domingo, 4 de mayo de 2008

Sexta etapa del GR1, entre Sant Pau de Segúries y Ripoll

GRMANIA mojó en el Ripollès


GRmanas y GRmanos:


Del valor de la tecnología punta en vena – Por caminos paralelos a casi todo - Sobre suplentes y suplantados –Sobre votaciones en medio del bosque – Acerca de la desbandada final.


La excepcionalidad de la etapa era evidente. No tanto por el recorrido, con escasos desniveles y poco accidentado. El hecho a destacar en sí era que el coordinador general permanecía expectante y convaleciente en sus aposentos ovales. Intrigado por ver qué pasaría por el Ripollès con el personal a sus órdenes. Y recuperándose muy favorablemente. Eso sí, empezaron a circular rumores sobre la calidad de las piezas que le colocaron en su zona de operaciones, como más adelante se verá. El segundo hecho excepcional fue la forma tan sibilina en que a alguien lo van formando como suplente para tareas de responsabilidad. Y, cuando el formador lo ve capaz para cometer el mando, le otorga los bártulos, el cargo y hace mutis por el foro. Pero de eso habrá tiempo de tratar con más detalle. Por otra parte, gran alegría causó ver de nuevo rostros que hace tiempo se echaban en falta: el de quien cuida con esmero de nuestro gran capitán y el del ufano y feliz que quitó su piedra del camino, con lo que su buen humor aún se acrecentará.

Disfunciones caloríficas

Nuestro respetado tocador del volante y otros mandos se ve incapaz de dar gusto a todos en el autocar. Y no es que le fallen los sensores climáticos del receptáculo andante. Mira que se esfuerza pero siempre recibe sugerencias. Quien se hiela, a quien le suben los efluvios caloríficos, quien no ve el paisaje porque se empañan los cristales, quien toca el vidrio y a veces el hielo hace acto de presencia. En fin, menos mal que, a la vuelta, el sopor después de caminatas y comidas, conjugado con los desequilibrios del interior (del autocar, se entiende), sumen al personal en un dulce sueño redentor.

Tecnología punta a modo de sostén

La zona trasera del carruaje con motor entró en una serie de especulaciones y rumores, a la vez que aportó soluciones tecnológicas para fallos de operatividad propios de estas edades. De entrada, alguien no confirmó pero sí apuntó que a nuestro coordinador le habían instalado en la zona operada piezas hechas con la última tecnología alemana. Y especuló que su próxima reincorporación al camino será como para ir a su rebufo. Hablaban de titanio y otros materiales que, decían, habían sido probados en los cuellos de los conductores de vehículos de Fórmula 1.
Pero no todo quedó ahí. Quien sabe más casi ya por futuro abuelo apuntó más recursos. Una marca japonesa ya experimenta con algún invento para subir los párpados, en caso de que quien conduce un coche se duerma. Extrapolado el invento, a los cincuentones de la zona del gallinero del autocar les comenzaron a brillar los ojos de forma lasciva: por fin habrá una tecnología capaz de mantener también en subida otras zonas corporales que empiezan a estar en bajada.

Los rigores del clima

El anticiclón persistente, además de orquestar toses y resfriados múltiples, cubre la Cataluña interior con una persistente helada. Un paisaje subyugante desde dentro del autocar. Un anuncio de que el día será soleado y que de los hielos pronto se pasará a observar mejor aquellos campos del Ripollès. Esta etapa de hecho fue una de las que menos núcleos habitados cruzó y más masías ocupadas por labradores nos mostró. Casas con todo lo propio de la agricultura moderna, tractores que roturaban la tierra y la hacían girar, gramíneas ya crecidas que esperaban como todos: que de una vez llueva. El río Ter, algunos canales y las rieras que se cruzaron confirmaban la escasez del líquido elemento. Casi ni para mojarse había agua en algunas zonas.


Caminos paralelos

A menudo los caminos, los ríos, las carreteras y las vías ferroviarias van todos paralelos. Cuando esto pasa, la brecha fluvial suele ser la que ha abierto el paso a las demás vías de comunicación. En este caso, el paralelismo se dio en bastantes tramos del recorrido. Se apreciaba poca población pero algunas masías aún en marcha, con esos adelantos que facilitan la dureza del campo. O esos leñadores, también con tecnología punta. Disponían de alargados y articulados brazos que alcanzaban a cortar elevadas ramas. Mucha poda a lo largo de un sendero bien marcado y aún más cerrado. En pocas etapas ha habido tantos alambres como en ésta: son esos cerrojos pasajeros que ponen puertas al campo, limitan propiedades o impiden que animales de cuatro patas traspasen las fronteras artificiales.


