personal. Mientras, aún arrecian los temas de siempre
pero elevados a la máxima potencia. Qué razón tenía uno de los filósofos de
moda cuando hace poco decía: “Vivimos en una época de estupidez organizada”.
Evaristo
16/5/2017