miércoles, 24 de octubre de 2018

GR3 etapa 12 entre Monistrol de Calders y L'Estany


“Cuando pisemos la tierra que tú amaste”


A Àngels, in memoriam


Es inevitable que las imágenes de las personas GRMANAS que nos han dejado salgan a nuestro encuentro cuando la vida sigue y una nueva etapa nos espera.  Hemos de continuar pisando esa tierra que vosotros amasteis, con la presencia de los recuerdos de vuestra compañía durante tantos años. Con el permiso de nuestro rapsoda, Pedro, le tomaré prestada su declaración sentimental en una corta e intensa poesía dedicada a nuestra querida Àngels. 

“Al caminar, su risa sobrevolaba…”

Era  uno de sus rasgos diferenciales, muy propio también de GRMANIA. Seguro que en esta etapa nos hubiera recibido con esa sonrisa amable y sonora a modo de presentación y saludo. La seguimos imitando porque reírse es una buena forma de presentarse en sociedad, ponerle buena cara a la vida y empatizar con el entorno. Su curiosidad era la nuestra por tierras del Bages, su comarca de nacimiento, que limita con la reciente división territorial, el Moianès, nuestro  punto de partida. “El Moianès ve de gust”, rezaban los carteles publicitarios a la entrada del punto de salida, Monistrol de Calders, uno de tantos pueblos teñidos y pintados con el color de moda por estos lares, el amarillo. Parece que en la Cataluña interior las utópicas esperanzas de la Ley D’Hont siguen revoloteando. 

“Como un eco de luz y energía…”

Luz, energía e intensos sentimientos se exteriorizaron nada más bajar del autocar, con la lectura de esta poesía de Pedro ( aquí en color azul) y el silencio colectivo como máxima expresión, en un momento en que el sol comenzaba a iluminar una mañana gris, la naturaleza empezaba a adoptar tonalidades otoñales y el eco de nuestra GRMANA persistía en nuestra memoria.

“Con sus pasos, la sabia compañía…”

Muy presente antes y ahora. Su atención se hubiera dirigido a esas 38 esculturas que han convertido a Monistrol de Calders en el pueblo con más esculturas por metro cuadrado. Una de ellas fue testigo de nuestro recogimiento interior, la titulada “Superfície esfèrica”, de Vicente Larrea Gayarre, de 1970. Curiosidad ante todo lo que le llamaba la atención, observación y conocimiento compartidos: he ahí la mejor fórmula para la profesión docente que amaba, siempre con la sabiduría de quien escucha para aprender y se ríe para vivir. ¡Y casi siempre con un montón de exámenes para corregir!: una de sus inefables compañías en salidas, viajes o en fines de semana. La obligación era compatible con la devoción. Sus pasos ahora son nuestros pasos. Y ante nuestras observaciones de la naturaleza, siempre nos faltará quien te iluminaba ante las dudas y convertía tu ignorancia en sabiduría. Y siempre con el eco de sus carcajadas, que la hacían  presente en algún punto del camino. Ahora la ausencia es recuerdo. 

“De una palabra que siempre importaba…”

Qué mejor piropo para una persona. Su interés quizá la hubiera llevado a saber por qué esas esculturas en Monistrol de Calders. Una donación de un empresario y mecenas nacido en esta población, Félix Estrada Saladrich. Un nombre que adopta más significado cuando se descubre que fue el fundador de Muebles La Fábrica y que estas esculturas estaban en otra zona conocida: en el Pedregar de Bellaterra, donde tenía una finca. Un vecino que ha convertido a Monistrol de Calders en una de las poblaciones conocidas con más esculturas por habitante: 38 para 700 personas. 
Y si sus palabras importaban, aún permanece el recuerdo de su placer ante los sabores de la comida, de desmenuzar para degustar alimentos hasta cautivarse con su esencia, de descubrir matices que a algunos se nos pasaban por alto. Era otro de sus rasgos diferenciales. Quizá le hubiera llamado la atención alguno de los restaurantes del pueblo -por ejemplo El Rubel-l,  muy afamado gracias, en sus inicios,  a la estancia durante cinco meses del entrenador y futbolista Ladislao Kubala para curarse de problemas respiratorios. Platos consistentes, con sabores reales y productos de proximidad, de esos que también tendría en cuenta en su menú. 

