El contradictorio glamur del más allá de las montañas
La meteorología, el clima y el tiempo no son lo mismo del todo pero a veces se relacionan. Enfrentarse a l’Alt Empordà ahora en enero y con circunstancias temporales concretas también condicionaba la adaptación de personal caminante, con bastante tiempo vivido: pensándolo bien, todo es juventud acumulada. La meteo, el tiempo, los temporales, el invierno, los vientos, las olas, el fresco, el mar, los perfiles, la espuma, el interior, el equilibrio…y las capas y capas de ropa encima para mantener temperaturas corporales a merced de la climatología, con los consiguientes efectos colaterales en termómetros personales que poco a poco se descompensan: casi viven en un sin vivir.
El GR-92 entre Llançà y Cadaqués (Girona) se vio afectado por una pregunta sobre tres propuestas de distancias que al final se resumieron en dos: a qué tramo me apunto, cómo aguanto la ventolera y hasta dónde me atrevo a andar. También podríamos elucubrar sobre si el supuesto glamur del entorno se relacionaba con el más allá de las montañas. Por cierto, ¿a qué viene esta frase? ¿Y cómo se relaciona con el mensajes poético de autores, por ejemplo franceses: te estás volviendo viejo? La respuesta, al final.
Alteraciones
Se supone que algunos estereotipos sobre posibles alteraciones del funcionamiento de las mentes humanas en l’Alt Empordà no se relacionan con actitudes y temas escuchados por un parque natural quemado muchas veces, duro, ventoso pero muy fotogénico, con connotaciones artísticas y literarias. Un glamur acumulado en personas y personajes. En poblaciones concretas, afamadas por su aislamiento y continua proyección exterior: con vinos, aceites y licores antes; hoy, con postales interminables, rincones de ensueño, artistas, paisaje y mucho encanto.
Mencionar a lubinas cabreadas al plato en fogones de postín, recorrer esos mundos a través de casas del buen yantar o decir que yo vivo para comer no tiene por qué relacionarse con los efectos de los aires de estos lugares. Otro posible efecto de la creatividad ventosa de l’Empordà sería llegar a insinuar que aquellos productos que se fabrican en países con dictaduras son de más calidad que los de las democracias. ¿Fumarse manufacturas producidas en una dictadura aportan más placer porque son de mayor calidad? No hay duda: esto sí que se supone que deben ser efectos del viento de la zona, ¡porque sino!. En el aire quedaron opiniones que, por supuesto -y como le pasa al humo de los preparados enrollados-, todo se lo lleva el viento. O escuchar sabios consejos fruto de la práctica y de la experiencia: En esta vida, cuanto mejor te portes más te aburres. En todo caso, ya es un poco tarde para reinventarse. Pero algún quiebro quizá aún se puede ejecutar.
Tampoco se sabe si hubo que relacionar la fama de estas alteraciones con respuestas de gentes de Hacienda a las preguntas grmanas sobre el recto proceder pecuniario de quienes, con mucho sentido común, administran los pocos dineros de este conglomerado humano. Alguien pensó para sus adentros que preguntar a quien obliga a los de siempre a la rectitud económica es como quien se somete a análisis médicos, revisiones, chequeos, auscultaciones diversas en estas edades. Que no se sorprenda si siempre sale algo a revisar. Con lo que tener buena salud en este tiempo vital es un reto tan difícil como estar al corriente de todo con la administración.
Inestabilidades
De nuevo en Llançà, la plaza, el histórico árbol (el platanero: Árbre de la Llibertat), la iglesia, calles desiertas hacia el puerto y ascensión para ganar la altitud costera que recorrerá el perfil del GR92 y Camí de Ronda. Una fachada marítima que se repetía por esta costa tan brava a veces, El viento dibujando constantes perfiles con las olas, piscinas en primera línea con el agua helada, inversiones inmobiliarias cerradas, muchas advertencias a centrales de alarma que te vigilan, el viento que inestabiliza hasta a cuerpos senderistas bien alimentados y se sospecha que con algunos kilos de más. La playa Farella, la Punta de la Farella, cartel que explica el fondo marino de la playa de la Farella, señal del GR-92 en el cartel indicador de la playa de la Farella del mig, playa Cau del Llop, punta Feliu, la playa de les Tonyines donde se pescaban estos peces procedentes del Atlántico que venían a reproducirse por estas zonas (grafitis de rigor encima de la letra del cartel explicativo), cala Carboneres, playa d’en Robert en el camí de ronda. Más allá del lugar del desayuno, banco protegido con parasoles de obra con vistas al entorno marítimo, la punta S’Arnella con el faro y mirador con vistas. Pasarelas bien conservadas, barandillas de madera, verjas y muros en propiedades, muchas de ellas francesas.