Almuerzo y suplencias en la cúpula

Cruces, giros, muchos pasos y hambre. Al lado del edificio que albergaba una esclusa para abastecer de agua a un canal de riego, el personal sacó los condumios cara al sol. Cerca, el agua que no mojaba en su caída algunos metros más allá. Unos, al lado de la acequia. Otros, abajo. Muchos, encaramados a los restos de un balcón sin acabar. Mientras se engullían las viandas, hubo competencia de vinos. Por allí apareció una bota con un suave vino que ponía la nota diferencial a los paladares. Hubo quienes, pensando en su propietario, se afanaron a probarlo. Pensaban que podría ser vino de misa y, por su calidad y ausencia de agua, bien iría para consumar una comunión completa. Pero no fue el caso. Se apreció la libación y se habló de la sorpresa del día. Un suplente encaramado al poder.
Al parecer, el anterior jefe de personal y de recursos humanos de GRMANIA estuvo formando casi en secreto durante bastante tiempo a su suplente en el cargo. Dicho aventajado alumno manifestó que “no fue ningún suplicio ser suplente” y menos “suplantar” al titular. Llegado el momento, como que ya lo vio suelto en el cargo, procedió al relevo sucesorio. Con lo que GRMANIA ya dispone de un nuevo jefe de los recursos más humanos, cargo que seguro que se tomará con mucha filosofía. Claro que, según se mire, quizá este hecho sea el principio de una carrera de altos vuelos. Porque si el ya exjefe de personal, después de tantos años adquiriendo rodaje en GRMANIA, ha pasado a gestionar el conocimiento de áreas y ámbitos muy superiores, quizá el nuevo jefe de personal aspire a, en un futuro, seguir sus pasos. Y pueda progresar en otros ámbitos, aunque quizá la esperada y deseada jubilación le abra otras puertas más placenteras.

Vías verdes, senda del hierro y chocolate para todos


Una de las terapias más practicadas en los GR es aquel consejo que hace años dio el cómico italiano Dario Fo: “La risa libera al hombre de sus miedos”. Por la cantidad de carcajadas se deduce que de miedo, nada. Risas y buenos momentos mientras los vericuetos te llevan por una altura de unos 800 metros: de Sant Pau de Segúries al torrent de Quatrecases, de aquí a la riera del Repunxó, masías con nombres como El Marquès o El Grau, El Pujol, la Batilla, el Tampere o el molino de Malatosca. Desde aquí, queda poco hasta la estación de la vía verde de Sant Joan de les Abadesses, a 770 metros. Un cruce de caminos, con la antigua ruta del hierro reconvertida para el turismo, el río Ter, la carretera, el monasterio y el puente que han dado merecida fama a esta población. Abadesas debía haber (de abades, no se habla).
Y aquí, uno de los recientes cincuentones del grupo quiso que todos mojaran. El chocolate caliente y los bizcochos fueron un tentempié en mitad del camino. A pesar de cierto sofoco derivado de los kilómetros andados, no sentó mal dicho brebaje, llamado hace años en algunos sitios “la merienda de los curas” (por algo sería). De este GR no parece que nadie se despidiera si haber tenido la opción de mojar algo. Aunque sólo fueran bizcochos.
Y, visto lo visto, un cumpleaños puede ser motivo como para pensar en aquello que apuntó la escritora irlandesa Edna O’Brian: “El cuerpo contiene la biografía tanto como el cerebro” (habrá que mirarse al espejo con detenimiento).


Votando por los bosques del Ripollès

Hasta Ripoll el camino transcurrió entre masas arbóreas muy tupidas, ausencia de presencia humana y un hombre destacado que se esfumó en lontananza. Acometió el camino con buen paso, sin mirar atrás. Sólo las marcas que, decía, no le conducirían a pérdida alguna. Ante su derroche de fuerza, el grupo perseguidor bromeaba sobre sus capacidades y sobre otros temas. O sea, la risa que cura. Las masías habitadas eran las únicas construcciones que dejaban ver la actuación humana. La mayor subida, a 890 metros en el coll de Can Sau. Después, la riera de Ogassa, el torrente de la Rimbala y el típico rodeo por quienes enfilan la directa y son capaces de trotar más kilómetros con mucha alegría e inocencia.
Ya de bajada, un miembro de GRMANIA sugirió una votación para discernir si venía hasta aquí el autocar o se acababa la etapa andando. El resultado electoral fue uno pero la realidad fue otra: tres trotando sin mochila hasta el final, unos esperando al autobús, otros dentro de él, unos rompiendo la disciplina de voto, y el autobús dando vueltas a un lado y a otro buscando a los más lejanos. Vueltas, giros y paradas hasta no dejar a nadie en tierra. Menos mal que nos conducen buenas manos. La desbandada inicial acabó bien.
El restaurante Rama primero y el otro con apelativo en honor a la barrica, ambos fueron testigos de los diversos movimientos del personal. Suerte que no había pérdida y el GR iba paralelo a la carretera. Pero, por movimiento que no quede. Al final, concentración en la zona exterior de un restaurante. Una vieja masía con problemas en la red de cañería, con escaso servicio de personal, con viejos aperos y herramientas de labranza en exposición y algunas aves que daban un toque rural al entorno.
Allí, al sol, nuestro servicio propio de camareros se comportó con más diligencia que el inexistente del bar. Las cajas de cerveza y las botellas de vino alegraron los semblantes y cerraron una etapa por una de las comarcas de Cataluña con bellezas no masificadas. Imágenes para recordar y también para soñar mientras el sopor de la siesta se apoderó de los que volvían al punto de origen.
Aunque hoy las protestas a veces ya ni son, hace unos cuantos años un cantante norteamericano cerró su vida antes de suicidarse con una significativa mención a la rebelión por la estética:

“Ah, pero en un tiempo tan feo como éste, la única protesta verdadera es la belleza”

Evaristo

Terrassa, 13 de febrero de 2008
http://afondonatural.blogspot.com

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