MENORCAS desde el Camí de Cavalls (del 8 al 12 de abril de 2017)
Menorca son MENORCAS
Preparativos: Encaje de bolillos
¿Alguien recuerda esta cita?
“Era una isla encantada,
perdida en medio del mar…”
Antes de que la neurona se desequilibre con tamaño rebobinado,
repasen el WhatsApp del grupo participante y relean los versos del “Romance
de Menorca”, de Gumersind Riera, enviado por un GRmano días ha, cuando todo
estaba en ciernes. O cliquen en el enlace del título anterior.
El Camí de Cavalls o GR 223 con su imagen de marca en forma de herradura y los 185 km, los preparativos, la
organización, la consulta, la coordinación, la estructura de cualquier grupo,
todo es un cúmulo de casualidades que deben coincidir, encajar, cabalgar un
aspecto sobre otro para que el final sea lo más feliz posible. Tarea no fácil
aunque tampoco no difícil. Y menos imposible: a las pruebas nos remitimos. ¿Más
de 35 caballeros y caballeras seniors de camino? El mejor paisaje es el humano,
con buena predisposición pero con la eficacia de alguien que se esforzó en
ajustar el Excel hasta el más mínimo detalle. Nervios manifiestos no le
faltaron debido a la persecución de altos niveles de eficacia. Un listón alto. Y
la consiguió.
Si algún ignorante y curioso lector o lectora pretende explorar y
conocer a fondo quién es el grupo que
está detrás, GRMANIA, no lo
descubrirá ni aunque clique en el enlace anterior, consulte con Dios-GOOGLE o se deje los ojos en
su web. Ardua tarea ante el “antes muertos que organizados” o el “más manías y
menos GR”. “Cada uno somos cada uno y tenemos nuestras cadaunadas”: esa es la
riqueza que parece que une. Quizá sea un buen ejemplo para los sesudos
organizadores de Recursos Humanos (RRHH). Hasta se sospecha que alguien,
profesional muy planificado y conductor de mesnadas harto disciplinadas y
calladas, está a punto de reconvertirse. De hecho ya se le nota que GRMANIA “le pone”.
Este texto intenta ser abierto y
servir a cualquiera, sea de donde sea, camine o no. Solo se le pide
apertura de miras, cierta irreverencia y saber enfrentarse a la realidad desde
puntos de vista diversos y críticos. Descubrirá incluso por qué se le aconseja
“no ir a Menorca”.
MENORCAS desde el Camí de Cavalls
Dia 1: Desde
S’Albufera des Grau a Addaia. 8 de abril de 2017.
Espacios protegidos de todo menos del ¡oh! ¡oh!
Menorca agota pronto los adjetivos calificativos de cualquier
diccionario. Evitaremos su uso en la
medida de lo posible porque todos están presentes. Si vas es porque hay algo que te atrae ante
el resto del archipiélago: ¿es cool, diferente? ¿por caminar o reventar? ¿por
las más de 50 calas muy publicitadas en anuncios y portadas de discos? ¿por el
deporte, el nudismo, la ruralidad, las fotos, los miles de matices de sus
aguas, la comida o por contar algo distinto? Puedes añadir otros motivos en
posibles comentarios enviados a este blog.
Prolegómenos
El grupo ya había madrugado. Hay especies humanas que presumen de
rigor y lo piden, pero después la vida les devuelve la moneda. Un conductor de
autocar con prisa, tiempo pautado, que se “pierde” hablando con un pasajero y efectúa
una ruta turística involuntaria por uno de los barrios más problemáticos de los
alrededores del aeropuerto de Barcelona. Facturación y embarque. El deleite con
los efectos de las obligaciones de los controles de seguridad a sufridas aves
en vuelo. Pérdida y no recuperación de un cinturón de dos euros. La suerte de
que seas tú quien aleatoriamente seas sospechoso de todo y más, como si
estuvieran allí los que buscan. Parafernalia necesaria pero con dudas sobre su
eficacia más allá de que te señalen, te miren el reloj y hasta las entrañas.
Hoy los listos son los otros. Golpean donde menos pensamos.
Una pasajera de la fila de atrás le llama la atención a unos
Grmanos de delante. El tono de voz le molesta. No es la primera vez que pasa en
estas salidas de primavera. Esta vez se hablaba de nanotecnología y futuro, de
mundos próximos, de evolución tecnológica y adaptación humana. Quizá la señora
no quería pensar, ensimismada en que aquella máquina voladora la condujera sana
y salva a su destino. Su vida estaba en manos de la tecnología de la que se
hablaba en tono de voz no autorizado.
