La búsqueda interior en el stage de pretemporada
GRmanos y Grmanas,
Este garabateador de signos electrónicos se permite inaugurar la temporada después de reflexionar durante un fin de semana en el Prepirineo.
Como sabéis, este curso excursionista se inicia con cierta carga de religiosidad. La participación en la romería del 2 de octubre por parte de un grupo, que pretende hacerse cargo de otra especialidad para su currículo, está abriendo nuevas vías espirituales.
Para seguir con tal dinámica de búsqueda interior, y también para entrenar los cuerpos(algunos con evidentes protuberancias cerveceras) el Grmano Jaume propuso un stage “en un marco incomparable” las faldas del Pedraforca. Entre caminantes fijos y quienes se añadieron se formó un grupo de 23 personas con evidentes ganas de ejercitar extremidades pero también de estirar las mandíbulas y trasegar por el gaznate combinados etílicos a la sombra del Pedraforca, mientras pretendíamos encontrarnos en la casa “La Mare de Deu del Roser”, en una preciosa zona que ya la hemos señalado como centro de más peregrinaciones.
La logística quedó centralizada en Jaume, Pepe y Fina. De hecho, uno de estos GRmanos el pasado sábado levantó muchas expectativas por el centro de Terrassa. Al parecer los madrugadores paseantes por la Rambla quedaron hipnotizados y estupefactos con la figura de un caminante convenientemente equipado, que llevaba una enorme mochila a sus espaldas, pero que, en vez de llevar el atuendo y los víveres para una excursión, le asomaban por todos lados y bolsos hojas, hojas y más hojas de lechuga. Pero el tal “Capità Enciam” no se conformó con sólo un forraje sino que sus manos cargaban dos enormes bolsas de tomates. Casi acabó con las existencias de las paradas del Mercat. Risueño y feliz, Jaume se presentó en el punto de salida, quizá pensando que a esa tropa le debería dar vegetales para compensar las tentaciones estivales de la carne. El resto de “comercio y bebercio” fue muy bien pensado y comprado por los auxiliares de Jaume, Pepe y Fina. La intendencia, perfecta. Felicidades.
Una vez que la primera expedición llegó a Gisclareny, se extasió con el paisaje y también con la casa rectoral (sede del stage), con la espiritualidad del ya fallecido Mosen Cima y con un paisaje digno de ser visto en más ocasiones. Para disimular otros objetivos de la concentración, al parecer el grupo intentó seguir una señales verdes y blancas. En una mochila, según testigos presenciales, iba una cantimplora que en principio llevaba agua pero que posteriormente se vació y se llenó de vino. ¿Sabéis de quién fue tal idea, ya que bota no llevó?
Después de horas y más horas de deambular por el parque del Cadí-Moiixeró, divisaron un área de esparcimiento cerca de Bagà. Estaban fuera de las señales pero contentos, aunque la infancia que iba ya acusaba los efectos de seguir tantas rayas y dieron señales de hartura. ¿Qué hacer?, pues llamar a la base y que venga los coches de apoyo. Mientras venían, el grupo más selecto se enfiló por la carretera de vuelta a Gisclareny. Alegaban que subiendo rampas del 13% se preparaban para la Matagalls. Uno de los coches-escoba le insinuó a nuestro jefe máximo si se subía para aligerarle tan fuerte entrenamiento. Su mirada fue de extrema crueldad. ¿Cómo iba a subir él a un coche, dónde quedaba su honor y sus cuádriceps?
Mientras el reducido grupo coronaba el coll de Escriga, previo a una bajada del 15% que desembocaba en la recta final hacia la casa de Gisclareny, de pronto se produjo un acontecimiento inesperado: nuestro jefe, que se negó en principio a subir al coche de apoyo, ahora venía orgulloso montado como copiloto en el coche de la segunda expedición, conducido por Ramón López. Para escabullirse y disimular las razones auténticas del abandono del reto, alegó que había subido porque Ramón era su liebre en la Matagalls y si ella venía en un coche, ¿qué iba a hacer él? Seguirle, pero motorizado. Entre este hecho y el ya famoso viidrio de la fuente de Folgars, sólo nos queda desearle una feliz Matagalls-Montserrat.
Todos lavados y lavadas en la casa, llegó la hora de la cena: forraje y más forraje de Jaume pero también múltiples viandas, todo colocado en la parte central de una mesa ideada por capellanes y rectores con mucha sabiduría y experiencia culinarias: en la parte central había un artilugio que giraba con los platos encima. Así se evitaban esfuerzos innecesarios y hasta hubo alguien que dijo que de esta forma “se democratizaba la comida”. La verdad es que no paraba de girar el invento.
Todas las comidas estuvieron regadas por un líquido negro escogido para la ocasión. En la casa “Mare de Deu del Roser”, vino DEL PRIOR llamado “Barrilete”.Pero no sólo eso. Cati, aún bajo el efecto jet lag y con el recuerdo de sus andanzas y elevados paseos por el Machu Pichu, nos sorprendió con un combinado de pacharán, Ramón nos trajo un cava que dijo que no se subía a la cabeza, Pepe con una mezcla de limón que alegaba que era de baja graduación. Con todo esto, el único que se levantó tarde y con destrozos varios en su semblante fue quien nos cobró un cava “sin efecto resaca”, Ramón.
En fin, dejo otros detalles. Sólo deciros que el domingo por la mañana, para justificar el pantagruélico desayuno y hacer sitio para la abundante comida, fuimos a la ermita de Sant Miquel de Turbians, uno de los sitios más amados por Mosen Cima. Antes estuvimos en el mirador Albert Arilla, mirador con indescriptibles vistas al Pedraforca, en el que había una placa con una frase que justifica parte del stage. Dice así:
“El que queda rere nostre i el que s’esten davant
són engrunes comparat amb la inmensitat que ens viu a dins”
Ralph W Emerson
Quienes fuimos hemos quedado en volver e invitaros a venir. Y lo de la espiritualidad se supone que forma parte de cada uno, pero también la hubo en medio de un ambiente de hermandad que, junto con el entorno, favorecen el mejor crecimiento interior.
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