lunes, 5 de diciembre de 2011

Camí de Sant Jaume, de Vilajuïga a Santa Llogaia d'Àlguema


Cara al sol con nieve al fondo



GRmanos y GRmanas


No hay duda. Después del regusto dejado por la loable hazaña de introducir un papel oficial en una urna el pasado 20 de noviembre, qué mejor que encararse al sol con montañas nevadas al fondo. Nunca más apropiado para los años venideros, ahora que los del Valle de los Caídos quieren remover a quien más cara tuvo, al sol y a la sombra.
El monolito publicitario cercano a la salida del punto 1, a esas horas de la mañana, sorprendía con una palabra que anuncia seres divinos, invisibles, mitológicos, que se montan en las nubes. Un término que ahora es sinónimo de mujer delgada y bella (o quizá apunta también a princesas anoréxicas y demás especies de ladrones regios) pero que también se pudiera entender como un ave voladora que ha cogido aún más ímpetu después del 20 N. La palabra era “Sílfide” y los pájaros que revolotearán sobre nuestras cabezas durante bastante tiempo serán las PoPulares gaviotas.
Ahí estábamos, para afrontar una etapa más de este Camí de Sant Jaume entre Vilajuïga i Santa Llogaia d'Àlguema. Kilómetros llanos, el mayor desnivel era el salto de una cuneta o la subida y bajada a una escalera artística. Sant Jaume de momento lo pone fácil y congrega a 44 personas. Una cifra que sólo este Santo ha sido capaz de convocar. Alabado sea en un paisaje de grandes contrastes: cortinas de niebla que iban y venían, con perspectivas que desaparecían para volver a ser reales más tarde. El sol puede con todo y pronto le puso color a una vida otoñal que languidecía entre ocres, grises y la nieve al fondo.


Calentamientos

No hace falta decir que el gran descubrimiento de la temporada son esos nuevos palos a los que el personal está abocado si quiere avanzar más que cuando era joven, adelantar hasta a los más atletas, presumir de ladeos corporales con salero y garbo, ir siempre con el intermitente puesto, equilibrar los huesos y animar el alma: hay futuro. Aún podemos. “Súmate al cambio” en noviembre de 2011 ( “Por el Cambio”, hace unos años). Ya estamos convencidos. Uno se pone en lista de espera para recibir las enseñanzas de experimentadas personas del grupo. A pesar de los recortes, ahorraremos para adquirirlos.
Quizá sea por la influencia del Nordik Walking o por el Santo Jaume, pero, delante de la Oficina d'Atenció Turística de Vilajuïga (una más que debió ser hecha en época de “vacas gordas”: ¿la cerrarán por aquello de ahorrar?) un nutrido grupo de caminantes se puso en círculo y allí empezaron cimbreos varios, arqueos diversos, movimientos de muñecas, calentamientos corporales para afrontar el kilometraje. El nivel sube y los manuales al uso ya era hora que se cumplieran. Toca caminar por las llanuras de l'Empordà, carreteras poco transitadas, caminos anchos, pocos árboles y menos cultivos en un otoño avanzado.



Arte

Como no podía ser menos el Santo concentra puntos religiosos de alto valor. De hecho, en la iglesia de Sant Feliú de Vilajuiga hay hasta una sinagoga, junto con vestigios del románico. Cruce de culturas y creencias, mestizaje religioso. Más adelante, Sant Esteve de Pedret. Fotos, visita rápida sin guía pero con nuevos aparatos. Esta vez quien lo tiene más largo sacó fotos magníficas, con una demostración práctica en la web de la teoría avanzada de la fotografía: planos, diafragmas, exposiciones, etc. Los objetivos modernos llegan antes a todo. Incluso antes que el ojo. Éste lo ve después en la web: tiempos contemporáneos.
El camino sigue sin sorpresas, por en medio de acequias, granjas, ocupantes interculturales del territorio que se afanan con abonos, maquinaria, animales y labores agrarias diversas. El barro cercano o lejano es la prueba de las copiosas lluvias caídas en una comarca que alardea de vientos artísticos y aires cerebrales diversos. Pronto, más arte en forma de oferta lúdica y cultural de alto abolengo.
Peralada ofrece muchas caras. Una es una amplia plaza donde el personal dio rienda suelta a sus ansias gastronómicas. Una ikurriña ondeaba en una casa cercana del pueblo. No hubo tiempo para ver el núcleo antiguo, con una parte histórica próxima a la plaza mayor y el Centre de Turisme Cultural Sant Domènech, museo de esta villa medieval, con un claustro románico del siglo XII muy valorado. Pero es que todo no se puede ver. Tampoco con estos atuendos ni se intentó acercarse a la puerta del casino, donde los juegos de élite se acompañan de jornadas musicales veraniegas, ágapes y festejos varios para gentes de alto postín (se les supone). Solo se contempló el recinto por fuera, con majestuosos árboles llenos de nidos de pájaros diversos (parecían cigüeñas, no gaviotas), con colores y cánticos atípicos (éstos son otros pájaros, diferentes a los de dentro).
La llanura dio paso a más arte. Vilabertran sorprendía por su magnífica restauración y acondicionamiento interior. Un ejemplo de buen trabajo que dio pie a un debate muy canónico. Hubo fieles Grmanos que estaban preocupados quiénes eran los antiguos habitantes del lugar. Si monjes o monjas. Después de sesudas interpretaciones y elucubraciones no demasiado ortodoxas, quien administraba el sello de la entrada pontificó que eran canónigos ( o sea, sexo masculino, ¿no?). Iglesia románica, sala capitular, claustro, capilla y otras dependencias monacales extasían a caminantes de Sant Jaume. Un gran trabajo en beneficio del arte y las creencias.



Pasos

Cerca, a tres kilómetros, Figueres. Antes, severas consignas del mejor guía. Agrupamiento, no perderse, menos dispersión y más atención. Nadie se quedó pegado a ningún escaparate ni encantado con algún ser humano de interés. A aquellas horas del mediodía, el ritmo comercial de la capital empordanesa daba paso a la degustación gastronómica. Hubo una Grmana que disparó las alertas del grupo cuando hizo un intento de deserción. Dolores varios que al final los aguantó hasta el final. ¡Más madera!
De paso, el final se acercaba. Los 22 km tenían como destino Santa Llogaia d'Àlguema pero no su diminuto bar. Hubo que efectuar un transbordo motorizado para dar con un establecimiento embriagador: los efluvios del carburante de la gasolinera de al lado parecían recordarnos que el precio no para de subir. A este paso, algún día nos conformaremos solo con olor.
División de la tropa: unos adentro, “protegidos” por cámaras de videovigilancia y otros al sol que más calienta, o sea, fuera. El yantar dio paso a la celebración del futuro atleta maratoniano que se prepara a fondo para dejar los 50 años sobre el asfalto y acabar un recorrido mítico. Degustación de un buen cava de uno de esos rincones que, quizá por herencia paterna, debía tener a buen recaudo por ser bueno y barato. Tanto que se ha convertido en el nuevo brebaje oficial de la numerosa compañía. Pero no solo concelebró con bebida. Los dulces prenavideños completaron la sorpresa. “Voy a echar un polvo...rón” sentenció un avezado experto en gaitas, dulzainas, grallas y danzas diversas. El personal lo acompañó y vio que eran buenos. Los cánticos demostraron que el homenajeado se lo merece y se conserva un perfecto estado de revista. Para ello han tenido que transcurrir 50 años bien invertidos. A ver si la suerte nos acompaña, una vez esquilmados los bolsillos aún más recortados con tantas loterías, luminetas y sorteos varios.
Pero no todo salió bien. Alguien aprovechó la multitud para fijarse en una mochila ajena. Fue capaz de apropiarse de ella, y eso que había cámaras. Pero ya se sabe, Murphy es un buen aliado del tradicional espíritu de este país y cuando las cosas deben funcionar, pues no. Una Grmana fue la víctima, como podíamos ser cualquiera. Y vienen a la memoria las anécdotas que cuenta nuestro más empedernido visitante del Camino de Santiago. Su profusión de detalles delatan que hoy los salteadores del Camino siguen ahí. Y para muestra, un botón. O dos, pues a él los amantes de lo ajeno también lo “limpiaron”.

Os dejo porque, como alguien dijo en Twitter: “ Mañana hay que hacer tantas cosas que hoy quiero que sea ayer”


Terrassa, 4 de diciembre de 2011


Evaristo

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