Contagiosos abrazos fraternales al aire libre del Montnegre
Quién nos iba a decir que aquel encuentro caminante en un 29 de febrero, además de no saber cuándo volverá a repetirse en año bisiesto, ya forma parte de esa historia en que las distancias personales eran otras, las psicosis parecían lejanas, las histerias colectivas por el papel higiénico eran inimaginables y los grupos no eran peligrosos (excepto en dictaduras). Irrepetibles hoy los abrazos a personas que estaban superando disfunciones de la máquina, esos acercamientos corporales que implicaban ánimos espirituales cuando parecíamos ser libres, sin alarmas ni fundados temores. El contagio era el contacto con mucho tacto, la fraternidad pegajosa con afecto e indisimulada humanidad. Ahora la historia es otra. Se veía venir pero mejor creerse ignorantes y felices.
Ermitas
Los inicios, además de bromas con fingidas toses sin codo ni protección con apósitos diversos, significaron apurar el autocar hasta el principio de la etapa. La ermita de Sant Llop o Santa Eulàlia de Hortsavinyàapareció después de circular por un estrecho camino de tierra, en el Macizo del Motnegre. Una ermita que forma parte de un puebloque pertenece al municipio de Tordera pero con más relación histórica con Pineda de Mar. Un espacio con recuerdos de pasadas caminatas con otros recorridos. Un buen punto para mencionar los versos del escritor, político y economista Pere Coromines:
"Muntanyes d'Horsavinyà,
de suredes, i alzinars
i rouredes, rovellades,
qui us ha vist de sol negades
mai més us podrà oblidar.
Ai Sant Llop d'Horsavinyà!
Amb un polze de tità
persigneu-nos tot el món,
des de dalt del campanar
en el trenc de l'horitzont."
Recorridos
Quién nos iba a decir que un día como aquel, con el vivales más cerca que lejos, con ausencias plenamente justificadas y presencias novedosas, todo iba a discurrir sin novedades, por caminos anchos y conocidos del GR 92, con la vegetación propia de zonas húmedas que poco a poco despertaba a la primavera, todo el personal expectante pero sin saber que la próxima etapa se suspendería por confinamientos y realidades sanitarias colectivas muy graves. Y con la edad y los achaques los temores se incrementan.
En el coll de can Benet, cruce de caminos y de GRs, señalización vertical, foto de grupo y continuación de una etapa de unos 18 km totales.
Un horno de cal, Can Pica, alturas de 500 metros con bosques de robles, encinas y castaños, Font de la Brinxa, horizontes con perspectivas del Vallès Oriental, del Maresme, del Turó de l’Home, naturaleza fotogénica sin hojas aún. La ausencia de follaje permite ver mejor el esqueleto de los árboles.
Recés 1
No olvidemos esta palabra con sus matices en cataláno castellano(receso), con significados y con connotaciones concretas pero con aplicaciones diversas. Un ilustre GRmano, con pasados teológicos, que después conseguiría las llaves para abrir puertas espirituales, manifestó interrogantes sobre tal término. Llegados a un punto del monótono camino, hubo una parada para reponer fuerzas. ¿Sería un recés?
Alguien que se recuperaba favorablemente de su paso por el taller de chapa y pintura resumió sus avances con intervenciones diversas: “Estoy en fase de demolición aunque me arreglaron algunas cosas y, como andaban por allí, aprovecharon para poner a punto otras partes” . Como siempre, sus frases lapidarias y reflexiones a pecho descubierto son consignas de vida para el resto.
Recés 2
El camino avanzaba sin apenas sorpresas. Por la zona había un letrero difícil de ver que era otra filosofía de vida. Su intención era prohibir el acceso de motos y coches por un camino: “L’acció més petita és milllor que la intenció més gran. Respectem l’entorn, gràcies”. En los tiempos en que vivimos, su eficacia la hemos de demostrar con la ejecución.
Pronto apareció la iglesia de Sant Martí de Montnegre, a 467 metros de altitud. Y, por supuesto, con restaurante al lado. Desvío e intento de visita. A pesar de que estaba cerrada, el olfato de quienes estudiaron carreras eclesiásticas pronto descubrió la forma de conseguir que se abriera. En una casa de al lado parece ser que había una señora que atendió al caminante atusándose ropas. Luego salió un señor, también colocándose ropas. “És que estavem fent un recés”. Salió con las llaves de la ermita. Al final se descubrió que hace años fue alumno universitario en Terrassa de una GRmana que en esta ocasión no acudió a la etapa.