Llegada a Maó, recibimiento por personal amigo y casi nativo con
dos ensaimadas para comenzar bien el día. Detalles que triunfan y se agradecen.
Cafés, amago de reparto de los primeros sobres de ese compuesto con frase tan
sugerente: “Polvo para suspensión oral”, las primeras cervezas y continuas
visitas a los lavabos, entre otros menesteres, para calzarse rodilleras, fajas
y otros apósitos. Despliegue de bastones a modo de extensas lanzas. Recuerde
quien lo lea: la faja es una de las protagonistas. ¿Por qué? Un sujeto de los
que no se cansan, para quien entre más sufre más placer obtiene, dice que va
tullido y necesita de la faja y de los bastones. Pronto se verá cómo el milagro del Camí de
Cavalls funciona mejor que cualquier masaje o Virgen al uso. Apertura de maletas,
trasteos varios, cambio de objetos y mochilas ya acondicionadas para iniciar el
camino.
¿Y el agua?
Memorable la escena. Un pelotón se dirigió al supermercado más
cercano para elegir los componentes del gran botellón colectivo. Iban para que
el de la faja no cargara peso. Dentro se produjo un intenso debate sobre
marcas, precios, ofertas, promociones y capacidades de los envases. Algún
experto en marketing y estudio de mercados hubiera hecho deducciones dirigidas
a los sedientos seniors: altura de los lineales, packaging, marca blanca o no,
qué marcas recordaban más, aguas catalanas o madrileñas, etc. Al final quien
pagó fue el de la faja y el carro evitó que nadie se esforzara más de la
cuenta. El agua estaba servida.
Comenzamos en S’Albufera de Es Grau, el único parque natural de
Menorca.
Desde las orillas del Camí de Cavalls se intuyen Menorcas. Veamos
y caminemos
Una Menorca no recorrida fue la parte del Camí con más asfalto, aunque el ataque
especulativo y cementero existe y fue muy visible. La zona de Maó-Sa Mesquida
hasta Es Grau quedó libre de GRMANIA. No conocimos esa otra Mola, la Mola de
Maó. Tampoco el pueblo donde se dice que inaugura el primer amanecer de esto
que algunos llaman España: Es Castell. No todo es el publicitario “mediterráneamente
juntos” de quien está encausado y condenado por múltiples fraudes a Hacienda.
Las hormigoneras tienen menos espacio para trabajar pero también configuran los
espacios de ensueño.
La albufera es un buen lugar para observar aves, naturaleza encharcada
y comenzar a llenar la tarjeta de fotos o el móvil con millones de tomas, la
mayoría similares a las que nos ofrece
Google, Flikr, webs y redes sociales. Menorca la publicitamos todos gratis. El
turismo provoca más turismo. Hoy cada uno es el mejor tour operador para los
otros y gratis: Instagram, Google, Facebook, Trip Advisor y los blogs son agencias turísticas gratis. El big data hace
el resto.
No vayas a esta Menorca si
te aburre la naturaleza, tanta vegetación, agua y espacios protegidos. Mira Internet
en tu plasma particular y ponte a salvo. El Camí de Cavalls es más solitario
que las playas urbanizadas en la época del “abierto por vacaciones”. La Gran Bretaña del Brexit inaugura la
temporada en mayo.
Pasarelas
El Camí está muy domesticado. No tiene pérdida. Marcas
reflectantes bien colocadas hasta para caminantes despistados. Y multitud de
inversión en pasarelas de madera, peldaños de troncos, postes con señalización
oportuna. Déjate llevar, camina y observa. Ausencia de lindezas como papeleras,
máquinas de bebidas, chiringuitos y de restos diversos tirados por el suelo,
conservación de los caminos y contorneo de esas calas para las que no hay
suficientes adjetivos para su descripción. Mares Caribes y Polinesios al lado
de casa. El Camí es luz y también una muestra palpable de la “Menorca de piedra
y viento”. Las calas son pasarelas continuas que pueden limpiarte por dentro
siempre que te dejes y vayas a eso.
Itinerario a Sa Gola, vegetación halófita propia de suelos con
elevada salinidad, canales de conducción de agua y parece ser que en algún lugar viñedos con
denominación de origen. Detrás de una
loma, construcciones blancas con apariencia idílica al lado del paraíso.
El Camí se dirige a la zona más afectada por la Menorca de la tramontana
y las lluvias cuando tocan. Vegetación adaptada, pinos doblados por el viento
adoptando posturas curiosas, terreno escarpado, torres y restos de las culturas
megalíticas tan bien mostradas en estos lares.