El sube-baja constante a veces obligaba a trastabillar y a buscar esa estabilidad física necesaria para avanzar. Pero, ¿y si las mentes de estos lugares, azotadas por estos habituales vendavales, estuvieran reprogramadas a lo largo del tiempo y confirmaran las teorías que circulan por ahí? El glamur, el paisaje y el viento de estas zonas atrae.
Resguardados por el muro que delimitaba casas ahora vacías, en pleno camí de ronda, el personal componía una larga hilera que daba cuenta de comidas y bebidas. Enfrente, el dibujo constante de las olas que rompían su fiereza para empezar de nuevo; más allá, mansiones ocupando espacios en primera línea, el camino de paso que se ha de adaptar a cada construcción; calas nudistas en verano, ahora desnudas; el faro que delimitaba perfiles de LLançà i Port de la Selva, campings vacíos y, al fondo, ese pueblo blanco que quería mimetizarse con la estampa repetida en bastantes lugares del Mediterráneo. La fotogenia del lugar y de los momentos en espacios vacíos, con la atenta mirada desde arriba del edificio símbolo de poderes eclesiásticos, militare, terratenientes y de las vidas de los contornos: el monasterio benedictino de Sant Pere de Rodas y el castillo más arriba, el de Verdera (Sant Salvador de Verdera). Anécdota: a pesar de la sequía estival de 2022, la fuente exterior no dejó de regalar agua.
Perfiles
El Port de la Selva, en sus orígenes antiguo puerto de Selva de Mar, donde coincidían el GR-92, el camí de ronda y el GR 11, reconfiguró los grupos, en un marco muy repetido por estos lares: grandes banderas al viento impuestas por quien las puso o dejó ponerlas, los tamarindos del paseo marítimo rendidos e inclinados a merced del viento, la arena levantada y transportada hacia los interiores y la continuidad del GR-92 por la carretera hasta el desvío correspondiente, en dirección a la zona de Els Torrellons. Ascensión -con mención entre un sector distinguido del grupo a la polisémica palabra Pájara- para observar la zona recorrida y el Port de la Selva allá al fondo, el paisaje agreste y descarnado, la vegetación con vacas incluidas y la subida mientras el viento iba descubriendo que en la cima mandaría con más fuerza aún, en los entornos del Mas del Bufadors y la distancia hasta la cima, antes de entrar en la vertiente de Cadaquès. Frío, intenso, moldeador del paisaje mientras el dibujo del perfil del Cap de Creus se divisaba allá a lo lejos. Arriba hubo que resguardarse del viento en los restos de las construcciones de piedra, como si fuera una introducción o adelanto al trabajo de la piedra seca y al impulso actual.
El descenso a Cadaquès sirvió para admirar el trabajo de esta piedra, su recuperación y observar también los bancales donde hace muchos años hubo viñas y olivos. Trozos de senda aún con la disposición heredada del enorme esfuerzo de los pageses, otros reconstruidos, conservación de encinas en medio de las paredes que delimitaban la senda, con restos de construcciones también en piedra. Estábamos en los entornos de la montaña negra, admirando el trabajo olvidado de un pueblo que se le conoce más por artistas de diverso pelaje y menos por el gran esfuerzo de quienes construyeron y cultivaron para después derivar en turismos variopintos. El heroísmo abunda más en formato anónimo. Piedra seca, chumberas afectadas por nuevas enfermedades o plagas, olivos protegidos por piedras, riegos, allá abajo naves para hibernar o mantener embarcaciones de quienes disfrutan o se dejan ver para ser vistos, pronto la carretera, algunos almendros ya en flor, las casas encaladas y los desniveles característicos.
El escritor empordarnès Josep Pla retrató los jardins de parets seques en su libro Cadaqués, origen de otra publicación en la que describe los miles de kms de paredes construidas por labriegos y los centenares de barracas. De ahí el acierto de la denominación: los jardines de paredes secas.