“En esas piedras que tanto observaba
o en la savia de esa flor que conocía…”

En pleno Moianès, las piedras como símbolo del paisaje, de la flora, de la fauna, de las rieras con abundante caudal, las presas para la canalización y conducción del agua, los frutos de los árboles a punto de ser regalados, esas hojas cercanas a la caducidad, el pescador a la orilla y…¡un cangrejo en un charco en medio del camino! Uno se imaginaba qué nos hubiera explicado: desde la especie, procedencia y su hipótesis sobre cómo llegó hasta allí un  crustáceo tan fotogénico. Lo hubiera dejado en su medio natural después de llevárselo en la memoria, como una lección más para compartir con sus alumnos cuando llegara el momento. Después supimos que una araña no dejó de observar el desayuno de otro grupo de GRMANIA. O esos patos que se solazaban en el medio acuático mientras el camino discurría en medio de la tranquilidad otoñal. Y también atentos burros que observaban a caminantes desconocidos, como si quisieran entender dos lemas de sendas camisetas: “Insistir, persistir, resistir y nuca desistir” y “Jo sóc el meu únic rival”.

“Nació la estima que por los campos sentía
y respiró la paz que en ellos buscaba…”

La etapa era propensa para imaginarla disfrutando de la orografía de un paisaje peculiar, con rincones que a algunas personas les recordaban sus visiones aéreas del Gran Cañón del Colorado. Una vez descalzos para pasar una riera (¡cómo hubieras reído!) la suave subida permitía observar desde arriba una parte del recorrido de la riera de Marfà,en el lugar donde se recuperaron fuerzas mientras se contemplaban las curvas con agua de allá abajo, los móviles fotografiaban vistas panorámicas con sujetos casi al borde del precipicio y un intrépido bajó a tocar el agua. Mientras, el ágape colectivo acabó con esos dulces hechos por buenas manos. Desde este entorno se respiraba esa paz con los chopos de ribera que empezaban a atreverse a pintar las hojas de ocre. 
El camino seguía y brindaba curiosidades de la más ruda ingeniería rural y dejadez humana: mangueras y recipientes reciclados de usos diversos interconectados para acercar el agua a cultivos, vehículos abandonados sin ruedas, casas en proceso de recuperación o ya abandonadas y hasta modernidades tipo placas solares como si de un indicador se tratara. 

“Y en esto que llegó la noche oscura
a ensombrecer la vida que gozaste,
a pintarla de dolor y amargura…”

En este transcurrir por los caminos, en suave y constante subida, hubo tiempo para imaginar, pensar y retroceder en ese tiempo que no volverá. Con esperas para agruparse, con ironías y cuidados varios en el uso de expresiones y  palabras (alguien dijo: “Aquí de cualquier cosa que se diga y uno se confunda ‘se hace leña del árbol caído’, a lo que un sujeto respondió: ‘leña no, serrín”). La oscuridad y el dolor van por dentro mientras el GR continúa y donde una demostración de salud mental es reírse hasta de tu propia sombra. 
El recorrido por el Moianès estaba lleno de vegetación, sobre todo altos pinos que aportaban frondosidad y frescura. En esta estación del año no parecía normal la ausencia de vehículos de amantes de las setas aparcados en las orillas de los caminos. Se comentaban posibles razones. Nuestros recuerdos en Bruguera, Gisclareny, La Pobla de Lillet y en otras etapas nos traían imágenes curiosas: mientras algunos GRMANOS, veloces e ignorantes buscadores, recorrían hectáreas de bosques para apenas llenar el fondo del cesto, tú apenas te movías unos metros y demostrabas sabiduría, observación, experiencia y resultados: tu cesto rebosante con variedades diversas. Quedamos con la incógnita de saber el porqué de la ausencia de boletaires. Tampoco quisimos aventurarnos a comprobar si había setas o no. Total… ¡para no verlas!