El personal dejó los bastones en formación vertical colocados sobre la pared principal y accedió a su interior. Poco después el camino continuaba.
Recés 3
De nuevo en el camino, algunos recordábamos el rincón en el que la organización de La Marxassa recibía a quienes transitaban con vermut Martini y hielo, entre otras bebidas.
La anchura y los bosques caducifolios derivaron en el acercamiento al acceso definitivo a Vallgorguina, por en medio de un sendero por donde bajaba el agua cuando llovía. Ya se veía un pueblo conocido por la Pedra Gentil o Dolmen, con pocos bares y menos con suficientes sillas para grupos de 38 personas. Hubo uno al que se les dieron ideas para atendernos en la terraza pero prefirieron la inactividad de unas mesas vacías.
Eficacia
Una zona cercana de picnic y barbacoas acogió al grupo. Las atenciones personales del guía de la entrada fueron excepcionales. ¡Qué calidad y qué ojo! Tráfico parado en las dos direcciones, conjuntando en su persona las opciones de cámara trasera de autocar, sonido de distancia de aparcar, gps de posicionamiento, vigilancia y estacionamiento cercano. Habrá que invitarle a las etapas. Menos traks y más guías como este. Y lo mismo para salir de allí. Descubrámonos ante este profesional de la atención. ¡Qué eficacia!.
De otros lugares vendrán para darnos buenos ejemplos.
Y allí el gentío que sólo había caminado del coche a la mesa del picnic tiraba de neveras, calçots, carnes variadas y bebidas diversas. Perfumaban el ambiente de quienes nos sometíamos a tapers y bocadillos viariados, con 18 km a nuestras espaldas. Y el agradecimiento de los carquinyolis y vinos variados de quien celebraba 71 años, asesor espiritual que cuida de tantas almas grmanas para que no se descarríen.
Actualidades
La completa y grave realidad actual nos está afectando la cotidianidad. Incluyendo la drástica suspensión de la próxima etapa de GRMANIA. Acostumbrados a vivir bien y a planificar nuestros años de seniors con viajes pendientes, proyectos y aficiones diversas, aquellos abrazos tan contagiosos del inicio quedarán en el recuerdo. Pero se han de seguir practicando cuando se pueda.
El metro de distancia se impone. Y el miedo al miedo nos devora. Con anteriores permisividades moradas, futbolísticas y similares ininteligibles hoy. Hay fundamentos muy rigurosos con textos imprescindibles que analizan el origen del pánico. Estados de alarma, instrucciones y la incontinencia del dedo en el móvil para reenviar lo cierto y lo falso. Con neveras llenas, Netflix y canales diversos sobrecalentados. La seguridad de la opulencia.
“El infierno son los otros”, se repetiría otra vez Sartre hoy ante la lucha por el rollo del papel de wáter inalcanzable, símbolo barato de la histeria por la higiene básica, la imitación colectiva, el miedo a quedarse sin lo imprescindible, la lógica de lo primero la limpieza . También hay quienes, acostumbrados a desastres diversos en islas perdidas de Oceanía, dan consejos para sobrevivira estos momentos. O un paleto de León (según una política) y escritor ilustre (Julio Llamazares) compara esta situación con otras y aporta la posibilidad de aliviar esto con enfrentarse a nuevas realidades, comparándola con la reclusión e historias del libro El Decamerón. También abundan guías emocionalespara sobrevivir a la cuarentena familiar.
Dicen que aprenderemos mucho de esto. Quizá. Pero en la época de la “sociedad líquida”(Bauman) , de la inmediatez y de la sobrecarga de información horizontal, pronto se nos olvidará. O no. Quizá esta será no una nueva realidad, sino la realidad a tener en cuenta. Aprendizajes colectivos.
Cuidarnos para poder cuidar. Aplaudamos a quien ayuda. Miedo y confianza pueden caminar juntos.
Y, por favor, seamos amables. Sin olvidar el pensamiento del filósofo, político y presidente de EEUU, Thomas Jefferson:
“Indudablemente nadie se ocupa de quien no se ocupa de nadie”
Evaristo
15/3/2020