Entorno
Sorpresa con más ¡oh! ¡oh! Una isla de propiedad privada a la
vista. L’Illa de Culoms, cuyo médico propietario parece ser que se relaciona
con la ginecología. Una joven y ufana adolescente adelanta a buen ritmo. Sana
envidia al ver su fondo físico. Unos metros más allá un GRmano le deja el teléfono
para llamar a su familia. Pide que la vengan a buscar. Dolor de estómago y vete
tú a saber cómo va la fiesta por dentro. Vuelve por donde vino. Caminar, trotar
y hasta correr también es eso.
Usted está en Cala Tamarells, informa el Ministerio de Medio
Ambiente. Y aclara que estamos en senderos litorales y en tránsito en dominio
público. Atrás quedaron aquellos tiempos en que se cobraba para degustar
espacios al borde del mar. Ecosistemas naturales frágiles y de alto valor
ecológico. Y puertas de madera. Muchas. Ponerle puertas al campo por donde pasa
el Camí. Hubo quien se embelesó con el chirrido de alguna. Se le pasó por la
mente grabar el sonido para oírlo como despertador.
No vayas al Cami de Cavalls si lo único que te gusta es abrir las
puertas con tarjeta magnética o claves personales. Aquí son artesanales, con
aspecto antiguo y un cerrojo tan bien dispuesto que se puede abrir tanto por un
lado como por el otro. El viento las franquea sin dificultad. Como las
pasarelas, con señales que prohíben el paso a los ancestrales dueños del Camí,
los caballos. Permitido el paso solo para viandantes y bicicletas. También para ti si te apetece.
Despacio
Las salinas del entorno del parque natural son reductos de
trabajos antiguos. Balsas para el agua estancada, hoy aptas para la foto y las
aves. Espacios delimitados por ese trabajo de tantas gentes con la piedra seca:
rectas y alargadas paredes que dividen los campos, fruto de la ingeniería rural
y del esfuerzo mal alimnetado. Despacio fue la palabra nunca oída antes a quien
la dijo, veloz senderista esta vez también con bastones y con los nervios a
flor de piel: por las consecuencias del
sobreesfuerzo y por responsabilidades diversas. Y todo con final feliz.
No vayas al Camí de Cavalls con un grupo de GRmania que no se
adecúe a tu visión del senderismo. Las casi 40 personas se alinearon en A+, A,
B+ y B. Y a lo mejor hubo más opciones. Conócete a ti mismo y procede en
consecuencia.
Cala Sa Torreta, cala Morella, cala Tortuga y Es Grau, de donde
venimos. Arenal de Morella y Favàritx a la vista: cabo y faro con una laguna en
la zona de atrás. Opcional, acercamiento
fotográfico al entorno. La realidad: un trozo más allá el autocar de apoyo para
rellenar cantimploras y recoger a quien se marcó otras opciones. Una
referencia: Autocares Vidal y el conductor Nando. Seguros humanos a todo
riesgo. Buena gente como para asumir cambios, opciones a la carta y
voluptuosidades diversas.
Espacios y especies
1993: declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera por parte
de la UNESCO. Nunca se llega a descubrir cómo se traduce esto en la realidad
cuando pisas el territorio. ¿Protección, subvenciones, formalismos, burocracia,
turismo sostenible? Pisamos ambientes diversos: biodiversidad en las dunas ya
asentadas, arenales en zonas húmedas, marismas, lagunas, tamarindos en la
laguna de Morella, rocas de más de 300 millones de años en el cap Favàritx. Y
llevábamos buen ambiente: risas, bromas, silencios, disparos continuos de
cámaras fotográficas, ¡oh! ¡oh!, subidas y bajadas y ojos como platos con las
tonalidades del mar, figuras de la costa recortada, vacas responsables de la denominación de origen
Maó, posidonias secas en las playas, el fuerte olor de las medusas muertas y
podridas en la orilla, que nos acompañó casi hasta el último día, el camino que
produjo ganas de comer.
A la hora de la comida, primera alternativa de quienes íbamos
delante: saltar una pared abajo, arriba o rodearla por donde toca. Todo para
llegar a la playa, no sin antes contemplar los pilones para que los animales
beban el agua que sale de un pozo. Solaz
en la playa para degustar alimentos traídos de casa en avión.