Final

Llegar a L’Estany implicó mucho ojo avizor para evitar veloces motos, bicicletas y todoterrenos que parecían autoconvencidos de hacer deporte, con el peligro para caminantes que pusieran su vida en juego si no les cedían el paso. La Catalunya interior huele a gasolina quemada los fines de semana, con atronadores tubos de escape que odian cualquier tipo de silenciador. Quizá esta sea una forma de descubrir y justificar los éxitos mundiales de  las grandes figuras moteras catalanas, que se entrenan por doquier y creen que parte del territorio les pertenece. 
El bar El Monestir de L’Estany acogió al segundo grupo cuando ya el primero había hecho la digestión. Entre tanta vianda y tan variada, las propuestas culinarias no se podían rechazar. “Mi dietista me recomienda comerlo”, se respondía ante chocolates y dulces variados. Parecida contestación a la de hace años, cuando  aquel GRMANO fumaba un puro cubano y se justificaba: “Es que mi psiquiatra me lo ha prescrito y me lo ha dado. No me puedo negar a seguir su tratamiento”. 

Con risas, ironías, emociones contenidas y recuerdos perpetuos, Àngels (y Fidel) siempre estaréis a nuestro lado.

“Donde estés, vive en la paz que nos dejaste,
y en memoria tendremos tu figura
cuando pisemos la tierra que tú amaste”.

(Todos los versos anteriores en azul forman parte de una poesía original del GRMANO Pedro Puerma, que le dedicó a Àngels y que fue leída antes de comenzar esta etapa. Se puede leer en el blog de GRMANIA).


Evaristo
24/10/2018


lunes, 8 de octubre de 2018

Romería de Terrassa a Montserrat del 7 de octubre de 2018

¿Tentaciones?... las justas

Este año la Virgen del Rosario y la Romería coincidieron en un mismo día otoñal. Ante tanta celebración, religiosa, laica, deportiva o de paseo, el ambiente era propicio para enfrentarse con la realidad más cercana y mirar al cielo: ¿Lloverá o no? No parecía que de momento se cumplieran los pronósticos dictados por quien se refiere a “la Península Ibérica” y “al nostre país” cuando del tiempo televisivo se trataba. No caímos en la primera y preocupante tentación:  sacar el chubasquero.

En un ambiente tan diverso,  el azar y la realidad mostraron supuestas tentaciones, que se enumeran a continuación.

Aproximación a posibles tentaciones romeras de la edición 2018:

1.   De perderse, con tanta dedicación de GRMANA parecía tarea harto difícil aunque se quisiera. Mucho ojo avizor expectante que se fijaba en los movimientos humanos  para evitar descarríos diversos.
2.   De ir por tu cuenta, pasando de walkis, consignas y monsergas. Solo se atrevió un avezado y deportivo grupo desde Monistrol. Demostraron buen olfato y una hoja de servicios impecable. Se les concedió su demanda y subieron libres y veloces.
3.   De flagelarse con alguna zarza en zonas no afeitadas por manos expertas desde hace tres años: quien quisiera mortificarse con la lesión vegetal podía acercarse a una de esas lianas herbáceas con pinchos, en algunas zonas sombrías, y comprobar sus efectos en partes blandas. Era el cilicio de la flora al alcance de despistados o de personas que se satisfacen con esto porque no se atreven con la autolesión, tan extendida hoy entre adolescentes. 
4.   De comprobar el agarre de la suela de las zapatillas ante resbalones en las bajadas. Hubo de todo, con retenciones provocadas por el miedo, planificación estratégica sobre dónde situar los pies, ayudas con bastones y hasta lanzarse a ver qué pasaba.
5.   De descubrir el camino sin frontal ni linterna: algunas almas no se iluminaban con la luz artificial más segura y se dejaban guiar por focos ajenos o por espíritus divinos. 
6.   De sucumbir a pliegos, legajos, instancias y demás burocracia necesaria para que no seas un supuesto usurpador del espacio público ni sospechoso de asociación indebida y andarina.
7.   De observar la asistencia de tanta juventud y comparar con otros tiempos ya lejanos en que la diversidad de edades y tipología creaba un entorno poliédrico.
8.   De atender la queja de quien dijo en voz alta que el ritmo de este año era muy alto, sin darse cuenta de que las esperas para juntar todo el grupo fueron constantes.
9.   De caminar bajo el manto protector de los walkis de GRMANIA en los cruces, en las paradas, cuando no parecía que pasaba nada pero su soniquete verbal era continuo.
10.De cumplir o no las órdenes tajantes y estrictas de Mossos para no atravesar la C 58 hasta que llegaran ellos. Lógicamente, todo se cumplió sin rechistar. La larga espera dio sus frutos, con un trabajo excelente de la autoridad competente. 
11.De someterse a los caprichos de la carne con más carne, esta vez “pase lejos de mí ese cáliz”. En el bar Teresa de Vacarisses alguien no cayó en el opíparo desayuno  del año pasado con la butifarra y las judías secas, que le truncó su “ilusión” de subir andando desde Monistrol y tuvo que decantarse por el “sufrimiento” del Cremallera.
12.De consumir o no ese café con leche de personas que lo deseaban en voz alta durante el camino y que se lo pedían con fervor a Teresa la del bar. 
13.De ponerles dificultades a las veloces bicicletas con las que cada año se comparte camino, y este año también con alguna moto. 
14.De recriminar a tanto animal canino cómo mostraba sus fauces por todas partes y ladraba con furia a peregrinos pacíficos e indefensos.
15.De degustar las energéticas golosinas de la plaza de Monistrol.
16.De echar en falta las puntaires que  otros años a esas horas enseñaban su laboriosidad en esa plaza.
17.De provocar dudas a personas y familias que mostraban inseguridades a flor de piel en temas obvios.
18.De abandonarse al goce de subir en cremallera, dejando el disfrute del camino para gentes más abnegadas.
19.De caer en la tentación de ir a degustar cerveza  en una feria de Barcelona a la que estaba invitado y dejar a los romeros a su suerte en tan empinada subida desde Monistrol, a base de sol, sudor y esfuerzo.
20.De abandonar en mitad de la subida final a un prolífico plumilla egarense que se prodiga en multitud de medios y, una vez escritos los artículos de los próximos días, ya pensaba en temas de una actualidad que aún no ha llegado. Ya tiene un futuro tema resuelto: cómo subir a Montserrat cuando no quedan fuerzas, gracias al apoyo de tres abnegados GRmanos.
21.De enfrentarse a deportistas que bajan a toda velocidad y no respetan el paso de quien sube a su ritmo.
22.De compartir la degustación del tentempié de una pareja al sol, que sabe dosificar el esfuerzo de la subida y cada cosa se la toma a su tiempo.
23.De consumos varios en el Monasterio: tomar una cerveza o no, comprar un mató o mortificarse, encender una vela cuando los cepillos revientan de monedas y ya no hay ninguna libre.
24.De no cambiarse la camiseta sudada por otra seca y asumir o no el primer resfriado de la temporada. 
25.De admirar el trabajo y la compañía de las personas de Cruz Roja, profesionales que estuvieron siempre pendientes de todo.
26.De solazarse en el ambiente de Montserrat, un espacio que irradia un gran poder energético, deportivo, paisajístico, turístico, religioso y humano. 
27.De callarse cuando se ha de agradecer el esfuerzo del personal GRMANO que colaboraba y del que asistía a la edición actual de la Romería. Sin ambas figuras, este discurrir por los caminos históricos no existiría.
28.De no tener en cuenta el recuerdo de los pageses que crearon esta romería hace casi mil años (aún quedan cuatro), de los asistentes a tantas peregrinaciones y del trabajo abnegado de las personas que murieron con la ilusión de que la Romería cumpliera el milenario. 





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