lunes, 24 de abril de 2017

MENORCAS desde el Camí de Cavalls: día 5 y último


MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Desde la Cala Sant Tomàs a la Cala En Porter. 12 de abril de 2017


Día 5 y último: Mantenimiento integral con censuras y libertades


Último día de nuestro recorrido para descubrir otras MENORCAS desde el Camí de Cavalls. Aún queda parte de este atractivo y subyugante Camí pero el tiempo coarta las ganas de completarlo. Es un buen motivo para volver.
Atrae encontrarse con personas que te sorprendan a primera hora del día con pensamientos extrapolables a ti mismo. Ponernos en marcha por la mañana ya es una operación interna y externa que activa muchas piezas. Las que pretendemos mantener en forma  mientras la edad avanza. Alguien, antes de desayunar, reflexionó sobre el tema: “Cada día intento controlar mi estado de decrepitud”.

Magias

Menorca es mágica. Los cuatro días de estancia así lo han demostrado. Igual que ocurrió en viajes anteriores a esta isla. Traspasar esa magia de fuera adentro es la operación que llevamos practicando, con resultados óptimos.
Menorca puede curar. Y ayudar en momentos difíciles. Hubo quien el 3 de mayo de 2015 publicó en Internet un testimonio muy personal sobre el efecto de Menorca en su vida:
“Yo fui a Menorca en un momento muy duro, había fallecido mi hija mayor... Mi marido decidió ir allí para que me relajara y desconectar un poco, y lo consiguió, la isla me encantó y me hubiese quedado a vivir... Tanto me relajé, que decidimos tener a nuestra princesa Daniella... Espero volver pronto con mi marido y mi niña”.

Urbanizaciones

Desde Cala Sant Tomàs a Cala En Porter el recorrido es corto,  de urbanización  en urbanización pasando por otra urbanización: Sant Tomàs-Son Bou-Cala En Porter. ¿Qué hay en medio? Camino agradable, contrastes, arreglos, mantenimientos varios. Seguimos por el perfil de Menorca con nuestro fin de recorrido muy al fondo.
La dirección tomada nos lleva al humedal de Son Bou. Campos cultivados, recorrido que sigue la costa pero que se adentra para volver más tarde al litoral. El camino es agradable y te lo pone fácil cuando el agua podría dificultar el paso. Unas piedras en forma de puente o el terreno ahora seco de al lado son opciones. A un extremo y a otro, personal de mantenimiento liberan los lados de hierbas. Así se salva el torrente de Sa Vall o Son Boter.  El olor a plantas recién cortadas por operarios de una empresa, con la inscripción en el vehículo “Manteniment Integral d’Espais”, retrotrae a la infancia rural y al paseo por esos parques urbanos con esta señal olorosa. Estamos en zonas húmedas y resplandecientes en estos días de primavera, sin lluvia ni viento y con mucho sol.  
Entramos en el barranco. Suave subida. El personal, distendido,  ya cerrando el viaje, enfrascado en conversaciones amenas y relajación ante un recorrido que para nosotros se acaba aunque el camino oficial siga.
Tramo muy urbanizado, más humedales con tiernas y pastoriles  escenas de crías de burro amantadas por sus madres, caballos preparados para el turista, carteles con el anuncio de una web: “Subasta de inmueble” (¿a qué se deberá?). Próxima llegada a la zona húmeda de Son Bou, bautizada como albufera de Ses Canessies según las guías.
Aquí las puertas son metálicas,  con alarmas conectadas a centrales de control en un ambiente lleno de espacios recién blanqueados. Las otras, las de cada día, no entonarían con el entorno. ¿Cuántas puertas o barreras de acebuche hemos abierto y cerrado a lo largo de estos días? Dicen que son para controlar el ganado. Se supone que de cuatro patas.

Censuras

Son Bou es una megaurbanización para lo que hay en Menorca, con villas en proceso de adecentamiento y muchos vehículos dedicados a instalaciones diversas. Registros exteriores de casas abiertos o desvencijados, cañas secas que el turista pronto no verá.  En una pared dos operarios del ayuntamiento de Alaior borran una pintada: “Menorca Lliure”, con el dibujo de una estelada y un símbolo feminista. Un trabajador se dirige a quien escribe y le pide que no haga fotos y borre las que ha hecho. Evidentemente que hubo fotos y no se borraron. Su tono no era el adecuado como para entrar en debates sobre la libertad de expresión, cuando alguien les ha dado la orden y la discusión no iba a llevar a ningún sitio. Un poco más allá, una mansión acoge a un Club que anuncia estar abierto cada día. Este establecimiento debe ser más legal que la pintada borrada. Cerca, dos policías municipales hablaban, con otra pintada aún no borrada detrás: “Feminisme o barbarie” decía el texto. Se supone que no la estarían custodiando ni protegiendo. Pura casualidad su estacionamiento allí. Uno se imagina  que el mensaje también molestará a los próximos inquilinos, no así el ostentoso club de alterne. Más reclamos publicitarios: “Tus vacaciones perfectas, nuestra prioridad”.
En un momento del camino, hubo un debate en torno a la publicación de fotos con personas y los derechos de imagen. Quienes defendían no publicarla y quien creía que era un trabajo público, con un mensaje que habría que examinar y dar a conocer qué hay detrás de todo. Los pequeños grupos también han de tener libertad de expresión, aunque su mensaje sea efímero y más  si los borran los ayuntamientos para no perturbar las vacacionales mentes de los visitantes ocasionales. Menos mal que las fotos permanecen. Al final, alguien dijo que a esta edad tenía la premisa de evitar todo tipo de discusiones, en beneficio de su salud. En fin.