No vayas a Menorca si no sabes decir ¡oh! ¡oh! muy a menudo, si
te da igual una vaca que una oveja, si tienes miedo a resbalar cuando sales del
asfalto, si solo sabes comer en una mesa o hacer tus necesidades en un lavabo
con el pestillo bien asegurado, si no sabes compartir tu justa comida con quien
está a tu lado, si los cubitos de hielo son imprescindibles cuando hace calor,
si sentarte en el suelo es una incomodidad o si el olor a mar solo lo
relacionas con la fritanga, los mejillones al vapor o con una paella.
Aproximaciones
El paisaje humano es escaso en el Camí de Cavalls. Ciclistas que
no avisan cuando se acercan, evitan timbres o señales acústicas y te invitan a
apartarte, aparezcan por delante o por detrás. Grupos de personas jubiladas, prejubiladas o
en vías de jubilación que demuestran su bonhomía y vitalidad.
Una persona solitaria al fondo mientras las suaves subidas y bajadas en
medio de floración diversa conducen a Ses Salines d’Addaia, con el aviso de un
tramo compartido con vehículos y bicicletas . Campos de cereales de un verde deslumbrante que
despunta con la fuerza primaveral. Y un curioso aviso en las salinas: “El ca:
el millor amic de l’home, però no el de les aus” . ¿Y si jugáramos a cambiar el
orden de las palabras?
Las salinas como espacios divididos por paredes, con entrada del
agua salada y ahora, en el abandono conservacionista, con aves que revolotean y
se posicionan para ecuadres fotográficos. Rocas con formas diversas y el agua
de la gran laguna cubierta por algas amarillentas.
La inversión en el Camí se muestra una vez más con los escalones
artificiales hechos con troncos longitudinales, colocados a medida y en orden.
Se desconoce cómo definieron la distancia entre ellos. Cuesta más trabajo
seguirlos todos que sortear alguno y alargar la zancada. O caminar al lado sin
usarlos.
Finales
El final en Addaia brindó la oportunidad de compartir el tramo con
un grupo dicharachero que buscaba con fruición frescos líquidos espumosos en un
bar. El grupo A+ les buscó uno en el puerto y allá se dirigieron.
Urbanizaciones encaladas, amplios espacios, ostentaciones
diversas, ambiente marino artificial. Donde ya no quedan pescadores, sean
bienvenidos los turistas lobos de mar con barca recogida en garaje para
hibernar, preparados para llenar calas y componer fotos idílicas para quien
cree que la felicidad es esto.
La espera del colectivo caminante propició estiramientos diversos y planes para ir a
reencontrarse con el resto en Fornells. Es pueblo donde personal corrupto goza
de apartamentos exclusivos, en el que se elaboraban las preparaciones
turísticas con langostas (calderetas) para especies monárquicas que las consumían
en sus embarcaciones, donde a veces se paseaban las langostas vivas por los
restaurantes para embeleso del turista, mientras las congeladas ya hacían chup
chup. La parada final sirvió para comer un grupo al mediodía, cruzarse con una
persona líder del proceso independentista catalán, abrevar los últimos en una
terraza y, pocos, observar las ruinas de El Castell de Sant Antoni, el origen
del pueblo de Fornells. Menorca contabiliza más de 1.600 monumentos y uno es
este.
Una vez en el hotel en Ciutadella, la noche es libre y las cenas y
las copas también. Este capítulo ya forma parte de la vida privada y de ella no
hablaremos aquí.
Si te gusta estar toda la noche de juerga en garitos diversos,
consumir pomada o similares hasta la extenuación, estar en forma para madrugar
al día siguiente y seguir el Camí de Cavalls, tu mejor camino consiste en
acertar con la habitación de tu hotel.
Menorca también es eso. Tú también cabes. Disfruta.
6 comentarios:
Fantástico relato, Evaristo.
Deduzco por tus sabias palabras que, aunque milenaria, Menorca casi sigue tan natural, pura y virginal como yo la conocí hace más de 40 años. Que nuestra necedad no la destruya para disfrute de los que vengan dedrrás nuestro!
Lástima de corruptos espoliadores de lo de todos que ensucian con su miserable opulencia la belleza del lugar.
Un placer leer la primera entrega de la crónica, espero con impaciencia el segundo capítulo.
Gracias Evaristo.
Original y acertada forma de recordar las sensaciones que vivimos todos y todas al contemplar las maravillas que la isla nos había reservado para nuestra visita. Felicidades!
Original y acertada forma de recordar las sensaciones que vivimos todos y todas al contemplar las maravillas que la isla nos había reservado para nuestra visita. Felicidades!
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