domingo, 18 de junio de 2006

Última etapa de la temporada 05-06

Etapa última de la temporada 05-06


Mayoritaria participación en la tradicional comida de hermandad


GRmanos y GRmanas,

No había urnas allí pero sí se dio una asistencia mayoritaria de personas que se congregaron en torno a dos grandes paelleras, en las que “las papeletas” allí introducidas eran condumios variados del género animal y vegetal.
En el fondo, se trataba de decir que sí se acababa la temporada 2005-2006, que sí seguía adelante GRMANIA después de diez años, que sí era importante caminar y compartir y que sí estaban excelentes el arroz, los aperitivos, bebidas, postres y otras ingestas que por allí se pasearon.
No, esta vez no fue necesaria una puntualidad absoluta, no había que llevar mochila aunque sí los ingredientes necesarios, no esperaba el autobús y no era en la chimenea donde se encontraba el punto de partida.
El perfil del recorrido no necesitaba GPS ni los exactos cálculos de quien sabe tanto de esto y que fue condecorado por ello. Tampoco tuvo que intervenir el diplomado en orientación para llegar al lugar de concentración. Desde Terrassa la etapa atravesó la riera de Gaià, dejó a un lado la fábrica Sony para, en un quiebro a la derecha y, luego, giro a la izquierda (a dónde sino), volver a la derecha, ligera subida asfáltica, entrada a las primeras casas de Viladecavalls, fuerte rampa a la derecha siguiendo las señales de la urbanización “La Planassa”, giro de nuevo a la izquierda con el cementerio enfrente, fuerte descenso y, ya al final y a la derecha, el nuevo entorno daría paso al principio del acto social.
Nuestros Grmanos residentes en la zona hace tiempo que se habían fijado en los locales de la asociación de vecinos para que éstos acogieran a tan distinguidos comensales concelebrantes de una eucaristía tan multitudinaria. Las instalaciones, excelentes, aptas para la disposición de las dos filas de mesas necesarias para el ágape.
El momento no se prestó al desgaste de fuerzas ni tampoco de las pistas deportivas de al lado. No hubo tentaciones a bajar al ruedo futbolístico, ni siquiera para disputar ese tópico partido después de los postres, con enfrentamiento entre solteros y casados, solteras y casadas, divorciados y divorciadas, y cualquier otra variante ya normalizada del género humano que aquí no figure.
Quienes llegaron en primer lugar observaron las neveras llenas de vinos espumosos rosados traídos para la ocasión de la ya tradicional bodega del Baix Penedès. Pertenecían a un laureado diplomado humorístico que nunca se olvida de mojarnos el gaznate con ese buen vino. El tintineo de las botellas dio paso a la progresiva incorporación de bolsas y más bolsas, herramientas, garrafas, palas, paelleras, cajas y otros ingredientes necesarios para que los delantales pudieran iniciar la faena.
Después del ejercicio electoral de muchas personas allí congregadas, tamaño desgaste mental dirimiendo entre el sí o el no o todo lo contrario debía ser recompensado con buenos aperitivos, excelente arroz e inmejorables postres. Como, al parecer, tampoco se preveía una estampida inmediata después de los postres, los gaznates trasegaron licores variados, combinaciones etílicos que bien pudieran habernos hecho gastar muchos puntos, si ya estuviéramos en julio y un chupete en manos de la especie “mosso d’esquadra” nos hubiera hecho soplar.
Los preparativos fueron inmediatos. Las mesas luego se vieron engalanadas con manteles, platos y otra utillería de plástico. Como de estética sólo no se vive, pronto aparecieron platos y más platos de muchos de esos productos que otras veces debemos llevar dentro de las mochilas, o en medio de esa estructura de un pan con una incisión en medio relleno de variados productos. No bocadillos y sí platillos, no botellines y sí botellas.
Tampoco uno podía conformarse sólo con los entrantes. Manos a la obra, orden y concierto. La habitual estructura de preparativos para el arroz puso todos los ingredientes a punto. Siempre pasa lo mismo: la expectación suele girar en torno a quién corta la cebolla y qué tamaño tienen los trozos resultantes. La solución pasa por ese experto que, como responsable en riesgos laborales en su colegio, se presenta con gafas protectoras de sol y consolida su experiencia con las cebollas con una precisión mejorable. Mientras, fuera, un grupo olfatea dónde colocar las paelleras. Zapadores de élite tiran cuerdas, se encaraman a una escalera, suben muros, atan cuerdas a farolas y extienden una lona para proteger al arroz y a los cocineros de una fuerte insolación. Luego, para que el viento no voltee ese paraguas ocasional, se dedican al ejercicio de tiro de precisión de piedras y colocarlas en el centro del entoldado.
Instalado todo, con mesa de apoyo para ingredientes, se pone en marcha un ejercicio de adivinación del recorrido del sol en las próximas horas. Muchos ojos miran al astro rey, muchos conocimientos se ponen en marcha hasta que alguien acude al socorrido palo para dibujar una supuesta línea en la arena. División de opiniones hasta que nuestro experto en astros demuestra sus lecciones aprendidas y da por zanjado el tema, a pesar de que alguien dice que se mueve mejor por los astros nocturnos que por los diurnos.
