viernes, 2 de diciembre de 2005

Octava etapa, 23 de abril de 2005: octava etapa, de Camps a Salo

Octava etapa: de Camps a Salo

La celebración de Sant Jordi por el Bages con un GPS desorientado


GRmanos y GRmanas,

Transcurridos unos días de probar los primeros 50 años, en tal fecha como hoy nuestro Decano del Colegio de Senderistas (copio el título original de Paco García), comandante en jefe y Camarlengo mayor (copio del Vaticano), nos ha sorprendido gratamente en el habitual punto de encuentro y salida con detalles muy significativos propios de esta fecha, 23 de abril. Pepe y sus ayudantes, Fina y Fede, quisieron elevar el espíritu cervantino del ya de por sí culto grupo y EL QUIJOTE fue el regalo escogido para presentes y ausentes, junto con la tradicional rosa, todo sin discriminación de sexos. Detalles tan acertados a primera hora de la mañana impresionaron al respetable, estimularon la lectura o relectura de tan magna obra e invitaron a afrontar los retos de GRMANIA con actitudes quijotescas muchas veces, aunque también el sentido común de su inefable ayudante se deba imponer muy a menudo.
Pero si de impresiones iniciales hablamos hubo más. Para empezar, la moda y el destape primaveral ya se presentó en la pasarela de la avenida Ángel Sallent con el modelo bermudas largas, calcetín blanco alto y zapatilla de andarín de Manel. Alegó que servía también para mostrar sus extremidades inferiores y propiciar la refrigeración de zonas intermedias. Sus justificaciones causaron efecto y, a medida que pasaban los kilómetros y el sol calentaba el ambiente, el sector “homo” no paró de enseñar sus blanquecinas y peludas piernas. De momento el sector femenino no se sintió aludido y aguantó mejor los sofocos primaverales. Por otra parte también, como casi siempre, la tercera edad nos visitó antes de partir. Una viajera despistada preguntó si nosotros éramos “los del jamón” y, desgraciadamente para ella y también para nosotros, le aclaramos que nuestro destino no era este suculento manjar.
Con el microbús convertido en bibliobús floral, raudos y veloces confiamos nuestros cuerpos a un joven y nuevo conductor. Camps fue el inicio de un recorrido aparentemente corto y muy bien estudiado por Fede, el cual nos envió dos mensajes previos a la etapa en los que aparecían dos mapas muy trabajados, con tantos puntos marcados que luego pensamos que el GPS nos guiaría sin pérdida. Una máquina que se nos presenta como devoradora de energía en forma de pilas, castigadora de cargadores y, como veremos, a veces también desorientadora de andarines. Pero Fede hizo más de lo que pudo, con una inversión de tiempo que se le debe agradecer, aunque esta vez no le lució porque, como a menudo pasa, quien hace algo tiene más posibilidades de confundirse que los que casi nos da calambre el GPS de sólo mirarlo. Sirva este alegato para enmendar comentarios posteriores y que no desanimen a quien realiza un gran trabajo de interpretación y marcaje del territorio GR con el GPS en la web oficial. No obstante, los toques de humor son necesarios, recordad aquello que alguien dijo: “La única forma de hablar de las cosas serias es hacerlo en broma”.
El Bages en primavera es un verde vergel de montaña baja pero con pronunciados desniveles y campos cultivados por los pocos labradores que aún quedan. Masías, restos de construcciones ya abandonadas, el romero y otras hierbas aromáticas en plena floración, caminos polvorientos libres en esta ocasión de maquinaria urbana tipo motos y quads. Quienes tienen la suerte de ver cumplido el sueño de “la casa y l’hortet”, se fijaban en las plantaciones de verduras y hortalizas y ya se veían con el lomo encorvado planificando las siembras en los próximos días. Los demás, algunos desertores del arado, nos consolábamos con los recuerdos de la infancia y con la observación de los procesos de la evolución de la vida en la naturaleza.
Sendas, caminos amplios, cubas protectoras de lo que se nos avecina con frases del tipo “ADF amics dels boscos”, bosques, paradas para reagrupar y también para el almuerzo. Como siempre, hubo un antes y un después de la manduca. Aposentadas nuestras reales en la parte trasera de una casa en recuperación (en la parte pobre, la otra eran “habitaciones con vistas”), nuestro GRmano Paco Ortega nos ayudó a humedecer los resecos gaznates con su bota de chorro amplio y un vino del Penedès de 14 grados que propició mejorar el ambiente del buen yantar. Buen detalle en estos momentos en que la bota propiedad de GRMANIA está convaleciente y se desconoce su posible recuperación. No había prisa para seguir, grupillos de conversadores se regodeaban con la amena charla pues la etapa parecía corta y “muy bien estudiada”. No podía faltar la mención al nuevo “pastor alemán” vaticano y su enrabietado discurso hacia las decisiones de Zapatero sobre el matrimonio homosexual, o la propuesta de métodos para que el personal descargue los correos electrónicos de la web oficial y desbloqueen el espacio necesario para colgar nuevas fotos, y para ello nuestras autoridades digitales distribuyeron una encíclica aclaratoria de qué hacer para dejar el espacio libre. Y quien no lo haga recibirá una corrección más amable que la de Benedicto XVI.
El tramos final por el Bages estuvo lleno de entuertos provocados por los incendios y por “el afeitado de caminos y marcas”, resultado del trabajo de una máquina, según interpretación de Pepe. Una empresa ardua el orientarse por este entramado de caminos, árboles quemados, bancales caídos, marcas desaparecidas por las piras incendiarias de temporadas estivales anteriores. En medio de esto, llegó a tal punto la desorientación que en varias ocasiones se oyó la expresión “Me huele mal” válida tanto por no saber escoger la ruta como porque al lado había una de tantas granjas de cerdos en plena producción. Los oteadores del camino bueno y quien llevaba el GPS hicieron lo que pudieron pero, como sus supuestas orientaciones no eran acertadas, esto propició serias amenazas de degradación de cargos para que constara en la hoja de servicios: “de ser candidato a tener un diploma has pasado a una mención honorífica, y si sigues así te quedarás con un accésit o con un arresto” ( a figurar como otros, en el Consejo de Estado, versus Aznar, pero cobrando 12 millones de pts. al año por ¿qué hacer?).
Dudas y más dudas, pero seguimos adelante en una etapa que los elementos nos la pusieron difícil. También hasta nos vimos acompañados a los lados de los caminos por animales tan pequeños y laboriosos que provocan miedo. Nuestro webmaster y atleta de honor pasó cerca de ellos con cuidado “por si las moscas”, pero en realidad eran abejas y una le saludó con una dolorosa picadura.
Sin embargo, el momento más memorable y propicio para inmortalizarse con una foto aérea ocurrió en el tramo final del recorrido, en una zona que formaba una amplia curva. Todos nos veíamos con perfiles varios en distintas curvas de nivel y en actitudes que rozaban la comicidad: uno arriba de un montículo oteando alguna raya blanca y roja, otras en el un extremo tratando de descubrir lo que no se veía, unos en avanzadilla sin saber qué hacer, el grupo intermedio a merced de órdenes cruzadas y contrarias, los de detrás queriendo imponer a todos los dictados del GPS, el cual debía implorar alguna ayuda celestial cuando debía ordenarnos por dónde ir y fiarse de datos erróneos introducidos involuntariamente. Ante esto, ¿qué hacer? Se impuso la cordura y se solicitó la opinión del Decano del Colegio de Senderistas, el cual obró con rectitud y le hizo más caso a su sentido común que a su juguete orientador en manos de familiares allí presentes. Continuamos por el camino indicado previamente por un lugareño, lo que nos demostró que los nativos no dominan para orientarse más que el conocimiento del terreno transmitido de generación en generación. Pronto el destino final: Salo, delante de nuestras narices.
El lugar escogido por Roser para abrevar fue Callús, y muy bien escogido por cierto. Lástima que Àngels no nos guiara en su pueblo, uno de los primeros núcleos del Estado en que Internet y el resto de Tecnologías de la Información y de la Comunicación se extendió por todo el pueblo, todo impulsado entre otros por un grupo de emprendedores maestros. El bar que nos acogió nos sorprendió con un buen ajuar de jarras y su dueña, nada más llegar, cayó en manos de los consejos de Manel. En una operación de clara manipulación mental, le alegó que debían ser servidos primero quienes solicitaban cervezas bautizadas con gaseosa o sucedáneos, por ejemplo él. Y la incauta cayó en sus redes, vanagloriándose de jugar con ventaja y ser el primero en beber. Pero el rostro de él y del resto de los varones quedó absorto cuando cada mujer del grupo recibió el regalo de una flor, un grato detalle si no fuera porque en este caso la tradición sirve para discriminar en este bar a los capullos que allí estábamos. Pero bienvenidos sean también esos otros entregados a nuestras GRmanas.
Parafraseando a nuestro jefe, en la “Diada de la llengua i dels enamorats i enamorades catalanes”, se impone acabar felicitando en público a nuestro GRmano Jordi Herrera en su día (ya vale para la Diada pasada y la próxima, Jordi) y también recordar al resto que no ha venido, pero que tiene reservado su QUIJOTE particular. Y muy en especial a dos personas que se encuentran con problemas de salud pero que felizmente se recuperan y pronto esperamos contar con su presencia: Charo, ¡ánimo! Nos veremos en un próximo GR y también a un gran deportista al que esperamos en Âger, en La Seu d’Urgell y Andorra y en lo que se tercie: Gil (marido de Rosa Gil). ¡Ánimo también!

Evaristo

Terrassa, 23 de abril de 2005

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