Sobre las viñas, bajo los auspicios del monasterio e Sant pere de Rodes, destacó la gran producción de vino, su exportación a Italia para que aumentara la calidad de los malos vinos de Génova y, por supuesto, el declive por plagas variadas, filoxera incluida. Posterior plantación de olivos donde había viñas y su fin debido a la helada de 1956. Y la gran preguntade Josep Pla en aquel momento: ¿por qué los habitantes de Cadaqués quieren quedarse y seguir viviendo en el pueblo?
Glamur
La entrada a la población sorprendió con creaciones que, si Salvador Dalí hubiera contemplado (ni su estatua las veía: estaba más abajo), no se sabe que diría. Dejando aparte las mismas banderas de siempre y mensajes repetidos, la Estatua de la Libertad te daba la bienvenida, con una urna de las ya conocidas encima. Decoración de calles con guiños artísticos, pintadas y rótulos en un pueblo con famosos y personal con postureo estético de todo tipo, referencias por sus saraos tipo paellas mediáticas y piscinas vinculadas al mundo de la política, a opinadoras de todo lo humano y divino y algunas personalidades del faranduleo, alimentadas por dineros públicos y privados. También se les suponía con glamur incluido.
Templos en Cadaqués hay muchos, el religioso es la iglesia de Santa María, con un importante retablo y un reloj de sol. Había quien se interesaba por la leyenda que figuraba debajo, los más estetas ni la veían ni la apreciaban en caso de leerla: Jo sense sol, tu sense fe, no som res. Otros: salas de exposiciones artísticas, personajes que se asoman en plan esnob al público para ser vistos y admirados por sus creaciones interiores que después exteriorizan. Observadores paseantes manifestaron ver casas en venta, la perpetua belleza de sus calles adornadas con flores, personajes de otras épocas en actitud supervivencia ante el paso de las tendencias, los dos bares anclados en la playa y en el tiempo: el Boia y el Maritim. Este último, declarado Bien de Interés Cultural, descrito por Gabriel García Márquez. Allí él abrevó en mesas usadas por gentes de la Gauche Divine, Marcel Duchamp, Richard Hamilton, Kirk Duglas o Umberto Eco. Museos, galerías de arte, esculturas, edificios emblemáticos, personajes célebres, todo esto y más glamur se puede descubriren un pueblo tan ensalzado como atractivo.
El grupo degustó sus viandas en el Cafè d’Es Cantó (con reseñas negativas en Google), más tomando el fresco fuera que protegidos dentro, un servicio desbordado por mucha clientela y poco personal, variedad de personajes: mochileros senderistas y gentes de buen ver, bien acicaladas y perfumadas que atendían las normas sociales de la hora del vermut, con poses y formas estudiadas.
Mitos
El nombre de nuestro compañero de viaje, el fuerte viento llamado Tramontana, del latín tansmontanus, significa más allá de las montañas.Dicen que es el único viento de los conocidos con nombre femenino. Mítico y contradictorio, como el glamur de Cadaqués.
Literatura hiperbólica sobre esta ventolera con nombre que trasciende fronteras. Por ejemplo, el citado premio Nobel García Márquez, cuando escribió en el cuento Tramontana:
Nadie dejaba de pensar con temor en la tramontana, un viento de tierra inclemente y tenaz, que según piensan los nativos y algunos escritores, lleva consigo el germen de la locura.
Josep Pla llamaba a l’Empordà el palau del vent.
No hay necesidad de confundir tocat per la tramuntana con tocat de l’ala o del bolet.O de asegurar algo que la medicina nunca ha confirmado ni investigado: que este viento conduzca a la genialidad o a la locura. O que aumenten los suicidios. Lo que sí parece comprobado es que esta zona es un buen lugar para airearnos las ideas.
En resumen: meteorologías y el paso del tiempo en medio de la reconfortante Tramuntana. Mientras la juventud no para de acumularse, volvamos a la realidad. Nos la recuerda el poema del escritor francés Víctor Hugo (3:24 minutos de duración en Youtube), titulado de tres formas diferentes: te estás volviendo viejo / no me estoy poniendo viejo /o, parece que la definitiva: poniéndome viejo https://www.youtube.com/watch?v=PtIbX4wS708
Evaristo
29/1/2023