Siguiente paso. Cómo encender los fuegos para poner la operación de cocción en marcha. La ley de nuestra ministra Elena Salgado ha hecho casi desaparecer la especie fumadora y, quienes antes aspiraban cilindrines y otras teas y picaduras, ahora ya no se les ocurre ni por asomo saber dónde hay una cerilla. De todas formas, también hubo algunos deportistas que, en esta comida, alardearon de aspirar humos de buenos vegueros, o presumir de un oloroso habano en el bolsillo de la camisa. Pero no, no salía el fuego deseado. Momentos después, aunque estábamos cerca del bosque y debajo del cementerio, se pudo encender la llama salvadora.
Los dos expertos cocineros quisieron ensayar una nueva metodología culinaria de la misma receta gastronómica. Llegaron al acuerdo de dividir las cocciones y dedicar una paellera para productos animales y la otra para vegetales. No era por aquello de separación de carnívoros y herbívoros (perdón, vegetarianos) sino para probar nuevas formas, y qué mejor que en este momento, cuando uno de nuestros cocineros estrella no pudo acudir a la cita anual por estar inmerso en otras catas.
Por el olor los conoceréis y, claro, no es lo mismo la fragancia de los frutos del mar y animales de tierra que las frituras de los vegetales. Después, la alquimia profesional hizo que se combinaran los sabores y los ingredientes y se confirmara una vez más esa propiedad matemática que dice que el orden de ingredientes no altera el producto final. Excelente el resultado y excelente nota en los contenidos procedimentales. El calor, por otra parte, provocó el consabido clic de las latas de cerveza, las botellas que se vaciaban y los platillos de aperitivos que se paseaban al alcance del mejor postor.
El inexistente servicio de protocolo no pudo conseguir que la silla roja de cabecera de la mesa fuera ocupada por quien, casualidades de la vida, venía con camisa encarnada en un día electoral. Quedó vacía en toda la comida. Todo transcurrió con la normalidad habitual de un acto en el que prima la hermandad, el buen rollo y esos mensajes que suelen aparecer en los textos de tantos versos de nuestro rapsoda o en tantos diplomas como se han dado. Bebidas de muchas clases ayudaban a ingerir la paella. Con el buen regusto del trabajo bien hecho, los postres demostraron que también siguen siendo un punto fuerte de GRMANIA. Tras las lujuriosas y sabrosas cerezas vino un postre especial preparado por nuestra experta en delicatesems varias, cocas y otros postres a cargo de buenas cocineras, helados de gustos varios y…celebraciones y condecoraciones.
Diez años han dado para mucho. Quienes lo podemos evaluar somos todos y todas, son los recuerdos, la web y también esos inmejorables versos de nuestro estimado experto. Y, a quienes evaluaron como que progresan muy adecuadamente, son esas siete personas condecoradas en público. No obstante, ya se empezaban a ver gestos de aspirantes a la distinción del año que viene. Otros, sin embargo, como ya están condecorados, echan de menos otros alicientes honoríficos y, aviso a navegantes, el año que viene se pondrá en marcha la COME (Comisión de Medallas), con la entrega de la Jarra de GRMANIA a quien destaque por su heroicidad y servicio.
Después, tras el encendido de algunos puros, el descorche de aguardientes varios y un veterano brandy de cuarenta años de antigüedad, la distendida conversación fue variada mientras los cafés enervaban los ánimos ya parlanchines debido a los brebajes etílicos.
No pudieron faltar referencias a las elecciones y qué mejor que reproducir aquí las enseñanzas de dos distinguidos y reflexivos GRmanos. Su lección política decía que votar a un partido político se parece a comprar un CD: lo compras porque te gustan algunas canciones pero otras no y, sin embargo, lo has comprado entero (hubo que matizarles que con el e-mule esto ya no pasa).
También hubo repaso a estivales destinos turísticos de GRMANIA: urbi et orbi. Cada año las huestes andarinas se extienden por más lugares: Brasil, China, Cuba, El Estado español (o como se llame), Italia, Portugal, etc.
Y, en medio de tantos proyectos, tres laureados y distinguidos con un diploma se vieron sorprendidos por un incidente fortuito. Un agresivo can, al ser acariciado, montó en cólera y clavó sus dientes en la mano de quien ostenta el diploma al esfuerzo constante. Inmediatamente el equipo médico, también con diplomas, entró en acción. La diplomada al mérito curativo y la diplomada de todo corazón demostraron que los títulos se dan por algo. A las pruebas nos remitimos. Eficacia probada que es confirmada con el título de rigor.
Poco a poco las personas fueron marchando con ese sabor de boca que deja el haber colaborado entre todos a crear ese ambiente que nos distingue y que se confirma en actos como éste. Un eminente y distinguido deportista, y buen montañero, asistente a la comida por primera vez, comentó que había quedado maravillado del poder de convocatoria.
Antes de acabar, agradecer a todas las personas la colaboración general, y en especial a los tres GRmanos vecinos del lugar de autos (María, Rafael y Fidel). Más que nada, comentarles que vayan reservando el sitio para el año que viene.
Desde aquí, desearos un buen verano y, en especial, a las personas lesionadas o convalecientes de alguna operación.
¡Salud!

Evaristo
Terrassa, 18 de junio de 2006

Texto número 51 de http://afondonatural.blogspot.com

No hay comentarios: