sábado, 22 de diciembre de 2018

GR3 etapa 14· entre Sant Bartomeu del Grau y La Trona

Selección natural versus inteligencia artificial


Dedicado a las personas convalecientes que no pudieron asistir a la etapa ni a la comida posterior. Salud y muchos ánimos.


La inteligencia natural y artificial suelen ser sistemas de clasificación, de división y ahora de mucho control, que a veces caen en la selección de esa especie llamada la humana. No obstante, aquí prima la igualdad entre el personal, aunque los matices y particularidades de tales términos aplicados a este grupo se verán a continuación.
Personas de allende los territorios  acudieron a la llamada GRMANA en etapas significativas, cercanas al solsticio de invierno. El espíritu de las celebraciones es un buen motivo para preservar la llama de los deseos, con frases hechas y formulismos al parecer imprescindibles para que esta sociedad funcione y se intente creer en ellos, a base de repetirlos año tras año por estas fechas. Voluntad, que  no falte.
La convocatoria concentró a muchas personas devotas de encuentros no casuales pero sí causales. La hermandad, que tampoco  falte para la supervivencia del grupo. Aunque después ya se sabe que como mejor se sobrevive es con la asistencia a cada una de las etapas del curso senderista. 

Dichos

Hablar y escribir tiene sus problemas. Por ejemplo, que alguien se sienta persona aludida por lo que dices, escribes, lo que se intuye que transmites o se entiende como se interpreta (o, para evitar riesgos, aplicarte  el refrán “En boca cerrada no entran moscas”). Entre líneas se entiende peor. A veces te traicionan los hábitos o la educación recibida y dices lo que no quieres o al revés. Comentarios impulsivos, emocionales, que provocan que alguien aclare verdades duras: “En el fondo todos llevamos a un ‘uve-o-x’ (léase partido fascista en alza) dentro y a veces el inconsciente nos traiciona”. Por lo demás, también convivimos con palmeros y voceros, que siguen o seguimos a la voz de su amo. En fin.


Oscuridades

Dicho lo cual, el inicio de la etapa penetró en un mundo casi opaco, imperceptible a las señales, rostros y rastros. La niebla con su efecto mágico y misterioso nubló visiones, jugó a dejar ver para luego no ver y después clarear, gracias al poder de un sol sometido a los condicionantes de la época del año: quería pero no podía. Un paseante del pueblo muy senior, al ser interrogado si en aquella zona a veces se veía el sol en estos meses, alegó que sí aunque parecía estar muy habituado a vivir en sus penumbras. Al final de la etapa  supimos, gracias a  un conductor de autocar nativo, que hay diferencias entre dos tipos de nieblas: la Lluçanesa y la Osonenca. Nosotros transitábamos por espacios fronterizos, con predominio final de la primera, caracterizada por ser más alta y clara. La de Vic es más rastrera y espesa. Quizá sean rivalidades meteorológicas de oscuridades diversas que también liman el carácter. 
Como quien es previsor lo demuestra con hechos, quien intentaba conducir al grupo (ardua tarea) ya sabía que las pérdidas en la niebla pueden ser inquietantes. Por eso llegó provisto de un cencerro. Aparentemente pasaba desapercibido pero daba su toque al menor movimiento y hubiera sido de gran ayuda ante las emergencias, siempre que los audífonos estuvieran bien ajustados y el grado de desperdigamiento no fuera excesivo.


Inteligencias

A la salida de Sant Bartomeu del Grau el gran guía se enfrentó a los datos compartidos en tanta cacharrería digital como llevan hasta los más eximios de los mortales. Quiso desprogramar al personal conduciéndolo por una ruta no marcada en las geolocalizaciones descargadas y compartidas. Tremenda provocación de la inteligencia natural y del olfato de la experiencia a la artificial de los algoritmos a la carta. Llamadas al orden hasta que se reafirmó en su decisión. Pisadas en el barro, giros repentinos con bajadas resbaladizas, manchas diversas, calzado pesado por las capas de barro que se acumulaban, hasta el punto de que la tracción estaba sepultada por elementos líquidos y sólidos, aptos para prever posibles caídas. Y la fila del personal se extendía hasta el infinito y más allá.


Ermitas

Las señales hacia la Plaça Balladora se bifurcaban mientras la ermita de Santa Perpètua se intuía arriba, con una inscripción en una piedra que daba fe de que fue restaurada en 2012 por “voluntaris de la rodalia i el Grup Fem Camí”. Arriba, mientras los condumios preparaban para el resto de una etapa que acabaría con comida servida, se observaba un paisaje natural y humano diverso, con todo el grupo allí concentrado. Una piedra de direcciones y otras pequeñas pintadas y colocadas a modo de enigma para neófitos recién llegados adornaban el lugar. 
Alguien relataba los efectos  del exceso de información cultural en los viajes o los supuestos castigos que recibe quien no hace la correspondiente genuflexión cuando eso es lo que esperan las santidades que en el mundo hubo y hay. Esa persona alegaba estas causas como motivos de derrota y postraciones físicas y psíquicas. Quizá es que en el tiempo que nos queda  nos queremos comer todo el mundo y este ya no nos cabe en la cabeza. Ni con inteligencia natural ni con la artificial.


Selección

La idea inicial al bajar de la ermita era que el grupo A, una vez definido, pasara delante. Como esta ardua tarea no es fácil, se procedió a seguir y, sencillamente, a mirar para atrás a ver cómo se había consumado la división. Ante la dificultad de saber quién iba y a dónde, una mente muy clara se dejó llevar por su sentido común: ambos grupos se definen por selección natural. O sea, que cada persona se sitúe en su lugar en el mundo. 
Para el descenso de la ermita había un PR y un GR. El primero era más recto y rápido. El segundo era el de las marcas blancas y rojas y el del algoritmo. Personas tan programadas y contraprogramadas (todo a la vez y cuando toca) optaron por la seguridad que también depende de las confusiones. O sea, de las inseguridades. 
Aviso de pasos deslizantes pisando piedras encaradas hacia la pendiente y mojadas. Llegada a un arroyo en el sender de Voltregà PRC-49 y señales hacia Sant Martí Xic y el santuari de Els Munts (objetivo imposible esta vez). Y salto con pies planeadores que han de prever qué piedras se mueven y tú hacia dónde te moverías con ellas. Dudas, quizá bastones, la satisfacción por no caer y a seguir subiendo y pisando barro. Siempre había alguien bien situado y con el disparador a punto para dejar testimonio gráfico de quien se pusiera a remojo. 


Apreteu

Desde la salida, quien siempre tiene buenas intenciones y pretende que la velocidad grupal sea más alta que la real, recordó su pretensión más repetida desde hace años: hemos de ir más rápidos, coger más ritmo y elevar la marcha. Merece un homenaje por adelantarse a los tiempos actuales. Quizá sin saberlo ambos, le ayudó a quien todos sabemos para que le fuera fácil inmortalizarse con una palabra adaptada de GRMANIA: “Apreteu” , solo que en nuestra realidad no se pretende jugar a ningún doble juego, las fuerzas son pacíficas y ya limitadas, la sinceridad manda, los únicos palos son los bastones, las barricadas son el barro y las piedras de los caminos, los cascos son los gorros, las vallas son las metálicas para el ganado que pasta (que cerramos al pasar), las botellas y las latas se consumen y no se tiran contra nadie. Además, es real aquella frase que ocupaba la zona más vista de un bar: “Se aceptan controversias”.


Proceso

El siguiente destino, Sant Martí Xic, a 844 metros de altitud, cerca del Castell de Voltregà, en el término municipal de les Masies de Voltregà. Inscripción sobre la Plana de Vic en una placa dorada con un fragmento de una poesía de Jacint Verdaguer (1875). Altitud extrema en la llanura osonenca, donde las nieblas se disipan y permiten ver más allá. 
De camino al siguiente destino, Santa Llúcia de Sobremunt, con ermita incluida, en el grupo A, el de la selección natural, se observó un fenómeno muy humano que pocas veces había ocurrido. Fue el proceso de convencimiento grupal de cómo aquellos objetivos previstos para finalizar en Els Munts no se podrían cumplir. El ronroneo conversacional fue curioso y en subida. Alguien lanzó la duda de llegar muy tarde al final, de que vamos lentos, sin apretar suficiente, de las dificultades de los caminos embarrados, de si no llegaremos a la hora al restaurante, de que el autocar nos espera, de si los actos previstos retrasarán la vuelta a casa, de si hemos de esperar al grupo B.
Pese a cierta oposición inicial de los apretadores de turno, la sociología conversacional y empática fue calando, hasta conseguir el objetivo deseado y más real. Como se deduce, el apretar y el proceso tienen que ajustarse a la realidad de las personas, de las situaciones  y de objetivos no utópicos. Con lo cual, se consiguió llegar tarde a la comida pero llegar juntos, pese a las discrepancias. ¡Qué lección! Donde haya una celebración con comida y bebida hay una solución. Aunque sea momentánea. 


Ejecución

Que Santa Llúcia nos conserve la vista y la orientación pero esta ermita sirvió para la búsqueda del rumbo correcto con vueltas al entorno. Otro lugar en alto, como su nombre indica. Un lugar muy apto para recordar aquella frase de Miguel de Unamuno: “Saborear el paisaje es uno de los mejores placeres de la vida”.
Adaptados a la realidad de los 17 km de la etapa, acabarlos significó una ardua tarea, con una lucha contra el continuo barro que ponía a prueba el sentido del equilibrio. Las bicicletas de montaña y las motos, tan deportivas ellas, dejaban el terreno poco practicable para senderistas seniors que evitan al máximo lesiones con largas recuperaciones. Pasos, los justos y solo apretando para guardar la posición correcta, que falta nos hace en todos los sentidos.
El punto final fue la mítica carretera de La Trona, nombre popular que tiene la vía que va desde la Gleva a l’Hostal del Vilar, por Sant Boi de Lluçanés, en forma de trona, en el municipio de Orís. Una zona histórica por sus espectaculares etapas de rallys, con recuerdos de aquella pareja del “ trata de arrancarlo, por Dios” (Luis Moya y Carlos Sáinz). Allí departía el conductor del autocar nativo de la zona con el filipino que nos acompañaba.
A partir de aquí, limpieza profunda de bajos (del barro de los pantalones y zapatillas), traslado al autocar, celebraciones prenavideñas, regalos, sorteos, cánticos de villancicos en la sala, muchos cánticos en el autocar (con un grupo reventador que apretaba con canciones caprinas (la cabra, la cabra y más la cabra) ante las religiosas. Lo laico y lo sagrado en perpetua disputa.  En fin, armonía, variedad, jolgorio, buen rollo y el placentero encuentro con aquellas personas que vinieron solo para la comida. Genial confraternización.

Ante los momentos que corren y ante los deseos y las frases hechas que siempre se repiten por estas fechas, donde también abundan las soluciones simples y populistas a problemas muy complejos, me remito a una de las grandes consignas, dicha en esta ocasión por el filósofo y profesor Karl Popper:

“El aumento del conocimiento depende por completo de la existencia del desacuerdo”.

Salud, suerte e ilusión.

Evaristo
22/12/2018 





lunes, 19 de noviembre de 2018

GR3 etapa 13: entre L'Estany y Sant Bartomeu del Grau

Placeres otoñales…¿con GRMANIA contra GRMANIA?



¿Se avecina un cambio de ciclo?


Este observador no pretende ser  un visionario, una ave de mal agüero o un adivino de un futuro desconocido que se construye entre todos. No obstante, a pesar de las dioptrías y demás deficiencias personales, ve cómo con la edad y con las nuevas   circunstancias  el futuro que se le avecina a GRMANIA está sujeto a otras realidades, marcadas por quienes componen este grupo: por hechos comprobables en estos últimos tiempos, no por palabras grandilocuentes  ni tampoco por textos como este, con derecho uno a equivocarse  y mucho. Quien habla o escribe…

Agendas

Sabemos que las circunstancias personales son muy variadas, que las prioridades son muchas, que las agendas de quienes gozan de la jubilación casi están más llenas que las de quienes trabajan, que el estrés de tanta actividad es frenético, que la familia condiciona, que los actos sociales o deportivos nos obligan, que la cultura y los viajes son imprescindibles, que los objetivos y las aficiones cambian, que los cuerpos ya están muy curtidos y necesitan ITVs periódicas, que los miedos a la meteorología pesan, que el tiempo que nos queda nos ha de servir para “comernos el mundo” aunque el mundo nos pueda seguir devorando, que hemos de hacer todo lo pendiente y aún más, que algunos hemos de decidirnos para cerrar vidas laborales y  apuntarnos a esta nueva etapa, o sea, a los determinantes anteriores. En fin. 
Por eso, ante tales circunstancias, si siguen así, se evidencia un posible cambio de era en GRMANIA. Quizá una nueva  etapa con incógnitas y adaptaciones a otras realidades: cada vez con menos asistencia a las convocatorias de los sábados (solo uno al mes), con lo que se demuestra que GRMANIA ya no es prioritario, que está cada vez más sujeta a los condicionantes anteriores. Se  asiste solo si…


Contraprogramación

22 personas fueron las que participaron en  esta etapa. ¿Efectuamos una estadística de asistencia solo de hace un año hasta aquí, excluyendo comidas de Navidad y de final de curso? Interpretemos las cifras y extraigamos conclusiones. Nuestro adorable conductor, que repasó a fondo el autocar antes de montarnos el sábado - ya que había dejado a jóvenes procedentes de discotecas varias- observó la incongruencia de disponer de un autocar de 60 plazas para tan poco público y anunció que la empresa acababa de adquirir uno de 38 plazas. Y aún tienen más pequeños.
Además, en esta etapa se produjo un hecho sin precedentes: ¿GRMANIA compitiendo con GRMANIA? Con  dos salidas el mismo día. ¿La competencia de la contraprogramación? Y la libertad, por encima de todo, de organizar actividades y acudir a ellas, como se ha ejercido desde su fundación y así debería seguir siendo. Unos antes y otros ahora, quien más quien menos nos apuntamos a actividades diversas, coincidan como coincidan. 
Todo incluido, con tantas señales y evidencias palpables, quizá se anuncie una nueva época de este gran grupo, y será provocada por quienes lo formamos. Evolución y adaptación a la realidad.  Como el optimismo no puede faltar, que tales anuncios nos conduzcan a tiempos mejores. Porque, en caso contrario…


Impresionismos

Caminar en estos días de este otoño desde L’Estany a Sant Bartomeu del Grau fue someterse a la prudencia y dejarse llevar para experimentar. Si bien contra los elementos es difícil luchar, hagámoslos nuestros para superarlos y superarnos. Disfrutar de las sensaciones cuando los pies han de estar seguros en superficies deslizantes. Observar los matices de las hojas mojadas. Divisar cielos encapotados con posibles regalos de lluvia. Agradecer la riqueza del agua. Discurrir por caminos sembrados de setas. Sortear despistes ante la ausencia de marcas. Otear horizontes lejanos. Sobreponerse a zarzas y ramas cruzadas. Supervisar pasos. Son sensaciones al alcance de caminantes, impresiones para cuadros, fotos, textos  o para el fondo de nuestro cerebro. 

Estrecheces

Si el reto de caminar significó poner los cinco sentidos en guardia, una nueva dificultad se sumó a esta etapa: había que traspasar pasos metálicos a modo de barreras zigzagueantes, dispuestas como las que evitan el paso de las vacas, pero con una prueba de volumen añadida: su minimalismo . ¿Nuestros cuerpos cabrían por allí? ¿Habría que quitar las mochilas y otros apósitos para pasar? Como fueron varias las pruebas, la pericia provocó que se consiguiera vencer la dificultad sin despojarse cada vez de menos, con trucos incluidos. Incluso acabar  con la moral muy alta: estos cuerpos aún son escurridizos y se contorsionan,  tienen buenas medidas y pasan por estos encajonamientos.  

Retos

Otros retos superados: la apertura de caminos casi inexpugnables, el cruce de pequeños arroyos por encima de troncos y piedras resbaladizas, la ubicación difícil de descifrar por la ausencia de todo tipo de carteles o señales, el salto del charco, la piedra a modo de puente encima de ramas con el agua debajo, el control de tracción, la orientación, la atención a toda clase de vehículos en una Cataluña rural e interior dominada por ruedas y más ruedas. Solo nos faltó ver un patinete eléctrico, de esos artilugios contemporáneos que a veces echan al personal de las aceras.

Amistades

Nunca fallan. Aunque seamos pocas personas. Siempre con sorpresas muy gratificantes. Un acertijo para adivinar  una persona del grupo que afirmó con rotundidad: ¿quién dijo que él/ella es más amigo/a de sus amigos/as que estos/as amigos/as de él/ella?. Como para pensar por si la situación humana se reproduce y consultarle.

“Fregolics”

La especie buscadora de setas fue muy prolífica, tanto en tipos humanos como en clases de setas. Ocupación plena de bosques, caminos y senderos. Cestos a tope y gentes de todas clases y condiciones. Hasta el grupo A recogió una mezcla de todo sin apartarse del camino. Desde el personaje que levanta la cabeza en medio del bosque para preguntar dónde hay “fregolics” hasta personas de la tercera edad con una enorme cara de satisfacción que se enorgullecían por su gran cesta teñida del naranja típico. Ese día los níscalos quizá les fueron más efectivos que el posible combinado de pastillas de la dosis diaria. O aquella inocente niña que se saltó el típico convencionalismo no escrito del boletaire -que nunca  dice dónde los hay- y nos gritó asegurando que allí donde estaba ella  había muchos.  Y una caminante lo verificó con pruebas fehacientes.

Encuadres

Con los pantalones teñidos de color tierra, zapatillas y botas embadurnadas con protecciones fangosas y con matices arbóreos dignos de cuadros impresionistas, alguien decidió inmortalizar el momento con una foto de grupo, allí en medio del bucólico paisaje. El encuadre motivó una reivindicación óptica lógica: “yo no quiero quedar fuera de campo”, en campiña tan amplia, con casas pairales, pistas, cruces continuos de carreteras hasta llegar primero al más cercano a la iglesia de  Sant Jaume de Alboquers, donde quedaron el grupo B y algunas bolsas de setas.

Líquidos

Desde allí hasta el final hubo asfalto, vegetación y algo de lluvia. La suficiente para cubrirse con prendas protectoras hasta divisar la proximidad del destino final. El agua como riqueza, esperando el encuentro de confraternización final. A falta de bares con cabida para el grupo, Manresa nos acogió en un sitio conocido y repetido. Allí Dolors y Pitu demostraron sus habilidades en postres, con una dulce y exquisita sorpresa de fabricación propia. Su estado de felicidad encontró un espejo en nuestras caras al probar tamaño manjar. Lo mismo que quien destaca por exquisiteces artesanas que nunca pasan desapercibidas. Ambos de la pareja conducen muy bien al grupo, en todos los sentidos.

Visita

Fue una de las grandes alegrías de la jornada. La visita de quien destaca por su juventud,  por su gran profesionalidad en el periodismo, por su lucha contra las adversidades y por la búsqueda de nuevos horizontes, con sabiduría,  optimismo y sentido positivo. Representa a personas muy preparadas que efectúan el trabajo de estrellas de los medios, estos con sueldos astronómicos mientras ellos son mileuristas. Algunas figuras mediáticas con discursos de izquierdas llenas de privilegios y valía que parecen ignorar a quienes les dan el trabajo hecho. Imágenes  de exigencia, rigor, profesionalidad, contactos, contratos, estrellatos, engolamientos, amistades, agendas, tertulias, empresas, poder, discurso y abultadas retribuciones. Si detrás no estuvieran ellos y ellas, delante se verían otras realidades. 


Mientras, otra etapa del GR3 se cerró. 
Que la anarquía y el optimismo  no falten ni fallen  y …

Evaristo
19/11/2018 





  


miércoles, 24 de octubre de 2018

GR3 etapa 12 entre Monistrol de Calders y L'Estany


“Cuando pisemos la tierra que tú amaste”


A Àngels, in memoriam


Es inevitable que las imágenes de las personas GRMANAS que nos han dejado salgan a nuestro encuentro cuando la vida sigue y una nueva etapa nos espera.  Hemos de continuar pisando esa tierra que vosotros amasteis, con la presencia de los recuerdos de vuestra compañía durante tantos años. Con el permiso de nuestro rapsoda, Pedro, le tomaré prestada su declaración sentimental en una corta e intensa poesía dedicada a nuestra querida Àngels. 

“Al caminar, su risa sobrevolaba…”

Era  uno de sus rasgos diferenciales, muy propio también de GRMANIA. Seguro que en esta etapa nos hubiera recibido con esa sonrisa amable y sonora a modo de presentación y saludo. La seguimos imitando porque reírse es una buena forma de presentarse en sociedad, ponerle buena cara a la vida y empatizar con el entorno. Su curiosidad era la nuestra por tierras del Bages, su comarca de nacimiento, que limita con la reciente división territorial, el Moianès, nuestro  punto de partida. “El Moianès ve de gust”, rezaban los carteles publicitarios a la entrada del punto de salida, Monistrol de Calders, uno de tantos pueblos teñidos y pintados con el color de moda por estos lares, el amarillo. Parece que en la Cataluña interior las utópicas esperanzas de la Ley D’Hont siguen revoloteando. 

“Como un eco de luz y energía…”

Luz, energía e intensos sentimientos se exteriorizaron nada más bajar del autocar, con la lectura de esta poesía de Pedro ( aquí en color azul) y el silencio colectivo como máxima expresión, en un momento en que el sol comenzaba a iluminar una mañana gris, la naturaleza empezaba a adoptar tonalidades otoñales y el eco de nuestra GRMANA persistía en nuestra memoria.

“Con sus pasos, la sabia compañía…”

Muy presente antes y ahora. Su atención se hubiera dirigido a esas 38 esculturas que han convertido a Monistrol de Calders en el pueblo con más esculturas por metro cuadrado. Una de ellas fue testigo de nuestro recogimiento interior, la titulada “Superfície esfèrica”, de Vicente Larrea Gayarre, de 1970. Curiosidad ante todo lo que le llamaba la atención, observación y conocimiento compartidos: he ahí la mejor fórmula para la profesión docente que amaba, siempre con la sabiduría de quien escucha para aprender y se ríe para vivir. ¡Y casi siempre con un montón de exámenes para corregir!: una de sus inefables compañías en salidas, viajes o en fines de semana. La obligación era compatible con la devoción. Sus pasos ahora son nuestros pasos. Y ante nuestras observaciones de la naturaleza, siempre nos faltará quien te iluminaba ante las dudas y convertía tu ignorancia en sabiduría. Y siempre con el eco de sus carcajadas, que la hacían  presente en algún punto del camino. Ahora la ausencia es recuerdo. 

“De una palabra que siempre importaba…”

Qué mejor piropo para una persona. Su interés quizá la hubiera llevado a saber por qué esas esculturas en Monistrol de Calders. Una donación de un empresario y mecenas nacido en esta población, Félix Estrada Saladrich. Un nombre que adopta más significado cuando se descubre que fue el fundador de Muebles La Fábrica y que estas esculturas estaban en otra zona conocida: en el Pedregar de Bellaterra, donde tenía una finca. Un vecino que ha convertido a Monistrol de Calders en una de las poblaciones conocidas con más esculturas por habitante: 38 para 700 personas. 
Y si sus palabras importaban, aún permanece el recuerdo de su placer ante los sabores de la comida, de desmenuzar para degustar alimentos hasta cautivarse con su esencia, de descubrir matices que a algunos se nos pasaban por alto. Era otro de sus rasgos diferenciales. Quizá le hubiera llamado la atención alguno de los restaurantes del pueblo -por ejemplo El Rubel-l,  muy afamado gracias, en sus inicios,  a la estancia durante cinco meses del entrenador y futbolista Ladislao Kubala para curarse de problemas respiratorios. Platos consistentes, con sabores reales y productos de proximidad, de esos que también tendría en cuenta en su menú. 

“En esas piedras que tanto observaba
o en la savia de esa flor que conocía…”

En pleno Moianès, las piedras como símbolo del paisaje, de la flora, de la fauna, de las rieras con abundante caudal, las presas para la canalización y conducción del agua, los frutos de los árboles a punto de ser regalados, esas hojas cercanas a la caducidad, el pescador a la orilla y…¡un cangrejo en un charco en medio del camino! Uno se imaginaba qué nos hubiera explicado: desde la especie, procedencia y su hipótesis sobre cómo llegó hasta allí un  crustáceo tan fotogénico. Lo hubiera dejado en su medio natural después de llevárselo en la memoria, como una lección más para compartir con sus alumnos cuando llegara el momento. Después supimos que una araña no dejó de observar el desayuno de otro grupo de GRMANIA. O esos patos que se solazaban en el medio acuático mientras el camino discurría en medio de la tranquilidad otoñal. Y también atentos burros que observaban a caminantes desconocidos, como si quisieran entender dos lemas de sendas camisetas: “Insistir, persistir, resistir y nuca desistir” y “Jo sóc el meu únic rival”.

“Nació la estima que por los campos sentía
y respiró la paz que en ellos buscaba…”

La etapa era propensa para imaginarla disfrutando de la orografía de un paisaje peculiar, con rincones que a algunas personas les recordaban sus visiones aéreas del Gran Cañón del Colorado. Una vez descalzos para pasar una riera (¡cómo hubieras reído!) la suave subida permitía observar desde arriba una parte del recorrido de la riera de Marfà,en el lugar donde se recuperaron fuerzas mientras se contemplaban las curvas con agua de allá abajo, los móviles fotografiaban vistas panorámicas con sujetos casi al borde del precipicio y un intrépido bajó a tocar el agua. Mientras, el ágape colectivo acabó con esos dulces hechos por buenas manos. Desde este entorno se respiraba esa paz con los chopos de ribera que empezaban a atreverse a pintar las hojas de ocre. 
El camino seguía y brindaba curiosidades de la más ruda ingeniería rural y dejadez humana: mangueras y recipientes reciclados de usos diversos interconectados para acercar el agua a cultivos, vehículos abandonados sin ruedas, casas en proceso de recuperación o ya abandonadas y hasta modernidades tipo placas solares como si de un indicador se tratara. 

“Y en esto que llegó la noche oscura
a ensombrecer la vida que gozaste,
a pintarla de dolor y amargura…”

En este transcurrir por los caminos, en suave y constante subida, hubo tiempo para imaginar, pensar y retroceder en ese tiempo que no volverá. Con esperas para agruparse, con ironías y cuidados varios en el uso de expresiones y  palabras (alguien dijo: “Aquí de cualquier cosa que se diga y uno se confunda ‘se hace leña del árbol caído’, a lo que un sujeto respondió: ‘leña no, serrín”). La oscuridad y el dolor van por dentro mientras el GR continúa y donde una demostración de salud mental es reírse hasta de tu propia sombra. 
El recorrido por el Moianès estaba lleno de vegetación, sobre todo altos pinos que aportaban frondosidad y frescura. En esta estación del año no parecía normal la ausencia de vehículos de amantes de las setas aparcados en las orillas de los caminos. Se comentaban posibles razones. Nuestros recuerdos en Bruguera, Gisclareny, La Pobla de Lillet y en otras etapas nos traían imágenes curiosas: mientras algunos GRMANOS, veloces e ignorantes buscadores, recorrían hectáreas de bosques para apenas llenar el fondo del cesto, tú apenas te movías unos metros y demostrabas sabiduría, observación, experiencia y resultados: tu cesto rebosante con variedades diversas. Quedamos con la incógnita de saber el porqué de la ausencia de boletaires. Tampoco quisimos aventurarnos a comprobar si había setas o no. Total… ¡para no verlas!


Final

Llegar a L’Estany implicó mucho ojo avizor para evitar veloces motos, bicicletas y todoterrenos que parecían autoconvencidos de hacer deporte, con el peligro para caminantes que pusieran su vida en juego si no les cedían el paso. La Catalunya interior huele a gasolina quemada los fines de semana, con atronadores tubos de escape que odian cualquier tipo de silenciador. Quizá esta sea una forma de descubrir y justificar los éxitos mundiales de  las grandes figuras moteras catalanas, que se entrenan por doquier y creen que parte del territorio les pertenece. 
El bar El Monestir de L’Estany acogió al segundo grupo cuando ya el primero había hecho la digestión. Entre tanta vianda y tan variada, las propuestas culinarias no se podían rechazar. “Mi dietista me recomienda comerlo”, se respondía ante chocolates y dulces variados. Parecida contestación a la de hace años, cuando  aquel GRMANO fumaba un puro cubano y se justificaba: “Es que mi psiquiatra me lo ha prescrito y me lo ha dado. No me puedo negar a seguir su tratamiento”. 

Con risas, ironías, emociones contenidas y recuerdos perpetuos, Àngels (y Fidel) siempre estaréis a nuestro lado.

“Donde estés, vive en la paz que nos dejaste,
y en memoria tendremos tu figura
cuando pisemos la tierra que tú amaste”.

(Todos los versos anteriores en azul forman parte de una poesía original del GRMANO Pedro Puerma, que le dedicó a Àngels y que fue leída antes de comenzar esta etapa. Se puede leer en el blog de GRMANIA).


Evaristo
24/10/2018


lunes, 8 de octubre de 2018

Romería de Terrassa a Montserrat del 7 de octubre de 2018

¿Tentaciones?... las justas

Este año la Virgen del Rosario y la Romería coincidieron en un mismo día otoñal. Ante tanta celebración, religiosa, laica, deportiva o de paseo, el ambiente era propicio para enfrentarse con la realidad más cercana y mirar al cielo: ¿Lloverá o no? No parecía que de momento se cumplieran los pronósticos dictados por quien se refiere a “la Península Ibérica” y “al nostre país” cuando del tiempo televisivo se trataba. No caímos en la primera y preocupante tentación:  sacar el chubasquero.

En un ambiente tan diverso,  el azar y la realidad mostraron supuestas tentaciones, que se enumeran a continuación.

Aproximación a posibles tentaciones romeras de la edición 2018:

1.   De perderse, con tanta dedicación de GRMANA parecía tarea harto difícil aunque se quisiera. Mucho ojo avizor expectante que se fijaba en los movimientos humanos  para evitar descarríos diversos.
2.   De ir por tu cuenta, pasando de walkis, consignas y monsergas. Solo se atrevió un avezado y deportivo grupo desde Monistrol. Demostraron buen olfato y una hoja de servicios impecable. Se les concedió su demanda y subieron libres y veloces.
3.   De flagelarse con alguna zarza en zonas no afeitadas por manos expertas desde hace tres años: quien quisiera mortificarse con la lesión vegetal podía acercarse a una de esas lianas herbáceas con pinchos, en algunas zonas sombrías, y comprobar sus efectos en partes blandas. Era el cilicio de la flora al alcance de despistados o de personas que se satisfacen con esto porque no se atreven con la autolesión, tan extendida hoy entre adolescentes. 
4.   De comprobar el agarre de la suela de las zapatillas ante resbalones en las bajadas. Hubo de todo, con retenciones provocadas por el miedo, planificación estratégica sobre dónde situar los pies, ayudas con bastones y hasta lanzarse a ver qué pasaba.
5.   De descubrir el camino sin frontal ni linterna: algunas almas no se iluminaban con la luz artificial más segura y se dejaban guiar por focos ajenos o por espíritus divinos. 
6.   De sucumbir a pliegos, legajos, instancias y demás burocracia necesaria para que no seas un supuesto usurpador del espacio público ni sospechoso de asociación indebida y andarina.
7.   De observar la asistencia de tanta juventud y comparar con otros tiempos ya lejanos en que la diversidad de edades y tipología creaba un entorno poliédrico.
8.   De atender la queja de quien dijo en voz alta que el ritmo de este año era muy alto, sin darse cuenta de que las esperas para juntar todo el grupo fueron constantes.
9.   De caminar bajo el manto protector de los walkis de GRMANIA en los cruces, en las paradas, cuando no parecía que pasaba nada pero su soniquete verbal era continuo.
10.De cumplir o no las órdenes tajantes y estrictas de Mossos para no atravesar la C 58 hasta que llegaran ellos. Lógicamente, todo se cumplió sin rechistar. La larga espera dio sus frutos, con un trabajo excelente de la autoridad competente. 
11.De someterse a los caprichos de la carne con más carne, esta vez “pase lejos de mí ese cáliz”. En el bar Teresa de Vacarisses alguien no cayó en el opíparo desayuno  del año pasado con la butifarra y las judías secas, que le truncó su “ilusión” de subir andando desde Monistrol y tuvo que decantarse por el “sufrimiento” del Cremallera.
12.De consumir o no ese café con leche de personas que lo deseaban en voz alta durante el camino y que se lo pedían con fervor a Teresa la del bar. 
13.De ponerles dificultades a las veloces bicicletas con las que cada año se comparte camino, y este año también con alguna moto. 
14.De recriminar a tanto animal canino cómo mostraba sus fauces por todas partes y ladraba con furia a peregrinos pacíficos e indefensos.
15.De degustar las energéticas golosinas de la plaza de Monistrol.
16.De echar en falta las puntaires que  otros años a esas horas enseñaban su laboriosidad en esa plaza.
17.De provocar dudas a personas y familias que mostraban inseguridades a flor de piel en temas obvios.
18.De abandonarse al goce de subir en cremallera, dejando el disfrute del camino para gentes más abnegadas.
19.De caer en la tentación de ir a degustar cerveza  en una feria de Barcelona a la que estaba invitado y dejar a los romeros a su suerte en tan empinada subida desde Monistrol, a base de sol, sudor y esfuerzo.
20.De abandonar en mitad de la subida final a un prolífico plumilla egarense que se prodiga en multitud de medios y, una vez escritos los artículos de los próximos días, ya pensaba en temas de una actualidad que aún no ha llegado. Ya tiene un futuro tema resuelto: cómo subir a Montserrat cuando no quedan fuerzas, gracias al apoyo de tres abnegados GRmanos.
21.De enfrentarse a deportistas que bajan a toda velocidad y no respetan el paso de quien sube a su ritmo.
22.De compartir la degustación del tentempié de una pareja al sol, que sabe dosificar el esfuerzo de la subida y cada cosa se la toma a su tiempo.
23.De consumos varios en el Monasterio: tomar una cerveza o no, comprar un mató o mortificarse, encender una vela cuando los cepillos revientan de monedas y ya no hay ninguna libre.
24.De no cambiarse la camiseta sudada por otra seca y asumir o no el primer resfriado de la temporada. 
25.De admirar el trabajo y la compañía de las personas de Cruz Roja, profesionales que estuvieron siempre pendientes de todo.
26.De solazarse en el ambiente de Montserrat, un espacio que irradia un gran poder energético, deportivo, paisajístico, turístico, religioso y humano. 
27.De callarse cuando se ha de agradecer el esfuerzo del personal GRMANO que colaboraba y del que asistía a la edición actual de la Romería. Sin ambas figuras, este discurrir por los caminos históricos no existiría.
28.De no tener en cuenta el recuerdo de los pageses que crearon esta romería hace casi mil años (aún quedan cuatro), de los asistentes a tantas peregrinaciones y del trabajo abnegado de las personas que murieron con la ilusión de que la Romería cumpliera el milenario. 





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domingo, 23 de septiembre de 2018

GR3 etapa 11 entre Pont de Vilomara y Monistrol de Calders


“Hay que leerlo todo”

El curso andarín comienza con un buen consejo: “Hay que leerlo todo”, repetido de forma evidente en varias ocasiones, en contextos diferentes y echado de menos por los efectos de no practicarlo. Con lo que el personal ha leído a lo largo de su vida, hay que acudir al primer GR de la temporada para que te demuestren lo importante que es seguir con una práctica tan consolidada por la costumbre, pero olvidada cuando de orientaciones a pie de camino se trata. 

Listas
Hubo quien observó un hecho histórico, previo a las salidas: quería consultar quién manifestó asistir y no sabía dónde, navegaba por correos diversos y no acertaba con lecturas de Excels e identificaciones personales. Claro que tal “novedad” ayudó a que se ignorara a quien no se había apuntado y apareció ocupando su asiento habitual. Quizá es un nuevo reto para la temporada: adivinar caminantes antes de verlos, enfrentarse al interrogante de poner rostro a quien crees que vendrá y nunca se sabe, o correr un tupido velo ante quien dijo que vendría y no se presenta, vaya usted a saber por qué (ya se sabe: en muchos casos molestan más las preguntas que las respuestas). Y todo como claro síntoma de ausencias de componentes de ese creciente grupo que paladea las mieles de la pasividad activa, se entrega a la molicie, a pensar en aprovechar el tiempo que queda y a las lecturas de esos mundos pendientes, sean en formato libros, viajes, músicas, gustos y hasta lujurias o concupiscencias  diversas. 

Clases
Hay nuevas propuestas que, hasta cierto punto sorprenden. Pero, cuando miras a tu alrededor, no tanto. Después, siempre se impone la realidad. Por ejemplo, la de alguien que creyó oportuno que las personas de clases pasivas ocuparan las plazas delanteras del autocar: se marearían menos, hablarían de temas propios de su situación vital y hasta vitorearían y aplaudirían a conductores y conductoras con maniobras precisas y vitales (como pasa al aterrizar algunos aviones: ¡qué alivio!). Y la parte trasera del vehículo sería para clases activas (laboralmente hablando), más dicharacheras y consumidas por esos problemas semanales que siguen vigentes durante los recorridos, con citas a esos mundos que ya han olvidado las personas ociosas de por vida (la que le queda). Pero tal propuesta es inviable: el colectivo de clases pasivas es tan amplio que ya llega hasta las zonas finales. Las personas que sufragan con sus descuentos mensuales las pensiones de hoy tendrán que ocupar espacios no queridos por la mayoría. Y, si sacáramos la calculadora, en cada salida de GRMANIA habría que buscar dineros ajenos para tanta pensión. Mientras, mejor “sin clases” (con o sin vacaciones). Y a ver cuándo nos toca o decidimos jubilarnos quienes ya podríamos hacerlo.

Huidas
Después de cada verano, lo mejor es oír para aprender, viajar con relatos diversos de aventuras urbi et orbe, vivencias envidiables que priman la comodidad y la seguridad con el retorno asegurado, en medios de locomoción diversos y con mochilas repletas de visualizaciones, recuerdos y hasta con algunos kilos de más. Instagram, Facebook y Google demuestran dónde has estado y hasta predicen a dónde quieres ir. 
Todo funciona según lo previsto hasta cuando te enfrentas con una etapa de GRMANIA. El sistema se conexiones se colapsa, la itinerancia y latencia de los datos produce cruces con pérdidas más que anecdóticas. ¿Qué hacer?: huir hacia delante. 
Incluso esta vez con el apalabramiento de un bar por parte de la conductora en Monistrol de Calders y la ocupación de otro diferente: la descoordinación hasta en esto.

Desdecirse
La parte baja de Pont de Vilomara, en un cruce de carreteras, sirvió, aparte de para iniciar la etapa, para mirar arriba e imaginarse el bar Curro, donde el personal abrevó varias veces ante enormes jarras de  cerveza compartidas, consumidas con tanta avidez como lo que ocurrió esta vez en La Masia del Solà de Monistrol de Calders, aliviado el intenso calor con el continuo trasiego de la “mediterránea” de DAMM y brebajes diversos. 
Este juntador de palabras se instaló en el grupo A y, aunque no comprobó la realidad B, dedujo que ambos grupos actuaron de la misma manera. ¿Tracks? Bueno, pues sí, bien, de acuerdo, vale, ahí los tenéis después del intenso y excelente trabajo de quien se dedica pero…¡no los sigáis! ¡no les hagáis caso! ¡donde dije digo…! Las marcas  eran unas, las pinturas otras, los cruces de GRs eran diversos (justamente este GR es eso, transversal por en medio de otros), los ojos y las conversaciones añadían interpretaciones, o ausencia de lecturas de carteles, o verlos y no leerlos, y menos interpretarlos. Total, una nueva época donde adaptarse al medio es más importante que seguir los puntos digitales. Son las interferencias provocadas por la realidad.
En esta etapa se superaron los límites de la desorientación, hasta extremos curiosos, como se verá. Con voces cantantes masculinas, aunque el buen olfato orientador era el femenino. Poco caso se le hizo. Si hubiera venido el apóstata que renegó del grupo y, en un espacio que se visitaría después, juró y perjuró no venir más, habría que volverle a recordar que esto es otra cosa y que él se lo pierde.

Aguas
Ante la sequedad del paisaje, ante el calor del último día del verano de 2018, la riqueza de tanta agua en una zona interior. Las formas del agua, los meandros, las sombras, los pasos, los sonidos, la riqueza, la vida.  Riera de Calders, ramales del gran Llobregat, el Llobregat, canalizaciones sin uso aparente ahora, compuertas, esclusas, miradores, lagos artificiales, cascadas, pescadores, visualizaciones de la ingeniería agrícola (tinas, barracas de piedra seca), personas de allende los mares que recogían plantas (se supone que “se buscaban la vida”), vacas observadoras en dirección a Can Romà, en las cercanías de la masía Can Rovirat, con bastantes señalizaciones informativas y direcciones opuestas:  del Camí del Llobregat y de GR en las piedras de las barracas, Talamaca, Mura, Rocafort. Sant Fruitós de Bages, Navarcles, Pont de Vilomara, Mura, riera de Mura, Casa de les Tines, resclosa de la Mina, pont de les Generes, Sant Benet de Bages, L’Estany, Vic, bosc de Sant Benet y parada y fonda. 
Previamente un grupo interpretó mal supuestas no lecturas , con lo que el mejor GPS fueron dos personas que atendieron la desorientación (o sea, pérdida). Y observaron cómo a ellas  tampoco les hicieron caso. Volvieron para atrás pero con la obsesión de ir a buscar unas tinas por las que ya se había pasado. Total, reorientación hacia el desayuno, con desplazamiento de unidades socorristas para salvar a quien no lee, tal como tuvo que recordar una GRmana: “Hay que leerlo todo”. Su lectura fue nuestra orientación. 

Món
Allí el personal del primer destacamento recordó la anterior estancia. Món Sant Benet fue el sitio donde alguien dijo que borraba de su diccionario a GRMANIA, en un rincón con diseño moderno que convive con restos antiguos rehabilitados, fundaciones Alícia, restaurantes contemporáneos y decorados que anunciaban señalizaciones de eventos tipo boda: ceremonia, banquete, baile, fábrica, iglesia, mientras había quienes no encontraban la palabra más necesitada en aquel momento:  la ubicación del WC. 
Allí, a ras de suelo, con plantas anunciadoras de la nueva estación (el inminente otoño), con un elenco de personalidades mediáticas y de prestigio que figuraban pero no estaban (algún ilustre médico que aparece por supuestos pagos de multinacionales farmacéuticas, no declarados), allí un cartel interior pregonaba “L’alimentació, eix vertebrador” y otro exterior aseguraba que “Entre tots creem el món” (debía referirse a Món Sant Benet, claro, porque el otro…). 
Mientras, el vodka ruso de postre por poco genera un conflicto diplomático. La presencia de una persona ucraniana provocó cierto resquemor cuando se mencionó la bebida de los invasores. Al final hubo traducciones de la palabra, informaciones sobre el país, sus lenguas y otras curiosidades de Ucrania. Cierto: allí construimos mundo y también allí se oyó la habitual reflexión: “Si es que no leéis, vivís en un mundo audiovisual. ¡Por eso os perdéis!”

Movilidad
Del reposo para comer se dio paso a la continuidad del camino. Paso por el puente encima del canal de Sant Benet para llegar a Navarcles. Buen momento para hablar del turismo estival por entornos guerreros: batalla de Bailén, Dresde, zona de Omaha Beach (desembarco de Normandía) y, como no todo eran recuerdos muy historiados, también se mencionaron otras “batallas” más cotidianas relacionadas con el comer, el beber y el vivir de algunos días del presente verano.
En Navarcles había un cartel que presagiaba la realidad: “Setmana de la Mobilitat”, justo en un cruce donde predominaba la inmovilidad ante la desorientación y opiniones contrarias. El discurrir del agua, las marcas y los consejos del grupo que había pasado antes por allí marcaron el rumbo hacia el Parc del Llac de Navarcles. Lugar con recuerdos de pasos y fotos anteriores, con gentes que ahora están muy presentes en el pensamiento, ausencias por convalecencias que también nos postran a todos, deseos de recuperaciones y de su compañía.

Vueltas
A pesar de que el lago fue muy celebrado y reconocido, con foto de grupo incluida, de nuevo no se le hizo caso a la opinión femenina y se impuso la visita turística por el lado contrario al real. Mientras unos pescadores demostraban la evolución tecnológica de esos momentos que exigen paciencia infinita y unos patos se solazaban en el medio acuático, este grupo adoptó el rodeo como línea recta. Y cuando podía corregirlo por la distancia más corta, deshizo el camino, volvió al inicio y afrontó el paso por la esclusa, ante la mirada de deportistas entretenidos con andarines tan vistosos: les debía picar más la curiosidad por el proceder de estos ejemplares senderistas que no los peces en el anzuelo. Una zona lúdica a disposición de la ciudadanía, con áreas de picnic, zonas de pesca y, a pocos metros, la Font Calda, que  aporta la mayor parte del agua que Navarcles necesita. Cuatro áreas en un pueblo de fuentes: hasta 11 marcan las guías, con la ermita de Sant Bartomeu, el campanario, el mas Aguilar, el ayunatmiento y el Pont Vell.

Divisiones
Franqueado el lago ,ascensión al lado de un apaño de piedra con  rocódromo, hasta las últimas casas del pueblo. O las primeras, visto el testimonio del “Benvinguts a Navarcles” a nuestras espaldas. Direcciones hacia el coll de l’Angle en la ruta de las fuentes, con señalizaciones hacia Calders y falta real de alguna fuente con agua cerca. Calor, sed, sudor y dudas, muchas dudas menos para quienes se encaramaron a un bancal donde relucientes granadas invitaban a contemplar pero no coger: aún no estaban maduras. Depósito para el agua por si el incendio, ruinas de edificios de otras épocas y el cisma, indecisiones y escisiones ante la gran cuestión: si dijeron que no siguiéramos el trak enviado, aquí hay un cruce, marcas, no sabemos por dónde ir. ¿Decisión? Unos por un lado y otros por otro. Real como la vida misma de GRMANIA. La solución llegó pronto: convergencia de ambos caminos en un lugar donde se divisaba desde lo alto la mejor imagen de una realidad laboral con muchos años de antigüedad, esclavitud, explotación y también mejoras económicas: una enorme colonia textil, la endogamia, el círculo cerrado, el poder del agua, del señor y del Señor: la iglesia, en un lugar muy visible. 

Estiramientos
No solo de piernas, ante los kilómetros acumulados: oficiales y reales con pérdidas incluidas. Las esperas sirvieron para juntarse y afrontar la subida final, con la recompensa  de una bajada que conducía directamente al abrevadero, donde la cerveza mediterránea llegaba por cajas, las celebraciones se acumulaban, los carnets dorados se expedían, reconocimientos diversos y recuperaciones de líquidos y fuerzas. Ahora las caras cambiaban y hasta las poses fotográficas mostraban seres ufanos, con sonrisa de oreja a oreja, sin rastro del camino andado. 
Todo ocurría debajo de un gran toldo, con cercana pradera para tumbarse, la explosividad de la decoración del agua y todo en la propiedad de la Masia del Solà, un espacio gastronómico y de descanso nacido en 1946, muy cerca de donde alguien del grupo venía a pasar los veranos infantiles y “tomar las aguas” de Monistrol de Calders, igual que otra persona recordaba su infancia en el lago de Navarcles. 

En momentos vitales donde “somos lo que recordamos”, siempre hemos de tener en cuenta el sabio consejo: “Hay que leerlo todo”. Aunque solo sea para perderse menos.

Evaristo
23/9/2018