viernes, 2 de diciembre de 2005

Bruguera, 2004: crónica de la convivencia

Bruguera, año 2004

El arte de convivir poniéndose las botas


GRmanos y Grmanas,

Además de las mensuales salidas de GR, esporádicas rutas en bicicleta y puntuales salidas de un día, un colectivo variable de
GRmanos y Grmanas se atreven a buscar selectos lugares para ponerse las botas, expresión que debe entenderse en casi todos sus sentidos. Gisclareny una vez, Bruguera en varias ocasiones y la paella anual confirman que las botas del logotipo admiten muchas variables. Y la jarra, aún más. Una de ellas se volvió a ratificar este fin de semana en uno de los pocos pueblos donde las vacas no son para uso turístico, el abono natural de animales a algunos les recuerda olores de su infancia, las gallinas aún existen por las calles y los labradores todavía no se han rendido a los “kamakos” que recuperan casas para usarlas quince días al año.
El pasado sábado, como de costumbre, concentración a las siete de la mañana en la chimenea pero con cabreo incluido. Algunos nativos y nativas terrasenses demostraron su impuntualidad manifiesta, mientras Ana cumplió a la hora prevista viniendo de Barcelona. El malhumor de Ana a ver si sirve para evitar repeticiones de este tipo. Quienes sí estaban puntuales en la parada de autobús eran los habituales jubilados. Ellos sí que sabían a dónde ir y no nosotros. Ellos nos daban envidia con su destino: Blanes era la disculpa para justificar el abundante almuerzo con café y gotas, la prescriptiva demostración comercial, la comida bien regada y compuesta de colesteroles varios y los bailes finales. Nosotros, en cambio, allí estábamos, indecisos y con cierto desorden mental. El sector femenino distribuyó por Internet una ruta y el masculino daba la callada por respuesta. Éramos 18 personas y UNA DAMA, una invitada de honor que veía el desastre organizativo, y observaba con curiosidad que en esta ocasión sólo había cuatro hombres en el grupo.
Al final, ni el Balandrau, ni el Coll de La Marrana, ni Queralbs ni otras propuestas femeninas. El objetivo se centró en el pueblo de Pardines, en subir al Taga desde aquí. La DAMA contemplaba en silencio cómo, sin decir nada los escasos representantes masculinos, las señoras Grmanas se rendían a cierta propuesta que, en voz baja para no molestarlas, una vez insinuaron los pocos GRmanos de la expedición. La DAMA fue testigo.
Raudos y veloces llegamos a Pardines, pueblo histórico para nuestro máximo jefe. En un arranque de sinceridad histórica, nos enseñó el pajar donde hace 32 años se inició en el mundo del excursionismo, cuando era muy rojo, muy de izquierdas y muy joven. Llegaron en tren, su objetivo era subir al Taga pero no encontraron la orientación de la cima y sólo bajaban hacia Ribes, quizá porque acababan con el alcohol del bar del pueblo o iban a buscar hierbas con efectos especiales. Pero eso ahora ya no le pasaría. La desorientación de Pepe ya está superada porque los Reyes Magos se han adelantado y nos sorprendió con un nuevo objeto para el ajuar patrimonial de GRMANIA: un GPS comprado con los sudores de todos y de todas.
Estaba exultante, feliz y contento con tal invento. La cantidad de posibilidades que tiene el GPS pronto nos las descubrirá y, quizá, también nos sirva a algunos para descubrir mejor el rumbo personal (cosa aún difícil para una máquina). Pardines ya puede pasar a la historia de GRMANIA como el pueblo del descubrimiento de las potencialidades tecnológicas de algunos miembros y miembras del grupo. A las máquinas que aparecieron allí me remito: el citado nuevo juguete del GPS; Pedro con un pito que ya deja muy anticuado el de García, un ultramoderno pito que, en sus laterales, va muy bien “dotado” con un termómetro y una brújula, instrumentos que deberían llevar incorporados todos los pitos en sus múltiples usos; Roser extrajo una navaja último grito para su aplicación al cmpo de la micología: por un lado tiene un filo curvo adaptado a las setas y, por el otro, una cerdas a modo de fina brocha para limpiarlas; y, por si fuera poco, Pepe nos explicó que algunos estadounidenses, a los que les gusta ser enterrados al son de la trompeta del ejército, como que quienes deben tocar ya tienen los pulmones muy “tocados”, pues han inventado una trompeta que, cuando se toca en el entierro del patriota fiambre de turno, al poner el dedo suena con el himno de Bush pero porque ya lo lleva grabado. Y la DAMA lo veía todo pero no opinaba.