Diversidad

Pronto, un desnivel que sorprende ante la planicie de Son Bou. Tampoco nada extraño si se trata de barrancos. Llegar a Cala Llucalarri, con contornos de peñascos y espacio de rocas, dibujaba un entorno salvaje. Más escaleras y camino original alternativo. Ciclistas expectantes. En días anteriores también surgió el mismo tema: por qué no instalan timbres u otras señales acústicas para avisar de su aproximación por detrás. Queremos a los ciclistas, con un grupo que pedalea casi sin descanso en GRMANIA. Se te echan encima y nadie lleva señales sonoras para avisar. Aquello de los antiguos timbres ya es de otras épocas. Hoy no se lleva. O te apartas o te apartan. Convivencia, por favor.
Un GRmano tocado en las flexibilidad de las ancas demostraba las cualidades de la bicicleta, los kilómetros que se hacían y el poco cansancio de sus pies.  Por todas partes hay jubilados deportistas más activos que cuando estaban en activo. Se observa un nueva etapa vital: el rejuvenecido jubilado que no para y bloquea todos los espacios naturales y artificiales con tanta presencia ubicua, sobre todo  en días laborables.
Abandonamos la cala, subida y cambio de vegetación. Entorno más seco.
Antes de llegar al Barranco de cala En Porter hay unos árboles catalogados como singulares por el Govern de Ses Illes, los pacanos de S’Hort Squella, uno de ellos de 18 metros de altitud y 25 de diámetro de copa, originarios del sur y sureste de EEUU y norte de México. Su fruto son unas nueces aptas para la alimentación.. 
Fuerte y última subida de nuestro recorrido. Cuevas símbolo de la actividad humana, cañizo en el humedal y espacios para árboles frutales (sobre todo perales y nísperos), humedal que acoge a fauna diversa. Más árboles monumentales en esta zona del fondo del barranco En Porter: la mata de Torralbenc Nou, un árbol al pie del camino con una placa metálica identificativa. Al parecer este tipo de árboles es muy apreciado en la isla. La  madera era muy buena en ebanistería, de sus frutos se obtenía aceite para iluminar y  su resina servía para hacer gomas y masillas.
El final del recorrido se aproxima: Cala En Porter. Baño de dos personas mientras el resto de moja por dentro en un bar próximo. No es uno de los más renombrados de aquí: la Cova den Xoroi, bar en una cueva de esta cala con amplias referencias. Dicen que se contempla uno de los mejores atardeceres de la isla, con  atrevidas terrazas en la roca. Pagando, claro.

Otras

En nuestro camino contamos lo que vimos y lo que pensamos. Nuestro código ético responde a nuestras impresiones. Sabemos que hay otras Menorcas: la de las abarcas, ensaimadas, sobrasadas y otras comidas;  la de la  pomada menorquina, tan apta también para amenizar las fotografías de la puesta de sol desde el faro Punta Nati; más playas transparentes; el buen vino que los ingleses potenciaron para sus tropas en el siglo XVIII; las fiestas de Sant Joan en Ciutadella o la cantera de Lhítica; la subida al punto más alto de la isla de 358 metros el Monte Toro; la visita a las bodegas y a pueblos; la Menorca megalítica y las rutas talayóticas; el camí d’en Kane; Maó y su gran puerto natural. Todo esto y más forma parte de la extensa lista que siempre se hace después de acabar un viaje. Se convierte en nuevos motivos para volver a Menorca.


Utopía y camino

Antes de acabar, el recuerdo a Eduardo Galeano:
Dos días después de volver de Menorca, el 14 de abril, se cumplieron dos años de la muerte del escritor uruguayo, quien nos dejó testimonios como este:
“ La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve  la utopía? Para eso, sirve para caminar”.


Agradecimientos

A todas las personas, paisajes, flora y fauna que se cruzaron en nuestro camino y nos reconfortaron con su belleza y  servicios. A quienes se preocupan por mantener el Camí de Cavalls. A quienes nos han guiado con sus fotos, traks y escritos. A la meteorología tan favorable. Al ambiente de GRMANIA.

Y enormes gracias a ti, lectora o lector, que has llegado hasta aquí. Y ahí, El Camí de Cavalls.




1 comentario:

Maria dijo...

Fantástica crónica!!!
Para volver a leer y recordar las vivencias "menorquinas con grmania"