Almuerzo detrás del histórico pajar iniciático de Pepe y salida de los 1218 metros de Pardinas hacia la conquista de los 2034 metros del Taga según el GPS y 2040 según la cruz de la cima. La subida, exigente, el camino lleno de excrementos que nos hacían sospechar que podía ser cierta la frase “Qui puja al Taga, s’hi caga”. Pero eran de vacas. Nadie del grupo consumó este placentero acto privado en público, aunque algunos y algunas sí lo hicieron en el bosque al día siguiente, y un GRmano hubo de interrumpir el acto y disimular ante la inesperada presencia de una pareja de excursionistas. El cuerpo de zapadores improvisó un puente para pasar un torrente, y el terreno tensaba las fuerzas. Dos fuertes repechones demostraron el estado de forma de la musculatura del grupo y justificaron las pantagruélicas comidas que nos esperaban después en Bruguera. El paisaje, sin comentarios. No vale la pena gastar palabras ante tamaña belleza otoñal. Si las fotos analógicas y digitales pueden demostrar algo de lo que vimos, las fotos mentales y espirituales de cada uno no hay tecnología capaz de superarlas. Merece la pena andar para esto. Y si uno va bien acompañado, mejor. Era éste el caso.
Prados alpinos, árboles de mil colores, la nieve que pintaba de blanco las cimas de multitud de montañas, pueblos, valles, ¿qué más se puede pedir? Todos y todas llegamos a la cima para ver el regalo visual que nos esperaba. Mientras el sudor aparecía entre caminantes en fuerte ascensión, Pepe demostraba sus capacidades y entretenía los sudores con cálculos inesperados. Al llegar arriba nos magnificó lo que veíamos con cifras para las que aún el GPS no le sirve: “Desde la cima del Taga estamos viendo el 5% del territorio español, 30.000 km2 de tierras catalanas”, manifestó el sujeto. Esa superficie es mucha pero aún es más la impresión que la naturaleza nos regalaba en cualquier dirección. No hay palabras, sólo imágenes que permanecerán para auxilio en momentos personales de bajón emocional.
El Taga fue un buen motivo para comidas varias y para orientaciones en medio de la inmensidad. Que dónde están Els Munts (¿cómo disfrutamos en su última rampa, eh?), La Mola, el monasterio de Bellmunt, Montserrat, el Puigmal. Aquí sí que algunos confundimos Roma con Santiago, qué lío con tanto montículo y protuberancias por todos los lados. Hasta La DAMA nos veía por primera vez allá arriba y mantenía un gesto de extrañeza ante las confusiones geográficas. Incluso miró con ojos curiosos cuando una señora dijo: “No voy a los GRs por equilibrio emocional” y estaba su hombre cerca. También la DAMA tuvo que escuchar cómo otra señora dijo que, mientras su hombre hacía una etapa de GR, ella también completaba otra entre ir del tendedero de la ropa a la lavadora, luego a la cocina, después a la plancha, ir de compras y subir y bajar escaleras quitando el polvo.
Bajamos del Taga en línea curva, entre excrementos, una vaca hueca (preguntadles a los buitres), caminos, campo a través, árboles con hojas pintadas de multitud de colores, sensaciones, vacas y el pueblo. Pardines, con ábside del diglo XI, con murallas del siglo XIII y ya bastante conquistado por urbanitas de fin de semana. De Pardines a Bruguera.
Llegamos, descargamos, nos quitamos unas botas porque pronto el gore-tex se cambiaría por buenas viandas. La organización fue perfecta porque los estómagos de los GRmanos y Grmanas ya tenían otro excelso objetivo muy bien conseguido: ponerse las botas comiendo y bebiendo. Vinos de varias clases con los sumilleres Pedro y Roser, castañas y castañera cada vez más profesional como Ana, chorizos cacereños también de Ana, ensaladas y verduras con piñones y beicon muy bien construidas por Fina, licores y productos de todos y todas(para qué citar más nombres), pastelería que bien merece coger algún kg., todo bajo la dirección del cocinero jefe Ramón Alcaraz. Todos le ayudamos después a deconstruir sus creaciones y las de los demás. Con tanto nivel, la cena fue larga y la sobremesa, curiosa. La DAMA nueva en el grupo se daba cuenta cómo la mayoría de señoras se situaron en un extremo de la mesa, lejos de los escasos hombres, contando chistes verdes, riéndose estruendosamente, imitando cierto espíritu cuartelero, mientras los pocos varones aprovechaban sus neuronas útiles para profundizar en la figura de Moya (perdón, Franco) según el libro de Paul Preston. La DAMA invitada en esta convivencia no comprendía cómo había tal contraste en los temas y cómo las señoras sólo dejaban escuchar sus chascarrillos a un adolescente. Así, entre bromas, fuego a tierra, bebercio e incensante tintineo de vidrios llenos de destilados, se cerró la sesión a las 02,15 horas de la mano de dos hombres y una mujer en medio.
A la mañana siguiente, la del alba sería cuando otra vez dos hombres y una mujer salieron a buscar setas y ver ¡qué paisaje!. El desayuno en grupo fue demoledor. Los estómagos no tuvieron tiempo para recuperarse. Los ácidos no gozaron de un minuto de descanso. Para rematar tamaña bacanal, algunos como Pepe se salieron del guión, vieron una botella-trampa que trajo Cati con el rótulo “hierbas ibicencas”, pensó que era “güisqui hippy” según sus palabras, trasegó un buen trago y remató el desayuno con un lingotazo de destilado maltés de las altas tierras de Escocia. Después, en la excursión que Gil y Rosa Gil nos prepararon, en la cima bebió agua y aseguró que aquel producto le sabía raro (acostumbrado a otros brebajes, ya no identificaba el “sabor” del agua).
Para asentar el desayuno, Rosa y Gil nos prepararon una excursión a la cima de Sant Amand, a 1847 metros. Dejamos los coches en el Coll de Jou, cerca de la subida al Taga desde esta parte, y la sabia naturaleza nos regaló un espectáculo sobrecogedor y gratis. Dos neorrurales kamakos reconvertidos en un simulacro de vaqueros pretendían convencer a un ternero para que cruzara hacia el otro lado de un camino. Tamaños cerebros demostraron sus dotes ganaderas haciendo lo que el ternero quería y haciendo dudar de quién demostraba tener más cerebro. Los individuos se vieron superados por el animal, pidieron auxilio a dos acólitos más y aquello ya era propio de un rodeo americano con cowboys borrachos. Incapaces de nada más que de ver al animal a distancia, debieron quedar extenuados y al final el animal, él solo, se convenció de que si pasaba era porque él quería, no por los conocimientos ganaderos que aquellos portentos.
Ascensión a Sant Amand, encima de Sant Joan de les Abadeses, Ripoll i Campdevànol, descanso general, solaz y reposo necesarios para afrontar el ponerse las botas en su último capítulo. La DAMA ya hacía sus piruetas por las cimas y hasta le gustaba este personal, sobre todo cuando le daban de comer. Esta DAMA no tenía problemas de línea y se zampaba todo. Igual que nosotros que, a la hora de comer, aún se atacó a pasta fresca con salsa boloñesa, ensaladas variadas, pollo al horno con patatas fritas, pasteles sobrantes, más castañas y vinos y cavas.
Mientras ya atacábamos a los postres tuvimos la agradable visita de Paco Troya y señora. Y LA DAMA se alegró mucho porque también pudo hacer amistad con una nueva miembra llamada Noa. Dos nuevas en la lista. Los cafés dieron paso a la lectura del libro de cuentas de Pepe. Pretendió convencernos de que pagáramos unas cantidades sin haber hecho una auditoría previa. Se le hizo caso por ser quien es, por lo que representa y sobre todo porque se sometió al dictado de los números sin alcohol en el cuerpo.

Todo acabó con el reparto de la comida sobrante en unos paks elaborados por señoras, con la reserva de una caja especial de comida menos perecedera para empresas posteriores y con el convencimiento general de que vale la pena seguir cultivando el arte de ponerse las botas de esta manera.

(Post Data: LA DAMA es la perra de la Grmana Rosa y Noa es también la perra del GRmano Paco Troya)

Terrassa, 7 de noviembre de 2004

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